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Stone - Split Second

La detective Rachael Stevens del Departamento de Policía de Atlanta se ve envuelta en un tiroteo donde muere su compañero. Este suceso va a provocar que su mundo se venga abajo. Chase Davidson, teniente de Asuntos Internos es asignada para investigar el caso. ¿Podrá Chase exonerar de toda culpa a Rachael?

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Stone - Split Second

La detective Rachael Stevens del Departamento de Policía de Atlanta se ve envuelta en un tiroteo donde muere su compañero. Este suceso va a provocar que su mundo se venga abajo. Chase Davidson, teniente de Asuntos Internos es asignada para investigar el caso. ¿Podrá Chase exonerar de toda culpa a Rachael?

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SPLIT SECOND

de STONE

TRADUCTORA: Shadow © 2023

REVISADO POR: charisen


SINOPSIS

La detective Rachael Stevens del Departamento de Policía de Atlanta se ve


envuelta en un tiroteo donde muere su compañero. Este suceso va a provocar
que su mundo se venga abajo. Chase Davidson, teniente de Asuntos Internos
es asignada para investigar el caso. ¿Podrá Chase exonerar de toda culpa a
Rachael?

Descargos de la autora:

Descargo de responsabilidad: La historia y los personajes son míos y me


gustan mucho, así que por favor no los reproduzcas, publiques o vendas sin mi
permiso.

Advertencia: Esta historia contiene violencia y un poco de blasfemia. Estamos


hablando de policías.

Advertencia: Si no te gusta el sexo entre dos mujeres, entonces esta es la


historia equivocada.
INDICE

PARTE 1
PARTE 2
PARTE 3
PARTE 4
SPLIT SECOND de STONE

PARTE 1

—¡Para! No aguanto más. —Rachael Stevens soltó la sábana de la cama


y apretó la mano en la cabeza de pelo entre sus piernas, pero rápidamente la
soltó dándose cuenta de que sólo alimentaba sus acciones—. Por favor, Lauren.
Me voy a morir. Si no muero de agotamiento entonces... voy a... morir de hambre.
—Mientras sus caderas comenzaron a empujar contra la boca insistente,
Rachael alcanzó las manos que eran como mordazas en sus nalgas. Antes de
que pudiera intentar quitar las manos de Lauren, el cuerpo de Rachael se puso
casi erguido mientras su tercer orgasmo de la tarde desgarraba su cuerpo—. Eso
es todo, Lauren. Aléjate de mí. No puedo mover ni un músculo.

Lauren se rio mientras subía por el cuerpo de Rachael.

—¿Pero? 5
—¿Pero? No hay peros. ¿Intentas matarme?

—Rachael, no te he visto en dos semanas.

Rachael se rio.

—Me has visto casi todos los días durante las últimas dos semanas.

Lauren se quedó mirándola con un mohín de enfado.

La repentina sonrisa de Rachael fue sexy.

»Bueno, es verdad.

—Sabes lo que quiero decir. No he podido tocarte en casi dos semanas.

La fuerza de Rachael estaba volviendo así que fue capaz de hacer rodar
a Lauren fuera de ella.

—Eso no es culpa mía. —Lauren trató de tirar de Rachael hacia ella, pero
ella rodó lejos—. No, tenemos que hablar.
SPLIT SECOND de STONE

Lauren se dejó caer sobre las almohadas y se tapó los ojos con el brazo.

—¿No podemos hablar más tarde?

—No. Tengo que trabajar más tarde.

—Maldita sea, Rachael. Acordamos que nos tomaríamos el día libre.

Rachael le tocó el brazo para intentar calmarla.

—Lo sé, lo sé. Lauren, si no fuera importante no iría, pero llevo días
intentando que esta chica quede conmigo. Tengo que ir. Ella podría tener la
información que David y yo necesitamos para cerrar este caso antes de que
alguien más muera.

—Bueno, entonces supongo que tenemos que dejar de perder un tiempo


precioso. —Empezó a morder suavemente el cuello de Rachael.

Rachael tomó la cara de Lauren entre sus manos antes de que pudiera
despertar su cuerpo, de nuevo.

—No he terminado de hablar. 6


Lauren gimió.

—No quiero hablar. Quiero volver a tu cuello y encontrar ese punto que te
hace olvidar cómo hablar.

—Hablo en serio, Lauren. Hace meses que no hablamos. Cada vez


pasamos menos tiempo juntas en privado. Realmente necesitamos hablar.

Lauren supo por el tono de voz de Rachael que no habría manera de salir
de esta conversación.

—Tienes razón. ¿De qué quieres hablar?

Rachael acomodó las almohadas contra el cabecero y se sentó contra


ellas. Cuando levantó la vista, se dio cuenta de que Lauren había enfocado sus
pechos.

—¿Lauren?

Al oír el tono de regaño en la voz de Rachael, Lauren dejó que su mirada


se moviera del pecho de Rachael a sus ojos.
SPLIT SECOND de STONE

—Lo siento, eres tan condenadamente hermosa. Es difícil esperar que me


siente aquí sin tocarte cuando estás tan cerca... desnuda, debo añadir.

Rachael se sonrojó al devolverle la mirada ferviente.

—Lo entiendo perfectamente. Tal vez deberíamos vestirnos y tratar de


encontrar algo de alimento antes de tener esta conversación.

Lauren se apresuró a sentarse.

—No. Puedo... y me controlaré. —Dejó que una sonrisa seductora


jugueteara en sus labios—. Déjame disfrutar de la vista mientras hablamos. He
echado de menos estas vistas. —De nuevo, admiró el cuerpo de Rachael con
una lenta mirada desde los ojos de Rachael hasta los dedos de sus pies.

Todo el cuerpo de Rachael pareció sonrojarse ante la mirada y las


inesperadas palabras.

—Puedes ser todo un encanto cuando quieres, Lauren Henderson.

Lauren se limitó a sonreír y siguió disfrutando de la vista.


7
Rachael esperaba ponerse al día de lo que estaba ocurriendo últimamente
en la vida de Lauren. No habían pasado mucho tiempo en privado juntas en los
últimos meses y esos breves encuentros los pasaban en la cama.

—Te vi en Frankie’s el miércoles por la noche. Tenías buen aspecto.

Lauren apartó la mirada antes de responder.

—Gracias. Pensaba que odiabas ese restaurante.

—Yo sí. Llevé a David para que cenara con su mujer. Insistió en que
entrara a saludar. El hombre sentado a la mesa contigo me resultó familiar.

Lauren miró hacia la cama y empezó a juguetear con la ropa de cama.

—Debería. Era Eric Holmes, el ayudante del fiscal.

—Parecía que estabais en una conversación intensa. ¿Metimos la pata


en algo para dificultar su trabajo o algo así? ¿Te estaba haciendo pasar un mal
rato?

Hubo un largo silencio incómodo antes de que Lauren mirara a Rachael.


SPLIT SECOND de STONE

—No, no me lo estaba haciendo pasar mal. —Volvió a mirar hacia la


cama—. No era trabajo.

Rachael subió la sábana para cubrir sus pechos sintiéndose muy


expuesta de repente.

—¿No era trabajo? ¿Qué quieres decir? —Rachael sabía que Lauren
salía de vez en cuando para mantener la pretensión de ser heterosexual, pero el
tono de voz de Lauren y la expresión de su cara eran angustiantes.

Lauren no pasó por alto el hecho de que de repente había perdido el


privilegio de ver el cuerpo de Rachael.

—Lo siento, Rachael. Era una cita.

Rachael detestaba hablar de esta parte de su vida, pero se sentía


impulsada a continuar por una molesta sensación de que, de algún modo, esto
era diferente.

—¿Cuánto tiempo llevas saliendo con él? Como he dicho, ambos os veíais
intensos.
8
—No lo sé. Un tiempo. —Una vez más, miró hacia otro lado. Rechazando
la mirada de Rachael—. Es un hombre muy dulce y paciente. Te gustaría,
Rachael. Es un buen hombre.

La tolerancia de Rachael hacia el tema se estaba volviendo demasiado


difícil. Agarró con más fuerza la sábana que ya tenía pegada al pecho.

—¿De qué va esto? Lauren, ¿qué es lo que no me estás diciendo?

Lauren sabía que ese momento llegaría, pero no estaba preparada para
el duro dolor que sentía en el corazón. Sabía desde hacía tiempo que estaba
enamorada de Rachael, pero pensaba que tenerla cerca haría más llevaderas
sus vidas separadas. Había trabajado duro para conseguir su puesto y ambas
habían acordado que no pondrían en peligro sus carreras si permitían que se
conociera su romance. Su puesto como segunda mujer jefe de la policía de
Atlanta y el nuevo ascenso de Rachael a la División de Delitos Sexuales eran lo
más importante para cada una de ellas.

—¿Qué? ¿Qué no estoy diciendo? Rachael… Eric me ha propuesto.

Rachael no pudo hablar al principio. Supuso que lo había entendido mal y


se apresuró a aclararlo.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Propuesta? ¿Cómo una proposición de matrimonio?

La voz de Lauren era apenas audible.

—Sí.

Rachael habló en voz alta, pero estaba dejando que los pensamientos que
pasaban por su mente tuvieran voz, no hablándole a Lauren.

—Espera un momento. Has estado… saliendo con él un tiempo.


¿Vosotros dos estabais teniendo una... conversación muy intensa? —Cerró los
ojos—. ¿Cuánto tiempo llevas acostándote con él?

Lauren le tendió la mano.

—¿Rachael?

Rachel se apartó bruscamente y la miró fijamente.

—Lauren, ¿cuánto tiempo?

Lauren agachó la cabeza y juntó las manos. 9


—Cuatro meses.

Rachael se sentía mal. Se bajó de la cama y se levantó sobre piernas


temblorosas, envolviendo su cuerpo aún desnudo con la sábana.

—Quiero que te vayas. —Su voz era demasiado tranquila incluso para sus
propios oídos.

—Podemos hablar de esto, Rachael.

Rachael se volvió y la miró como si estuviera loca.

—No hay nada de qué hablar. Sólo... vete.

Lauren empezó a vestirse lentamente.

—¿Por qué has esperado hasta ahora para preguntarme por Eric? ¿Por
qué no me lo has preguntado cuando he llegado?

El dolor y la confusión de Rachael se convirtieron rápidamente en ira. Se


rio sarcásticamente y empezó a caminar hacia la puerta del dormitorio.
SPLIT SECOND de STONE

—Eso habría sido difícil con tu lengua en mi boca y mi ropa volando por
toda la habitación.

—¡Rachael, espera! —Lauren se apresuró a cogerla—. Tienes que


dejarme explicarte. Tenemos que hablar.

—¡No! Tienes que irte. —Rachael caminó a su alrededor y abrió la


puerta—. ¡Ahora!

Lauren salió dando un portazo y Rachael se durmió llorando.



—¿Has estado bebiendo? —Rachael Stevens fulminó con la mirada a su


compañero, David Snell, mientras estaban de pie en el aparcamiento
subterráneo, el resplandor de una luz cercana los bañaba de naranja.

Hacía sólo unos minutos que habían salido de la comisaria, pero Rachael
10
ya estaba sudando, con los riachuelos de humedad acumulándose entre los
omóplatos y recorriéndole la espalda. Agosto no era un buen mes para Atlanta y
había empezado el turno de mal humor. Tenía los ojos hinchados y rojos de tanto
llorar y sólo quería olvidarse de Lauren Henderson durante un rato. No
necesitaba a David fuera de sí. Ya tenía bastante con lo de esta noche.

Como él no respondió, ella repitió su pregunta.

»He dicho que si has estado bebiendo.

—Rachael, ¿qué vas a hacer si la respuesta es sí? —Apoyando los codos


en el techo de su coche sin matrícula, un Crown Victoria de cinco años que había
vivido tiempos más felices, David le dedicó una sonrisa ladeada—. ¿Azotarme
por ser un chico malo?

Ella entrecerró los ojos y le miró fijamente.

Cuando se incorporó a la División de Delitos Sexuales del Departamento


de Policía de Atlanta, Rachael había oído muchos rumores sobre David Snell y
sus éxitos. Según algunos, sus ascensos habían sido demasiado rápidos y
fáciles. Rachael estaba tan emocionada por haber sido asignada a la prestigiosa
unidad que no le había importado lo más mínimo.
SPLIT SECOND de STONE

Sin embargo, ante semejante éxito, se había preparado para alguien


arrogante y detestable, alguien que tendría libertad para constantes burlas e
insinuaciones sexuales que eran habituales en el departamento de policía. Se
había comprometido de antemano a descartar cualquier problema. Ese tipo de
gilipolleces formaban parte del trabajo en un mundo de hombres. Pero David la
había sorprendido. Rumores aparte, no se le había insinuado ni una sola vez y,
lo que era más importante, había resultado ser mucho mejor policía de lo que
ella esperaba. Hasta hace poco.

En los últimos meses, Rachael se había sentido como si estuviera viendo


un accidente de coche a cámara lenta. El excelente agente con el historial de
detenciones que ella envidiaba había empezado a desaparecer, pieza a pieza.

Primero llegaba al trabajo sin preparación y confuso, con la ropa


desaliñada y la cara sin afeitar. Sus horarios se habían vuelto erráticos y su
comportamiento imprevisible. El viernes pasado, le pareció percibir un olor a
alcohol cuando pasó junto a él en el pasillo. Esta mañana, cuando volvió a olerlo,
estaba segura.

—No, no voy a darte unos azotes. —Cerrando de golpe la puerta del


coche, Rachael rodeó la parte trasera del vehículo y se acercó a donde él estaba. 11
De cerca, los vapores eran muy fuertes y ella arrugó la nariz con disgusto—. No
voy a hacer nada contigo, Snell, ni siquiera trabajar. Eres un desastre a punto de
ocurrir.

Le puso la mano en el hombro y se inclinó hacia ella. Ella tuvo que


contener la respiración.

—Ha sido un mal día, Rach. Dame un respiro y te lo compensaré, te lo


prometo.

Le miró a los ojos enrojecidos, y la negativa que había estado a punto de


expresar se extinguió en sus labios junto con su ira. La repentina e inesperada
desesperanza en su mirada la sorprendió, pero Rachael la ocultó.

—David, ¿qué pasa? —Habló con calma, como si se dirigiera a un niño—


. ¿Qué te pasa? Hace semanas que no eres tú.

Se rio, pero el sonido era hueco.

—¿No he sido yo? ¿Qué demonios soy? ¿Dónde estoy? ¿Quién soy? —
Se apoyaba tanto en ella que Rachael tuvo que apoyar la cadera en el
guardabarros para mantener el equilibrio—. Dime cómo ser quien soy y estaré
encantado de actuar como se supone que debo hacerlo.
SPLIT SECOND de STONE

El sonido de voces resonó sobre el hormigón y Rachael levantó la vista


para ver a un grupo de agentes uniformados que salían del ascensor. Sintió sus
miradas en el garaje caliente y húmedo e intentó retroceder, pero David la sujetó.
Alguien soltó una risita y luego sonaron unas carcajadas.

—Dime quién soy, Rachael. —Su voz suplicante tenía una calidad que
ella no había oído antes—. Dime quién soy porque estoy en equilibrio sobre una
delgada línea aquí, nena.

Rachael le quitó las manos de los hombros y las dejó caer, su discurso
incoherente era demasiado extraño para entenderlo.

—Vete a casa y ponte sobrio, David. Llamaré a todos y cancelaré lo de


esta noche. —Empezó a alejarse, pero su respuesta la detuvo.

—No puedo.

Se volvió y lo miró, enarcando una ceja.

Sacudió lentamente la cabeza.

Rachael se apoyó en el coche. 12


—¿No puedes qué?

—No puedo ir a casa. Christena dice que soy un perdedor y un bicho raro
y me ha echado. He tenido que irme… —Parecía que quería llorar, pero
consiguió ahogar las lágrimas en el último momento.

—¿Jesús, David? —Rachael regresó a donde él estaba, una ola de


remordimiento por su actitud insensible barriendo sobre ella—. Mierda, tío, lo
siento mucho. —Rachael lo sabía todo sobre familias destrozadas por el estrés
que generaba su trabajo. Ella había crecido en una.

David levantó la mirada y sus ojos volvieron a encontrarse. Rara vez


mencionaba a su mujer, pero Rachael había sospechado que tenía problemas
en casa por esa misma razón. Tenían un hijo, un niño llamado Jason. La mayoría
de los hombres felizmente casados que conocía nunca hablaban de sus mujeres
e hijos.

»Lo siento mucho. David, no tenía ni idea de que las cosas estuvieran tan
mal.

Parpadeó.
SPLIT SECOND de STONE

—Yo tampoco.

Permanecieron en silencio junto al coche, David en evidente miseria,


Rachael imaginando los rumores que sin duda llegarían. En cuanto se habían
hecho compañeros, un grupo de apuestas había empezado a predecir cuándo
se enrollarían. Todo aquello la había irritado, sobre todo cuando se enteró de
que David no se molestaba en desmentir las habladurías, pero con el tiempo se
había sentido tan agradecida de que nunca se le hubiera insinuado que lo dejó
pasar. Al parecer, lo único que quería era presumir, así que ¿qué más daba?
Ahora no podía evitar sentir lástima por él. Suspiró pesadamente.

—Dame las llaves. —Extendiendo la mano, hizo un gesto—. Voy a


conducir y tú puedes dormir en el coche mientras hablo con la chica.

Su expresión se llenó de gratitud y empezó a hablar, pero ella levantó la


mano y lo detuvo.

»No digas nada —le exigió bruscamente—. Contrólate, ¿vale? No puedo


hacer mi trabajo y también el tuyo.

Él asintió y murmuró un gracias, entregando las llaves. Un segundo


después, ella estaba al volante y él se había desplomado en el asiento del
13
copiloto. Antes de que pudiera conducir el gran coche por la rampa hasta la calle,
ya estaba dormido.

Sacudió la cabeza con tristeza. Rachael siempre había querido ser policía,
pero lo que más odiaba de esa vida era cómo sufrían las familias de los agentes
de la ley. Su madre había huido de su padre policía antes de que Rachael dejara
los pañales. Era la menor de la familia y la única niña, pero tenía tres hermanos
mayores. Todos estaban también en el negocio y, entre todos, tenían cuatro ex
mujeres y una pendiente.

El destino de David estaba sellado. Él y Christena se divorciarían, el niño


sería arrastrado como un saco de patatas de una casa a otra, luego cada uno
encontraría a otra persona y empezarían de nuevo, haciendo que un nuevo
cónyuge fuera tan desgraciado como el anterior. Rachael se estremeció ante su
cinismo, pero no podía negar la verdad.

Tampoco podía hacer nada para cambiar la situación. Se concentró en su


trabajo y se marchó, jurando, como cada vez que oía esta historia, que nunca
acabaría con una policía.

Se incorporó a la autopista y alcanzó rápidamente los ciento diez. Para


variar, había poco tráfico, pero eran casi las dos de la madrugada. Habían
SPLIT SECOND de STONE

perdido el tiempo hablando en el garaje. Rachael frunció el ceño. Odiaba llegar


tarde, aunque a la mujer con la que había quedado probablemente no le
importaba, a menos que cobrara por horas, en lugar de por jornada. Los chicos
se burlaban de la obsesión de Rachael con el tiempo, pero a ella le importaba un
bledo. No se burlaban de sus arrestos y ella estaba a punto de superarlos a
todos.

Si todo salía según lo previsto, esta noche Rachael también batiría ese
récord. En los últimos seis meses, tres prostitutas habían aparecido en el hospital
con la cara destrozada a golpes. Rachael quería tanto al bastardo que estaba
detrás de las palizas que soñaba con detenerlo. Tras días de negociaciones, por
fin había conseguido que una de las prostitutas callejeras accediera a reunirse
con ella y David. Candy, la amiga de una amiga de una de las chicas heridas,
había sonado como un bicho raro, pero ¿quién sabía? Su información podría
ayudar a Rachael a encontrar al bastardo.

En pocos minutos, Rachael llegó a la parte de Crown Street conocida


localmente como “el Strip”. A lo largo de varios kilómetros a cada lado, había
bares junto a salones de masaje, que a su vez estaban junto a locales de
striptease, que a su vez estaban junto a bares. El ciclo parecía eterno, y lo único
que cambiaba eran los carteles cuando un local cerraba y otro abría. La gente 14
que frecuentaba la zona seguía siendo la misma, al igual que el nivel de
problemas que generaban. Cuando los clubes cerraban y el calor se apoderaba
de todos, salían a la calle a hacer carreras de velocidad. Cualquier persona
cuerda se mantenía alejada después de las once de la noche.

Reduciendo la velocidad del Crown Victoria, Rachael se incorporó al carril


derecho para unirse a la fila de vehículos que esperaban para entrar en el
aparcamiento del Club Happy Hour’s. David roncaba con la boca abierta y la
cabeza apoyada en la ventanilla.

Se abrió un espacio de medio metro entre su parachoques y el coche que


tenía delante, e inmediatamente el Impala que iba detrás de Rachael hizo sonar
el claxon. Rachael miró por el retrovisor. Le pisaba los talones un coche tuneado
de colores chillones; los dos tipos que iban dentro se reían y se pasaban una
botella de algo entre ellos. Uno era blanco y el otro parecía mexicano. Cerró el
espacio y volvió a mirar hacia atrás. Al captar su mirada, el conductor levantó la
botella en su dirección como si quisiera ofrecerle un trago, y luego hizo un
movimiento de beso con los labios. Ella le sostuvo la mirada hasta que él apartó
la vista.
SPLIT SECOND de STONE

Quince minutos después aparcó el Crown Vic, cogió su bolso y abrió la


puerta del coche. El aire la golpeó como una manta húmeda, vaporoso y espeso.
Empezó a sudar al instante y al entrar en el club con aire acondicionado se secó.

Sintió que los ojos la seguían mientras se dirigía a la barra, pero estaba
acostumbrada a esa sensación. Toda su vida, hombres y mujeres la habían
observado al entrar en una habitación. Antes lo hacían por su aspecto, ahora por
su forma de actuar. Obviamente, no sabían quién era ni a qué se dedicaba, pero
sabían que era alguien a quien probablemente querrían evitar. Había trabajado
su actitud desde que era una novata y ya la tenía dominada.

Se abrió paso entre la multitud y ocupó uno de los asientos vacíos al final
de una larga barrar de formica, con la música tan alta que apenas podía pensar
y mucho menos oír. Pidió a gritos un té helado e ignoró la expresión del
camarero. Muchos policías bebían en el trabajo, pero Rachael no. Hacía las
cosas según las normas. Un minuto más tarde, el hombre del delantal volvió con
un vaso de algo de color ámbar, con unos cuantos cubitos de hielo flotando en
la parte superior. El brebaje acuoso sabía a agua de fregar usada, pero el vaso
estaba medio vacío cuando ella lo volvió a dejar. Mientras tanto, el taburete de
su lado se había llenado. Miró a su derecha.
15
La chica que tomó asiento no parecía lo suficientemente mayor como para
estar en el lugar legalmente, y mucho menos ser una prostituta llamada Candy.

»Tendrás que buscar otro sitio. —Rachael volvió a su bebida—. Estoy


guardando ese asiento para una amiga.

—Soy tu amiga. —La voz de la adolescente era aguda y dulce. Rachael


apenas captó sus palabras por encima de la música y la chica tuvo que inclinarse
más cerca y repetirlas. Una oleada de perfume barato la acompañó mientras
posaba sus dedos en el brazo de Rachael. Tenía las uñas pintadas con esmalte
plateado—. ¿Está todo bien?

Rachael miró los dedos de la chica. Rachael los levantó y los volvió a
colocar sobre la barra.

—Realmente estoy esperando a alguien más —dijo con firmeza—. ¿Por


qué no te…?

—Me estás esperando. —Se encontró con los ojos de Rachael—. Eres
Rachael, ¿verdad? Soy Candy.
SPLIT SECOND de STONE

La imagen de la última prostituta golpeada, Suzzi Tambrola, se superpuso


a los rasgos infantiles de la chica y Rachael tuvo que respirar hondo. No debería
haberse sorprendido, pero lo hizo.

—Eres un poco joven para andar con la gente de Suzzi, ¿no?

La adolescente se encogió de hombros.

—Supongo. No sé. —Se acercó y dio un trago a la bebida de Rachael,


luego hizo una mueca y se quedó mirando el vaso—. ¡Qué asco! ¿Qué es eso?

Rachael sonrió con satisfacción.

—Es té helado.

Un ruido y un movimiento llamaron la atención de Rachael, que giró el


taburete para ver mejor. Al hacerlo, uno de los dos hombres que habían estado
en el coche detrás del Crown Vic, el conductor, pasó a toda velocidad, mirándola
durante un milisegundo antes de seguir adelante.

Quería ignorar cualquier problema que se estuviera produciendo, pero


Rachael era policía hasta la médula. Algo dentro de ella no la dejaba quedarse 16
donde estaba.

—No te vayas. Vuelvo enseguida.

Sacudiendo la cabeza, la chica frunció el ceño, su advertencia casi infantil


en su ingenuidad.

—Yo que tú no me metería con ese tipo. Parece loco.

—Estoy acostumbrada a las locuras. —Haciendo caso omiso de las


palabras de la adolescente, Rachael se apartó de la barra y siguió al tipo.
Estaban en el otro extremo del club cuando se detuvo frente a una pareja en la
pista de baile. Apretados el uno contra el otro, la pareja lo vio un momento
demasiado tarde. El conductor agarró al segundo hombre, lo arrancó de la mujer
y lo arrojó al parqué, gritando palabrotas mientras lo hacía.

Rachael sintió que se le aceleraba el pulso. Llevaba casi tres años sin
patrullar y hacía siglos que no tenía que enfrentarse a semejante estupidez. Miró
a su alrededor en busca del portero, pero no estaba a la vista. Sacó el móvil,
marcó a David y rezó para que no estuviera demasiado lejos para despertarse.
Tuvo que gritar por encima de la música.
SPLIT SECOND de STONE

»Ven aquí. Tengo a dos borrachos peleándose y necesito refuerzos.

Cerró el teléfono sin esperar su respuesta, se retiró la chaqueta para


mostrar la placa y la pistola, y gritó:

»Policía, —dirigiéndose a los hombres que se peleaban en el suelo—.


Vale, ya está, señoras. La policía está aquí. Paren ahora mismo y vamos a
calmarnos.

Se detuvieron el tiempo suficiente para mirarla y luego reanudaron sus


golpes borrachos e ineficaces, sin acertar la mayoría de las veces. Agachándose
con una maldición, Rachael puso en pie al más cercano y le retorció el brazo por
detrás. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el que estaba en el suelo era
el segundo tipo del coche. Habían llegado juntos al club y ahora se estaban
peleando. Puso los ojos en blanco y luego pateó la bota del que seguía en el
suelo.

»Soy la agente Stevens, Departamento de Policía de Atlanta. Levántate.


Vamos a llevar esto fuera.

Para su sorpresa y alivio, se incorporó tambaleándose. Gritando a la


multitud que se dispersara, empujó a ambos hombres delante de ella. Cuando
17
llegaron a la puerta y salieron, Rachael no estaba segura de qué era más dulce,
si el silencio comparativo del tráfico cercano o el aire bochornoso que había
maldecido antes. Después del bar, ambos le ofrecieron un cambio purificador.

Inmediatamente, los hombres volvieron a atacarse, forcejearon y rodaron


por la acera humeante como un par de colegiales, y finalmente desaparecieron
detrás de un coche aparcado en las inmediaciones. Rachael pensó en dejar que
se dieran una paliza, pero luego cambió de idea. Haría que David se ocupara de
ellos. Empezó a enfadarse, sacó el teléfono y volvió a marcar.

»¡Ven aquí, David! Necesito ayuda.

Él murmuró algo que sonó a asentimiento y ella colgó el teléfono,


volviéndose hacia los dos borrachos.

Uno de ellos había desaparecido. El otro, ahora de pie, sosteniendo un


arma. Apuntaba directamente hacia ella. A Rachael se le cortó la respiración y
se quedó paralizada, con la mente dándole vueltas. Miles de pensamientos se
sucedieron en el espacio de un segundo, pero sólo uno sobresalió. Tenía la
puntuación más alta del campo de tiro, pero no había forma de llegar a su arma
antes de que él disparara. Por el momento, estaba atrapada. Se lamió los labios
y levantó las manos con las palmas hacia fuera.
SPLIT SECOND de STONE

»Mira, no es el momento de hacer una estupidez, ¿vale? Suelta el arma y


tírala lejos. Mi compañero está en camino.

Dijo algo que ella no entendió y, de reojo, Rachael vio que el otro hombre
se levantaba de la acera y avanzaba. Maldijo en voz baja, pensó que había
huido. Girando hacia la izquierda, se acercó al coche más cercano y se alejó de
la puerta del club. No necesitaba que dispararan también a ningún civil. El que
tenía la pistola la mantuvo a la vista, moviéndose con ella y lanzando una ráfaga
rápida de español al otro tipo. Sólo captó algunos fragmentos, pero fue suficiente
para darse cuenta de que no estaba borracho. Estaba completamente sobrio y
su mano era firme.

»Baja el arma. No tenemos que hacer esto más difícil de lo que ya es.

Tenía la cara resbaladiza bajo la luz de neón del letrero del bar. No dijo
nada.

»He pedido refuerzos. Van a venir muchos policías en cualquier momento


y no son tan pacientes como yo. Son hombres. Les gusta disparar.

Sus ojos se abrieron de par en par, pero siguió sin decir nada. Para
entonces, casi habían intercambiado sus lugares. Ella se preguntó por un
18
segundo por qué se había dejado manipular por ella, pero luego se dio cuenta
de que querían llegar adonde estaba. El coche junto al que había estado parada
era el tuneado que conducían los chicos.

Aquella noche y durante semanas, Rachael repitió la escena una y otra


vez en su cabeza. Tenía que haber algo más que pudiera haber hecho,
agonizaba, algún otro camino que tomar, pero en aquel momento su elección
parecía la única.

Hablando en español una vez más, el conductor sacudió la cabeza hacia


su amigo, que apareció de repente junto a su codo. Ahora también llevaba un
arma, se dio cuenta Rachael con creciente pánico.

Mientras se debatía entre intentar disparar a pesar de todo, los hombres


intercambiaron una mirada y esa fracción de segundo fue todo lo que necesitó.
Sacó su arma de la funda que llevaba bajo el brazo, apuntó y gritó.

»¡Soltad las armas! ¡Soltadlas ya!

Un segundo después, David dobló la esquina.


SPLIT SECOND de STONE

Los hombres dudaron, luego giraron al unísono hacia David, disparando


a ciegas mientras giraban.

Rachael respondió con un disparo. Cuando se detuvo, tres hombres


yacían en la acera.

Calle abajo, las sirenas llenaban el silencio y sus gemidos se hacían más
fuertes a medida que se acercaban los coches de policía. Con la parte de su
cerebro que no funcionaba en automático, Rachael se dio cuenta de que David
tenía que haber pedido refuerzos antes de salir del coche.

La puerta del club se abrió de golpe y ella la empuñó. Quienquiera que


estuviese detrás de la puerta se lo pensó mejor y ésta volvió a cerrarse al
instante, golpeándose contra el marco con tanta fuerza que se rompió un trozo
de madera.

Con el sabor del miedo llenándole la boca, Rachael se acercó a los


hombres con la pistola extendida. No se movían, pero Rachael era una mujer
que no corría riesgos. Pateó sus armas bajo un coche cercano y luego se agachó
hacia el primer hombre. Estaba desplomado contra el borde del edificio y sentado
en un charco de sangre que se extendía. Estaba muerto. El segundo tenía pulso,
pero era débil.
19
Llegó al lado de David, con la pistola aún apuntando a los otros dos,
mientras se arrodillaba sobre el sucio pavimento. Apretó un dedo contra el cuello
de David y buscó el ritmo. Su propio corazón latía tan deprisa que sólo sentía el
torrente de sangre en sus venas. Respiró hondo y contuvo la respiración,
hundiendo el dedo en la garganta del hombre.

Sus párpados se abrieron y ella casi se desmaya de alivio.

»Aguanta. Ya viene la ayuda, David. Aguanta, ¿vale?

Sonrió dulcemente y dijo:

—De acuerdo. —Luego puso los ojos en blanco y se quedó


completamente inmóvil.
SPLIT SECOND de STONE

PARTE 2

Chase Davidson odiaba que el teléfono la despertara a las cuatro de la


mañana. Las noticias nunca eran buenas, pensaba, buscando a tientas la
lámpara con una mano y el teléfono con la otra. Nadie llamaba a esa hora de la
mañana para decirte que habías ganado un viaje a Tahití o que había surgido
algo y toda tu familia no iba a poder visitarte después de todo. La vida no
funcionaba así.

—Aquí Davidson.

—Tenemos problemas. —Debbie McLain, la jefa de Chase, sonaba algo


más despierta que Chase, pero apenas.

—Imagínatelo. —Chase puso a prueba su teoría—. He pensado que


podrías estar llamando para darme un aumento.
20
—No necesitas un aumento —dijo Debbie agriamente—. Ya tienes más
dinero que Dios y probablemente renuncies la semana que viene de todos
modos.

Chase ignoró el comentario sobre el dinero. Daba dos cursos nocturnos


en la universidad, así que todo el mundo pensaba que era rica. No tenían ni idea
de que los profesores universitarios estaban casi tan mal pagados como los
policías.

—Puede que tengas razón en lo de dejarlo. Lo decidiré cuando me entere


del problema.

La voz de Debbie se puso seria.

—Es malo. De hecho, no puede ser mucho peor. Tenemos un oficial caído
en el Strip.

—¿Muerto?

—Todavía no, pero no tiene buena pinta.


SPLIT SECOND de STONE

—Maldita sea. —Chase balanceó las piernas a un lado de la cama—.


¿Quién es? ¿Alguien que conocemos?

—Un tipo llamado David Snell. División de Delitos Sexuales.

—¿Delitos sexuales? ¿Qué ha hecho? ¿Entrar en una redada o algo así?

—Ahora mismo no lo sabemos. Llamaron a la jefa Henderson, me


llamaron a mí y te llamaron a ti. Ve a averiguarlo. Se supone que debo informar
directamente a su ayudante personal.

—¿Directamente?

—¿He tartamudeado?

—Bueno, no, pero...

—La compañera del tipo es Rachael Stevens. La conoces, ¿verdad?

—¿La familia True Blue? ¿Esa Stevens?

—La única. Eres una mujer afortunada. 21


Chase gimió.

—Soy demasiado vieja para esto, Debbie. Llama a alguien más.

—No puedo hacer eso. No es oficial, pero se rumorea que te han solicitado
para el caso. La familia de Stevens es azul y ella está muy unida a la jefa.
Sospecho que la Dama de Hierro quiere que esto se haga bien sin dejar
preguntas sin respuesta.

—¿Y? ¿Qué tiene eso que ver conmigo?

—No apruebo tus técnicas, Davidson, pero eres la mejor. Cuando acabes
con él, todos sabrán que el caso está bien cerrado y quedarán satisfechos. —
Chase oyó papeles revueltos y luego Debbie volvió a hablar—. Siguen en el lugar
de los hechos, en el veintinueve cuarenta y uno de la calle Cain, en el Club Happy
Hour’s. Bobby Palmer es el teniente de homicidios.

Cuando Debbie le colgó el teléfono, Chase se dio cuenta de lo que estaba


pasando. La jefa Lauren Henderson podría haber pedido a Debbie que informara
directamente a su ayudante, pero no habría preguntado por Chase. Debbie la
había puesto en el caso porque Chase no le caía bien y probablemente había
querido llamarla a esas horas intempestivas.
SPLIT SECOND de STONE

Una antigua instructora de la Academia de Policía, Lauren Henderson,


había sido comandante del Departamento de Policía de Atlanta durante algún
tiempo, pero las interacciones directas de Chase con la mujer habían sido
demasiado limitadas como para que ella hubiera solicitado a Chase, incluso si
estuviera inclinada a hacerlo. A pesar de los cotilleos, Chase había oído hablar
de la mujer, se suponía que era justa y sensata, pero algunas personas
pensaban que había conseguido su puesto gracias a sus conexiones y no al
talento, y seguían circulando rumores sobre algún tipo de corrupción imprecisa
en los niveles superiores. Justa o tendenciosa, corrupta u honrada, a Chase le
daba igual. Ella sólo decía la verdad.

Quince minutos más tarde, estaba vestida y en su coche. Veinte minutos


después, entraba en el aparcamiento del club. Chase tenía la sensación de que
podría haber encontrado el lugar sin el letrero de neón amarillo y morado de una
gran copa de margarita. Docenas de coches de policía con luces intermitentes
estaban aparcados al azar en la acera y en la calle. Casi el mismo número de
furgonetas de televisión se alineaban en la calle del lado opuesto.

Abriéndose paso entre los periodistas y los curiosos, Chase vio a Bobby
Palmer. Mientras gritaba por el móvil, hablaba con otros dos policías y respondía
a las preguntas de un periodista, el teniente afroamericano vio a Chase y le hizo 22
un gesto para que se acercara.

Chase asintió, pero se tomó su tiempo mirando primero a su alrededor.


Una sábana de plástico azul cubría un cuerpo, pero era el único. Examinó la
escena y buscó a Rachael Stevens. Se le escapó el apodo de la familia de
Rachael, pero en realidad no estaba segura de si reconocería a la mujer. Se
suponía que era guapa y muy, muy lista... así que, naturalmente, la mayoría de
los policías la odiaban y/o la deseaban. Chase no podía pensar en una mezcla
más volátil dentro de un departamento de policía: resentimiento y tensión sexual.
Maravilloso, pensó secamente. Este iba a ser un caso muy divertido.

Llegó al lado de Palmer y esperó su turno. Palmer se ocupó de todos los


demás con suavidad y rapidez, y luego se encaró con Chase, con expresión
cautelosa y un comportamiento menos amistoso. Chase apenas se dio cuenta.
Estaba acostumbrada a la hostilidad de bajo nivel que la seguía allá donde iba.
Todo el mundo odiaba Asuntos Internos.

Se dieron la mano mientras Chase hablaba.

—Mala noche. ¿Alguna noticia del oficial al que dispararon?

—No contaría con él para el próximo turno. Lo llevaron al hospital de


trauma, pero parecía que ya se había ido.
SPLIT SECOND de STONE

Chase contuvo un respingo. La mayoría de los pacientes que enviaban al


hospital de traumatología estaban tan mal que los médicos juraban que
devolvían la vida a los muertos más a menudo de lo que curaban a los enfermos.

—¿Dónde está la compañera?

—Los del Servicio de Emergencia también se la llevaron.

—¿Estaba herida? —La voz de Chase contenía sorpresa. Debbie no dijo


nada de que la compañera estuviera herida.

Palmer levantó la mano y se dibujó una línea en la mejilla.

—Sólo un rasguño. No parecía muy grave, pero ya conoces a los médicos.


Intentó quedarse, pero al final cedió. —Inclinó la cabeza hacia el montículo
cubierto de azul que tenía detrás—. Ese de ahí es desconocido. Un posible
desconocido fue al Centro de Traumatología con el resto del grupo, pero
realmente creo que ha tenido su última enchilada.

Palmer continuó su explicación y Chase escuchó, con los ojos dirigidos


hacia el otro lado del aparcamiento, donde los chicos de apoyo habían empezado
a arrastrarse entre los coches y debajo de los arbustos. De vez en cuando, se
23
detenían, abrían una bolsita y dejaban caer algo en su interior.

»¿Alguna pregunta? —Palmer terminó.

—No por ahora. —Chase siempre dejaba hablar a los tenientes, pero
obtenía su verdadera información de los agentes y de la propia escena—. Estaré
en contacto.

Palmer asintió con expresión amarga.

—Estoy seguro de que lo harás.

Chase deambuló durante otra media hora, hablando con los uniformados
y dejando que se registraran los detalles. Estaba a punto de marcharse al
hospital cuando oyó a dos de los técnicos. Habían estado recorriendo el
aparcamiento, observando los coches y los árboles. Uno de ellos negaba con la
cabeza mientras hablaba.

—Hasta yo podría haberle dado a algo. ¿Tantos disparos? Estos tipos


deben de haber estado ciegos.
SPLIT SECOND de STONE

Chase se detuvo. Conocía a muchos de los técnicos de la escena del


crimen y, en su mayoría, eran más amables con ella que los agentes.

—¿Qué pasa?

Levantaron la vista y la saludaron.

—No hay balas. No sé qué fumaban estos tipos, pero debían de estar
disparando al cielo. —Levantó las bolsas—. Muchos casquillos, pero todavía no
hay balas.

—Sigan buscando, caballeros. Estoy segura de que harán todo lo posible


por la gloria del Departamento de Policía de Atlanta.

Sonrieron y volvieron a su búsqueda mientras Chase se dirigía a su coche.


Los técnicos siempre decían que no encontraban las balas, pero tarde o
temprano las localizaban. Alojadas en postes telefónicos o edificios, neumáticos
o pavimento, las balas gastadas se ocultaban bien.

De vuelta en la autopista, Chase se dirigió al hospital.

24


En contra de los deseos de su padre y de sus tres hermanos, que le


seguían en todo, Rachael había ingresado en la Academia de Policía a los
veintiún años, el primer año en que había cumplido los requisitos. La rivalidad, o
tal vez animadversión, entre ella y sus hermanos no era nada nuevo, ellos
habrían desaprobado cualquier cosa que hiciera menos convertirse en monja,
pero la reacción de su padre le había escocido. De algún modo, en el fondo,
Rachael siempre había pensado que, si seguía sus pasos, por fin le prestaría el
mismo tipo de atención que había prodigado a sus hermanos. Estaba
equivocaba.

Cuando le dijo que la habían aceptado, Kenneth Stevens frunció el ceño,


murmuró algo sobre arrepentimiento y desapareció en el garaje de su antigua
casa, donde Rachael había crecido. Ella había empezado a seguirle, pero se
detuvo. “¿Qué demonios?” Salió de su casa, comprendiendo, mejor que nunca,
cómo debía de sentirse su madre cuando le dejó. Si no veías el mundo de la
misma manera que Kenneth Stevens, no valías nada para él. No era de extrañar
que su madre se hubiera marchado sin mirar atrás. Rachael recibió una tarjeta
SPLIT SECOND de STONE

de Navidad de ella anualmente y eso fue todo. La falta de comunicación le había


dolido hasta que por fin lo comprendió.

Cuando empezó las clases, el dolor se alivió aún más. El tiempo tuvo algo
que ver, pero lo más importante fue que hizo amigas. Nunca había sido muy
buena en eso y seguía sin serlo, pero las cinco personas que había conocido
durante el curso de seis meses eran diferentes a todas las que había conocido
antes.

A excepción de una, la que más necesitaba, ahora la rodeaban, con sus


rostros marcados por la preocupación mientras estaba sentada en la mesa del
cubículo de urgencias. Al oír la llamada del oficial caído y reconocer el nombre
del compañero de Rachael, todas llegaron de todos los rincones de la ciudad.
Rachael estaba increíblemente agradecida por su compañía y apoyo. Si hubiera
sido el tipo de mujer que se permite decirlo, se habría derrumbado y les habría
dicho lo que significaban para ella.

Dianna McKinney era la que estaba más cerca, con su mano cálida en la
espalda de Rachael mientras le acariciaba el hombro de forma reconfortante.
Con veintiocho años, era la edad más cercana a los veintiséis de Rachael, pero
era la madre del grupo. En una decisión desgarradora, había abandonado la 25
Academia para seguir al amor de su vida, pero las cosas no habían funcionado.
Volvió a Atlanta un año más tarde para completar sus clases, y acabó
patrullando. Sus cálidos ojos estaban llenos de simpatía y dolor, no sólo por la
herida de Rachael, que era leve, sino por todo lo que había ocurrido en las
últimas horas.

María Santiago estaba al otro lado, agarrando con fuerza la mano


izquierda de Rachael. María, una latina del este, tenía treinta y tres años. Había
tenido una infancia difícil en los barrios de Atlanta, pero se había sobrepuesto a
su vida anterior y había salido adelante como una superviviente. Era detective,
dura... y guapísima. Se apartó el pelo oscuro de la cara y se inclinó hacia ella.

—Todo saldrá bien, chica. —Como si sus palabras pudieran hacer que así
fuera, María habló con confianza. El único indicio de que estaba enfadada era el
español que se le escapó aparentemente antes de que pudiera evitarlo—.
Gracias a Dios, tienes a los cabrones que hicieron esto...

Rachael apretó la mano de María en señal de reconocimiento y luego la


soltó cuando Annette Townsend habló desde el pie de la camilla.

—¿Los tienes a las dos?


SPLIT SECOND de STONE

Annette trabajaba en la Unidad de Personas Desaparecidas del Mando de


Investigaciones. Era decidida y ambiciosa y había ascendido en el departamento
igual que Rachael, trabajando duro y con determinación. Ninguna de las dos
tenía mucho tiempo libre para hacer cosas juntas, pero de todas las mujeres,
Rachael se sentía más unida a ella. Para bien o para mal, cada una valoraba su
carrera más que cualquier otra cosa en su vida.

Rachael asintió.

»Menuda puntería. Esas horas en el campo de tiro finalmente valieron la


pena.

Rachael miró a Annette mientras respondía.

—No he tenido elección. Cuando David dobló la esquina, se abrieron.

Se oyó una voz desde el otro lado de la habitación.

—Rachael, has hecho lo que tenías que hacer. —Kim Brennen habló
desde el otro lado de la habitación. Apoyada en la pared, vestida de negro y
delgada, parecía la mujer de negocios de éxito que había sido. Era un valioso
miembro de la Unidad de Delitos de Cuello Blanco y estaba poniendo en práctica
26
su experiencia. Rachael supuso que el año que viene por estas fechas ya sería
teniente. A pesar de su temperamento y sus maneras mesuradas, Kim le dio un
buen consejo—. No mires atrás. Has hecho lo que tenías que hacer.

—Lo sé —mintió Rachael—. Pero todo ha sucedido tan rápido y luego una
fracción de segundo después todo había terminado, así como así. David estaba
sangrando y le he dicho que aguantara y ha dicho que lo haría, después... —Se
miró las manos. Deberían estar temblando, porque ella lo estaba dentro, pero
estaban en su regazo, perfectamente inmóviles, con vetas de sangre seca en
ellas. Levantó los ojos—. Después ha muerto de todos modos. Se había ido
antes de que llegara la ambulancia.

El silencio llenó el cubículo, mientras las palabras de Rachael parecían


suspendidas en el aire.

María tocó el brazo de Rachael.

—¿Has sabido algo de Lauren?

Rachael negó con la cabeza. La presencia de Lauren Henderson habría


completado el grupo, pero ahora estaría abrumada con otras tareas. Había sido
una de sus instructoras en la Academia y ahora, a sus cuarenta y dos años, era
SPLIT SECOND de STONE

la mayor y la más experimentada de ellas. También era la jefa de policía. Sólo


otra mujer en la historia de Atlanta había ocupado ese puesto y había sido
nombrada por una alcaldesa. Para la mayoría del cuerpo, eso significaba que no
contaba.

—No vendrá —dijo Annette, haciéndose eco de los pensamientos de


Rachael—. No puede parecer demasiado cercana a Rachael ahora mismo o la
gente podría interpretarlo mal. Además, tiene que lidiar con los medios de
comunicación, Asuntos Internos y todo lo demás.

—Incluida la familia de David. —Dianna se volvió hacia Rachael, con


expresión ansiosa—. Estaba casado, ¿verdad, Rachael? ¿Tenía hijos?

Rachael asintió lentamente, decidiendo al instante que los detalles de la


desintegrada situación del hogar de David serían un secreto que guardaría.

—Su mujer se llama Christena, y sí, tienen un niño pequeño. Creo que
tiene tres años, quizá cuatro... —Su frase se interrumpió cuando se le oprimió el
pecho. Esperaba que al pobre niño le fuera mejor que a ella, pero fuera como
fuera, crecer en un hogar monoparental no era para débiles.

Las cortinas que rodeaban el cubículo se abrieron y entró el médico que


27
había cosido la mejilla de Rachael, con un enfermero a su lado. Sacando un
papel del bolsillo, el médico se lo entregó a Rachael mientras el otro hombre
empezaba a limpiar los restos de vendas y esparadrapo esparcidos por el
mostrador.

—Es una receta para un analgésico. —Sacó otra de su otro bolsillo y


también se la tendió—. Y esto son somníferos. Puede que tenga problemas para
dormir los próximos días...

Todavía mareada por la inyección que le había dado para suturarle la


cara, Rachael sacudió la cabeza... con demasiada fuerza. Se agarró a la mesa.

—No los necesito.

El médico parecía sorprendido.

—Acaba de pasar por una situación muy traumática. ¿Está segura?

Su imagen vacilante se desdobló en tres hombres con tres batas blancas.


Cada uno de ellos asintió.
SPLIT SECOND de STONE

»De acuerdo. —El sonido decía que había tratado con policías antes.
Todos eran muy machos, los hombres y las mujeres.

Rachael asintió, lo cual fue un gran error, y luego salió del cubículo, con
sus amigas a ambos lados apoyándola en más de un sentido.

La sala de espera era un mar azul y así seguiría hasta que liberaran el
cuerpo de David. Así se había hecho siempre que disparaban a un agente y
Rachael esperaba que la tradición no cambiara nunca. Entró y luego dio un
pequeño paso, con Dianna agarrándole el codo derecho y Annette sujetándole
el izquierdo. Sus agarres eran firmes pero discretos. Cualquier signo de debilidad
por parte de una mujer policía, aunque acabara de resultar herida, las echaba a
todas para atrás.

María susurró desde detrás de ella.

—Aguanta. Hablaremos con la viuda y luego te sacaremos de aquí, vale.

Rachael asintió, la palabra viuda la desconcertó por un segundo.

Las mujeres caminaban en masa entre los uniformados, con ojos


observando desde todos los rincones de la sala. En realidad, la mayoría de los
28
hombres con los que trabajaban estaban bien, pero los pocos que no eran
agradables constituían una minoría ruidosa. Rachael oyó a alguien murmurar:

—… mejor compañero esto no hubiera ocurrido…—, y luego se encontró


mirando fijamente a Jonathan Hopper. Hopper, compañero de la División de
Delitos Sexuales, era grosero, repulsivo y se esforzaba al máximo por hacer que
todas las mujeres del cuerpo se sintieran indeseadas. Rachael leyó sus labios
cuando se inclinó hacia el policía de su derecha y habló—: Cinco culos, un
cerebro...

Casi habían llegado a las manos la primera vez que pronunció el insulto.
Ella y sus amigas, todavía en la Academia, habían pasado por delante de su
mesa en la cafetería cuando él pronunció las palabras lo bastante alto como para
que las oyeran. Rachael había cuestionado inmediatamente su hombría y su
supuesta afinidad por los animales de granja, pero su respuesta no había
bastado para acallarlo. Era tan persistente como estúpido.

Ignoró el comentario de Hopper y se puso delante de la mujer delgada y


pálida que había estado casada con David. Christena Snell estaba en los veinte
años, tal vez treinta como mucho, pero la pena había hecho su trabajo y en ese
momento podría haber pasado fácilmente por una cuarentona. Con expresión
inexpresiva y los ojos enrojecidos e hinchados, se apartó el pelo rubio de la frente
SPLIT SECOND de STONE

y dejó caer las manos sobre el regazo, alzando al mismo tiempo la mirada hacia
la de Rachael.

Sólo habían hablado brevemente en fiestas de Navidad y similares. Como


no estaba segura de que la mujer de David la reconociera, Rachael se arrodilló
y puso las manos sobre las de Christena. Demasiado tarde, recordó la sangre
seca que aún pintaba sus dedos. Christena no pareció darse cuenta.

—Lo siento mucho. He intentado detenerlos, Christena, te lo juro. Yo...


simplemente no he sido lo suficientemente rápida.

Parpadeó mirando a Rachael con ojos tan pálidos como su pelo.

—Estoy segura de que has hecho todo lo que se podías hacer. —Sus
palabras fueron pronunciadas como si hubieran sido memorizadas, casi
mecánicamente.

Rachael no sabía muy bien qué había esperado de Christena, pero no era
eso. ¿Dolor, seguro? ¿Ira, tal vez? Reflexionó sobre la pregunta durante un
segundo y de repente se dio cuenta de lo obvio: Christena estaba drogada hasta
las cejas, lo que probablemente era una buena idea, decidió Rachael.
29
Rachael apretó las manos de la mujer, aún tendidas bajo las suyas.

—Lo siento. Si hay algo que pueda hacer...

Cuando Christena asintió, Rachael empezó a levantarse, pero la tiraron


bruscamente hacia atrás y Christena le agarró los dedos tensos para mantenerla
quieta.

—¿Ha dicho algo?

Rachael miró a los ojos torturados de la mujer y tomó una decisión


instantánea, mintiendo sin vacilar.

—Ha dicho que os quería a ti y a Jason.

En el rostro de Christena Snell parpadeó un instante de confusión, que


luego desapareció. Sin decir nada más, soltó la mano de Rachael.

Sus emociones eran un caos y ahora le palpitaba la mejilla, Rachael se


levantó tambaleante y se dio la vuelta para marcharse. Los hombres uniformados
se separaron en silencio mientras las cinco mujeres caminaban entre ellos.
SPLIT SECOND de STONE

Después de que pasaran, el camino tras ellas se cerró una vez más y se reanudó
la vigilia.

Las mujeres acompañaron a Rachael hasta el vestíbulo del hospital,


discutiendo sobre quién pasaría la noche con ella. Las dejó discutir hasta que
llegaron al ascensor del aparcamiento.

»Nadie se va a quedar conmigo. Necesito que me llevéis a casa y luego


voy a estar bien.

Dianna la miró con ojos preocupados.

—No puedes estar sola esta noche, Rachael. Has pasado por demasiado
para estar sola.

Kim estuvo de acuerdo.

—Necesitas compañía.

Rachael repitió:

—No me va a pasar nada. Además, quiero estar sola. Necesito tiempo 30


para pensar en todo lo que ha pasado.

María se puso a su lado.

—Ese es el problema. Pensarás demasiado y te enfadarás aún más. —


Le rodeó el hombro con el brazo y la apretó suavemente.

Como de costumbre, Annette fue la única en disentir.

—Vamos, chicas, Rachael sabe de lo que habla. Dejémosla resolver esto


como ella quiere. Creo que es lo mejor.

Las demás se mostraron inseguras, pero una a una aceptaron, aunque a


regañadientes. Intercambiaron un último abrazo y tomaron caminos distintos.
María fue la elegida para llevar a Rachael a casa, ya que vivía más cerca de ella.
Se dirigieron por una calle principal casi desierta, serpenteando por la zona
universitaria hasta salir de nuevo a la autopista.

María miró por el retrovisor y luego a Rachael.

—Has hecho lo correcto esta noche, así que espero que no empieces a
cuestionarte lo que ha pasado.
SPLIT SECOND de STONE

—No lo haré.

María suspiró.

—Sí, lo harás. Ya lo estás haciendo. Oí lo que le has dicho a Christena.

—No sabía qué más decir. —Rachael miraba ciegamente por la ventana
los edificios que pasaban—. Tenía que decir algo.

—¿Así que estás de acuerdo con cómo ha sido?

—Me parece bien.

El resto del trayecto de veinte minutos transcurrió en silencio hasta que


llegaron a la entrada de la modesta casa adosada que Rachael había comprado
el año anterior. Dio las gracias y empezó a bajar, pero la voz de María la detuvo.

—Será mejor que te prepares, Rachael. Esto puede ponerse duro,


¿sabes? He visto al sistema masticar y escupir a mucha gente y a veces la
verdad se pierde en el proceso, especialmente cuando el grupo de Asuntos
Internos se involucra.
31
—Sé que habrá circo, pero lo superaré. Soy la hija de un policía,
¿recuerdas?

Cuando las palabras salieron de su boca, Rachael se estremeció. Jesús,


su padre. Seguro que ya sabía lo que había pasado. Desde que se había jubilado
estaba aún más conectado que antes. Siempre se enteraba de los últimos
cotilleos del departamento antes que Rachael.

—Todo lo que digo es que tienes que mirar por ti misma, ¿vale? Nadie
más lo va a hacer por ti.

Rachael salió del coche y miró hacia atrás por la ventanilla abierta.

—Voy a estar bien.

María asintió y Rachael se dio la vuelta y subió por la acera, mientras las
luces del Jeep la iluminaban al abrir la puerta. Dentro del santuario de su casa,
cerró los ojos y apoyó la cabeza contra la puerta principal, sintiendo un cansancio
que la invadía y le llegaba hasta los huesos. Sin embargo, sus ojos estaban
secos. No lloraba, porque no podía. Era sólo una niña cuando derramó su última
lágrima y aún recordaba la voz burlona de su padre mientras resbalaba por su
mejilla. Anímate, niña. Rachael, sabes que los Stevens nunca lloran.
SPLIT SECOND de STONE

»Los Stevens nunca lloran —repitió en voz baja en la oscuridad. Como si


esperara una respuesta, hizo una pausa, pero no la hubo, así que se enderezó
y entró en la cocina, dirigiéndose directamente al frigorífico. No era una gran
bebedora, pero tenía cerveza a mano para sus amigos. Sacó una Coors Light,
abrió la lata y se la estaba llevando a la boca cuando el teléfono sonó
penetrantemente. “Kenneth Stevens, Senior” apareció en la pantalla del
identificador de llamadas y su mano vaciló sobre el auricular. Sonaron dos
timbres más antes de que lo descolgara.

Lo saludó y su padre le respondió con un saludo ronco seguido de un


silencio pesado y acusador. Odiaba sus juegos y solía luchar contra ellos, pero
esta noche no tenía fuerzas. Supuso que las situaciones de vida o muerte le
quitaban las fuerzas.

Su voz contenía un matiz de sarcasmo, pero como siempre, su padre lo


ignoró.

»¿Has oído las noticias? Gracias por llamar para ver cómo estaba.

—Sé que estás viva y tu compañero no. —Se detuvo ahí, su censura tácita
obvia. Tus hermanos no se habrían metido en una situación así. Siempre supe
que algo así iba a pasar. Se supone que tienes que apoyar a tu compañero, no
32
hacer que le disparen. Rachael, ¿qué demonios has hecho ahora?

Nunca había estado a la altura. Y nunca lo estaría. Tragándose su actitud


defensiva, le dio los detalles, omitiendo la embriaguez de David. Su padre sería
el último en dejarlo escapar, pero si la verdad salía a la luz, Rachael temía que
la familia de David corriera el riesgo de perder todo lo que les quedaba... su
pensión. Si el médico forense realizaba un análisis de drogas y alcohol, cosa que
probablemente no haría sin motivo, entonces las cosas podrían caer donde
cayeran, pero Rachael no iba a sacar el tema.

—Lo tengo todo bajo control. No tienes nada de qué preocuparte.

—No tengo nada de qué preocuparme a pesar de todo. Esta es tu bolsa,


Rachael. Tienes que llevarla tú sola.

—Sí, bueno, no querría hacer nada que hiciera quedar mal a la familia. —
Su padre había dejado el cuerpo con todos los metales en el pecho, y sus
hermanos estaban igual de bien considerados. Los cuatro eran conocidos como
los policías de los policías. Rachael suavizó el tono—. Hay que mantener la
reputación de los Stevens, ya sabes.

Habló sin vacilar, su crítica le partió el corazón en dos.


SPLIT SECOND de STONE

—Creo que es demasiado tarde para ahora preocuparse por eso.



Había pasado el mediodía cuando Chase Davidson entró con su Porsche


Boxster de dos años en el aparcamiento de la comisaría y subió las rampas hasta
el lugar que le habían asignado. El coche era su única extravagancia, pero a
menudo lo dejaba en casa durante semanas, y en su lugar conducía un viejo
Jeep al trabajo. A veces no valía la pena aguantar las burlas que recibía cada
vez que uno de los chicos la veía en el Porsche. Esta mañana decidió que le
importaba un bledo.

Recogiendo el expediente Stevens/Snell del asiento de al lado, Chase se


frotó los ojos y se quedó sentada un segundo. Había estado despierta toda la
noche, leyendo los expedientes que descargó al llegar a casa y se sentía fatal.
Cuando terminara el caso, debería ir a algún lugar de las islas, como Jamaica.
Necesitaba un descanso. Tal vez necesitaba un descanso permanente. 33
Cerró el coche, llegó al ascensor y pulsó el botón de llamada, pensando
en Kimberly, su ex amante. Siete años atrás había entrado en el despacho de
Chase una noche a altas horas de la madrugada y le había dicho que estaba
casada con el trabajo, así que no la necesitaba, y se había marchado. Kimberly
no le dio la oportunidad de explicarse ni de defenderse, pero eso no había
importado, porque tenía razón. Y nada había cambiado desde entonces. Chase
seguía sin tener una vida fuera del trabajo. Tenía treinta y ocho años, pero se
sentía como si tuviera cien. No recordaba cuándo había tenido su última cita y
cada vez soñaba más despierta, su mente divagaba cuando debería estar
concentrada. A veces se imaginaba a sí misma como uno de los monos que
había estudiado mientras obtenía su doctorado. Se mataban literalmente
trabajando por las bolitas de comida que ella y sus estudiantes de primer año de
psicología les daban.

Chase siguió trabajando tan duro como los animales, pero la satisfacción
que una vez había hecho que los sacrificios valieran la pena ahora no era más
que un recuerdo. No sabía muy bien cómo había sucedido, pero sin duda había
llegado a ser así.

Después de tomar una taza de café, se dirigió a su despacho y dejó caer


el expediente sobre su mesa. Estaba en la planta setenta y la vista era increíble,
SPLIT SECOND de STONE

pero no le echó un vistazo mientras la carpeta de su escritorio se abría con la


foto de Stevens. Le dio un sorbo a su café y se quedó mirando la foto.

Cuando había llegado al hospital la noche anterior, Rachael Stevens ya


se había marchado, pero si coincidía con la foto que tenía delante, era un
bombón, no cabía duda. Pelo oscuro y ojos verdes. Un cuerpo que parecía en
forma y esbelto. Estaba estudiando a la mujer de la foto casi demasiado
detenidamente para su propia comodidad, cuando Debbie llamó a la puerta y la
sobresaltó. Chase maldijo en voz alta cuando el café caliente salpicó la foto y
luego goteó sobre sus zapatos nuevos.

—¡Vaya, cálmate! —Su jefa la miró con resentimiento—. ¿Qué te pasa?

Chase puso los ojos en blanco y cogió un pañuelo de papel de la caja que
había en la esquina de su escritorio, apoyando el pie en el borde para limpiarse
los zapatos.

—Debbie, ¿necesitas algo?

—Quiero saber dónde estás con lo de Stevens. ¿Alguna idea ya?

Levantó la vista.
34
—Por el amor de Dios, Debbie, ni siquiera han tenido tiempo de limpiar la
sangre. Dame un respiro...

—¡Vale, vale! Sólo estoy comprobando, eso es todo. No te pongas


nerviosa. Estoy preguntando por el alcalde.

Chase pensó. Maldita sea, primero la jefa, ahora el alcalde. ¿Quién era el
siguiente? ¿El gobernador? Chase siguió cepillándose los zapatos.

—Puedes decirle al alcalde que te informaré de lo que sé después de


hablar con Rachael Stevens y averiguar lo que sabe.

Debbie sabía que no debía presionar a Chase; ella tenía su propia manera
de hacer las cosas y nunca había seguido las reglas, pero de todos modos no
esperaba una respuesta real. Lo único que quería era poder informar a sus
superiores de que había preguntado. Huyó mientras Chase le daba otro
manotazo en los zapatos y luego tiraba el pañuelo, preguntándose de nuevo por
el papel de los superiores en la situación. Quizá Debbie no había mentido sobre
la jefa Henderson. Sabiendo que sólo había una forma de averiguarlo con
seguridad, Chase recogió el expediente mojado y se dirigió al despacho de
Rachael Stevens.
SPLIT SECOND de STONE

Tras varios pasos en falso, Chase encontró las oficinas de Delitos


Sexuales. Una mujer mayor con el pelo cuidadosamente trenzado levantó la vista
al entrar en su zona. Llevaba una etiqueta con su nombre, Wendy Cambell, y
había estado llorando, con los ojos enrojecidos y brillantes.

Chase se presentó, pero omitió su departamento.

—Vengo a ver a Rachael Stevens.

—Hoy no ha venido. —La mujer frunció los labios. Chase no la reconoció,


pero ella parecía saber quién era Chase—. Anoche la hirieron y el jefe le dijo que
se quedara en casa.

Chase asintió con una expresión agradable y comenzó a caminar por el


pasillo. Al doblar la esquina, oyó que la mujer cogía el teléfono y marcaba un
número. Antes de que pudiera volver a su despacho, Rachael Stevens sabría
que la estaba buscando. Sacó las llaves del coche del bolsillo y caminó
rápidamente por el pasillo.


35

Tocándose con cautela el vendaje de la mejilla, Rachael se miró en el


espejo del baño y cogió el frasco de analgésicos que había sobre la encimera.
Lamentaba no haber tomado los somníferos que le había ofrecido el médico,
pero no se le daban demasiado bien ese tipo de cosas. Sin embargo, sentía
como si le hubieran marcado la mejilla y tenía que hacer algo. Sacudió una de
las cápsulas, la partió en dos y se detuvo, con la mente en blanco.

Cuando había llegado a la escena la noche anterior, Bill Canton, su jefe,


le había ordenado que hoy se quedara en casa. Había hecho caso omiso de sus
palabras y se estaba preparando cuando él la llamó esa misma mañana. Él le
exigió en cuanto contestó al teléfono.

—Quítate el traje y olvídate de todo.

—¿Cómo sabías que estaba...

—Quise decir lo que dije anoche, Rachael. Quiero que hoy te quedes en
casa y te lo tomes con calma. No estamos haciendo nada productivo de todos
modos. Todo el mundo está bastante nervioso.
SPLIT SECOND de STONE

—Podría entrar y ayudar, mirar los libros o algo.

—No. Quédate en casa. Se acabó. No discutas.

Se había vuelto a acostar y no se había despertado hasta que el teléfono


había vuelto a sonar hacía media hora. Estaba esperando, o tal vez esperaba,
que fuera Lauren. Esta vez, Wendy estaba al otro lado y le explicó lo de la mujer
que había estado buscando a Rachael. La secretaria parecía conocer a todo el
mundo en el cuerpo y estaba segura de que la mujer era de Asuntos Internos,
pero Rachael tenía dudas. Por lo general, las cosas iban despacio en el
Departamento de Policía de Atlanta, pero el departamento de Asuntos Internos
era famoso por su proceso pausado. Sin embargo, cuando Rachael miró la
media pastilla que tenía en la mano, decidió esperar. Abriendo los dedos, dejó
caer los dos trozos de la cápsula en el fregadero y abrió el grifo para lavarla. Si
por casualidad Wendy tenía razón, Rachael quería estar alerta.

Se apartó del mostrador y bajó las escaleras con la vaga intención de


comer algo. No había comido nada desde el almuerzo del día anterior, pero la
idea de comer le revolvía el estómago. Se decidió por el café. Calentó una taza
en el microondas con la cafetera que había preparado antes y miró por la ventana
de la cocina hacia el pequeño rincón que era su patio. 36
La noche anterior había sido la peor de su vida. Intentó dormir, pero lo
único que hizo fue repetir el tiroteo una y otra vez. Las pocas veces que
conseguía dormirse, se despertaba sobresaltada, esquivando balas. Había
mirado alrededor de la habitación con la esperanza de ver a Lauren, pero estaba
sola en aquella pesadilla. Si hubiera creído que la ayudaría, habría llamado a su
padre, pero a pesar de lo desesperada que estaba, sabía que no debía hacerlo.
Él nunca había pensado que ella llegaría a ser policía. Y tal vez tenía razón,
pensó mientras sonaba el microondas y sacaba su taza. ¿Qué clase de agente
dejaría que dispararan a su compañero a quemarropa? Sonó el timbre y Rachael
dio un respingo, salpicando café caliente en el chándal que se había puesto
después de cambiarse el traje y volver a la cama. No había pasado tiempo
suficiente para que fuera la mujer de Asuntos Internos de la que le había
advertido Wendy, así que los malditos reporteros tenían que haber vuelto.
Rachael maldijo y cepilló la mancha con una toalla, luego se dio por vencida y la
arrojó a la encimera, el timbre volvió a sonar, esta vez con más insistencia. Ya
les había dicho a dos de ellos que no tenía nada que decir. Irrumpió en la entrada
y abrió la puerta de un tirón con palabras duras en los labios.

—Miren, ya les he dicho que no iba a decir nada.

Una mujer estaba de pie en el porche. Rachael no sabía quién era, pero
no era periodista ni policía. El traje de la mujer era demasiado caro y no había
SPLIT SECOND de STONE

cámaras detrás de ella ni furgonetas en la entrada. Sin embargo, había un


Porsche. Los ojos de Rachael volvieron a la mujer. Sus ojos tenían el color de la
ceniza fría y se estremeció sin pensarlo.

—¿Rachael Stevens? —Su voz era suave, un contraste directo con el frío
en su mirada—. Soy Chase Davidson. —Le tendió la mano y Rachael la cogió—
. Teniente de Asuntos Internos del Departamento de Policía de Atlanta.

A Rachael se le hizo un nudo en el estómago y contuvo el aliento.


Demasiado para su juicio policial. Punto para Wendy.

»Señora Stevens, ¿puedo pasar?

—Por supuesto. —Rachael se hizo a un lado y ella pasó rozándola. La


teniente de Asuntos Internos era alta, mucho más alta que Rachael. Hacía que
su metro setenta de estatura pareciera insignificante—. Siéntese, por favor.
Rachael hizo un gesto hacia el salón—. ¿Quiere café? Acabo de derramar la
mitad de la cafetera en mis pantalones, pero creo que queda algo.

Chase hizo una mueca irónica y levantó el pie derecho. Su zapato de


cuero, también caro, estaba recién manchado con algo oscuro.
37
—También llevo mi cafeína hoy. Pero me gustaría beber un poco, si no es
molestia.

Rachael asintió.

—No hay problema. Deme un minuto.

De vuelta en la cocina, Rachael preparó café recién hecho, con los nervios
a flor de piel. No podía creer que la mujer hubiera llegado tan rápido a su casa.
Era evidente que trabajaba y conducía rápido. Mientras observaba cómo caían
los primeros goterones de café en la cafetera térmica, intentó disuadirse de su
ansiedad, pero no lo consiguió.

Puso todo en una bandeja y volvió al salón, sentándose en el sofá.

»Teniente, ¿cómo toma el café?

Se apartó de las fotos que colgaban sobre la chimenea.

—Solo está bien y, francamente, prefiero que me llame Chase.


SPLIT SECOND de STONE

Rachael llenó una taza y se la tendió mientras caminaba hacia el sofá, su


petición sorprendió a Rachael. El tono de Rachael sonaba escéptico, incluso
para sus propios oídos.

—¿Está segura?

Chase sonrió amistosamente y tomó el café.

—Siempre lo bebo solo.

Rachael negó con la cabeza.

—Me refiero a la parte de teniente.

Se sentó a su lado. Su cercanía hizo que Rachael se sintiera incómoda,


pero si se daba cuenta, fingía que no. Por otra parte, Rachael pensó
bruscamente, tal vez era exactamente por eso que se había sentado donde lo
hizo.

—Puede que esté en Asuntos Internos, oficial Stevens, pero no soy


inmune a lo que las bases piensan de mi división. Me parece más útil si
intentamos no ponernos demasiado estirados durante este tipo de 38
investigaciones.

La teniente dio un trago al café y luego la miró por encima de la taza, sus
extraños ojos grises midiéndola de un modo que la dejó aún más aprensiva que
su proximidad.

»Si la laxitud le incomoda, siéntase libre de usar el título, oficial Stevens.

Así era, pero Rachael no iba a dejar que el teniente de Asuntos Internos
lo supiera.

—Chase está bien.

—Le hirieron. —Chase cambió suavemente de tema e hizo un gesto con


la cabeza hacia su vendaje—. ¿Cómo se encuentras hoy? ¿Le duele algo?

—Estoy bien. Habría ido, pero mi jefe no me ha dejado. —Rachael se tocó


brevemente el vendaje—. No es nada.

—Pero la pérdida de tu compañero no lo es.

Sus ojos se dirigieron a sus manos, que rodeaban la taza de café. Anoche
se las había frotado largo rato para quitarse la sangre de David. Las manchas
SPLIT SECOND de STONE

rojas se habían borrado fácilmente, demasiado fácilmente, teniendo en cuenta lo


que representaban.

—David Snell era un buen policía. —Levantó los ojos una vez más hacia
los de la teniente—. Y un buen hombre. Lo voy a echaré de menos.

—¿Ha pensado en hablar con el psiquiatra del departamento? Phillip


Layton es muy profesional y sabe lo que hace.

—Supongo que lo veré en algún momento durante todo esto. Es parte del
paquete, ¿no?

—El paquete, como usted lo llama, varía con cada situación, oficial. Mucho
de lo que ocurra después dependerá de usted. —Chase dejó el café sobre la
mesa—. Por ejemplo, tiene que decidir si quiere ponerse en contacto con su
representante sindical antes de que hablemos. Es su opción, ya lo sabe.

—No soy miembro del sindicato. —El tono de Rachael cambió entonces
para sonar casi despectivo—. No necesito que nadie me lleve de la mano.

Las oscuras cejas de Chase se alzaron casi imperceptiblemente. Asintió


lentamente.
39
—Lo comprendo, pero a veces es bueno contar con apoyo—. Inclinó la
cabeza hacia la chimenea y las fotos—. ¿Qué hay de su padre?

—¿Qué hay de él?

—¿Ha hablado con él?

—Sí.

Chase esperó más, pero ella no le dio nada.

—¿Y tus amigos?

—Estuvieron conmigo anoche.

—¿Y la jefa? Tengo entendido que estás muy unida a ella.

Rachael levantó entonces los ojos.

—Lauren Henderson fue una de mis instructoras en la Academia. Somos


amigas, pero puede dejar eso fuera de esta ecuación, teniente. —Rachael sabía
que ya había bastantes rumores en la comisaría sobre corrupción, quién se
SPLIT SECOND de STONE

acostaba con quién y los importantísimos rumores sobre quién merecía


realmente el ascenso que había recibido. Lo último que necesitaba era que
Asuntos Internos se enterara de su relación con Lauren.

—Eso pretendo. —La teniente le sostuvo la mirada más tiempo del


necesario, luego se echó hacia atrás y pasó el brazo por encima del sofá. Las
yemas de sus dedos estaban a un palmo del hombro de Rachael y la teniente
parecía totalmente relajada con el gesto casual—. Cuénteme lo que pasó,
Rachael. Con sus propias palabras. A su ritmo. Quiero oír toda la historia y tengo
tiempo de sobra.

Eran más de las cuatro cuando Rachael dejó de hablar. Al principio había
estado reservada, sobre todo porque la noche anterior había explicado todo una
y otra vez, pero luego los ojos grises de la teniente se habían calentado y ella se
relajó. Contarle la misma historia a Chase Davidson era diferente. Por un lado,
era una excelente oyente y, por otro, sabía qué tipo de preguntas hacer. Casi se
había olvidado de que estaba hablando con Asuntos Internos. Se sentía como si
estuviera hablando con una amiga. Lo que probablemente fue un gran error por
su parte.

Miró a la teniente, que seguía sentada en el sofá. En algún momento del 40


relato, Rachael se había levantado de los cojines y se había dirigido al otro lado
de la habitación, pero la otra mujer permanecía en la misma postura relajada.

»Rachael, ¿algo más?

—Creo que ya está. Hice todo según las normas, pero sé que hay un
mundo de diferencia entre sustentado y exonerado.

Si la teniente encontraba lo primero, Rachael podría enfrentarse a cargos


penales. No hace falta decir que su carrera estaría acabada. Si encontraba lo
segundo, el expediente de Rachael permanecería inmaculado.

Nadie, salvo el departamento de Asuntos Internos, comprendía los


laberínticos caminos que podían tomar sus investigaciones y, según se
rumoreaba, incluso algunos de ellas se perdían en ocasiones. Muchos agentes,
sobre todo los del sindicato, pensaban que la ofuscación era deliberada, pero
Rachael no estaba segura. Lo único que sabía con certeza era que Chase
Davidson estaba a cargo de lo que sucedería a continuación. Podía recomendar
más formación y asesoramiento para Rachael, pero también había opciones de
amonestación por escrito, suspensión o incluso despido.

Decidiera lo que decidiera, tras su investigación, presentaría su


recomendación a su jefa, quien, a su vez, la entregaría al subjefe de Asuntos
SPLIT SECOND de STONE

Internos. El jefe adjunto y el Comité de Revisión Ciudadana lo examinarían todo,


y entonces la jefa tendría su oportunidad.

Lauren tomaría la decisión final. Podía enviar el caso al fiscal del distrito y
a un gran jurado si había que presentar cargos penales o podía desestimar todo
el asunto. En cualquier caso, contaba con el investigador de Asuntos Internos.
Nueve de cada diez veces, la sugerencia original de Asuntos Internos se
convertía en el resultado final. Todo dependía de Chase Davidson.

—Sea cual sea el resultado, siempre puedes recurrir si no está contenta


con la decisión.

Rachael la miró directamente a los ojos.

—No seré infeliz porque seguí los procedimientos del departamento.


Ocurrió en una fracción de segundo. No tuve tiempo de hacer nada más.

—Por eso es tan importante el entrenamiento. A veces es todo lo que


tiene. Su entrenamiento... y la verdad.

Se miraron fijamente desde el otro lado de la habitación. Parecía estar


esperando a que Rachael dijera algo más. Finalmente, tras varios segundos
41
más, Chase se levantó y metió la mano en el bolsillo, sacando una tarjeta de
visita que dejó caer sobre la mesita.

»Ahí están todos mis números. Casa, móvil y despacho. Si se le ocurre


algo más que quieras que sepa, no dude en llamarme, veinticuatro horas al día,
los siete días a la semana.

—Se lo he contado todo, pero seguro que hablaremos más.

Murmuró:

—Oh, sí, —y siguió a Rachael mientras la conducía de vuelta a la entrada.

A pesar de la fluidez de la entrevista, Rachael seguía sintiéndose ansiosa


al abrir la puerta principal. Chase dio un paso hacia el umbral y luego se detuvo.
Estaban cerca, casi tocándose, y la mirada de Rachael se dirigió al pelo de la
mujer. Era espeso y más largo de lo que había pensado, rizándose en la base
del cuello. Más de un mechón era gris, pero eso la tranquilizó, significaba que no
era una novata. También le pareció extrañamente sexy.

Chase se apoyó en la puerta.


SPLIT SECOND de STONE

»Cuando vuelva a la oficina, empezaremos el papeleo, pero puede tardar


unos días. Prepárese para retrasos.

Frunció el ceño y volvió a centrar toda su atención en Chase.

—¿Retrasos?

—Ya sabe cómo es. —Chase sonrió—. Formularios para conseguir los
formularios para conseguir los formularios. Todo es rutina y el asunto no durará
mucho, aunque pueda parecer lo contrario.

Rachael se calmó.

—Creo que no lo entiendo. ¿Qué es rutina y no durará mucho?

Los ojos de Chase se encontraron con los suyos, y de repente se preguntó


por qué le parecían cálidos.

Chase habló en voz baja.

—Creía que lo sabía. Hasta que se aclare esta situación, estará detrás de
un escritorio. 42
Los ojos de Rachael Stevens se abrieron de par en par hasta que Chase
se sintió envuelta por ellos.

—¡Esto es una locura! Sé que es la norma, ¡pero no puedo quedarme de


brazos cruzados mientras dura esta investigación! ¡Mi compañero está muerto!
No voy a quedarme en el banquillo mientras todos los demás están ahí fuera
haciendo lo que pueden...

Chase la interrumpió con calma.

—Su equipo lo entenderá. Es el procedimiento habitual en un tiroteo con


participación de agentes.

—Me importa un bledo la norma. —Su expresión era feroz, la energía


vibraba a su alrededor—. Esto es diferente; tengo que hacer algo.

—No tiene elección en este asunto, oficial Stevens. —Chase la miró


fijamente, la simpatía que sentía por ella bien oculta ahora—. Está fuera de la
rutina y del caso, hasta que se resuelva esta investigación. Homicidios se
encargará.

—¡Pero puedo ayudar!


SPLIT SECOND de STONE

—Su cooperación será necesaria, sí, pero no como oficial. Fue partícipe
y, como tal, no puede trabajar también en el caso. Seguro que lo entiende.

—Claro que sí, pero esta situación es diferente.

—Lo parece porque le ha pasado a usted, pero lo único que puedo decir
es que lo siento. Sé cómo se siente.

—Lo dudo. —Rachael la miró con abierta animadversión—. No, a menos


que también haya perdido a un compañero.

Chase empezó a decirle la verdad, algo que no había hecho con nadie en
mucho tiempo, pero se tragó la respuesta mientras salía del porche y se
asomaba a la luz del sol.

—Llámeme cuando decida volver a la comisaría, oficial Stevens. Le estaré


esperando.


43

Bill Canton telefoneó a Rachael esa noche.

—Todo el mundo me está dando la lata para saber cómo estás, así que
he pensado que sería mejor llamar. ¿Estás bien o qué?

Rachael no pudo evitar sonreír.

—Gracias por preocuparte, jefe. Saber que te preocupas tanto me hace


sentir muy querida.

Hizo un sonido entre un bufido y una risita, y luego volvió a hablar.

—Responde a la pregunta, Stevens.

Se llevó los dedos a la venda.

—Estoy bien. Iré mañana.

—No, no lo harás. Tenemos una nueva regla en las normas. Los oficiales
heridos deben quedarse en casa al menos dos días.
SPLIT SECOND de STONE

—Olvídalo, Bill. Voy a ir. Quiero trabajar. Es mejor para mí que sentarme
aquí y pensar.

—Sí, pensar puede ser peligroso, pero no quiero que vuelvas todavía. Tú,
ah, necesitas descansar un poco más.

Le estaba mintiendo. Esperó un segundo antes de contestar.

—Bill, ¿qué está pasando?

El silencio continuó hasta que lo rompió con una maldición.

—La zorra de Asuntos Internos, Davidson, ha venido esta tarde y me ha


dicho que hay algún tipo de retraso con tu expediente. Nada importante, Rachael,
sólo una mierda de burocracia.

—No pasa nada. Deberías haberlo dicho desde el principio.

—Sabía que no te haría gracia.

—Es parte del problema, Bill. Entiendo cómo va a funcionar. No necesitas


cuidarme. 44
—No lo hago.

Rachael sonrió automáticamente.

—Sí, lo haces, pero eso también está bien. Tal vez podría soportar un
poco de mimos, lo quiera o no.

—Me alegro de que no estés enfadada conmigo porque mañana ya va a


ser bastante malo. —Vaciló como si no estuviera seguro de su reacción a lo que
iba a decir a continuación—. Han programado el servicio conmemorativo,
Rachael. A las dos en Tanner-Oak, pasado mañana. Más tarde, habrá una
cremación privada.

Rachael tragó saliva al darse cuenta de lo que Bill quería decir. Había que
hacer una autopsia y el cuerpo de David no podía ser enterrado ni incinerado
hasta que estuvieran los resultados. Hablaron unos minutos más sobre la
situación de sus casos y luego colgaron. Cerrando los ojos, Rachael apoyó la
cabeza en la mesa de la cocina. Pero no lloró. En lugar de eso, pensó. Pensó en
David y en su hijo. Pensó en ella y en su padre. Por último, pensó en Chase
Davidson, como Bill había dicho tan sucintamente, la zorra de Asuntos Internos.
SPLIT SECOND de STONE

Chase le había dicho que estuviera preparada para los retrasos, pero
¿qué importaba eso ahora? Cuando volviera, iba a estar atrapada detrás de un
escritorio en lugar de hacer algo que valiera la pena.

Su mente luchaba por hacer frente al caos que se había apoderado de su


vida. Ayer por la mañana, hacía poco más de veinticuatro horas, Rachael lo tenía
todo en orden. Su futuro, su carrera, su propia existencia y ahora sólo reinaba la
anarquía. Su compañero había muerto, la estaban investigando y su trabajo
acababa de desaparecer. Durante una fracción de segundo, tuvo la sensación
de que podría volver.

Maldijo a Chase Davidson, pero luego respiró hondo. La mujer


simplemente hacía su trabajo, tal y como le había dicho a todo el mundo. Nada
más. Ni más ni menos.

La situación era sólo temporal. En cuestión de días, si no semanas, la


mujer de Asuntos Internos con los ojos espeluznantes concluiría su investigación
y Rachael volvería a la calle a hacer aquello para lo que había sido entrenada.
En lugar de quejarse, debería estar de rodillas dando gracias a Dios. Con el
tiempo, recuperaría su vida. David no.
45


Chase se miró por última vez en el espejo y se pasó un cepillo por el pelo.
Había vuelto a casa después de comer tarde para cambiarse para el funeral. Se
quejaba tanto de su ropa como de su coche, pero le gustaba ir bien vestida. Era
una reminiscencia de sus días de sándwich de mantequilla de cacahuete.
Cuando era una niña y, más tarde, una estudiante hambrienta, se había
prometido que vestiría bien cuando fuera mayor, aunque no tuviera dinero. La
gente se creía lo que veía y, si veían a alguien que parecía tener éxito, pensaban
que ella también lo tenía. Chase sabía que no era así, por supuesto. Había
trabajado demasiado tiempo en Asuntos Internos como para creerse nada, ni
siquiera sus propios ojos, pero la mayoría de la gente no había sido testigo de
todo lo que ella había vivido. Apartándose del espejo, Chase caminó por el pasillo
de su casa de tres habitaciones. Vivía en Heights, una zona ecléctica e histórica
junto a la autopista. El barrio estaba siempre “en transición”, como decían los
arquitectos, con locales comerciales junto a viviendas y viceversa, cada uno de
los cuales fluctuaba enormemente de valor. Kimberly había insistido en vivir allí,
así que financió la casa. Se había salido de los límites del sueldo de Chase, pero
SPLIT SECOND de STONE

a esas alturas a ella ya le daba igual. Dejó que se saliera con la suya y, cuando
Kimberly la dejó, la pagó, consiguiendo un préstamo aparte. La comunidad le
había gustado, pero no era para todo el mundo.

Rachael Stevens vivía en un entorno completamente opuesto. Su parte


de Atlanta, un enclave organizado de casas adosadas y apartamentos, tenía
restricciones, vallas y césped bien cuidado con mantenimiento programado. Si
todo lo que figuraba en su expediente era cierto, y Chase no tenía motivos para
creer lo contrario, entonces su entorno encajaba con ella tan bien como el suyo
propio. Estaba dispuesta a apostar mucho dinero a que Rachael siempre se
había movido siguiendo la reglas como una niña.

Chase se recordó a sí misma que no debía hacer juicios precipitados


sobre las personas a las que estaba investigando. El año pasado había asistido
a un seminario sobre sensibilidad en asuntos de Asuntos Internos, en el que se
les había aconsejado a todos que mantuvieran la mente abierta y dejaran que se
revelaran los rasgos naturales de los oficiales. No saquen conclusiones
precipitadas, les había dicho el instructor. La intuición policial es cosa de las
series de televisión, había dicho el instructor. Chase había dicho que sus teorías
eran una “gilipollez” y se había marchado. Siempre había confiado en su instinto
y no iba a empezar a hacer algo diferente ahora. Y menos con Rachael Stevens. 46
Sabía que Rachael Stevens era lo que ya había decidido que era, una
policía honesta y conservadora, demasiado brillante para estar en el cuerpo, pero
demasiado dedicada para dejarlo. Lo más probable era que sus acciones de la
otra noche le hubieran salvado la vida, aunque no la de su compañero. Había
hecho lo que tenía que hacer para sobrevivir y Chase estaba segura en un
noventa y nueve por ciento de que podría investigarla hasta el fin de los tiempos
y no encontraría nada en contra. Pero ese uno por ciento existía y ella lo sabía
porque ya la habían mordido en el culo antes. Además, había algo en Rachael
Stevens que le molestaba. Parecía una persona bastante equilibrada, pero no
podía evitar la sensación de que bajo su pulido exterior había algo más. A falta
de una palabra mejor, ella lo definía como “energía”. Una energía feroz, decidida
y potencialmente peligrosa. Si no la mantenía bajo control, podría acabar
controlándola a ella. Chase había visto demasiados policías que se habían
pasado al otro bando en la guerra que todos estaban librando porque no podían
controlarse a sí mismos.

Se incorporó al carril derecho y tomó la salida de la rampa. Había mucho


tráfico. La gente que almorzaba tarde seguía en la carretera y los que se
escabullían temprano habían empezado a unirse a ellos. Cuando llegó a la
funeraria, ya casi llegaba tarde. A pesar de ello, tras aparcar el Jeep, se sentó
un momento y observó a los dolientes que cruzaban el aparcamiento de la
SPLIT SECOND de STONE

funeraria. La mayoría eran policías y Chase no pudo evitar preguntarse cuál de


ellos la llamaría por teléfono. En todas las investigaciones, alguien se ponía en
contacto con ella a mitad de camino con un chivatazo. La persona que llamaba
siempre era anónima y siempre era un policía, pero no siempre era útil.

Por el rabillo del ojo, vio acercarse a Rachael Stevens. Hablando con otras
cuatro mujeres, pasó justo por delante de su coche. No reconoció el Jeep, por
supuesto, así que Chase aprovechó para estudiarla. El pelo liso, casi negro, le
colgaba por encima de los hombros y brillaba a la luz del sol. Su vestido oscuro
sin mangas dejaba ver unos brazos bronceados y en forma. Chase recordaba de
su expediente que había jugado al tenis en la universidad y, obviamente, seguía
haciéndolo. Cuando se alejó del coche, Chase le echó un vistazo a las piernas.
Eran firmes y tensas. Como el resto de su cuerpo.

Chase sacudió la cabeza enérgicamente, como si quisiera quitarse ese


pensamiento de la cabeza. A los veintiséis años, Rachael casi podría haber sido
su hija, sobre todo en los tiempos que corrían. Desde luego, ahora había niñas
de doce años que tenían bebés. Los veía por todas partes. Volvió a sacudirse la
idea de la cabeza y salió del coche.

Cinco minutos más tarde estaba sentada dos filas detrás de Rachael y 47
sus amigas. Cuando empezó el servicio y todos se levantaron, Chase también
se puso en pie. Pero no se giró para ver cómo se acercaban Christena Snell y
su hijo. En lugar de eso, miró al frente para ver la reacción de Rachael cuando
Christena caminó por el pasillo central.

Por desgracia, Rachael vio a Chase antes que a la viuda. Sus ojos verdes
se abrieron de par en par y pareció recuperar el aliento. Una de las mujeres la
miró interrogante, pero Rachael negó con la cabeza ante la preocupación de su
amiga y pronunció las palabras “estoy bien”. Desde donde estaba, Chase leyó
sus labios y se distrajo con la boca. Llevaba un pintalabios que parecía hecho
para ella. La familia pasó de largo y Chase recordó dónde estaba.

Rachael miró a Chase una vez más. Había recuperado la compostura y


Chase no habría podido leer su expresión ni, aunque su vida dependiera de ello.



Al día siguiente del tiroteo, Kim había recogido el Camry de Rachael en el


garaje de la comisaría y lo había dejado en su casa. Rachael podría haber
SPLIT SECOND de STONE

conducido hasta los servicios, pero cuando Dianna se había ofrecido a llevarla,
había aceptado, sorprendiéndose a sí misma y a Dianna. Normalmente
independiente y autosuficiente, Rachael aún se sentía nerviosa y luchar contra
el tráfico de Atlanta no era algo que quisiera hacer. Cuando salieron del funeral
y se dirigieron a la zona sur de la ciudad, donde había vivido David Snell, Rachael
se sintió aún más agradecida. No estaba segura de haberlo conseguido sola,
sobre todo después de ver a Chase Davidson en el funeral.

De hecho, había temblado cuando sus ojos se habían cruzado con los de
la investigadora de Asuntos Internos, y no sabía por qué. Salvo por lo que hacía,
parecía una mujer perfectamente agradable. Decidió culpar de su reacción al
analgésico que había tomado antes de salir de casa.

Al volante, Dianna se preocupaba.

—Ojalá vinieran todas las demás. Annette ha dicho que tenía algo que
hacer con un caso, y María tenía planeada algún tipo de reunión. Kim no ha dicho
por qué no estaría allí. ¿Te ha dicho Lauren si estaría en casa de David?

Los pensamientos de Rachael volvieron a Chase Davidson, y entonces se


dio cuenta de que Dianna le estaba preguntando algo. Por segunda vez. 48
»¿Rachael? ¿Sabes algo de ella?

—¿De quién?

Dianna le lanzó una mirada ansiosa.

—De Lauren... ¿Estará en casa de los Snell?

Rachael negó con la cabeza.

—Wendy me ha dicho que pasó por casa de David esta mañana temprano
porque iba a hacer una declaración a la prensa después de los servicios. —Se
volvió hacia la ventana sabiendo que era más que probable que Lauren estuviera
evitando cualquier posibilidad de verla.

Dianna cruzó el asiento y le tocó el brazo. Cuando Rachael miró, Dianna


le preguntó:

—¿Estás bien?

Rachael mintió.
SPLIT SECOND de STONE

—Estoy bien.

—¿Quieres hablar de ello?

Rachael sonrió cariñosamente a su amiga. Tenía suerte de tener a Dianna


y a todas las demás, pero como había dicho su padre, ésta era una prueba que
Rachael iba a tener que pasar sola.

—Dianna, no hay nada de qué hablar. David está muerto y, por el


momento, tengo las manos atadas. Quiero ayudar en la investigación, pero no
puedo. Fin de la historia.

Cambiando de tema, Dianna mantuvo una conversación ligera y Rachael


respondió a sus preguntas de vez en cuando. Justo cuando se detuvieron frente
a la casa de David, sonó el teléfono móvil de Dianna. Rachael salió mientras
atendía la llamada y un segundo después, aún al volante, Dianna bajó la
ventanilla más cercana a Rachael y la llamó por su nombre.

Rachael se agachó para mirarla.

—¿Qué pasa?
49
La cara de Dianna estaba llena de preocupación.

—Tengo que irme. El equipo ha recibido una llamada. Algo está pasando
y es todo manos a la obra. Odio abandonarte así, pero no sé qué más hacer.

—Olvídalo. Encontraré la forma de volver a casa, no te preocupes.

—¿Estás segura?

—Por supuesto. Si no, puedo llamar a un taxi. —Hizo un gesto despectivo


con la mano—. Vete. El deber te reclama.

Dianna asintió y salió a la calle; un minuto después, el coche desapareció


en una bruma de calor. Rachael se alisó el vestido y subió a la acera. El apoyo
de Dianna habría sido estupendo, pero hasta que no había asistido a la
Academia y conocido a todo el mundo, Rachael nunca había estado unida a
nadie. Su padre y sus hermanos parecían compartir algún tipo de pacto cargado
de testosterona del que ella había quedado al margen y, sin madre ni siquiera
una tía cerca para compensarlo, Rachael había tenido que arreglárselas sola. Al
conocer a Dianna, Annette, María y Kim, Rachael había aprendido por fin lo que
significaba tener amigas. El éxito de Lauren había cimentado el grupo, dándoles
también inspiración.
SPLIT SECOND de STONE

Jonathan Hopper abrió la puerta de los Snell antes de que el timbre


terminara de sonar. Conteniendo la respiración, Rachael reprimió su reacción
cuando el policía, con sobrepeso, frunció el ceño y la condujo hasta un libro de
visitas de satén blanco. Cuando ella terminó de firmar el libro, él señaló hacia la
parte trasera de la casa, con actitud fría e indiferente.

—Todos están en el salón. Hay café y tarta en el comedor.

Había más de cinco mil agentes de la ley en Atlanta. ¿Por qué había
elegido Christena a Hopper para estar en la puerta principal y saludar a todo el
mundo? Probablemente le había pedido ayuda ya que había estado en el equipo
de David. Desde luego, no por su encanto.

Rachael lo apartó de su mente y caminó por el pasillo. A metro y medio


del estrecho pasillo, encontró el comedor. Era un espacio diminuto, pero la
multitud lo hacía aún más pequeño. Sólo veía uniformes de pared a pared, y
entonces Wendy apareció a su lado. Cogiendo a Rachael por el codo, la
secretaria la apartó de la corriente de gente y la llevó a un rincón cercano.

—Madre mía, Wendy, ¡qué gentío!

—Lo sé. Lleva así desde esta mañana. Ha pasado tanta gente que no ha
50
habido sitio para moverse ni un centímetro. —Extendió la mano y cogió un plato
de la mesa del comedor, entregándoselo a Rachael—. Sírvete algo, luego vamos
a la otra habitación. Hay menos gente allí.

Rachael levantó la mano, la idea de comer le hacía un nudo en el


estómago.

—No tengo hambre, pero escapar de esta turba parece una buena idea.
Tú vas delante, te sigo.

Sustituyendo el plato, Wendy se dio la vuelta para abrirse paso entre la


multitud. Salieron a la comparativa serenidad de la cocina. Llena de armarios y
estanterías abiertas repletas de cachivaches, la zona era en realidad más
pequeña, pero había menos gente en ella. Rachael se centró en el frigorífico,
una fotografía de Jason llamó su atención.

Siguiendo su mirada, Wendy habló en voz baja.

—Pobrecito. Es un infierno ser tan joven y ya no tener papá.

A Rachael se le hizo un nudo en la garganta.


SPLIT SECOND de STONE

—¿Está aquí?

—No lo he visto. Creo que oí a alguien decir que lo tiene un vecino.

Hacía unos meses, con el coche en el taller, David había pedido a Rachael
que le llevara a casa. Cuando llegó al camino de entrada, la puerta se abrió de
golpe y su hijo salió disparado, con Christena detrás. Había gritado algo sobre
un programa de dibujos animados. Cuando David lo había cogido en brazos y lo
había besado, Rachael había visto brillar en sus ojos el tipo de amor que siempre
había deseado pero que nunca había recibido de su propio padre.

Rachael sacudió el recuerdo de su mente.

—¿Dónde está Christena?

—Ahí dentro. —Wendy señaló con la cabeza una zona abierta junto a la
cocina—. Está sentada en el sofá. Y tiene mal aspecto.

Rachael sabía que debía ir al salón a dar el pésame a la mujer de David,


pero sus pies no se movían. Sin comprender su desgana, pero cediendo a ella
de todos modos, Rachael se quedó dónde estaba, escuchando a Wendy. Al cabo
de un rato, cuando parecía que las habían interrumpido cien veces, Rachael se
51
dio cuenta de que casi todos los presentes se habían detenido a hablar con ella,
algunos brevemente, otros no tanto. A pesar de los prejuicios persistentes en el
departamento, estos hombres comprendían, de una forma que nadie más podía
hacerlo, la relación entre compañeros. La viuda había perdido a su marido, pero
Rachael también había perdido a alguien importante. Su apoyo la animó y, al
cabo de una hora más o menos, puso la mano en el brazo de Wendy, deteniendo
por fin el incesante flujo de palabras de la secretaria.

—Creo que debería ir a hablar con Christena. —Rachael asintió hacia el


salón—. ¿Quieres venir conmigo?

—Por supuesto, cariño.

La multitud había disminuido un poco, pero no mucho. Estaban justo


delante del sofá antes de que Rachael viera a Christena. Llevaba un vestido azul
marino sin forma con cuello blanco, el pálido encaje del cuello acentuaba su
palidez, la tela oscura llamaba la atención sobre las sombras amoratadas bajo
sus ojos. Un agente uniformado estaba sentado a su lado, con la mano de ella
entre las suyas, mientras le acariciaba la espalda y murmuraba algo. Podría
haber sido un modelo, con sus ojos azules y su espesa melena rubia. Rachael
lo miró atentamente, pero no acertó a dar con un nombre mientras Wendy tiraba
de ella hacia delante.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Christena? —Wendy se inclinó y tocó suavemente el hombro de la


mujer—. Rachael está aquí. Quiere hablar contigo, cariño.

El hombre que estaba junto a Christena se levantó y empezó a hablar,


pero antes de que pudiera hacerlo, Christena se puso en pie de un salto,
gritando.

—¿Qué crees que haces aquí? No puedo creer que aparezcas en mi casa.
—Como si fuera a atacar a Rachael, la mujer se abalanzó hacia delante con
ambas manos en alto—. ¡Mi marido seguiría vivo si no fuera por ti! Él me amaba
y tú me lo arrebataste.

Consternada por las palabras de Christena y conmocionada por su acción,


Rachael jadeó e intentó dar marcha atrás. No llegó muy lejos. En la abarrotada
sala, su espalda chocó contra el pecho de alguien y tropezó. Perdió el equilibrio
y empezó a caer.

Un segundo después, Christena estaba encima de ella, golpeándola con


los puños y arañándola con las uñas. Seguía gritando incoherencias y lo único
que podía hacer Rachael era agacharse.

—Ya basta. Vamos, ¡basta! —Los policías más cercanos a las dos
52
mujeres entraron en acción, pero Christena continuó golpeando a Rachael,
después de que se pusieran de pie. Desde el otro lado de la sala, Chase, que
había llegado hacía unos instantes, oyó la conmoción y maldijo al ver lo que
ocurría. Abriéndose paso entre la multitud, se interpuso entre las dos mujeres y
empujó a Rachael detrás de ella. Sus miradas se cruzaron brevemente. Rachael
parecía aterrorizada y completamente confundida.

Separada del blanco de su ira, Christena dejó que su histeria se


transformara en ruidosos sollozos. Intentó arremeter una vez más, pero los
agentes la contuvieron y se desplomó sobre el sofá, desapareciendo tras un
muro azul.

Chase cogió la mano de Rachael y la sacó de la habitación. No se


detuvieron hasta que estuvieron fuera. Rachael miró por encima del hombro
hacia la casa, parpadeó varias veces y luego se volvió hacia Chase, con los ojos
oscuros por la incredulidad.

—¿Qué demonios ha sido eso?

—No lo sé. —Chase mantuvo su expresión neutral—. Parecía disgustada,


¿no?
SPLIT SECOND de STONE

Las cejas de Rachael se alzaron en perfectos arcos gemelos.

—¿Molesta? Creo que iba más allá del disgusto y se dirigía directamente
a la histeria.

Chase interpretó a la psiquiatra.

—La gente maneja el dolor de muchas maneras diferentes.

—Eso no era pena. Estaba furiosa.

—¿Por qué dices eso?

Rachael le dirigió lo que Chase llamaba “la mirada”. Nunca había conocido
a una mujer que no la tuviera en su repertorio de expresiones, pero su ex había
sido una maestra en ello. Ojos grandes, labios curvados, cabeza ligeramente
inclinada. Su significado era sencillo. ¿De verdad eres tan idiota?

—¿Por qué? —repitió Rachael—. ¿Por qué? ¡Quizás porque acaba de


intentar darme una paliza!

Temblaba al hablar, ¿pero de miedo o de rabia? Chase no lo sabía. 53


—Es una reacción natural, aunque algo dramática. Tiene que culpar a
alguien por la muerte de David. Tú estabas a mano.

Rachael negó con la cabeza.

—¿No se sentía así la noche del tiroteo?

—¿Cómo lo sabes?

—Me lo dijo en el hospital. Me propuse hablar con ella antes de irme a


casa. Le dije... —Haciendo una pausa, Rachael se lamió los labios, tomó aire y
continuó—: Le dije que había hecho todo lo que estaba en mi mano y ella dijo
que sabía que había hecho todo lo que estaba en mi mano. ¿Qué ha pasado
entre entonces y ahora?

Chase estaba bastante segura de que lo sabía, pero se guardó la


información para sí misma.

—Probablemente estaba en shock.

—Estaba fuera de sí. Podrías haber conducido un camión a través de sus


pupilas.
SPLIT SECOND de STONE

Chase esbozó una sonrisa triste.

—Los médicos deben haberle dado algo.

—Tal vez. Tal vez no.

Su respuesta fue demasiado ambigua para dejarla pasar.

—¿Qué significa eso? —Chase hizo una pausa, una idea formándose
antes de que pudiera detenerla—. Rachael, ¿David Snell consumía?

Sus ojos verdes se dispararon al instante.

—¿Por qué lo preguntas?

—Acabas de insinuar que su mujer podría. Lo más probable es que si ella


lo hace, él lo hiciera.

—No estoy segura de estar de acuerdo con tu lógica. —Su voz era rígida,
su columna vertebral igual—. Pero para responder a tu pregunta, David no
consumía drogas, que yo supiera.
54
Algo en la forma en que Rachael pronunció la palabra drogas le dio un
tirón en el cerebro a Chase. El brusco anuncio de Rachael no le dio tiempo a
averiguar por qué.

»Estoy agotada. Me voy a casa. Ya he tenido suficiente por hoy.

Rachael abrió el bolso y sacó un teléfono móvil en lugar de un juego de


llaves, pulsando los botones casi con rabia. Chase se acercó y le quitó el teléfono
de sus temblorosas manos, cerrándolo suavemente.

—Te llevaré a casa. No hace falta.

—Me ha traído una amiga, pero la han llamado nada más llegar. —Volvió
a coger el teléfono y empezó a marcar de nuevo—. Puedo conseguir un taxi...
no tiene sentido molestarte.

Chase cerró el teléfono una vez más.

—Está de camino —mintió—. Insisto.

Empezó a discutir, pero se detuvo y se tambaleó ligeramente. Chase cogió


los codos de la mujer con las manos.
SPLIT SECOND de STONE

»Eh, eh. ¿Estás bien?

Antes de que pudiera contestar, Chase se fijó en su vendaje. Era nuevo,


más pequeño y menos llamativo que la que había llevado justo después del
tiroteo, pero en la refriega se había desprendido una esquina de la cinta que la
sujetaba.

Rachael habló débilmente.

—Estoy bien. Es sólo la... la pastilla para el dolor que he tomado. No me


van muy bien los medicamentos.

Chase llevó la mano a la mejilla de Rachael y alisó el pequeño vendaje


para que volviera a su sitio. Su piel era increíblemente suave y casi transparente,
y Chase se preguntó a qué sabría. Sus dedos se detuvieron un poco más de lo
debido.

Rachael repitió:

»Estoy bien.

Chase quiso darle la razón, pero algo le decía que tal vez no apreciaría el 55
cumplido en ese momento. Quitó la mano de la mejilla de Rachael.

—Mi coche está aquí. —Chase señaló con la cabeza hacia el otro lado de
la calle—. Vamos a casa.



Chase la acompañó hasta la acera, cogió sus llaves y abrió la puerta


principal. Medio preocupada de que pudiera desmayarse, Chase puso la mano
firmemente en el centro de la espalda de Rachael y la dirigió hacia la entrada,
delante de ella.

Llegó hasta el sofá y se tumbó. Chase se quitó el abrigo y se dirigió a la


cocina, donde llenó un vaso de agua fría y se lo llevó.

Cogió el vaso con manos temblorosas.

—Gracias. No sé qué me pasa.


SPLIT SECOND de STONE

—Recibir un disparo hace que algunas personas se mareen un poco.


Todo te golpea a la vez. No me sorprende. —Chase se sentó en el borde de la
mesita y se quedó mirándola. La palidez de su tez hacía que sus ojos parecieran
aún más verdes. Esperó a que recuperara algo de color y luego habló—. Si yo
fuera tú, evitaría a Christena Snell durante un tiempo.

—No te preocupes, lo haré. Podría venir a por mí con algo más que sus
uñas la próxima vez. No necesito más cicatrices.

Chase se acercó para tocarse la venda de la mejilla. Otra vez.

—¿Te duele?

Rachael parpadeó y negó con la cabeza.

—La verdad es que no. No como pensaba. —Mirando el vaso que


sostenía, permaneció en silencio un rato, luego levantó la mirada hacia Chase—
. La herida no es mi problema. Y las pastillas probablemente tampoco. Es sólo...
todo el maldito asunto.

—Perder a un compañero es duro.


56
La expresión de Rachael se volvió pensativa y Chase se preparó para
hablar.

—Tú también has pasado por esto, ¿verdad?

Chase no era el tipo de persona que se acostaba por la noche y se


preocupaba por lo que debería haber sido en lugar de por lo que realmente era.
El pasado había terminado. Empezó a mentir como solía hacer, pero cambió de
opinión.

—Sí. No es algo de lo que me guste hablar.

—Ciertamente puedo entender por qué. —Hizo una pausa—. Pero, ¿te
importaría decírmelo? Podría... ayudar.

No podía negarse. Rachael Stevens era una mujer difícil de rechazar,


fuera cual fuera la petición.

—Era policía en Nueva York. Había sido compañera del mismo tipo
durante casi seis años. Durante el día, yo iba a la universidad y él cuidaba de
sus hijos mientras su mujer trabajaba, así que hacíamos el turno de noche. Una
SPLIT SECOND de STONE

noche, acudimos a una llamada doméstica en Hell’s Kitchen1. —Sacudió la


cabeza, recordando la inutilidad de lo que había sucedido después—. La llamada
era totalmente rutinaria, nada especial. Subimos las escaleras, llamamos y
anunciamos, y lo siguiente que recuerdo es una bala que atraviesa la puerta y
se clava en el pecho de mi compañero. Nunca supo qué le golpeó.

Con la mano en la garganta, Rachael parecía contener la respiración.

—¿Fue una emboscada?

—No. —Chase miró por la ventana del salón hacia la acera, donde un
niño empujaba una bicicleta pinchada más allá del buzón—. El autor apuntaba a
su mujer. Ella estaba junto a la puerta, pero no la alcanzó y le dio a Jimmy.

—Lo siento.

—Yo también. —Se miraron fijamente un momento más y luego Chase se


levantó bruscamente, de repente incómoda con lo que había compartido—.
Sucedió hace mucho tiempo. El tirador fue apuñalado a los dos años y la viuda
de Jimmy se volvió a casar seis meses después. —Se encogió de hombros—.
La vida sigue.
57
—¿Estás segura?

—Sí, segura. —Chase cogió su abrigo de la silla donde lo había dejado


caer—. Puede que no lo parezca, pero es así. Con el tiempo.

—¿Cuánto tarda en dejar de doler?

—Esa es una que no puedo responder. —Metió los brazos en la chaqueta


y la miró—. Han pasado muchos años y sigo esperando.

Chase salió de la casa y cerró la puerta tras de sí. Tenía la corazonada


de que el tiempo de curación de Rachael podría durar mucho más que el suyo.
Ella y Jimmy sólo eran compañeros. Por lo que Chase había oído, y al parecer
ahora también Christena... Rachael y David habían compartido algo más que el
asiento delantero de un coche patrulla. Los chismes decían que también habían
compartido la cama.

1 Hell's Kitchen: barrio de Manhattan.


SPLIT SECOND de STONE



Ese fin de semana, Rachael intentó llamar a cada una de sus amigas,
pero Kim era la única que estaba en casa. Hablaron un rato y, después de colgar,
Rachael, que sólo tenía tiempo libre, empezó a encontrarle tres pies al gato a
toda la conversación. Al final, no había nada que pudiera señalar, pero en
retrospectiva la charla le pareció incómoda. Kim no había sido ella misma.
Después de pensar más en la situación, Rachael decidió que ella tampoco lo
había sido. Probablemente su ansiedad se había contagiado a su amiga y Kim
simplemente había reflejado los sentimientos de Rachael. Pasó el resto del fin
de semana preguntándose cómo Lauren podía mantenerse alejada en esta
situación. Quería saber cómo alguien con quien compartías tus sueños, por no
hablar de tu cuerpo, podía estar tan distante cuando necesitaba tanto a alguien
en ese momento. Entendía que habían discutido la última vez que se habían
visto y sabía que Lauren tenía que estar preocupada por su carrera, pero si se
cambiaban las tornas sabía que estaría ahí para Lauren.

58


El lunes por la mañana, muchos agentes la pararon y le dijeron algo sobre


David, pero algunos también parecían fríos. Se quedó perpleja ante su actitud y
luego la ignoró como había hecho con la de Kim. Fuera cual fuera el problema,
si es que existía, todo palidecía en comparación con el hecho de que seguía
esperando ver a David a la vuelta de cada esquina. Lo echaba de menos. La
conversación que tuvo con Chase sobre la pérdida de su propio compañero
resonó en su mente. Obviamente sabía de lo que hablaba, pero al mismo tiempo,
Rachael esperaba que estuviera equivocada. No soportaba la sensación de
vacío que sentía en las tripas. Si duraba para siempre, estaba condenada.

Cerró su mente al dolor igual que había hecho con el extraño


comportamiento de Christena el día anterior y entró en el cubículo que Bill le
había asignado. El escritorio era liso y estaba completamente despejado,
excepto por el teléfono. Por un momento, sintió pánico. ¿Qué demonios se
suponía que iba a hacer durante todo el día? Por suerte, el teléfono sonó justo
cuando dejaba caer su bolso en uno de los cajones.
SPLIT SECOND de STONE

La voz de Annette Townsend hizo que Rachael se sintiera mejor de


inmediato.

—¿Estás bien?

—Estoy aguantando, pero me alegro de que hayas llamado. Tengo un


disco muy limpio y ocho horas para matar. ¿Por qué no bajo y nos vamos a
Starbucks a tomar algo?

—No puedo escaparme ahora, pero necesito hablar contigo, si tienes un


minuto.

—No hay problema. Nett, ¿qué pasa?

—Me he enterado del episodio en casa de Snell. ¿Cuál fue el problema


con Christena?

—No tengo ni idea. —Rachael ocupó el sillón detrás del escritorio y miró
por la puerta hacia la pared del otro lado del pasillo. El cubículo no tenía
ventana—. Supongo que fue algo emocional, una reacción retardada o algo así.

Annette hizo una pausa. Parecía estar considerando lo que había dicho 59
Rachael.

—Hmm...

Rachael oyó una advertencia en el tono de Annette.

—¿Has oído algo?

—No directamente, pero podría decirse que tengo noticias sobre la


situación.

—¿Alguien te ha dicho lo que le pasa?

—Tal vez.

—Vamos, Nett. ¿Qué demonios es esto? —El tono de Rachael era


impaciente—. ¿Las veinte preguntas?

—Si yo fuera tú, estaría agradecida de saber lo que me viene, Rachael.


La gente tiene una manera de callarse cuando las cosas se ponen difíciles.
SPLIT SECOND de STONE

La brusquedad de Annette no estaba del todo fuera de lugar, pero Rachael


se quedó callada. No sabía qué decir. Al parecer, Annette tampoco. Se quedó
callada un momento y luego maldijo en voz baja.

»Mira, no te he llamado para hacerte pasar un mal rato, ¿vale? He llamado


porque ciertas personas saben ciertas cosas y sentían que tú también
necesitabas saberlas. Sólo soy el mensajero.

Rachael se puso rígida.

—¿Por qué esa persona no me llama y me pasa la información


directamente?

—Porque esa persona no puede.

Rachael comprendió al instante.

—¿Estás hablando de Laur...

Cortando a Rachael, Annette la interrumpió de nuevo.

—No voy a dar nombres y tú tampoco deberías. 60


¿Insinuaba Annette que la línea de Rachael estaba pinchada? Ella
esperaba que no, pero una imagen de los ojos fríos de Chase Davidson se
disparó en la mente de Rachael.

—De acuerdo. ¿Cuál es esa información tan importante?

Annette la corrigió.

—Son cotilleos, no información. Pero sea como sea, te va a hacer daño y


tienes que estar preparada. —Rachael oyó a su amiga tomar aire—. Se están
extendiendo rumores de que David y tú teníais una aventura.

Rachael casi se echa a reír, su alivio era tan grande.

—Nett, ¿estás de broma? Jesús, eso son noticias viejas. Seguro que
nadie en su sano juicio piensa que eso es verdad.

—Christena Snell es la que está hablando, Rachael.

La diversión de Rachael se evaporó.


SPLIT SECOND de STONE

»Y se está asegurando de que la gente de las altas esferas la oiga. —


Annette hizo una pausa—. Hay más, Rachael.

Con la boca repentinamente seca, Rachael esperó.

»Le está diciendo a la gente que querías que David la dejara por ti, pero
él se negó.

—Eso es una locura, Annette.

Annette continuó, como si Rachael no hubiera hablado.

—Y como él te rechazó, tomaste las cosas en tus manos.

—¿Tomar las cosas en mis propias manos? ¿Qué significa eso?

Annette no se guardó nada.

—Está diciendo que tú lo mataste.

A Rachael se le cerró la garganta y no pudo respirar. Al borde del pánico,


se preguntó cuánto tiempo podría vivir una persona sin aire, entonces sus 61
pulmones escaparon de su parálisis y empezaron a funcionar de nuevo.

—¿Christena cree que yo disparé a David? ¡Eso... eso es una locura! No


puede creerlo de verdad.

Annette sonaba rígida y tensa.

—Le ha dicho a mucha gente que sí.

Rachael se dio cuenta de que estaba agarrando el teléfono con las dos
manos. Obligó a sus dedos a relajarse, pero no podía controlar su corazón.
Seguía latiendo demasiado rápido.

—Jesús, Annette, por favor dime Laur... —Se detuvo y volvió a empezar—
. Por favor, dime que nadie realmente cree esto. La idea es completamente loca.

—Ahora mismo no sé quién cree qué. Las cosas se están poniendo...


complicadas.

Desde que salieron de la Academia, una vez al mes las cinco mujeres se
habían propuesto reunirse y almorzar. Mientras comían sándwiches de ensalada
de pollo, habían pasado horas interminables especulando sobre los rumores de
corrupción en el departamento. Ahora el tema se disparó en la mente de
SPLIT SECOND de STONE

Rachael, abriéndose camino en su cerebro sin que ella entendiera


completamente por qué. Rachael respiró hondo.

—¿Crees que...

—Rachael, no estoy insinuando que piense nada. —La voz de Annette se


volvió aún más cortante—. Sólo he llamado para transmitir el mensaje. Ya que
lo he hecho, dejaré que vuelvas al trabajo y haré lo mismo.

Aturdida, Rachael colgó el teléfono. Wendy entró en su cubículo un


segundo después con un montón de carpetas que dejó sobre la mesa.

—¿Quieres limpiarlos por mí? Tengo que triturar todas las copias rosas,
archivar las amarillas y enviarlo todo al departamento de informática.

Con la mente todavía en la conversación que acababa de tener con


Annette, Rachael respondió distraída. Sólo cuando Wendy salió del cubículo,
Rachael se dio cuenta de que había dicho que sí.

En los días transcurridos desde el tiroteo, Rachael prácticamente se había


atado las manos a la espalda en un esfuerzo por no llamar a Lauren. Sabía que
su amistad no podía interferir en ningún tipo de investigación, pero si Christena
62
Snell estaba difundiendo rumores como éste, había que hacer algo. Rachael no
podía permitir que la mujer arruinara su reputación, y mucho menos presentar
cargos tan graves sin prueba alguna.

Además, si Lauren había oído ese cotilleo, ¿quién más lo sabía? La


respuesta de Rachael le vino inmediatamente. Tal vez eso era lo que había
estado molestando a Kim. Obviamente tenía a Annette de los nervios. Entonces
pensó de nuevo y su corazón se detuvo. Chase Davidson.

Después de que Chase se marchara ayer, examinó su conversación


desde todos los ángulos, pero no había sido capaz de descifrar a dónde quería
llegar la teniente de Asuntos Internos con sus preguntas. Ahora todo encajaba.

Rachael apartó el sillón del escritorio y salió por la puerta. Tenía que
encontrarla y explicárselo.

Chase estaba saliendo por la entrada cuando oyó que la llamaban por su
nombre. Se volvió, pero las puertas dobles ya se habían cerrado y supuso que
se había equivocado. Siguió caminando por la acera y un segundo después la
detuvo un tirón de la chaqueta. Miró hacia abajo y vio a Rachael.
SPLIT SECOND de STONE

—Su secretaria me ha dicho que podría alcanzarla si me daba prisa.


Tenemos que hablar, teniente Davidson.

La idea de Rachael la había acompañado todo el fin de semana y era lo


suficientemente mayor como para saber que eso significaba problemas. La clase
de problemas que la atraían enormemente. Analizó la situación y llegó a la
brillante deducción de que la poderosa personalidad de Rachael y su aspecto
seductor estaban teñidos de la suficiente vulnerabilidad como para convertirla en
una de las mujeres más sexys que había conocido.

—Llámame Chase. Lo siento, pero estoy de camino al juzgado de distrito.


Tengo que estar allí en quince minutos.

Empezó a caminar de nuevo, pero Rachael la alcanzó en dos pasos y esta


vez, cuando detuvo a Chase, sus dedos se clavaron en el brazo de la mujer.

—También lo siento, pero esto no puede esperar. Se trata de mi caso y


es importante.

Los peatones fluían alrededor de la isla que habían hecho, separándose


y volviendo a juntarse al otro lado.
63
—No sé nada nuevo y aunque lo supiera, no puedo...

Rachael se apartó un mechón de pelo que la humedad le había dejado


caer sobre los ojos.

—Acabo de enterarme de los cotilleos de Christena Snell y sé que también


los has oído. Pero hay algo que deberías entender antes de que te hagas una
idea equivocada. No es cierto. En absoluto.

Aunque la franqueza de Rachael la sorprendió, las reglas eran las reglas.


Ella no podía corresponder.

—Mira, no puedo hablar de esto contigo...

Rachael apretó los dedos, interrumpiendo a Chase y su voz se suavizó.

—Chase... —Tomó aire y lo soltó lentamente—. Por favor.

Eso fue todo lo que necesitó. Una palabra y su nombre y ya estaba. Miró
hacia la calle con un suspiro y luego volvió a mirar a Rachael.
SPLIT SECOND de STONE

—Terminaré en una hora. Nos vemos en la cafetería de Clay. Está a unas


seis manzanas al norte de aquí.

—Sé dónde está. Allí estaré. —Rachael le dedicó una pequeña sonrisa—
. Gracias.



Un paseo a mediodía en pleno agosto no era algo que una persona cuerda
hiciera en Atlanta, pero, inquieta por la ansiedad, Rachael subió una calle y luego
bajó la siguiente, mirando el reloj cada cinco minutos. Al cabo de media hora,
llegó a la pequeña cafetería que Chase había mencionado y entró. El
restaurante, oscuro y lúgubre, parecía una cueva, pero era una cueva fresca, así
que cogió una mesa y pidió un té helado.

El tiempo se ralentizó hasta alcanzar la velocidad de la cucaracha que


subía por la pared junto a la puerta. Rachael pensó en marcharse varias veces,
pero tenía que hablar con Chase, así que se quedó y planeó lo que le diría, con
64
las palabras sonando en su cabeza una y otra vez. La idea de que hubiera
disparado a David era tan ridícula que ni siquiera abordó esa parte de la cuestión.
Los resultados de la autopsia demostrarían que no lo había hecho. Era evidente
que Christena se había vuelto inestable ante su dolor.

La supuesta aventura, eso ya era otra cosa. Dibujando con el dedo el


círculo de agua que su vaso había dejado sobre la mesa, Rachael sacudió la
cabeza. Hasta donde ella sabía, los viejos chismes sobre ella y David se habían
quedado en la comisaría. Estaba segura de que no le habían seguido hasta su
casa. ¿Quién habría sido tan malicioso de contárselo a Christena Snell y por qué
precisamente ahora? Obviamente, había dado crédito a la información y por eso
había ido tras Rachael, pero sencillamente no era cierto.

Pensó en sus conversaciones con Kim y Annette. Seguro que sus amigas
no pensaban que se había liado con su pareja, un hombre casado.

La campana sobre la puerta sonó y Rachael levantó la vista para ver a


Chase cruzar el umbral y acercarse a su mesa. Hizo un gesto con el dedo al
camarero que estaba junto a las puertas dobles de la cocina y se sentó frente a
Rachael.

Rachael no esperó a que se acomodara. Fue directa al grano.


SPLIT SECOND de STONE

—Mira, necesito asegurarme de que no creas este horrible chisme...

El camarero apareció con un vaso de té helado y lo puso en la mesa


delante de Chase. Ella le dio las gracias y le hizo un gesto para que se fuera.
Inmediatamente, Rachael retomó la conversación donde la había dejado.

»... que Christena Snell está extendiendo. Sé que lo has oído, así que
vayamos al grano.

Chase se recostó en su silla y la miró fijamente. Chase llevaba unas gafas


de sol que no había llevado cuando la había visto antes y que le daban un
aspecto aún más severo. Y sexy.

—No se me permite hablar de casos en curso, especialmente con los


agentes implicados en la investigación. Seguro que te das cuenta.

Empezó a discutir y entonces se dio cuenta de lo que había dicho Chase.


Habló con cuidado.

—No quiero discutir el caso. Quiero darte información sobre ello.

Chase hizo una pausa. 65


—Puedes hablar todo el día si quieres. Sólo estoy aquí para disfrutar de
un buen vaso de té helado.

Ante su creciente ansiedad, el discurso cuidadosamente ensayado de


Rachael desapareció.

—No es la verdad. Lo que Christena Snell está diciendo sobre David y yo.
Está mintiendo.

Sin dar muestras de haberla oído, Chase dio un sorbo a su té.

Rachael se inclinó sobre la mesa.

»Es importante que sepas esto. No me acostaba con David Snell. Era un
hombre casado y un policía. No me meto con ninguno de los dos.

Chase la miró y asintió.

—Eso está bien.

La falta de reacción de Chase era frustrante, así que insistió.


SPLIT SECOND de STONE

—¿Me crees?

—No tengo motivos para no hacerlo. —Se quitó las gafas de sol y volvió
a mirarla—. A menos que estés mintiendo. —Hizo una pausa, sus ojos de color
extraño firmes—. ¿Estás mintiendo?

A primera vista, su pregunta parecía ridícula. Si estuviera mintiendo,


obviamente no lo diría. Al mirarla fijamente a los ojos, Rachael sintió de repente
como si la hubieran conectado a una especie de polígrafo psíquico.

—Tengo mis defectos, pero mentir no es uno de ellos. Especialmente


considerando lo importante que es esto.

—Pero es exactamente cuando la mayoría de la gente miente. —Imitando


el movimiento anterior de Rachael, se inclinó más cerca de la mesa—. Lo que
está en juego tiene que ser grande, ¿no? Ésa es la motivación.

—Eso puede ser cierto, pero no en este caso. No conmigo.

Chase hizo una pausa antes de hablar.

—De acuerdo. 66
El agujero nervioso en las tripas de Rachael se mantuvo. De hecho,
parecía crecer aún más.

Chase llamó entonces la atención del camarero, le mostró su vaso vacío


y miró a su alrededor. Después de que el camarero se acercara y rellenara su
vaso de té, volvió a levantar la vista y pareció casi sorprendida de ver que
Rachael seguía allí.

—¿Hay algo más?

Incómoda y ansiosa, se limitó a sacudir la cabeza, ponerse en pie y


empezar a marcharse. En el último momento se detuvo junto a la mesa.

—Hay una cosa más.

Chase levantó la vista, sus ojos de pizarra ilegibles.

—¿Sí?

—Sólo para que conste. Yo no maté a David Snell.


SPLIT SECOND de STONE

A través de la hilera de ventanas que bordeaban la cafetería, Chase vio a


Rachael cruzar la calle. Llevaba un traje azul marino que le quedaba un poco
grande y una blusa que no combinaba, pero aun así los hombres y las mujeres
se detenían y giraban para verla pasar. Chase no les culpaba. Ella habría hecho
lo mismo, diablos, estaba haciendo lo mismo. Algo en la mujer exigía su atención.
A menos que estuvieras ciego o muerto, tenías que fijarte en Rachael Stevens.
David Snell no había sido ciego, pero estaba muerto. ¿Le había mentido a
Chase? ¿Había habido una aventura? ¿Lo había matado? Chase volvió a
quitarse las gafas de sol y las lustró pensativamente. En realidad, no se había
creído el despiadado discurso de Christena Snell cuando lo oyó por primera vez
y seguía sin estar segura de creérselo ahora. En cualquier caso, si Rachael
Stevens y David Snell hubieran sido pareja, sus acciones habrían sido estúpidas,
pero difícilmente ilegales. Por supuesto, atrapar al tipo era una cosa, pero
matarlo era otra totalmente distinta. Aun así, algo en la situación la inquietaba y
de pronto temió que ese algo pudiera ser la propia Rachael. La idea la perturbó.
Terminó su té, tiró algunos billetes sobre la mesa y regresó a su despacho.


67
El jueves, Chase ya había rellenado los formularios y realizado la mayoría
de las entrevistas necesarias. En el proceso, su expediente sobre Rachael había
crecido más de quince centímetros de grosor, pero lo que crecía aún más rápido
era la vid. Sus zarcillos habían llegado a todos los despachos y, fuera donde
fuera, Chase oía cómo se repetían los rumores. Sabía por experiencia que,
aunque pruebas sólidas demostraran lo contrario, la salacidad seguiría
extendiéndose. Era mucho más interesante que la verdad.

Al día siguiente, Chase cogió el teléfono, marcó el número de Homicidios


y preguntó por Bobby Palmer, el agente que se ocupaba de la muerte de Snell.
El teniente se puso al teléfono unos minutos después.

—Sólo quería comprobarlo, teniente. ¿Tienes noticias para mí?

—Esperaba que tuvieras algo para mí.

Palmer no se había enterado de los cotilleos. Si lo hubiera hecho, lo habría


dicho, Chase decidió guardarse la información, aunque no sabía por qué. Chase
declaró vagamente.
SPLIT SECOND de STONE

—La verdad es que no. Estoy trasteando con los informes, barajando
papeles, ese tipo de cosas. ¿Encontraron los técnicos alguna bala?

—Ni una. Eso es raro, ¿no?

—Sí, pero no es inaudito. A veces parecen desaparecer. ¿Cómo está el


tirador?

Palmer resopló.

—Aguantando. Los médicos siguen sin dejarme hablar con él. Aún no lo
han identificado. Me está volviendo loco. Llamo a las enfermeras dos veces al
día, pero se están irritando conmigo. Puede que se lo carguen para que deje de
llamar. —Hizo una pausa—. Lo cual, ahora que lo pienso, no me molestaría lo
más mínimo.

Chase comprendió lo que el hombre quería decir. Ningún oficial aceptaba


la muerte de otro a la ligera. De hecho, la mayoría se lo tomaba como algo muy
personal.

—Mantente en contacto, Palmer.


68
—Tú también.

Chase colgó el teléfono, lo volvió a coger y marcó la oficina del forense.


En un edificio separado de la comisaria, la oficina del forense estaba siempre
ocupada. Además de ocuparse de todos los casos de la policía metropolitana,
los patólogos realizaban trabajos por encargo para algunos de los condados
cercanos más pequeños que sólo contaban con jueces de paz como médicos
forenses.

—¿En qué punto estamos en el caso Snell? —Chase no se molestó en


hacer preliminares. La secretaria que contestó al teléfono sabía quién era.

—La autopsia está hecha, teniente Davidson, pero aún estamos


esperando algunos informes de última hora. Estamos en ello. Me temo que su
caso no es el único del que ahora nos ocupamos.

—Por supuesto. —Ya lo había oído antes—. ¿Cuánto tiempo más?

—Al menos otro día. Tal vez dos o tres.

Sonaba tan insegura que Chase consideró su respuesta más una


suposición que una respuesta. Colgó y su frustración fue en aumento. Inquieta,
SPLIT SECOND de STONE

se levantó de su escritorio unos minutos más tarde. Hasta que no tuviera los
últimos componentes, el informe de la autopsia y sus conclusiones, el caso de
Rachael quedaría en suspenso. Y Rachael estaría detrás de un escritorio, con
su vida en el limbo.

Chase se detuvo junto a la ventana y apoyó las manos en el cristal, el sol


le calentaba las yemas de los dedos. Cuando Rachael había dicho su nombre el
otro día, se había sentido caer en un pozo muy profundo. Chase ya había estado
allí con otras mujeres. Al principio era un lugar estupendo, pero luego,
inevitablemente, ocurría algo y las paredes empezaban a apretar.

Cuando llegaba ese momento, y siempre llegaba, era una larga escalada.
Y ella era demasiado vieja para enfrentarse a algo tan desalentador, sobre todo
con alguien tan joven como Rachael. Apartando la vista, Chase salió al pasillo y
empezó a deambular sin rumbo, con la mente en el caso. Cogió café, se bebió
la mitad y tiró la taza, sirviéndose otra cinco minutos después. Miró por las
ventanas en todas direcciones y volvió a su despacho. Sentada en su sillón, se
levantó de nuevo y caminó por el pasillo. Cuando se encontró frente al cubículo
de Rachael, no se sorprendió demasiado.

69


Aún más inquieta ahora que antes de hablar con Chase, Rachael cedió a
la tentación del viernes por la mañana. Cogió el teléfono y llamó al despacho de
Lauren. Pero cuando contestó su asistente, perdió los nervios y colgó.
Inmediatamente cogió el teléfono y volvió a marcar.

—¿Annette? Soy Rachael. ¿Puedes hablar?

En la milésima de segundo de silencio que siguió a su pregunta, Rachael


se sintió repentina e inexplicablemente inquieta. La unidad de Annette siempre
estaba increíblemente ocupada. A veces simplemente no tenía tiempo para
charlar y lo decía. Pero esta pausa era diferente.

»Nett, estoy tratando de decidir si debo llamar a Lauren o no. ¿Crees que
debería?

—Lo siento, Rachael, pero no es un buen momento. —La voz de Annette


era fría y distante—. Pero no sabría aconsejarte al respecto, a pesar de todo.
SPLIT SECOND de STONE

—Oh... Bueno, vale. Siento haberte molestado. —Rachael colgó, con la


confusión y la duda invadiéndola. Lo intentó con Dianna a continuación, pero una
vez que empezó a hablar y a hacer ruidos de compasión, Rachael no pudo
alejarse lo suficientemente rápido. No necesitaba compasión. Se despidió
apresuradamente y dejó a Dianna a media frase.

Diciéndose que estaba actuando como una loca, Rachael se levantó y


salió de su despacho en dirección a la sala de descanso que había al final del
pasillo. Tal vez un poco de cafeína despejaría su mente de los pensamientos
desagradables que empezaban a formarse. Cuando se acercaba a los
ascensores, las puertas se abrieron y una mujer salió de entre la multitud.

—¡María! —El grito de Rachael fue automático. Empezó a avanzar y de


repente vaciló al darse cuenta de que su amiga no parecía tan contenta de verla
como ella lo estaba de verla.

Volviéndose, María habló con un hombre que había bajado del ascensor
con ella.

—Enseguida voy. Ve tú. —Lanzó una mirada desagradable a Rachael,


luego asintió y se fue al final del pasillo a esperar. 70
María se adelantó.

—Rachael... ¿Cómo van las cosas? Hace tiempo que no te veo.

—Estoy aguantando. Realmente no he hablado con nadie desde que


fuimos al servicio de David. ¿Está todo bien? —La pregunta sonaba débil, pero
Rachael no sabía qué más preguntar.

—Supongo que todas hemos estado muy ocupadas. —La expresión de


María cambió y movió las carpetas que sostenía de un brazo al otro—. Siento no
haber llamado, Rachael, pero... —Su voz se apagó y miró hacia el hombre que
la esperaba—. Yo... no he tenido tiempo. Las cosas han estado un poco difíciles
últimamente.

¿Un poco difíciles? Rachael casi se rio. No sabía de qué hablaba María,
pero a menos que también estuviera siendo investigada por el asesinato de un
compañero, Rachael no estaba impresionada.

»Mira, tengo que irme. —María inclinó la cabeza hacia el final del pasillo—
. Lo siento, pero...

Rachael mintió.
SPLIT SECOND de STONE

—No pasa nada. Tú sigue. Lo comprendo.

María asintió y echó a correr por el pasillo. En la esquina, se detuvo, miró


hacia atrás y su mirada se clavó en la de Rachael. Rachael, que seguía de pie
junto al ascensor, le sostuvo la mirada. Un segundo después, María desapareció.

Rachael se olvidó de su café y decidió volver a su despacho. Perdida en


sus pensamientos sobre el extraño comportamiento de Annette y ahora también
de María, Rachael no levantó la vista hasta que estuvo a mitad del pasillo.
Cuando por fin lo hizo, su corazón empezó a latir con fuerza. Chase Davidson
estaba delante de su puerta. Iba vestida con la misma elegancia que la primera
vez que se vieron, con un traje oscuro hecho a medida... y evidentemente caro.
Quienquiera que fuese el sastre de la mujer, sabía lo que hacía. El corte de la
chaqueta realzaba los ya de por sí anchos hombros de Chase y los pantalones
se ajustaban a sus estrechas caderas en todos los puntos adecuados. La camisa
era de un gris suave. Un tono mucho más cálido y agradable que los ojos tras
sus gafas. De mala gana Rachael se dirigió hacia ella y cuando llegó a su lado
Chase la saludó. Era una mujer de voz suave, se dio cuenta Rachael, y en otras
circunstancias, podría haber estado tentada de calificar su voz de seductora.
Ahora mismo, por loco que pareciera, sonaba simpática cuando pronunciaba su
nombre, lo que tenía aún menos sentido. Rachael se dijo que se estaba 71
volviendo loca.

Chase no dio muestras de haber oído la conversación entre Rachael y la


otra mujer, pero tenía claro que Rachael había sido desairada. Mirándola a los
ojos verdes, Chase decidió que sabía lo que había pasado, pero no entendía por
qué. Su expresión estaba llena de un confuso desconcierto que hizo que a Chase
le doliera por ella. De repente, le entraron ganas de abrazarla y consolarla. La
idea la conmocionó tanto que sacudió físicamente la cabeza como si quisiera
desalojarla.

—Pasaba por aquí y he pensado en pasarme —habló mientras Rachael


se detenía a su lado. Una mentira era tan buena como cualquier otra—. He tenido
que bajar a ver a un tipo a la vuelta de la esquina. ¿Cómo van las cosas?

Rachael asintió, su expresión se volvió más serena, su máscara


profesional de nuevo en su lugar.

—Bien. Muy bien.

Chase lo dudaba.

»Como puede ver, teniente, tengo mucho trabajo. —Hizo un gesto con la
mano hacia los expedientes apilados en el escritorio del interior del cubículo—.
SPLIT SECOND de STONE

La secretaria de nuestra unidad está encantada de tener ayuda, pero aún no


sabe lo inepta que soy archivando.

—Todos tenemos nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles.

Los ojos de Rachael brillaron de repente y se acercó más a ella. Por un


momento, Chase pensó que iba a cogerla del brazo, pero no lo hizo.

—Los tenemos —dijo, repentinamente intensa—. Y sentarme en un


maldito escritorio no es lo mío. Sácame de aquí, Chase. Me estoy volviendo loca.

—No puedo hacerlo. Hasta que la investigación esté completa...

Rachael sacudió la cabeza con impaciencia. Su perorata no significaba


nada para Rachael.

—Pero podría ayudar. Nunca tendremos más cobertura mediática de la


que estamos teniendo ahora y deberíamos utilizar a todos los que tenemos. Si
no presionamos fuerte e identificamos a esos tipos mientras las cámaras están
funcionando, podríamos tardar meses en averiguar quiénes son.

Siguió defendiendo su caso. Era elocuente, demasiado elocuente, y 72


Chase sintió que quería ayudarla, pero no podía. La cortó con la mano.

—Todo lo que dices es correcto, Rachael. Pero no puedo cambiar las


reglas. Tienes que ser paciente y dejarme hacer mi trabajo.

Rachael se limitó a mirarla.

Chase se disculpó y se marchó. Sin embargo, su huida física resultó ser


en vano. Los ojos furiosos de Rachael la acompañaron el resto del día.

A las cinco, Chase salió de su despacho y se dirigió al sur de la ciudad y


a la universidad. A mitad de la clase, decidió que sonaba increíblemente
estúpida. Cuando contó a tres chicos roncando en la última fila, se dio por
vencida. Lo de los ronquidos no solía ocurrir hasta que estaban mucho más
avanzados en la sesión de verano. Quería culpar a los alumnos, pero sabía que
la culpa era suya. No le interesaba explicar la teoría de la personalidad sobre el
libre albedrío frente al reduccionismo. Los despertó a todos y los despidió.

Bajó la capota del Porsche, salió de la universidad y condujo más rápido


de lo que debería por la autopista. El aire húmedo de la noche era pegajoso y
caliente a pesar de la velocidad. En veinte minutos había llegado al Strip sin
SPLIT SECOND de STONE

saber muy bien por qué; el coche parecía haber encontrado el camino por sí solo.
A Chase le ocurrían cosas que no podía explicar.

Una fila de vehículos esperaba para entrar en el aparcamiento del Club


Happy Hour’s y sólo eran las nueve. Al parecer, la muerte de David Snell no
había ralentizado las cosas en el club. En lugar de luchar contra la multitud,
Chase giró a la derecha y metió el Boxster en el oscuro aparcamiento de un
pequeño edificio de oficinas situado al otro lado de la calle. Sacando su distintivo
de Vehículo Oficial de Policía de debajo del asiento y pegándolo en el
salpicadero, decidió que al dermatólogo no le importaría que Chase ocupara una
de las plazas de su paciente. No tendría nada que hacer a estas horas del día.
Sentada, Chase se quedó mirando a los clientes y se preguntó qué demonios
estaba haciendo. Dos segundos después, tuvo su respuesta. Al otro lado de la
calle, Rachael dobló la esquina, se detuvo y entró en el bar.



73
No había querido encontrarse con Candy en Happy Hour’s, pero la
adolescente había insistido. Cuando Rachael pasó por el lugar donde había
yacido el cuerpo de David, empezó a temblar y sus ojos se desviaron hacia la
acera sin su permiso. Una débil mancha seguía oscureciendo el hormigón. ¿O
no? Tal vez estaba imaginando cosas otra vez. Locuras. Había empezado a
hacerlo ayer, después de hablar con todo el mundo. Tal vez sus amigas no eran
realmente sus amigas después de todo y tal vez Chase realmente estaba de su
lado.

Al final del día, había decidido que tenía que concentrarse en lo que sabía.
Había jurado recuperar su vida y había pensado cómo hacerlo. Su primer paso
había sido encontrar a Candy. Abriéndose paso entre la multitud, Rachael se
dirigió al taburete del bar donde se había sentado cuando estuvo aquí. Otro
camarero le trajo una Coca-Cola tibia, pero sabía aún peor que el té helado que
había pedido ese día y la apartó tras un sorbo.

Candy dijo que ya le había contado a Chase todo lo que sabía sobre los
tiradores, pero Rachael le había dicho que también necesitaba oír la historia.
Inventándose una historia descabellada que relacionaba al vagabundo que
pegaba a las prostitutas con el asesinato de David, había conseguido que Candy
le prometiera volver a reunirse con ella.
SPLIT SECOND de STONE

Rachael se imaginó cómo mirarían los ojos grises de Chase si se enteraba


de que había llamado a la adolescente. Rápidamente eliminó la imagen de su
mente y se dijo que no importaba. Uno, nunca se enteraría y dos, si lo hacía, a
Rachael realmente le importaba un bledo.

—¿Está ocupado este asiento?

Rachael levantó la cabeza de un tirón y el corazón se le subió a la


garganta cuando se sintió invadida por el shock, puro y frío. ¿Cómo demonios la
había encontrado?

—No... no, está libre.

Chase se había inclinado para poder oírla, la música estaba tan alta esta
noche como la noche de la muerte de David.

—¿Estás segura? —El aliento de Chase le rozó la oreja—. He pensado


que estabas esperando a alguien.

—¿A quién estaría esperando?

Sus ojos todavía conectados con los de Rachael, inclinó la cabeza detrás 74
de ella.

—He supuesto que podría ser ella.

Con una sensación de hundimiento, Rachael miró más allá del hombro de
Chase. Candy estaba de pie en el otro extremo de la barra y, mientras Rachael
la observaba, levantó la mano derecha y movió el dedo, señalando una copa que
tenía en la otra mano y pronunciando la palabra gracias.

—Le he comprado un vaso de té helado. —Sacudiendo la cabeza, se


sentó junto a Rachael y giró el taburete, de espaldas al espejo y de cara al
público—. Por extraño que parezca, eso es lo que ha dicho que quería.

Rachael no respondió. Todavía no podía creer que el teniente de Asuntos


Internos estuviera allí.

Apoyando un codo en la barra, Chase se acercó.

»Rachael, ¿qué estás haciendo? —Olía a una colonia cara cuyo nombre
Rachael no podía desenterrar de una mente repentinamente en blanco—. ¿Por
qué le pediste a Candy que te encontrara aquí?
SPLIT SECOND de STONE

—Quería hablar con ella sobre el caso que investigaba cuando dispararon
a David.

—¿En serio? Eso no es lo que me ha dicho. Ha dicho que querías hablar


del tiroteo.

—En realidad, sí, importa mucho. —Chase se apartó y la miró. Rachael


dejó de centrarse en la boca de Chase, que parecía más segura de mirar que
sus ojos. Hasta que se centró. Tenía unos labios carnosos y perfectos y, en un
extraño destello que sólo podía achacar al estrés, Rachael se permitió imaginar
cómo se sentirían apretados contra su garganta.

La voz de Chase rompió su fantasía.

—Se supone que no estás investigando nada. Estás en trabajo de


escritorio.

—Estoy en mi tiempo libre.

—Los policías como tú no tienen tiempo libre.

—No sabes qué clase de policía soy. No me conoces, punto. 75


Chase esperó a que pasara un segundo antes de hablar despacio.

—Tu madre abandonó a la familia cuando apenas tenías dos años y rara
vez sabes de ella. Tú y tus tres hermanos mayores ibais a la escuela a una
manzana de donde vivíais. Tus hermanos son policías y tu padre se jubiló hace
dos años. Tu padre estaba en contra de que te hicieras policía y tus hermanos
estaban de acuerdo porque él manda y están de acuerdo con todo lo que dice.
Independientemente de eso, justo después de la universidad, entraste
directamente en la Academia, donde te graduaste la primera de tu clase. Pasaste
un año en libertad condicional y dieciocho meses en patrulla, luego te
incorporaste a Delitos Sexuales. Nunca te has casado, vives sola y tienes una
talla seis.

Rachael la corrigió sin pensar.

—Soy talla ocho.

—Tal vez es lo que usas, pero eres talla seis. Confía en mí.

Rachael se quedó mirándola.


SPLIT SECOND de STONE

Chase sonrió.

—Mi ex compraba de Neiman-Marcus2. Solía participar en las compras.


Distingo mis Versaces de mis Laurens, pero el resto lo saqué de tu expediente.

Rachael anotó mentalmente la palabra ex. No ex novio, ex marido o ex


novia.

—Todo eso puede ser verdad, pero no significa que me conozcas mejor
de lo que yo te conozco a ti.

—Bueno, ¿qué quieres que te diga? —Chase extendió las manos en un


gesto de apertura—. Pregunta. Ya conoces el único secreto que suelo guardar.

Ante su invitación, Rachael se dio cuenta de que mil preguntas sobre


Chase la habían atormentado desde que había entrado en su casa, pero no iba
a hacerle ninguna.

—Tu vida personal no es de mi incumbencia. —Su tono era severo.

Chase se encogió de hombros.


76
—Por mí está bien, pero déjame señalarte una cosa que te concierne.

Rachael se puso de pie, ansiosa por llegar hasta Candy y aún más
ansiosa por alejarse de Chase. Mirando por encima del hombro de Chase, trató
de divisar a la adolescente, pero la esquina donde se había parado estaba vacía.
¿Le había pagado Chase a Candy para que se fuera? Maldiciendo en voz baja,
Rachael se volvió hacia Chase.

—¿Qué es eso?

—No tienes por qué hacer lo que está haciendo y si persistes, haré que le
retiren la placa.

Su amenaza congeló a Rachael en su sitio.

—¿Hablas en serio?

—Muy en serio. Sin juego de palabras.

2 Neiman-Marcus: Grandes almacenes de lujo.


SPLIT SECOND de STONE

Recuperándose rápidamente, Rachael se echó el bolso al hombro y habló


con renovada determinación.

—Christena Snell está difundiendo chismes y rumores maliciosos sobre


mí. Como no tengo a nadie más de quien depender, voy a hacer lo que creo que
es mejor. Eso significa defenderme y establecer la verdad. Hablaré con quién me
plazca.

Empezó a pasar junto a Chase, pero ella la detuvo. Su agarre era flojo, su
expresión despreocupada, pero algo le decía a Rachael que ambas cosas
podían cambiar en una fracción de segundo.

—Rachael, no hagamos esto más difícil de lo que tiene que ser. —Su voz
era casi agradable—. Lo creas o no, quiero la verdad y eso significa que estoy
de tu lado.

En lo más profundo de su ser, parpadeó una pequeña llama de esperanza.


Pero siendo quien era, Rachael apagó la luz antes de que pudiera brillar más.
¿Qué le pasaba? ¿Estaba tan desesperada por ayuda que pensó que Chase
podría serla? Ella era Asuntos Internos, por el amor de Dios. Podía aceptar que
se sintiera atraída físicamente por Chase, pero no podía confiar en ella. ¿Qué
haría falta para que se diera cuenta?
77
—Me gustaría creerte, pero me temo que sé que estoy sola. No intentes
hacerme pensar lo contrario.
SPLIT SECOND de STONE

PARTE 3

Rachael pasó el fin de semana intentando contactar de nuevo con Candy.


La actividad era probablemente inútil, Chase obviamente había convencido a la
chica para que desapareciera, pero ella tenía que hacer algo. En cuanto su
mente se puso en blanco, empezó a pensar en David, en sus amigas, en Lauren
o en Chase, ninguno de los cuales eran temas que realmente quisiera examinar
más de cerca.

El domingo por la noche, Rachael estaba casi agradecida por la cena


familiar que tenía pendiente. Normalmente le daba pavor reunirse una vez al
mes, pero al conducir hasta la casa de su padre, sabía que la cena al menos le
daría un respiro a su mente, aunque no fuera agradable.

El olor a carbón encendido la saludó al salir de su Toyota. Su padre se


había convertido en un cocinero bastante decente después de que ella se fuera
78
de casa, pero seguía prefiriendo la parrilla y, en verano, era lo único que hacía.
Un vistazo calle abajo le indicó que su hermano mayor, Kenneth Jr., y su
hermano mediano, Phillip, ya habían llegado. Mientras subía por la acera,
William, el menor, se acercó a la acera y aparcó.

Rachael se detuvo entre los arbustos de azaleas que bordeaban el paseo


y esperó a que él rodeara el coche y abriera la puerta del acompañante. Había
traído a Kate. Era la tercera esposa. Si tuviera medio cerebro, habría huido para
salvar su vida, pero al parecer no era el caso, porque ella y William llevaban
saliendo dos años. Él se estaba divorciando de la esposa número dos.

Los tres, junto con el perro que Kate nunca dejaba en casa, se dirigieron
a la puerta principal. Cuando se acercaron, Kenneth hijo la abrió y esperó en el
umbral. Estrechó la mano de su hermano, besó a Kate y luego saludó fríamente
a Rachael con la cabeza, sus ojos verdes espejados en los suyos. Su frialdad no
la molestó. Tampoco tenía medio cerebro. Sin embargo, a diferencia de Kate, él
no lo necesitaba. Tenía a su padre para que pensara por él. Un ejemplo había
sido la decisión de Rachael de dedicarse a la policía. Su padre se había opuesto
a su elección desde el principio y Kenneth Jr. estaba totalmente de acuerdo.
Phillip, ayudante del sheriff del condado, no tardó en seguir su ejemplo. William
era agente del Departamento de Seguridad Pública. No había sido tan firme en
su desaprobación, pero su postura había terminado por coincidir con la de ellos.
SPLIT SECOND de STONE

Las mujeres no pertenecían a las fuerzas del orden. No eran físicamente aptas
para ello, no eran lo bastante corpulentas y no podían proporcionar los refuerzos
adecuados. Lo único que sus hermanos no habían dicho era que las mujeres no
eran lo bastante malas, pero después de todas las que habían pasado,
probablemente sabían que eso no era cierto. Phillip y Kenneth estaban solteros
en ese momento.

Consiguieron terminar casi toda la comida antes de que Kenneth Jr.


sacara el tema.

—Mi compañero me está rompiendo las pelotas por ti, Rachael. —


Kenneth Jr., policía del Departamento de Policía de Atlanta en la Unidad de Robo
de Automóviles, apartó su plato y la miró con odio—. ¿Cuándo demonios se va
a acabar este lío? No me gusta nada que arrastren mi nombre por el fango junto
con el tuyo.

Antes de que pudiera responder, Phillip intervino.

—Mi teniente también me lo preguntó. De hecho, todo el mundo habla de


ello.

Rachael sacudió la cabeza.


79
—Gracias por la simpatía, chicos. Es bueno tener el apoyo.

—Oye, fuiste tú la que quiso ser policía...

William interrumpió a Kenneth Jr. antes de que pudiera exaltarse


demasiado.

—Rach, ¿quién lleva el caso?

—Chase Davidson —contestó el padre de Rachael por ella, con los ojos
puestos en el filete que cubría la mitad de su plato.

Rachael miró a su padre sorprendida. Por alguna razón, nunca se le había


ocurrido preguntarle por Chase.

—¿La conoces?

Phillip sacudió la cabeza con disgusto.

—Otra mujer en un trabajo demasiado grande para ella. He oído que es


una bala perdida.
SPLIT SECOND de STONE

Rachael desvió la mirada hacia su hermano.

—No te he preguntado.

Su padre interrumpió.

—Es una bala perdida. No sigue las reglas, hace las cosas a su manera.
—Cortó un trozo de filete y la miró, con tono amargo—. Pero es recta.

Rachael no tenía ni idea de la orientación sexual de Chase, pero, aunque


la tuviera, sabía que su padre no se refería a eso. Él estaba diciendo que Chase
era honesta.

Kenneth Jr. volvió a expresar su opinión no deseada.

—Eso no es lo que he oído. Mira su ropa. Demonios, mira su coche. La


mujer tiene demasiado dinero para ser policía. Todo el mundo sabe que acepta
sobornos.

—En realidad da dos clases nocturnas en la universidad. Quizá su dinero


venga de allí. —Kate era secretaria del jefe del sindicato y conocía a todos los
policías del Departamento de Policía de Atlanta, incluidos los que no pertenecían 80
al sindicato. Cogió su cerveza—. Creo que es inteligente y, para ser mujer, es
muy guapa.

Mientras William fulminaba con la mirada a su prometida, el padre de


Rachael volvió a hablar.

—Chase Davidson no es de quien tienes que preocuparte. —Atrapó los


ojos de Rachael, su mirada tan oscura como su ceño fruncido—. La viuda de
Snell es de quien debes preocuparte. Le ha dicho a todo el maldito mundo que
te estabas tirando a su marido.

Rachael se armó de valor cuando los demás callaron. Había estado


esperando que alguien sacara el tema de Christena Snell; debería haber sabido
que sería su padre.

—Adelante, repite el resto, papá. Le está diciendo a todo el mundo que yo


también le disparé. Será mejor que lo digas.

Por un breve instante, pensó que su padre había hecho una mueca, pero
Rachael sabía que no era así. No sentía compasión por ella. Por lo que a él
respectaba, ella había hecho su cama y ahora era el momento de acostarse en
ella.
SPLIT SECOND de STONE

—No necesito decirlo. Acabas de hacerlo, así que la pregunta es, ¿cómo
vas a manejarla?

—No estoy segura. —Rachael ladeó la cabeza, su ira y actitud defensiva


sacando lo mejor de ella, como siempre lo hacían alrededor de su padre. ¿Tienes
alguna sugerencia? ¿Podrías darme el nombre de un asesino a sueldo? O... ya
que maté a David, supongo que podría encargarme de ella yo misma, ¿no?

Rachael se arrepintió al instante de sus imprudentes palabras, pero no


pudo retractarse. Todos se quedaron helados. Había conseguido dejarlos
estupefactos. Su padre se recuperó primero. Tiró la servilleta al plato, se levantó
y la miró con desprecio.

—Eres la que te has metido en este lío, Rachael. Vas a tener que ser tú
quien salga de él.

Sin mediar palabra, Kenneth Jr. y Phillip se levantaron también, siguiendo


a su padre desde la mesa hasta el patio trasero para ir a por los cigarros que
solían encender. William le dirigió a Rachael una mirada que contenía una pizca
de lástima y luego también se marchó. Aparentemente ajena a la tensión, Kate
empezó a parlotear mientras recogía los platos sucios y su schnauzer le ladraba
a los pies esperando que le echara una mano.
81
—He traído una tarta de chocolate de postre y también tenemos helado.
Está buenísimo. Voy a por un poco. —Siguió hablando mientras desaparecía en
la cocina. Rachael se fue antes de que volviera.



Rachael volvió a su casa sin recordar haber conducido hasta allí. Bajó del
Toyota, muerta de rabia, subió a la acera, abrió la puerta de la casa y entró
marcando el código para apagar la alarma. El día había ido tan mal como sabía
que iría. Por un momento se le pasó por la cabeza que su predicción de cómo
se desarrollaría podría ser vista por algunos como una profecía autocumplida,
pero no lo creía. Simplemente había sido otra ronda en casa de los Stevens. Si
tuviera medio cerebro, se habría mantenido alejada. Inmediatamente se sintió
culpable. Ir a cenar una vez al mes era todo lo que su padre esperaba de ella.
Independientemente de cómo se sintiera, seguía siendo su padre y, como tal,
siempre había creído que le debía algo. Pero tal vez no.
SPLIT SECOND de STONE

Desechando el bolso y las llaves, así como sus pensamientos, Rachael


subió las escaleras y se fue quitando la ropa a medida que avanzaba. Cuando
llegó al cuarto de baño, ya estaba desnuda. Abrió la ducha y se metió en el chorro
de agua sin esperar a que se calentara, con la mente concentrada en un solo
tema. Desde la noche en que David había muerto, sólo una persona parecía
estar de su lado. Rachael pronunció su nombre en voz alta, los riachuelos de
agua que goteaban de su pelo y se deslizaban por su piel desnuda hasta golpear
el azulejo.

—Chase. —Dentro de las paredes de la ducha, resonó el sonido de su


voz y se preguntó cómo una policía de Asuntos Internos, una mujer a la que
apenas conocía, podía ser la única persona que parecía simpatizar con su difícil
situación. Cerró el grifo, apoyó la cabeza contra la pared más cercana y repitió
su nombre, con la sensación de que permanecía en su lengua. La palabra aún
resonaba cuando algo en el piso de abajo se hizo añicos.

Rachael recuperó el aliento y su sangre se heló tanto como el agua


momentos antes. ¿Qué demonios...? El ruido había parecido la rotura de un
cristal. Como policía que era, empezó a repasar su lista de comprobación.
¿Había dejado la puerta abierta? ¿Habría activado la alarma antes de subir?
¿Habría abierto alguna ventana? No lo recordaba. Sólo podía pensar en su 82
pistola. Estaba guardada bajo llave, en algún lugar de la comisaria. Su arma de
reserva, una Glock, estaba en el cajón junto a la cama.

Rachael salió de la ducha y se puso sobre la alfombrilla. Empapada,


escuchó atentamente, pero no oyó nada. Los policías solían ser paranoicos, pero
Rachael, una mujer que vivía sola, era peor que la mayoría. Guardaba algún tipo
de arma en casi todas las habitaciones. Cogió el palo de golf que había
escondido en el armario de la ropa blanca, se envolvió en una toalla y se dirigió
hacia la puerta. Las bisagras crujían como las de un ataúd, pero la había dejado
abierta. Cuando salió al pasillo, contuvo la respiración y volvió a escuchar con el
palo de golf agarrado con ambas manos. Una vez más, sólo había silencio. Entró
en su dormitorio, pero la habitación estaba vacía. Si alguien había entrado en la
casa, no había llegado tan lejos. Se acercó a su cama, abrió el cajón de la mesilla
y buscó en él su arma, sin apartar los ojos de la puerta. Un segundo después,
sus dedos rozaron la empuñadura texturizada de la automática. Sacó el arma
lentamente y, un minuto después, se encontraba al final de la escalera. Empezó
a bajar, parándose a escuchar a cada paso. Cuando llegó abajo, casi se había
convencido de que estaba sola. No parecía que hubiera nadie más en la casa,
pero al detenerse en el último peldaño no bajó la guardia. Con la pistola en la
mano, inspeccionó primero la cocina, buscando con los ojos en los rincones y
las sombras. Todo parecía en orden. Giró a la derecha y entró lentamente en el
salón, con los nervios a flor de piel. Inmediatamente, antes de que pudiera darse
SPLIT SECOND de STONE

cuenta de lo que era, un movimiento de aleteo captó su visión periférica. Giró,


levantó el arma y apuntó, con el dedo en el gatillo, en posición de tiradora. En
lugar de disparar, se quedó mirando. La ventana de su salón tenía un enorme
agujero en el centro del cristal. A través del hueco, una húmeda brisa de verano
levantaba la persiana y luego la soltaba. Con cada brisa, la lama inferior raspaba
los trozos de cristal rotos del alféizar. Girándose, Rachael estudió el resto de la
habitación. Todo lo demás parecía intacto y su pecho se relajó ligeramente. Dio
un cuidadoso paso hacia el sofá y se quedó paralizada. Un ladrillo yacía en el
sofá, perfectamente centrado, perfectamente colocado. Si le hubiera pedido a
alguien que lo colocara con cuidado sobre el cojín, no lo habría hecho mejor. Un
mensaje había sido rayado en un lado y ella susurró las palabras en voz alta.

—¡Déjalo ahora, asesina de policías, o morirás!



Chase cocinaba cuando necesitaba pensar. En ese momento, tenía 83


cuatro ollas en el fuego y el horno precalentándose. Cuando cogió el cuchillo,
también sonó el microondas. Apenas llevaba una hora en casa cuando la
llamaron del forense. Habían terminado el informe preliminar sobre Snell el fin
de semana y el médico quería darle la información a Chase lo antes posible.

En realidad, eso no era del todo correcto. El forense había querido advertir
a Chase de los resultados y, de hecho, la propia Chase ya estaba notando los
efectos. Las noticias del forense la habían cogido totalmente por sorpresa, tanto
que ya había empezado a preguntarse si no sería hora de jubilarse. La
ingenuidad no era un buen rasgo para un policía de Asuntos Internos. Cuanto
más pensaba en lo que le había dicho el examinador, más se preguntaba, al
margen de la tecnología. ¿Dónde estaba la motivación? Cuando alguien mataba,
siempre había un motivo, y ella aún no había encontrado ninguno que las
pruebas demostraran.

Mientras Chase picaba cebollas e intentaba descifrar las noticias, el


escáner de la encimera de la cocina se despertó. Nunca lo silenciaba, el confuso
parloteo había puesto música de fondo a su vida durante años y, por lo general,
no era más que ruido blanco. La transmisión en curso llamó su atención. Tardó
un segundo en darse cuenta de por qué había sintonizado la llamada. Entonces
se dio cuenta de que la dirección era Charter Lane, la calle de Rachael. Hizo el
SPLIT SECOND de STONE

resto de la traducción sin pensar. Reúnete con la mujer en esta casa particular.
Posible merodeador...

Chase dejó caer el cuchillo sobre la tabla de cortar, se quitó el delantal y


se volvió hacia la cocina, apagando todo con un movimiento de la mano. Luego
corrió hacia la puerta trasera y sólo se detuvo el tiempo suficiente para coger su
revólver reglamentario del armario. Salió con el Porsche haciendo chirriar los
neumáticos y rugir el motor, y apenas rozó la puerta del garaje al levantarse.
Llegó antes que el policía a la casa de Rachael.

Al llegar a la entrada de la casa de Rachael, Chase vio inmediatamente la


ventana rota e imaginó miles de situaciones, todas malas. Cuando Rachael abrió
la puerta, Chase se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración.

Los ojos verdes de Rachael se abrieron de par en par. Estaba claro que
esperaba un uniforme, no a Chase.

—¡Chase! ¿Qué haces aquí?

—He escuchado la llamada en el escáner. —Su mirada recorrió el rostro


de Rachael. Parecía disgustada y agotada, pero Chase seguía sintiéndose más
atraído por ella de lo que se había sentido por ninguna mujer en años. Vestida
84
con vaqueros y camiseta, con el pelo mojado y sin maquillaje, estaba guapísima.

Rachael se hizo a un lado.

—Pasa. Ya que estás aquí, podrías ver los daños de primera mano.

Chase la siguió hasta el salón, donde señaló el sofá. Había un ladrillo en


el centro, con palabras torcidas garabateadas en su superficie picada. Chase
leyó el mensaje.

—Déjalo ahora, asesina de policías, o morirás.

—Bonito, ¿eh? —Habló con ligereza, pero cuando levantó los ojos, Chase
leyó la ansiedad en su mirada. A pesar de sus últimas noticias, Chase de repente
quiso estrangular al bastardo que había hecho esta broma infantil.

»Me estaba duchando y he oído cómo se rompía un cristal. He cogido mi


Glock y he bajado las escaleras. Estaba allí tirado sin más.

—¿No había coches? ¿No había señales de nadie?

Ella negó con la cabeza.


SPLIT SECOND de STONE

—Nada. Han debido tirarlo y salir corriendo. Estoy bastante segura...

El timbre interrumpió lo que estaba a punto de decir. Arrastrando el aroma


de la madreselva, se dirigió a la entrada y abrió la puerta a un agente de patrulla.
El policía saludó a ambas y, con un gesto serio, sacó un pequeño bloc de papel
y empezó a tomar notas. Si conocía la situación de Rachael, no dijo nada al
respecto. Cuando ella terminó de explicar lo sucedido, él prometió presentar un
informe. De pie, una al lado de la otra en el salón, vieron cómo el agente de
patrulla se marchaba quince minutos después de su llegada.

Rachael se cruzó de brazos y habló secamente.

»Estoy segura de que se pondrá manos a la obra. Sin ninguna duda.

Chase sonrió satisfecha.

—Por supuesto. Todos podemos dormir bien esta noche sabiendo que
oficiales así nos están protegiendo.

Por primera vez desde que la conoció, Rachael sonrió a Chase. Era una
expresión torcida y más irónica que sincera, pero de todos modos le hizo palpitar
el corazón. Inquieto por su reacción, Chase habló en voz baja.
85
»¿Estás bien? Debe de haber sido muy perturbador.

Caminó hasta el sofá y se sentó, evitando el lugar donde había estado el


ladrillo como si todavía estuviera allí.

—Era... inesperado, pero me preocupa más el sentimiento que el


incidente. —Una vulnerabilidad ensombreció su expresión y su voz sonó
vacilante cuando volvió a hablar—. Chase, por favor, dime que la gente no cree
de verdad que yo maté a David. La idea es tan escandalosa que ni siquiera puedo
empezar a defenderla. —Sacudió la cabeza—. ¿Por qué iba a querer matarlo?
Era mi compañero, por el amor de Dios.

Chase quiso sentarse a su lado en el sofá, pero no se lo permitió. La


información del informe del forense zumbaba dentro de su cabeza como una
colmena de abejas furiosas mientras se encaramaba al borde de la mesita que
tenía delante.

—La gente cree que lo mataste porque su mujer le está diciendo al mundo
que lo hiciste.

—Pero está loca...


SPLIT SECOND de STONE

—Ese puede ser el caso, aun así, David nunca negó tampoco tener una
aventura contigo.

Rachael respondió rápidamente.

—Lo sé, pero nunca me acosté con él y francamente...

Se interrumpió con tal brusquedad que Chase se inclinó hacia delante,


con el cerebro en alerta máxima.

—Francamente, ¿qué?

—Supongo que me sentí aliviada de que sólo quisiera llevarse el mérito.


—Habló como si estuviera confesando una debilidad y, de repente, Chase
vislumbró a la policía que era en realidad, la que Chase suponía que era pero
que no había visto hasta ahora. Dedicada, inteligente, dispuesta a hacer su
trabajo sin importar lo que eso implicara, incluido trabajar con tipos que todavía
pensaban que la liberación de la mujer era una idea radical—. Mientras no tuviera
que aguantar nada más, lo dejaba pasar.

Chase levantó una ceja.


86
—¿Cómo sabías que eso era todo lo que quería? Podría haber estado
trabajando contigo de alguna manera...

Rachael habló con convicción.

—David Snell nunca se me insinuó. Puede que sí lo hiciera con alguna de


las otras oficiales o secretarias, ellas pensaban que era guapo y muchas de ellas
habrían estado encantadas de complacerle, pero a mí no me interesaba y lo dejé
claro desde el principio. —Hizo una pausa, como si no quisiera continuar—. Pero
fue más que eso.

—¿Qué quieres decir?

—Cuando un hombre o una mujer van en serio, una mujer puede decirlo.

Chase esperó a que se explicara.

»Es difícil de explicar.

—Inténtalo.

—Eres una mujer. Debes saber lo que intento decirte. —Chase no dijo
nada, así que Rachael asintió y se lamió los labios tratando de encontrar las
SPLIT SECOND de STONE

palabras para explicárselo—. Hay un cierto tipo de rumbo que parecen tomar sus
interacciones.

Chase podía estar fantaseando; últimamente se le daba bien, pero le


pareció como si algo personal pasara entre ellas. Algo peligroso. Algo tentador.
Se obligó a hacer la siguiente pregunta.

—¿Y tu relación con David no siguió ese camino?

—No. Ni siquiera se dirigió en esas inmediaciones.

—¿Para ti, quieres decir?

—Para los dos. Como dije anteriormente, uno, estaba casado. Y dos, era
policía. —Sacudió la cabeza—. Trabajé mucho y muy duro para conseguir mi
destino en Delitos Sexuales y no iba a poner en peligro todo lo que había
conseguido. Había hombres en el departamento, un tipo llamado Jonathan
Hopper en particular, que estaba enfadado por mi asignación. Estaba en casa
de Christena el otro día, vigilando la puerta, de hecho. No quería darle, ni a él ni
a nadie, algo de lo que hablar. Independientemente de todo eso, David
simplemente no estaba interesado en mí. Supongo que no era su tipo.
87
Chase no sabía qué decir, sobre todo porque no podía imaginar que
alguien se sintiera así. Rachael malinterpretó su pausa.

»Crees que miento. —Su voz era plana y carente de emoción.

Chase se levantó y se acercó a la ventana rota, confusa y preocupada.


Podía contarle lo del informe y dejar que intentara defenderse o podía quedarse
callada y ver qué pasaba. En cualquier caso, no seguiría las normas. Eso nunca
le había preocupado y desde luego no le preocupaba ahora, pero quería ser
justa, fuera lo que fuera lo que eso significara. De espaldas a Rachael, habló en
voz baja.

—En realidad, te creo.

Chase oyó crujir el sofá y un segundo después, Rachael estaba a su lado,


tan cerca que podía oler su champú, tan cerca que podía sentir su calor. Una
ráfaga de aire húmedo agitó las persianas.

—Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué no cierras mi caso y me


dejas volver al trabajo?
SPLIT SECOND de STONE

Chase la miró. Desde la última vez que la había visto, le habían quitado
el vendaje. La fina línea roja le hizo estremecerse. La bala había estado tan
cerca.

—No puedo.

—¿Por qué no?

—Porque el forense me ha llamado esta tarde. Su informe es provisional


a la espera de la prueba de laboratorio, pero las cosas se han complicado. No
debería contarte nada de esto, pero suelo ignorar las normas que me parecen
estúpidas. Además, te vas a enterar tarde o temprano de todas formas, así que
apenas importa.

Rachael frunció el ceño, una clara inquietud apareció en sus facciones.

—¿Qué quieres decir con “más complicado”?

—David fue alcanzado por una bala de una 44. Los perpetradores no
tenían una 44.

Lo comprendió de inmediato. Todo el color abandonó su rostro y sus 88


mejillas adquirieron el tono de los huesos viejos. Tragó saliva.

—Ese calibre de munición puede usarse en muchas armas diferentes.

—Tienes toda la razón, pero la bala que se extrajo del cadáver no


procedía de cualquier arma. —Chase le puso una mano en cada hombro como
para tranquilizarla—. Salió de la tuya, Rachael. Lo hicieras a propósito o no,
disparaste a David y no hay forma de evitarlo.

Mientras su cerebro procesaba las palabras de Chase, a Rachael se le


cayó el suelo bajo los pies y su estómago no tardó en seguirle. Un sabor horrible
le llenó la boca y de repente le entraron ganas de vomitar. Se obligó a superar la
sensación y miró a Chase con incredulidad.

—Es imposible. No disparé a David. Es imposible. —Se zafó del agarre


de Chase—. El informe está mal. Tiene que estar mal... Diles que vuelvan a
hacer las pruebas. El laboratorio debe haber cometido un error.

—No ha habido ningún error. Dispararon al barril de agua dos veces y


cada vez los resultados fueron los mismos. Las superficies y los surcos
coincidían perfectamente.
SPLIT SECOND de STONE

Rachael sintió como si le hubieran disparado a ella. Chase no podía estar


diciéndole la verdad. Otro pensamiento le vino a la cabeza.

—Pero disparé siete veces. Se recuperaron siete balas y siete casquillos.


No pude haber...

Chase la corrigió.

—Se recuperaron ocho casquillos.

—¿Qué? ¡Es imposible! Mira mi arma. Cuenta lo que me quedaba...

—Eso fue hecho, Rachael, y todo sumado. Tenías un cargador de trece


balas en la 44 y había cinco balas en él cuando se lo entregaste a Asuntos
Internos. Eso significa que descargaste tu arma ocho veces. Ocho casquillos
fueron recogidos, registrados y comparados con tu arma, junto con ocho balas...
una de las cuales atravesó el corazón de David.

Entendía lo que Chase intentaba decirle, pero no tenía sentido. No podía


tener sentido. Recuperando el control de su voz y de sus emociones, afirmó
rotundamente:
89
—Te equivocas. Se equivocaron al hacer las pruebas. Soy demasiado
buena tiradora para cometer un error así.

—Rachael....

Sentía el pecho como atrapado en un puño gigante.

—Conoces mi historial en el campo de tiro. Si hubiera disparado a David,


lo habría sabido. —Se le quebró la voz al pronunciar el nombre de su compañero,
pero se contuvo. Tragando saliva, concentró toda su energía en Chase—. Yo no
lo maté. Tienes que creerme.

—Lo siento, Rachael. —Sus ojos grises adquirieron el color de la nieve


derretida—. Pero pruebas como esta no mienten.

Rachael se mantenía rígida, con los hombros rectos y la mirada firme. Por
la expresión de su rostro y su postura, Chase supo que le estaba diciendo la
verdad... o, al menos, lo que ella creía que era la verdad.

—Lo entiendo. —Sus manos se volvieron puños a los lados—. Pero son
incorrectos. No disparé a mi compañero. Si quieren la verdad como dijiste, no
aceptarás este informe sin investigar más.
SPLIT SECOND de STONE

Alargando la mano, Chase violó quince normas diferentes del


departamento y le apretó suavemente el hombro, sin apartar la mirada de
Rachael. Rachael tembló bajo su contacto y suavizó la voz sin esfuerzo
consciente.

—Los accidentes ocurren, Rachael. Aunque dispararas a David y eso se


demuestre, no significa que seas culpable de asesinato. Las tragedias por fuego
amigo son un triste hecho de la vida...

—Eso no es lo que pasó.

—Cuando ocurre algo así, las cosas se confunden. Puedes creer que no
le disparaste, pero no puedes estar segura. Por eso probamos y volvemos a
probar.

—Y puedes seguir con ello hasta el fin de los tiempos, pero te digo ahora
mismo que no le disparé. —Chase no iba a hacerla cambiar de opinión y los
hechos tampoco.

Chase no pudo evitar el suspiro que se le escapó.

—De acuerdo. Registraré tu protesta por la mañana con Debbie McLain,


90
mi capitana. Ella se encargará de todo. Mientras tanto, será mejor que te
busques un abogado.

—No lo necesito —dijo obstinadamente.

—Eso puede ser lo que piensas, pero... —Se interrumpió cuando la


expresión de Rachael se cerró. No estaba escuchando. Chase se dio la vuelta
para marcharse, pero dudó cuando la ventana dañada llamó su atención. Inclinó
la cabeza hacia los cristales rotos—. ¿Necesitas ayuda para cubrir eso?

—Tengo algo en el garaje...

—Ve a buscarlo —le ordenó—. No nos llevará ni dos minutos, luego


estarás lista para la noche. —Chase esperaba una protesta, pero Rachael se
dirigió a la cocina. Chase oyó una puerta abrirse y cerrarse. Unos minutos
después, regresó con un rectángulo de contrachapado de medio centímetro, un
martillo maltrecho y cuatro clavos.

La madera encajaba perfectamente en la ventana y se volvió hacia


Rachael sorprendida, con la mano sujetándola en su sitio. La mirada interrogante
obvia.
SPLIT SECOND de STONE

—Al niño de enfrente le gusta jugar al béisbol. El verano pasado estaban


jugando y la pelota atravesó la ventana. Su padre midió la ventana y la tapó hasta
que vino el cristalero. Me la quedé. —Se encogió de hombros—. Si es tan mal
jugador de béisbol como lo eran mis hermanos, supuse que volvería a pasar.

Aunque su respuesta tenía sentido, estaba claro que estaba en estado de


shock, la sorprendente información que Chase acababa de revelar era más de
lo que podía soportar. Su voz sonaba quebradiza y su expresión iba en
consonancia. Parecía como si fuera a saltar en pedazos en cualquier momento.

Chase quería consolarla, estrecharla entre sus brazos, darle una


palmadita en la espalda y decirle que todo iría bien, pero no podía. Eso no
formaba parte de su trabajo y, de hecho, podría meterse en un buen lío por
intentarlo. Definitivamente con su jefa y probablemente con Rachael.

Chase puso tres clavos en el alféizar y uno entre los dientes.

—Sujeta la madera y la clavaré en su sitio.

Rachael se acercó y se inclinó, presionando el contrachapado contra el


marco de la ventana.
91
—Ya debería haber agujeros donde antes estaban los clavos.

Chase localizó fácilmente los tres primeros y clavó los clavos. Recogió el
último y buscó en la moldura de madera, pero no encontró el agujero del clavo
original.

»Está ahí. Tiene que estar. —Rachael se movió hacia el lado izquierdo de
Chase para obtener una mejor línea de visión y terminó atrapada entre ella y la
ventana. Sin darse cuenta de su posición actual, Rachael continuó—. Sé que
están ahí porque lo he comprobado hace un momento. Mira más de cerca.

Al no responder, Rachael levantó la cabeza para mirarla.

—Estoy mirando. —Chase la miraba fijamente y ella le devolvía la mirada.


La repentina oscuridad de sus ojos verdes contrastaba fuertemente con su piel;
sus mejillas tan pálidas, su piel parecía de mármol, blanca y fría. Como una vela
en el alféizar de una ventana, su expresión osciló y Chase se sintió
implacablemente atraída hacia ella. Levantó un dedo y lo deslizó por la línea de
su mandíbula. Su piel era suave, lisa y cálida al tacto. No era lo que parecía.

Rachael se quedó tan quieta que tuvo que contener la respiración.


SPLIT SECOND de STONE

Chase estudió su rostro.

»Tu madre debía de ser una mujer hermosa, porque he visto a tu padre y
no lo es. —Su voz era un susurro.

—Mi padre no la llamaba así.

Estaban a escasos centímetros y, mientras hablaba, su aliento rozaba la


cara de Chase. Chase dejó que su dedo bajara hasta su barbilla, capturándola
entre el pulgar y el índice. Rachael la miraba con tal intensidad que podía sentirla.
Chase continuó susurrando.

—Es comprensible. A nadie le gusta darse cuenta de que su amante se


ha desenamorado de ti. La mayoría de nosotros no llevamos muy bien la verdad.

—Espero que no sea tu caso.

Chase extendió los dedos a un lado del cuello de Rachael, con el pulgar
apoyado en el punto del pulso de su garganta. Las gotas de agua de su pelo
mojado se pegaban a su piel y Chase se imaginó levantando los mechones
oscuros y pesados y lamiendo la humedad de su nuca. La idea era una tontería,
por supuesto, pero sintió como si ya conociera el lugar secreto.
92
—No temo a la verdad. —Los ojos de Chase se clavaron en los suyos—.
Pero a veces no me gusta.

El pulso de Rachael estaba acelerado y sabía que Chase podía sentirlo.

—¿Es así como te sientes ahora mismo?

Tenía la boca llena. Chase también quería probarla.

—No sé cómo me siento en este momento. —Tomó aire y lo soltó


sabiendo que mentía—. Pero tengo que estar segura, de una forma u otra.

—Entonces asegúrate de esto. —La voz de Rachael era ronca y raspaba


cada nervio de Chase—. No disparé a David Snell. No sé por qué las pruebas
salieron como salieron, pero puedo garantizarte que no maté a mi compañero.

Su convicción era tan poderosa que Chase se preguntó si llevaría el


mismo tipo de pasión al dormitorio. Se permitió un momento más para disfrutar
de la cercanía y luego dio un paso atrás a regañadientes.

Rachael parpadeó y pareció volver en sí.


SPLIT SECOND de STONE

Cogiendo el último clavo del alféizar, Chase lo clavó de un golpe. Dos


minutos después, se había ido.



Rachael miraba al techo por encima de su cama y pensaba. Pensó en la


cena en casa de su padre. Pensó en el ladrillo que había entrado por su ventana.
Pensó en el informe erróneo de Chase y luego pensó en la propia Chase. Sabía
que no había disparado a David, pero los resultados de las pruebas le hacían
difícil no dudar de sí misma. Emparejar las balas con un arma en particular era
lo más básico que había. Pero no había disparado a David. No podía haberle
disparado. Lo habría sabido. ¿No? Tirando las sábanas a un lado, se levantó con
una maldición inquieta. La comunidad tenía que confiar en sus agentes del orden
y eso significaba que alguien tenía que vigilar a la policía. La conferencia que
Lauren les había dado en la Academia sobre ese mismo tema resonaba en su
cabeza. Mientras todos los demás en la clase habían hecho comentarios
despectivos sobre el departamento de Asuntos Internos, Rachael se había 93
mordido la lengua. Su padre siempre había dicho que Asuntos Internos tenía un
lugar y una función que cumplir y ella había asimilado esa filosofía, tomándola
como propia. Pero Chase estaba cometiendo un terrible error. Se acercó a la
ventana del dormitorio y se quedó mirando la oscuridad, mientras sus
pensamientos la seguían. Todos los meses pasaba horas en el campo de tiro.
Le gustaba mantener su destreza a punto y disfrutaba con el reto que suponía
disparar. Era una situación en blanco y negro con respuesta instantánea. O se
daba en el blanco o no se daba. A diferencia de la vida, la tarea no daba lugar a
discusiones y los resultados eran obvios. Apoyó la cabeza en el cristal y se le
hizo un nudo en la garganta. Si hubiera disparado a David... Dios, no podía ni
imaginar cómo se sentiría si la prueba fuera correcta. La idea de que el hijo de
David se quedara sin padre por su culpa hizo que le volvieran las náuseas. Hasta
ese momento, había asumido el dolor y las acusaciones y casi lo había
entendido. Como Chase había señalado antes, cuando sucedían cosas así,
había que encontrar a alguien a quien culpar o uno se volvía loco por lo injusto
que era. Pero si las pruebas de alguna manera resultaban correctas...

Rachael obligó a su mente a quedarse quieta. No podía seguir pensando


en ello. En lugar de eso, se obligó a pensar en esta noche cuando abrió la puerta
y encontró a Chase en el umbral. Se había sorprendido al verla, pero la expresión
de Chase la había sorprendido aún más. Parecía... bueno... casi preocupada.
¿La reacción de Chase había sido genuina o la estaba manipulando? La primera
SPLIT SECOND de STONE

vez que Chase la había interrogado, Rachael aprendió cómo operaba.


Silenciosa, hábil y discreta, te inducía a bajar la guardia y luego se abalanzaba
sobre ti. Lo sabía, pero cuando esta noche Chase le había pasado la mano por
detrás del pelo y la había acercado, era incapaz de resistirse. De hecho, las
habría llevado más allá de ese punto si Chase no hubiera retrocedido. Sus ojos
fríos la habían derretido y su tacto había dejado a Rachael deseando más.
Quería que alguien estuviera de su lado. Necesitaba que Chase fuera su amiga
o incluso algo más, y sabía que Chase era demasiado lista como para no saberlo
y aprovecharlo. Rachael pensaba que Chase sólo se había alejado de ella
porque aún no podía leerla completamente. Pero Chase no era una amiga y
pensó que era mejor no olvidarlo.



Chase estaba casi en casa cuando sonó su móvil. Como no había


pensado en otra cosa desde que había salido de casa, supuso que podría ser
Rachael y contestó inmediatamente. 94
—Aquí Davidson.

—No me conoces —dijo la persona que llamaba—, pero tengo


información para ti. Sobre el asunto de Snell.

Normalmente, Chase se habría emocionado ante aquellas palabras, pero


la decepción se apoderó de su interior cuando se dio cuenta de que Rachael no
estaba al otro lado del teléfono. Salió de su mundo de fantasía y volvió a la vida
real. Era La Llamada.

—¿Quién es?

—No te importa quién soy. Pero querrás saber lo que voy a decir.

Dio la vuelta al teléfono y miró la pantalla del identificador de llamadas. No


disponible. Pensó en rastrear la llamada y se quedó pensativa mientras trataba
de decidirse.

—Si tienes información pertinente sobre una investigación en curso,


puede que te llamen a declarar...

—Corta el rollo, Davidson. No es tu estilo.


SPLIT SECOND de STONE

Chase redujo a una velocidad razonable y se detuvo en la acera. La voz


de la persona que llamaba era áspera como el whisky. Chase había supuesto
que era un hombre, pero ahora no estaba tan segura.

—Tienes razón. No es mi estilo. Entonces, ¿qué tienes?

—Se trata de la esposa de Snell.

—¿Christena?

—Sí.

—¿Qué pasa con ella?

—Está recibiendo un poco de algo extra de acompañamiento. He pensado


que deberías saberlo.

Chase se recostó contra el asiento de cuero del coche, la noche se volvía


de repente aún más extraña de lo que ya había sido.

—Creo que no lo entiendo.


95
—No seas tonta. Se ha estado tirando a otro tío durante meses y todo el
mundo los sabía menos Snell. Me sorprende que no lo supiera. Era un buen
policía y también Stevens. No me gusta lo que esa zorra ha estado difundiendo
sobre ellos ahora que David se ha ido.

Las palabras y el tono definitivamente sonaban masculinos, pero Chase


no podía estar seguro.

—¿Te refieres a los chismes sobre su aventura con Rachael Stevens?

—No. Me refiero al chisme de que Stevens le disparó. —La voz al otro


lado de la línea hizo una pausa y a Chase le pareció oír ladrar a un perro de
fondo—. Si alguien quería que David se fuera, no habría sido Rachael Stevens,
habría sido esa loca de su mujer. Ella era la que se acostaba con quien no debía.
Y eso se llama motivación.

—¿Con quién se acostaba?

Se produjo otra larga pausa en la línea y, durante medio segundo, Chase


pensó que habían colgado. La respuesta llegó un segundo después.

—No sé su nombre, pero no debería ser muy difícil averiguarlo, incluso


para una gilipollas de Asuntos Internos como tú.
SPLIT SECOND de STONE

Chase agarró el volante con fuerza, el insulto la inundó sin impacto. La


habían llamado cosas mucho peores.

—¿Y eso por qué?

Un giro irónico ahondó en la voz del comunicante.

—Los vi juntos y él vestía de azul. Christena Snell se acuesta con otro


policía.



La semana siguiente se hizo eterna. Rachael intentaba no darse cuenta,


pero cada día las miradas de reojo eran más agudas y los comentarios
sarcásticos más fuertes. Los resultados de la autopsia se habían filtrado y las
habladurías estaban que ardían.

Después de un fin de semana horrible, se sintió agradecida cuando llegó


96
el lunes por la mañana, porque la ponía un día más cerca de la comida mensual
que tenían ella y sus amigas. Decidió que había estado confundida acerca de las
actitudes de Annette y María porque no podía enfrentarse a ninguna otra
posibilidad. Ahora las necesitaba. Normalmente, cada una de ellas la llamaba el
día que iban a reunirse y lo confirmaban, y ella se encontraba deseando
escuchar sus voces.

Sin embargo, cuando Rachael llegó a su mesa, el mensaje de Annette


estaba esperando en el buzón de voz. Había llamado tarde la noche anterior y
Rachael se dio cuenta de que el momento había sido deliberado para que no
pudiera hablar con ella en persona. “No puedo ir a comer mañana. Me ha surgido
algo. Te lo explicaré más tarde”.

Rachael nunca dejaba de pensar en sus propios casos, así que sabía
nueve de cada diez veces que cuando Annette sonaba así de cortante tenía la
imagen de un niño desaparecido en la mente y no podía sacársela. Pero, al igual
que cuando había llamado antes para hablar de los cotilleos, algo más profundo
resonaba en su voz y esta vez Rachael no podía convencerse de ignorarlo. Le
dio vueltas a cuál podría ser el problema de Annette, pero antes de que pudiera
profundizar en sus pensamientos, el teléfono volvió a sonar. Esta vez era Dianna.

—¿Quedamos para comer?


SPLIT SECOND de STONE

—Bueno, no sé...

—Porque si es así, no puedo. Tengo que trabajar mañana y no hay forma


de que pueda librarme.

—De acuerdo. Trabajo. Entiendo.

Dianna colgó con la promesa de llamar más tarde.

Un instante después, el teléfono volvió a sonar. Rachael cogió el auricular


cuando una sombra apareció en el umbral de su puerta. Contestó y levantó la
vista al mismo tiempo. María le hablaba al oído mientras Chase captaba su
mirada. Rachael había conseguido decirse que no había pasado nada entre ellas
el domingo, pero ver a Chase ahora le hizo cuestionarse también esa situación.
Chase sostenía un fajo de papeles en una mano y una taza de café en la otra.
Con el corazón en un puño, Rachael hizo un gesto al agente de Asuntos Internos
para que entrara en su cubículo e intentó concentrarse en la voz de María. Las
palabras de María penetraron por fin en los pensamientos de Rachael.

—¿Tú también vas a cancelar? —Rachael emitió un sonido que debería


haber sido una risita, pero estaba demasiado ansiosa para ser llamada así—. Si
no os conociera mejor, podría pensar que os estáis confabulando contra mí o
97
algo así. Justo cuando necesito veros, me dejáis plantada.

—Llevo semanas intentando coger a esta testigo, Rachael, y el sábado es


el único día que tenía disponible. Espero que lo entiendas.

—Claro. —Los ojos de Rachael conectaron con los de Chase sobre su


escritorio—. No hay problema.

La suave despedida de María se perdió cuando Rachael colgó el teléfono.

Chase empujó los papeles que llevaba sobre el escritorio.

—Más formularios. Puedes rellenarlos cuando tengas tiempo.

—De acuerdo.

Chase no hizo ningún esfuerzo por irse ni por ocultar que había escuchado
la conversación.

—Parece que tienes problemas con tus amigas.


SPLIT SECOND de STONE

—Eso parece. —Increíblemente, el teléfono sonó por tercera vez,


interrumpiendo su respuesta. Rachael maldijo en voz baja y se negó a mirar la
ventana parpadeante del identificador de llamadas.

Chase apoyó el brazo en el escritorio e inclinó la cabeza hacia el teléfono.

—Será mejor que contestes. Tarde o temprano tienes que lidiar con ello.

Rachael echó un vistazo a la pantalla, descolgó el auricular y habló antes


de que Kim pudiera pronunciar palabra.

—No vamos a reunirnos, así que no te preocupes por inventar una excusa.
Todas las demás ya han cancelado.

Se hizo un pequeño silencio en la línea y luego habló Kim.

—Qué lástima. Probablemente te vendría bien el apoyo ahora mismo.

La respuesta de Kim sorprendió a Rachael, pero sus defensas ya se


habían desplegado, así que mintió.

—Estoy bien. Muy bien, de hecho. Pero tengo una visita en mi despacho 98
ahora mismo. ¿Quizás podríamos hablar de esto en otro momento? —A Rachael
no le importaba lo seca que sonaba. Estaba sufriendo y realmente necesitaba
esta reunión, realmente necesitaba su ayuda. ¿No deberían haberse dado
cuenta sus amigas?

—Llamaré más tarde.

—Hazlo —espetó Rachael. Colgó y volvió a colocar el auricular con


demasiada firmeza.

En el silencio que siguió, el carro del correo traqueteó por el pasillo y


alguien gritó el nombre de Wendy. Chase la miró fijamente desde el otro lado del
escritorio todo el tiempo antes de hablar.

—¿Lo entiendes ahora?

—¿Entiendo qué?

Chase señaló con la cabeza hacia el teléfono.

—Tus amigas están huyendo despavoridas. La última vez que pasé te vi


hablando con alguien...
SPLIT SECOND de STONE

—Era María Santiago. Cinco de nosotras pasamos juntas por la Academia


y Lauren... la jefa Henderson fue una de nuestras instructoras. Seguimos muy
unidas. Nos reunimos una vez al mes para comer.

—Bueno, María ya estaba sintiendo entonces la presión. Me preguntaba


si sabías que estaban a punto de dejarte a tu suerte.

—Todas estamos muy ocupadas y...

—¿Cuántas habríais hecho vuestro almuerzo este mes?

—Dos.

—¿Tú y otra?

Ella asintió.

—Han oído los rumores. Y también conocen el informe. Estoy segura de


que saben que se filtraron los resultados. Todos en el edificio saben que el
forense encontró tu bala.

—Bueno, el forense está equivocado y tú también. 99


—¿Cuál de tus amigas te dijo lo que Christena Snell estaba diciendo?

Rachael no pudo ocultar su sorpresa.

—¿Cómo sabes que así es como me enteré?

—Es lógico.

—Fue Annette. Soy la más cercana a ella. Pero creo que vino de... —Se
sorprendió a sí misma en el último momento. Ya le había dicho a Chase que
dejara a Lauren fuera de la situación y ella necesitaba hacer lo mismo.

Chase adivinó.

—¿Desde más arriba?

Ella no contestó. La miró fijamente y cuando Chase pareció darse cuenta


de que iba a quedarse callada, otra pequeña sonrisa levantó los labios de Chase.

»Bueno, al menos eres una paria leal. Supongo que hay algo que decir al
respecto.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Paria? —La palabra cortó—. ¿En eso me he convertido?

—Cuando Asuntos Internos llama a tu puerta, cualquiera con sentido


común sale por detrás. Tus amigas son inteligentes para comprender la
situación. Tienen que distanciarse o arriesgarse a ser manchadas con la misma
brocha.

Una pequeña y oscura herida se abrió dentro del corazón de Rachael y a


pesar de sus mejores intenciones de ignorarla, no pudo. En el fondo, tan en el
fondo que no había sido capaz de reconocerlo ni siquiera a sí misma, le había
preocupado esa posibilidad, sobre todo después de pensar en la actitud de
Annette y en el desaire de María. Sus amigas habían trabajado duro para llegar
donde estaban y no podían poner en peligro lo que habían conseguido. Chase
no le estaba diciendo nada nuevo, pero aceptar sus palabras era doloroso. Tenía
que reconocerlas, aunque no podía ponerse de parte de las dos.

—No es justo —habló en voz baja, casi para sí misma más que para
Chase.

—No importa. Hasta que se demuestre lo contrario, eres culpable de algo.


Sólo que aún no sabemos de qué. —Hizo una pausa—. Y si no lo eres... bueno... 100
eso quedará enterrado en la página cuatro del News del Departamento de Policía
de Atlanta.

Lo había compartido casi todo con esas mujeres. Todo excepto su relación
con Lauren. Habían acordado que era mejor que nadie supiera de su relación
íntima. Sabiendo que no era así, ella argumentó a pesar de todo.

—Pero las verdaderas amigas no actúan de esa manera.

Chase se metió la mano en el bolsillo y sacó un fajo de billetes. Sacó un


billete de un dólar, lo puso sobre el escritorio y se levantó.

—No soy muy jugadora, así que esto no constituye una apuesta, pero
estoy dispuesta a apostar algo de dinero a que tus amigas están haciendo lo que
tienen que hacer. Tienen miedo y no pueden permitirse estar a tu lado. Así es el
mundo, Rachael. —Chase señaló el billete con una expresión cínica—. ¿Por qué
no lo pones en algún sitio por si acaso y volvemos a tratar el tema cuando termine
la investigación? Puede que me equivoque; ¿quién sabe?

Rachael alargó la mano, cogió el dinero y se lo metió en el bolsillo sin decir


palabra. Con una última mirada, Chase salió del despacho.
SPLIT SECOND de STONE

Momentos después de que Chase se marchara, Wendy irrumpió con voz


excitada.

—Rachael, ¿has visto el periódico? No me lo puedo creer. Es


maravilloso... sorprendente, pero maravilloso.

Rachael echó un vistazo a lo que Wendy tenía en las manos. Sostenía


una sección del periódico de Atlanta. Estaba doblada por la mitad y Rachael
podía ver una foto en la página, pero no podía distinguir de quién se trataba.

—Wendy, ¿qué pasa?

Wendy tiró el periódico sobre el escritorio y éste se deslizó delante de


Rachael. Miró hacia abajo y las dos últimas personas que necesitaba ver en ese
momento la miraban fijamente. El pie de foto decía “Anuncios de boda” y el
primer anuncio era: “La jefa de policía de Atlanta Lauren Henderson se casará
con el ayudante del fiscal Eric Holmes”.

Rachael se quedó mirando la foto en silencio, sorprendida, hasta que la


voz de Wendy la sobresaltó.

—Rachael, ¿lo sabías? ¿Cuánto tiempo llevan juntos? Es una gran


101
noticia.

Rachael miró a Wendy y luego la foto. Sabía la respuesta a ambas


preguntas. Lauren se lo había dicho, pero verlo en blanco y negro delante de ella
era diferente.

—No... no lo sé. —Recogió el papel y se dirigió a la puerta. No sabía qué


hacer. Nunca lloraba, pero sentía que algo se rompía dentro de ella. Tenía que
salir. Miró a Wendy y vio la confusión en su rostro. Agitó el papel entre ellas y
mintió—. Voy a intentar encontrar a Annette y al resto del grupo a ver qué saben.
—Luego sonrió y salió del despacho tan tranquila como pudo. Una vez a una
distancia prudencial de la puerta, volvió a mirar el papel y aceleró el paso.

Chase había visitado a un viejo amigo unas oficinas más abajo. Salía de
su despacho cuando Rachael dobló la esquina. Rachael no la vio porque seguía
mirando la foto del periódico. Chase entró en el pasillo y chocaron. Chase alargó
la mano para evitar que la mujer cayera y se dio cuenta de que era Rachael.
Tenía la cara pálida y parecía nerviosa.

—Rachael, ¿qué pasa?

Rachael levantó la vista para ver a Chase abrazándola.


SPLIT SECOND de STONE

—Estoy bien. —Se apartó de los brazos de Chase—. Lo siento. No quería


chocarte. Sólo tenía prisa.

Chase miró por encima del cuerpo de Rachael.

—Sí, ya lo veo. ¿Te encuentras bien? No te has hecho daño, ¿verdad?

—No, no lo has hecho. —Rachael miró a su alrededor y se dio cuenta de


que algunas personas las observaban—. Realmente necesito irme. Discúlpame.
—Se alejó rápidamente por el pasillo sin darse cuenta de que se le había caído
la sección del periódico.

Chase la vio alejarse a toda prisa antes de darse la vuelta para ir en


dirección contraria. Cuando se giró, vio el periódico a sus pies. Miró hacia atrás
para intentar decirle a Rachael que se le había caído algo, pero Rachael ya
estaba fuera de su vista. Cogió el periódico y, mientras ojeaba su contenido, se
dio cuenta de por qué Rachael estaba tan nerviosa. Chase recordaba los
rumores sobre Lauren Henderson, pero nunca habría imaginado que se trataba
de Rachael. Chase miró fijamente a los ojos de Lauren Henderson en el periódico
y susurró en voz alta:

—¿Así que los rumores son ciertos?


102



Unos minutos más tarde, Rachael salió del aparcamiento y se dirigió a la


autopista, con la mente en blanco y negro. Las palabras de Chase habían tenido
mucho sentido, pero la idea del abandono de sus amigas era tan angustiosa que
Rachael se estremeció al pensar en ello. Con el corazón lloroso, aceptó el hecho
de que Chase probablemente le había dicho la verdad, pero eso no significaba
que tuviera que gustarle. Luego, para colmo, el anuncio de la boda de Lauren.
Era demasiado.

La señal de la rampa de salida parpadeó y, mirando el reloj del


salpicadero, Rachael cambió bruscamente de carril. Pocos minutos después,
estaba en la calle, frente a la casa de su padre. No habían hablado desde su
desastrosa cena, pero eso no era inusual. Ella y su familia podían pasar semanas
sin hablarse. Aparcó en la acera. Con un trapo grasiento en la mano, su padre
abrió al timbre tan rápido que la pilló por sorpresa. La televisión sonaba a todo
SPLIT SECOND de STONE

volumen detrás de él, con expresión insegura. De pronto se dio cuenta de que
nunca había vuelto a casa así, en pleno día, sin una buena razón o invitación.

—Estaba... en la calle. Trabajando en un caso. He pensado en pasarme.


—En cuanto se le escaparon las palabras, maldijo en silencio. Maldición, él sabía
que estaba atada al escritorio. ¿No se le podía haber ocurrido algo mejor?
Cuando él no dijo nada, ella empezó a retroceder—. Mira, si este no es un buen
momento...

—No, no. —Levantó la toalla manchada de aceite—. Está bien, no


esperaba a nadie. Estaba trabajando en la cortadora de césped. ¿Está todo
bien? —Se hizo a un lado al hacer su pregunta y Rachael entró en la casa donde
había crecido.

—No, en realidad, no lo está. —Se giró—. De hecho, nada está bien.

Lo que dijo le sorprendió a él y también a sí misma. Hizo una pausa y se


dirigió a la parte trasera de la casa.

—Sal al garaje. No quiero perder mi sitio. Tengo este maldito motor


desparramado de aquí al reino de los cielos. Si no vuelvo a él, me olvidaré de
cómo va unido.
103
Estaba justo detrás de él cuando él se detuvo bruscamente y miró por
encima del hombro, sus ojos se posaron en la falda negra arrugada y la chaqueta
que había sacado del armario esta mañana.

—Oh, espera, llevas un buen traje, ¿no? No querrás estropearlo y


ensuciarte. ¿En qué estoy pensando?

Rachael no sabía qué hacer. Nunca había estado tan cerca de hacerle un
cumplido y le costaba creer que se hubiera dado cuenta.

—No, está bien, papá. El garaje está bien.

Se encogió de hombros y reanudó su camino a través de la abarrotada


casa. Algo aturdida, Rachael lo siguió por la puerta trasera. Un manojo de pelo
canoso y ladridos de confusión saltó sobre ella al cruzar el umbral.

Su padre le gritó al perro.

—¡Al suelo, saco de pulgas inútil! Lárgate de aquí.

—¿No es...
SPLIT SECOND de STONE

—¿El chucho de Kate? —Hizo un gesto de medio pataleo hacia el perro


que ya se había escabullido al oír su voz—. Sí, es de ella. Me pidió que llevara
al chucho al veterinario esta tarde y le dije que lo haría por alguna maldita razón
que ahora mismo no recuerdo.

¿Su padre haciéndole un favor a Kate? Rachael se sintió como si hubiera


entrado en un universo paralelo. ¿Quién eres, quiso preguntar, y qué has hecho
con mi padre?

Pasó por encima de un montón de piezas de motor y agitó el trapo hacia


una silla de jardín.

»Toma asiento.

Rachael hizo lo que le indicaba, y un agudo recuerdo de su infancia acudió


a ella junto con el olor a gasóleo derramado y aceite usado. Durante un tiempo,
cuando competía con sus hermanos por la atención de su padre, había pensado
que podría ganar si pasaba el rato con él en el garaje y se interesaba por lo que
estuviera haciendo. A él no parecía gustarle la compañía y al final ella desistió.

Apoyado en el guardabarros de su Chevy del 57, se cruzó de brazos y la


miró fijamente. Se hizo el silencio.
104
Rachael finalmente rompió el silencio.

—Estoy en serios problemas.

—Lo sé.

—Llegaron los informes de balística. Dicen que la bala que mató a David
salió de mi arma.

Él no reaccionó y ella se dio cuenta de que ya lo sabía. No le sorprendió.

—Cuéntamelo todo, Rachael.

Recitó la historia, la información de Chase salía en frases entrecortadas


que no conseguía organizar. Esperaba que su padre la interrumpiera y le dijera
que lo que decía no tenía sentido, pero no lo hizo. De hecho, no dijo ni una
palabra, ni siquiera cuando terminó. En lugar de eso, miró más allá de donde ella
estaba sentada, sus ojos se dirigieron a la calle vacía frente a su casa. Ella no
podía leer su expresión porque no la tenía, pero de repente supo lo que estaba
pensando. No quería que se hiciera policía. Había dejado claro que no quería
SPLIT SECOND de STONE

que fuera a la Academia. Prácticamente había predicho que ocurriría un


desastre. Y así fue.

Rachael quería darse una patada. ¿En qué demonios estaba pensando?
¿Por qué había venido aquí? Buscar ayuda en su padre era tan estúpido como
buscar compasión en Chase. El estrés al que había estado sometida
últimamente la había llevado al límite. Se levantó tan bruscamente que la silla de
jardín se desplomó detrás de ella con un traqueteo. Su padre apartó los ojos de
la calle y la miró fijamente.

—No debería haber venido.

—Tienes razón. —Estuvo de acuerdo con ella, rompiéndole el corazón


antes de continuar—. Deberías estar hablando con esa mujer de Asuntos
Internos en vez de conmigo. Por el amor de Dios, obviamente tiene la cabeza en
el culo o ya se habría dado cuenta de lo que está pasando.

Preparada para algo totalmente distinto, Rachael frunció el ceño,


confundida.

—¿Qué estás diciendo?


105
La miró con una expresión que parecía confirmar su suposición anterior.
Pensaba que era idiota. Quería huir de la crítica, pero no podía. Primero tenía
que escuchar su respuesta. Llegó rápidamente y con una autoridad
inconfundible.

—Las cosas no son siempre lo que parecen, Rachael. Tú, y al parecer


también Davidson, estáis mirando la superficie. Están viendo lo que ellos quieren
que vean.

—¿Quiénes son?

—Aún no lo sé.

Su críptica respuesta sólo sirvió para frustrarla más.

—Mira, papá, no lo entiendo.

Con un fuerte suspiro, tiró el trapo manchado de aceite hacia una pila de
otros en la esquina.

—Tenía este caso... era marzo del 90. Recordé la fecha porque
estábamos asando filetes y escuchando el partido de béisbol. Era un partido que
SPLIT SECOND de STONE

había estado esperando y a mitad del partido, recibimos la llamada y tuvimos


que irnos.

—¿Y?

—Al cuñado de nuestro teniente le habían disparado y quería que


fuéramos al condado de Wayne, donde el tipo había sido ayudante del sheriff.
Teníamos que averiguar qué demonios había pasado, hablar con el sheriff, ese
tipo de cosas. El teniente no podía ir porque su mujer se estaba volviendo loca y
confiaba en nosotros. Salimos y fuimos al lugar de los hechos. —Hizo una pausa
como si estuviera recordando—. Unos chavales habían ido a este arrozal a
aparcar y fumar hierba y habían encontrado el cadáver.

Enganchada al instante, Rachael miró fascinada a su padre. Había


compartido historias como ésta con sus hermanos cuando eran más pequeños,
pero nunca la había incluido a ella. Al menos, no intencionadamente. Ella
siempre escuchaba desde un escondite cercano.

—¿Qué había pasado?

—El sheriff dijo suicidio. Nos mostró la herida y la pistola, sangre por todas
partes. La situación parecía clara y nos llevamos el cuerpo a Atlanta. En cuanto
106
el forense abrió los párpados, nos dijo la verdad. Alguien lo había asfixiado
primero. Le habían disparado para encubrirlo y que pareciera un suicidio.

Con el cerebro dándole vueltas, Rachael intentó atar cabos.

—¿Fue el sheriff?

—Por supuesto que no. El sheriff lo hubiera sabido. —Hizo una pausa—.
Al menos, espero que lo hubiera hecho. No, fue la esposa. No podía distinguir
una hemorragia de un agujero en el suelo, por no mencionar el hecho de que su
marido, ahora muerto, no tenía residuos en las manos. Ella lo drogó primero y
eso también apareció en el análisis químico.

—¿Así que le disparó después de muerto? ¿De dónde salió la sangre?

Parecía sorprendido por la astucia de su pregunta.

—No era su sangre. Ella había cortado un pollo o algo así. Diablos, la
mujer no era una científica espacial, ¿de acuerdo? Sólo quería fingir el suicidio,
coger su dinero y huir. —Hizo una pausa—. Si ella no era lo suficientemente
inteligente para saber que el seguro no pagaría por un suicidio, ¿crees que
podría haber averiguado algo más?
SPLIT SECOND de STONE

Rachael guardó silencio mientras consideraba sus palabras y


contextualizaba la información. Finalmente, habló.

—Papá, el asesinato de David no fue un montaje. Ocurrió delante de mis


ojos.

Se encogió de hombros.

—Puede que sí, puede que no.

—Le vi caer y dejó de respirar justo delante de mí. Le vi morir. —Su voz
estuvo a punto de quebrarse, pero se contuvo en el último segundo—. No creo
que esto sea lo mismo.

—Por supuesto que no es lo mismo, Rachael, pero por el amor de Dios,


usa tu cerebro. A primera vista, una situación puede parecer una cosa, y luego,
cuando vuelves a mirar, puede parecer otra totalmente distinta. A eso me refiero.
No te conformes con lo obvio. No siempre puedes creer lo que ven tus ojos o el
informe de una autopsia. Investiga más a fondo.

—Es un buen consejo, pero tengo la sensación de que puedo cavar hasta
China y no voy a encontrar la verdad.
107
—Bueno, será mejor que lo encuentres, Rachael. Tu vida depende de ello.

Tenía razón, por supuesto, pero de repente la situación parecía


abrumadora. Había perdido a sus amigas, su carrera y a su pareja. El mundo le
parecía al revés, con su padre ayudándola y Chase afectándola tanto. No podía
pensar con claridad, y mucho menos con creatividad.

Detrás del garaje, el perro de Kate ladró una vez y luego se calló
rápidamente, como si recordara dónde estaba. Habló en voz baja.

—¿Qué pasa si no puedo?

—Eso no es una opción. Eres una Stevens. Y los Stevens no fallan.

La conexión que Rachael había sentido entre ellos se marchitó bajo la


fuerza de su respuesta. Se le hizo un nudo en la garganta mientras él la miraba
con severidad.

»Contrólate —le ordenó—, y actúa como si lo supieras.


SPLIT SECOND de STONE



Rachael no estaba convencida de los argumentos de su padre cuando se


marchó aquella tarde. Tampoco sabía qué le había sorprendido más, si sus ideas
o el hecho de que hubieran discutido la situación sin que uno de los dos se
enfadara y se marchara enfadado. Él había herido sus sentimientos con su
brusquedad, pero también se sentía mejor después de hablar con él. Era una
combinación extraña, pero su vida no había sido más que extraña desde el
tiroteo.

Parecía un milagro, pero el cristalero llegó justo a tiempo. En cuanto


terminó y le pagó, Rachael se cambió de ropa, cogió la bolsa del armario y volvió
a salir. Treinta minutos más tarde aparcó delante del campo de tiro privado donde
practicaba. Muchos policías pertenecían al club y Rachael era socia desde hacía
años. Los propietarios eran buena gente. Aunque solía ser muy estricta con la
limpieza y el mantenimiento, el mes pasado había dejado que el técnico del club
le ajustara el gatillo. Había hecho un buen trabajo.

Independientemente de eso, no quería encontrarse con nadie que 108


conociera. Pero si lo hacía, bueno, lo hacía. No tenía nada que ocultar, se dijo a
sí misma. Debía actuar inocentemente porque era inocente. Sin mirar ni a
izquierda ni a derecha, se registró en recepción, le asignaron una línea y se
dirigió directamente a la zona de tiro cubierta.

El club era de alta tecnología, con veinticinco líneas insonorizadas y con


aire acondicionado. Los puestos tenían uno veinte, quizá uno cincuenta, metros
de ancho y quince de largo, cada uno equipado con un ordenador que permitía
al tirador elegir entre más de veinte recorridos diferentes. Los programas estaban
preestablecidos y eran tácticos, desafiantes para algunos, pero inútiles para
Rachael. Le parecían videojuegos y ella no estaba allí para jugar. Dejó caer su
petate a la alfombra de goma negra que tenía a sus pies, se arrodilló y sacó su
equipo, incluida la pistola.

El sitio tenía unos revestimientos especiales que absorbían el sonido al


igual que las balas, pero ella siempre llevaba protección para los oídos y gafas
de seguridad. Con todo en su sitio, puso en marcha su programa, ajustando la
velocidad y la colocación para hacer la tarea más difícil a medida que avanzaba,
se colocó en posición y empezó a disparar. Una hora más tarde, estaba sudando
y agotada, pero la tensión que había tenido en el cuello y los brazos procedía del
esfuerzo físico y no del estrés y la preocupación.
SPLIT SECOND de STONE

Accionó el seguro de la pistola y se apartó de su puesto, sus ojos se


cruzaron brevemente con la mirada curiosa del hombre de la línea contigua. Lo
conocía, pero ¿de dónde? Pasó un segundo y lo localizó, formándosele un nudo
duro en el pecho. Era el rubio que había estado al lado de Christena Snell antes
de que la atacara.

Dejando el arma sobre la mesa, el policía se quitó los protectores auditivos


y saludó, tendiendo la mano amistosamente.

—Eres Rachael Stevens. Soy Kevin Connelly. Nos conocimos en...

—En casa de los Snell. —Rachael se le adelantó—. Me has parecido


familiar.

—Me sorprende que lo recuerdes. Las cosas se pusieron un poco


confusas ese día, ¿no?

Parecía bastante amable, pero Rachael ya no confiaba en su juicio.

—Me temo que sí. —Hablando de forma despectiva, decidió acortar su


sesión a pesar de que había pagado por dos horas. Se puso en cuclillas junto a
su bolsa, guardó la pistola, luego la toalla y cerró la cremallera. Se levantó, se la
109
colgó del hombro y empezó a marcharse.

Su voz la detuvo antes de que diera un paso.

—Christena estaba realmente molesta.

Parecía descortés marcharse sin hacer comentarios.

—Estoy segura de que yo misma me habría disgustado si acabara de


perder a mi marido.

—Puede ser, pero perder a un compañero tampoco es muy agradable. Tú


también lo has pasado mal. —Metió la mano en el bolsillo de su camiseta negra,
sacó una tarjeta y se la tendió—. Si necesitas un hombro, tengo uno amplio.
Estaré encantado de escucharte.

Su oferta la sorprendió, pero no sabía por qué. Los hombres llevaban


desde los doce años intentando darle sus números de teléfono o conseguir el
suyo. Su actitud era práctica, reflexiva, nada insinuante. Estaba siendo amable,
nada más. Ella aceptó su tarjeta.

—Gracias. Tendré en cuenta tu oferta.


SPLIT SECOND de STONE

Sonrió.

—Por favor, hazlo.

Ella le devolvió la sonrisa y se dirigió de nuevo hacia la puerta, entre él y


la pared. Justo cuando estaba a su altura, él alargó la mano y le dio una palmada
en el hombro.

»Lo digo en serio. —Sus ojos eran brillantes y azules—. Llámame.

Murmuró algo vago y se marchó rápidamente. El incidente, por extraño


que fuera, quedó en el olvido hasta la noche, cuando sus pensamientos volvieron
a la conversación que había tenido con su padre. Al pasar junto a una foto de su
padre y su unidad, se detuvo. Kevin Connelly no se parecía a ninguno de ellos,
con su fino pelo rubio y sus brillantes ojos azules, pero había algo en él que le
recordaba a todos los antiguos policías de la foto. Eran maestros en decir una
cosa, pero querer decir otra y, ya de niña, había percibido sus subterfugios y sus
arrogantes actitudes de invulnerabilidad. La seguridad de Connelly se mezcló
con las palabras de su padre y su cerebro empezó a dar vueltas. ¿Había estado
haciendo su padre el mismo tipo de mierda que les gustaba hacer a sus antiguos
compinches? Había sugerido una trampa y luego insinuado la pregunta: ¿Por
qué querría alguien la muerte de David? Se le ocurrió una nueva idea. Los
110
rumores de corrupción llevaban años circulando por el departamento y su padre,
con lo bien relacionado que estaba, tenía que haberlos oído todos. Tal vez quería
que su mente se orientara en esa dirección, pero sabía que no debía presionarla,
porque ella habría tomado el camino contrario. Plantar una semilla y dejarla
crecer produciría resultados mucho mejores.

Subió las escaleras, pero no durmió. De hecho, cuando sonó el teléfono


poco después de medianoche, todavía estaba despierta. La voz ronca de su
padre contestó cuando ella dijo:

—Hola.

—He estado pensando en algo desde que te fuiste. Luego lo he hablado


con Larry, ¿conoces a mi antiguo compañero? Creo que podríamos estar en
algo.

Rachael se alegró de estar tumbada. Podía contar con los dedos de una
mano las veces que su padre la había llamado. Respondió lentamente, insegura
de lo que él esperaba de ella.

—De acuerdo.
SPLIT SECOND de STONE

—Aún no sé quiénes son “ellos”, pero creo que sé lo que está pasando.

Rachael se preguntó si debía tomar sus palabras al pie de la letra o tratar


de interpretarlas. Antes estaba convencida de que la estaba manipulando, pero
ahora no estaba tan segura. Casi parecía emocionado.

—Y eso es... —Le indicó que continuara.

—Alguien te está tendiendo una trampa.

Se quitó el teléfono de la oreja y lo miró con la boca abierta. Lo cogió de


nuevo y habló con voz sorprendida.

—¿Qué? Es una locura... yo... yo...

—Ni siquiera has considerado la posibilidad —terminó rotundamente.

—¡Claro que no! Porque es demasiado escandaloso. ¿Por qué querría


alguien inculparme del asesinato de David? Eso no tiene sentido.

—¿Pero dispararle sí? —Tomó aire y ella oyó ladrar al schnauzer de


fondo—. El hombre está muerto y no fue atropellado por un tren. El laboratorio 111
dice que tu bala lo mató. O le disparaste tú o lo hizo otra persona. Si lo hizo otra
persona, por escandaloso que te parezca, lo hizo de una forma que te hace
parecer culpable. ¿Qué versión quieres creer?

Ignoró su pregunta y formuló una propia.

—¿Cómo se te ha ocurrido esta teoría?

—Larry y yo tuvimos un caso una vez que fue un golpe profesional, un


montaje. No podemos recordar todos los detalles, pero recordamos lo suficiente
para imaginar que lo mismo podría estar pasando contigo. Larry tiene a su primo
en los archivos investigando el caso para que podamos recuperar los detalles.

—Papá, te agradezco la ayuda, pero parece una posibilidad muy remota.

—Puede ser, pero la otra opción es que tú lo mataste. ¿Te gusta más
eso?

—No disparé a mi compañero. —Su voz era tranquila.

—Entonces será mejor que averigüemos quién lo hizo o tú serás la que


caiga por ello.
SPLIT SECOND de STONE



Desde detrás de su mesa, la jefa de Chase parecía a punto de estallar.

—Te dije que te ocuparas de este caso, Davidson. ¿Qué demonios ha


salido mal?

—Nada ha salido mal. —Chase dio un sorbo a su Starbucks—. No se cree


en los resultados de las pruebas y quiere impugnarlos.

—¿Esta mujer es policía o qué? No puedo creer que piense así. ¡Es una
locura! Cualquier idiota sabe que no se pueden manipular los hallazgos y lo que
es más... —Dejó de balbucear cuando se dio cuenta de que Chase aún no había
respondido.

—Rachael Stevens es una excelente agente con un expediente


sobresaliente. —Chase hizo una pausa—. A diferencia de algunos en el
departamento, ella sabe lo que hace y lo hace bien. Se merece una investigación
completa. 112
Debbie nunca había estado en la calle. Había cumplido su tiempo de
patrulla llevando al alcalde por la ciudad. De ahí había pasado directamente a su
primer, pero no último, puesto de administrativo. Los ojos de Debbie se desviaron
de los de Chase y volvieron rápidamente. Se mostraban desafiantes ante el sutil
menosprecio de Chase, después de todo ella era la jefa de Chase, pero también
había en ellos cierta dosis de curiosidad. Se reclinó en el sillón y estudió a Chase
un momento más.

—¿Entonces las pruebas están mal?

Chase sonrió.

—No he dicho eso. Pero estoy trabajando en esa perspectiva.

—¿Y el incidente del ladrillo?

—Demasiado pronto para un informe, pero dudo que lleguemos a nada


con él. Alguien está cabreado y quería hacérselo saber. El ladrillo fue lanzado la
misma noche que recibí el informe inicial del forense. Tengo que asegurarme de
que no hay relación entre los dos.

—¿Cuándo vas a terminar?


SPLIT SECOND de STONE

Chase miró directamente a los ojos de su jefa e inclinó ligeramente la


cabeza.

—Cuando termine.

—Necesito un tiempo, Davidson. Al alcalde no le gusta que esto se


alargue y la prensa me está machacando para que lo resuelva. Quiero entregar
esto al Centro de Derecho Civiles y al subjefe lo antes posible—. Miró su reloj y
luego volvió a mirar a Chase—. Un periodista llegará en cualquier momento y
querrá que le ponga al día.

Asqueada, Chase se levantó y escurrió su café, luego aplastó la taza y la


tiró a la papelera.

—Cuando tenga una sugerencia, serás la primera en saberlo. —Luego


salió del despacho de Debbie y se cruzó directamente con Rachael.

Rachael habló sin saludar.

—Necesito hablar contigo.

Distraída y nerviosa, Rachael parecía haberse caído de la cama y venido 113


directamente a la oficina. Se había peinado el pelo oscuro y se había maquillado
un poco, pero si hubiera llevado un pijama debajo de la chaqueta, Chase no se
habría sorprendido demasiado. Chase se maravilló de la forma en que esto le
hizo querer a Rachael. Antes de conocer a Rachael, las mujeres que siempre le
habían llamado la atención tenían el aspecto de haber salido de la peluquería y
dirigirse al centro comercial. Verla en carne y hueso liberaba los demonios contra
los que Chase había estado luchando desde la noche en casa de Rachael.
Deseo. Lujuria. Calor. Pensó que por fin los había desterrado, pero ahora Chase
sabía que estaba equivocada, sobre todo después de defenderla ante Debbie.
Se preguntó si Rachael se daría cuenta. Luego se preguntó si sabía algo acerca
de que la esposa de David tenía una aventura. Con los ojos de Debbie en su
espalda, Chase tomó el codo de Rachael y la dirigió fuera de la línea de visión
de su jefa.

—Este no es un buen lugar para que estés.

—No me importa. Necesito hablar contigo. Ahora mismo.

Acabaron seis manzanas más abajo. El Parque Webster era un oasis de


verdor en medio del centro de Atlanta, donde los altísimos rascacielos
discrepaban con el ecléctico surtido de estructuras históricas que se habían
trasladado al parque a lo largo de los años. Rachael condujo a Chase
SPLIT SECOND de STONE

directamente a uno de sus lugares favoritos del parque. Entró en un cenador


cerrado y se sentó en un banco. Estaba oscuro y fresco. Y lo que es más
importante, estaba tranquilo y muy vacío. Chase habló mientras se sentaba a su
lado.

—Soy toda tuya.

Respiró hondo y miró a Chase a los ojos. Parecían menos escalofriantes


y más intensos a la luz del sol, pero no estaba segura. Su nerviosismo la hacía
dudar de todo, incluso de la razón por la que había traído a Chase. Sin embargo,
cuanto más pensaba en la sugerencia de su padre, más fuerte se hacía su
convicción. Esta mañana se había despertado sabiendo que tenía que
contárselo a Chase. Sin darse más tiempo para preocuparse, habló.

—Ayer hablé largo rato con mi padre y básicamente me dijo que no


estábamos buscando lo suficiente. Luego mencionó algo que yo no había
considerado antes. Después de consultarlo con la almohada anoche, se me
ocurrieron más preguntas que respuestas y pensé que debía hablarlo contigo.

—¿Qué te ha dicho?

—Te lo explicaré en un minuto, pero primero tengo que preguntarte algo.


114
Puede que no tenga sentido para ti, pero tengo que saberlo. —Dudó y luego se
lanzó—. ¿Crees que es posible que David pudiera ser corrupto?

Chase parpadeó al oír las palabras de Rachael. Había estado pensando


en lo mucho que le gustaría enterrar la cara en el pliegue del cuello de Rachael...
justo debajo de la oreja, en ese punto tan tierno...

»¿Chase?

—Te he oído. —Sacudió la cabeza—. Pero no tengo una respuesta que


juraría en este momento. Por lo que sé, estaba limpio.

—Bueno, ¿recuerdas la otra noche cuando te hablé de Jonathan Hopper?


¿Es el tipo que estaba en casa de Christena? Quería el puesto en Delitos
Sexuales que yo conseguí en su lugar.

—¿Y?

—Cuando he llegado a la comisaría esta mañana, he comprobado a


Hopper. Salió el domingo por la noche. —Hizo una pausa—. La secretaria de su
unidad me ha dicho que se había ido porque está construyendo una cabaña junto
al lago y tenía que poner ladrillos en la fachada este fin de semana.
SPLIT SECOND de STONE

Chase no reaccionó, pero esta vez no fue porque estuviera pensando en


Rachael. Estaba recordando la llamada anónima de la otra noche. La que había
dicho que Christena Snell tenía una aventura. Con un policía.

—Hay obras de construcción por todas partes, Rachael. Cualquiera podría


haber cogido un ladrillo en cualquier sitio y lo sabes.

—Estoy de acuerdo, pero tienes que admitir que es una gran coincidencia,
¿no?

—Puede ser. Pero no hay conexión.

—Sí, la hay. —Se acercó más, como para explicar mejor su punto de
vista—. Chase, David era un policía ambicioso y no había llegado al escalón más
alto en Delitos Sexuales sin pisar algunos dedos de los pies. Nunca pensé en
ello, pero había algunos oficiales muy insatisfechos en nuestra unidad que creían
que había manipulado el sistema para llegar donde estaba, sobornos para
ascender, ese tipo de cosas. Hopper era uno de ellos y nos odiaba a los dos.
Habría conseguido una doble jugada matando a David y luego, de alguna
manera, culpándome a mí.

—¿Y de alguna manera cubre el hecho de que a David le dispararon con


115
tu arma? ¿Que estabas sosteniendo en ese momento?

—Eso es un problema —admitió—, pero creo que merece la pena estudiar


la idea. Todo el mundo ha especulado sobre la corrupción en el departamento
durante años. David era un buen policía, pero no es inconcebible que si pagó por
su ascenso...

—Estás sacando demasiadas conclusiones, Rachael.

—Puede que sí, pero estamos hablando de mi carrera. —Sus ojos


brillaron con repentina determinación—. Si no investigas esta posibilidad,
empezaré mi propia investigación. Demostraré que te equivocas, yo sola, si hace
falta.

—Mira, ya hemos hablado de esto antes. Soy yo quien lo resolverá. —


Chase se tensó—. Déjame manejar esto.

—Lo haría si lo estuvieras manejando —dijo acaloradamente—. Pero no


es así. Ya has tomado una decisión y ahora buscas los hechos que la respalden.
Como ese informe falso del laboratorio. No voy a dejar que me inculpes.
SPLIT SECOND de STONE

Se levantó e intentó pasarla, pero Chase le bloqueó el paso. Estaban a


centímetros de distancia en la fría oscuridad y sus manos estaban sobre los
hombros de Rachael cuando por fin habló.

—Me has malinterpretado desde el principio.

—No lo creo.

—Te he defendido. Te he dado largas. Te he contado cosas del caso que


no deberías saber hasta que termine. —Chase la agarró con fuerza—. Sé que
crees que miento, pero es la verdad. Quiero que seas inocente, Rachael.

—¿Por qué debería creerlo? —Buscó el rostro de Chase como si pudiera


leer la verdad en su expresión—. ¿Qué te importa? ¿Por qué quieres que sea
inocente?

—Lo quiero porque eres una buena policía y porque el Departamento de


Policía de Atlanta necesita oficiales como tú. Lo quiero porque tú lo quieres. —
Hizo una pausa y se inclinó más cerca, respirando el perfume de Rachael y su
cercanía—. Pero sobre todo lo quiero... porque te deseo.

Los labios de Chase se cerraron sobre los de Rachael. Como Chase era
116
tan callada y discreta, Rachael esperaba algo suave de ella, algo blando, pero
su beso no era nada de eso. Tomó a Rachael completamente por sorpresa,
eliminando sus dudas y sustituyéndolas por un deseo implacable. No se parecía
en nada a lo que ella esperaba.

La conmoción la invadió, pero la fuerza del beso no se disipó. Por el


contrario, pareció crecer, tomando su energía como propia y alimentando su
necesidad. Rachael se aferró a los brazos de Chase e intentó no reaccionar,
pero cuando la lengua de Chase separó sus labios y el beso se hizo más íntimo,
Rachael renunció a todo control y un gemido grave escapó de su garganta.
Chase correspondió al sonido con uno propio y ella lo sintió tanto como lo oyó,
su cuerpo vibró. Las dos se habían estado conteniendo, se dio cuenta tarde, y
ahora habían llegado al punto de explosión. No estaba segura de cuánto había
durado el beso, pero cuando Chase se apartó, no estaba preparada.

Chase dio un paso atrás y bajó los ojos.

»¿Qué demonios estoy haciendo?

Rachael intentaba recuperar el aliento.

—Yo... creo que eso se llama un beso.


SPLIT SECOND de STONE

Chase sonrió.

—Nunca me habían dado un beso así. ¿Estás segura?

—La verdad es que no. —La confesión se escapó sola—. Tal vez
deberíamos hacerlo de nuevo, para que podamos ser positivas. Odiaría no
saberlo. —Se dio cuenta de que a Chase le gustaba la idea.

Chase empezó a acercarla, pero se detuvo e hizo justo lo contrario,


bajando los brazos y dando un paso atrás.

—Esto es una locura. No podemos hacer esto. Se supone que debo


investigarte. Podrían echarnos a los dos del cuerpo y nos lo mereceríamos por
ser tan estúpidas.

Rachael asintió. Sabía que la mujer tenía razón.

Chase mostró su frustración con un suspiro audible.

»Cambiar mi trabajo por una mujer como tú puede valer la pena para mí,
pero puedes hacerlo mejor. Mucho mejor. Soy demasiado vieja para ti. He visto
demasiado. Trabajo demasiado. Soy policía y tú no sales con policías. 117
Rachael sonrió nerviosa.

—Tampoco he salido nunca abiertamente con una mujer, pero eso no me


ha impedido devolverte el beso. ¿Estás poniendo estas excusas por mí o por ti?

Chase miró nerviosa a su alrededor. Necesitaba pensar, pero no tenía la


cabeza despejada para eso.

—No sé. Tal vez estoy inventando excusas para las dos. —Chase pensó
en Lauren Henderson y en el anuncio de boda en el periódico—. Esa mujer de
la que hablabas, qué pasó con ella. ¿Por qué no sigues con ella?

Rachael bajó la mirada mientras dejaba que la última vez que vio a Lauren
entrara en su mente.

—Intentó romperme el corazón. Es... complicado, pero no importa. Se...


se acabó.

Chase estudió el rostro de la mujer y sus palabras. No estaba tan segura.


Rachael parecía dolida, pero también confundida.

—¿Estás segura?
SPLIT SECOND de STONE

Rachael no se esperaba la pregunta. Apartó la mirada y se hizo la misma


pregunta. Decidió responder con la verdad. Dejó escapar un largo suspiro,
tratando de aliviar parte de la tensión del momento.

—¿Estoy segura de que se ha acabado? No estoy segura de que


realmente se haya acabado nada. La aventura fue una ilusión. No estoy segura
de que nada de eso fuera real.

Chase pudo ver la tristeza en la expresión de Rachael.

—¿Real para ti o real para ella?

A Rachael le estaban molestando todas las preguntas. No quería pensar


en ello, y mucho menos ponerle palabras.

—Chase, ¿realmente importa? Si no fue real para ella, ¿cómo podría


haber sido real para mí?

Chase tenía más preguntas, pero el tono y el sarcasmo de la voz de


Rachael le decían que no obtendría las respuestas que buscaba. La mujer que
tenía delante había sufrido mucho. No tenía a nadie en quien confiar ni nadie
que la consolara. Inconscientemente, Chase dio un paso hacia Rachael antes de
118
susurrar:

—No intentaré romperte el corazón.

Rachael miró aquellos hipnotizantes ojos extraños y sintió miedo.

—Lo sé. Me romperás el corazón... si te dejo.

Pasó una fracción de segundo y el pulso de Rachael rugió en sus oídos.


Entonces Chase tiró de ella y volvieron a empezar. Nunca vieron la sombra en
la ventana.



Chase dejó a Rachael en la acera de la comisaría y se dirigió directamente


al aparcamiento. La sugerencia de Rachael parecía una posibilidad remota, pero
si Jonathan Hopper se la había jugado a Rachael y David y resultaba ser el
amante de Christena, Chase tendría que empezar de nuevo. Y ni siquiera sabría
SPLIT SECOND de STONE

por dónde empezar porque las pruebas físicas, no podrían ocultarse, seguirían
siendo demasiado abrumadoras para ignorarlas.

Entre las obras y el tráfico, Chase tardó una hora en llegar a la casa de
los Snell y tuvo tiempo de sobra para maldecirse. Había estado loca por besar a
Rachael, pero ¿cómo podía resistirse? Saboreó el recuerdo de su encuentro y
se dijo que no volvería a ocurrir. Al mismo tiempo, la otra parte de su cerebro
tramaba lo pronto que podría volver a verla.

Christena Snell respondió al timbre después de cuatro toques y Chase


casi deseó haber llamado primero. La mujer llevaba un vestido arrugado y sucio
y la mirada muy perdida.

—Soy Chase Davidson. —Intentó recordar a la mujer—. Soy del


Departamento de Policía de Atlanta, Asuntos...

—Sé quién eres. ¿Qué quieres? Ahora estoy un poco ocupada.

Chase utilizó su tono de voz más comprensivo.

—Lo siento, pero necesito hacerle algunas preguntas más. Estoy tratando
de atar un cabo suelto o dos.
119
Parecía como si quisiera cerrarle la puerta en las narices. Chase esperaba
precisamente eso, pero se sorprendió cuando, en lugar de eso, tiró la cerradura
y empujó la puerta para abrirla.

—Entra. Puedo darte diez minutos.

El día del funeral, la casa estaba limpia y ordenada, pero ya no era así.
La colada sin doblar se amontonaba en el sofá y la vajilla sucia cubría la mesa
del comedor. Una fina capa de polvo lo cubría todo. Hizo un gesto a Chase para
que se acercara a un sillón reclinable, apartó parte de la colada y se sentó en el
sofá. No pareció darse cuenta de que la mitad de la colada caía sobre una
alfombra que parecía no haber sido aspirada en un mes.

Se pasó los dedos por el pelo y luego dejó caer las manos sobre el regazo,
antes de mirar a Chase.

»Tú fuiste quien se llevó a esa mujer de aquí, ¿verdad? —Sin esperar su
respuesta, prosiguió, escupiendo las palabras como si tuvieran un sabor
amargo—. La compañera de David... Rachael. Ella le disparó, lo sé a ciencia
cierta.
SPLIT SECOND de STONE

Su franqueza debería haber sorprendido a Chase, pero no fue así. Sus


ojos dilatados y su actitud aturdida se hicieron notar y Chase recordó los
comentarios anteriores de Rachael. Christena estaba borracha o drogada.

—Señora Snell, ¿cómo lo sabe?

—Me lo han dicho.

—¿Quién?

—La misma persona que me dijo que se acostaban.

—¿Ha sido Jonathan Hopper?

La mujer miró a Chase tan vacía, que supo la respuesta antes de que la
mujer le respondiera.

—¿Jonathan qué?

—Hopper. Es policía.

—Oh, el tipo del equipo de David. No, claro que no. —Cambiando de tema 120
tan bruscamente como lo había hecho un segundo antes, continuó—: Ella sentía
algo por él, ya sabes. Él también por ella.

Chase supuso que había vuelto con Rachael.

—Me sorprende que diga eso, señora Snell. La mayoría de las mujeres
no serían tan francas sobre los asuntos de su marido.

—Ella es her... mo... sa —pronunció las tres sílabas tan claramente que
Chase supo que intentaba no arrastrar las palabras—. ¿Qué clase de hombre no
querría acostarse con Rachael Stevens?

Chase definitivamente no tenía una respuesta para eso. La mujer siguió


divagando.

»Nosotros... llevábamos casados cinco años y yo... pensé... —Sus dedos


inquietos encontraron un paño de cocina y se lo llevó a la cara. Se tocó los ojos
con la tela áspera y luego la dejó caer—. Habíamos tenido nuestros problemas,
como cualquier pareja casada, pero pensaba que podría hacer que funcionara.
Después de que llegara el bebé, yo... engordé un poco y fue duro, pero pensaba
que tener un hijo haría que David cambiara.

—¿Cambiar cómo?
SPLIT SECOND de STONE

Se puso rígida ante la pregunta de Chase, pero respondió de inmediato.

—Pensaba que le darían más ganas de quedarse en casa.

Su respuesta tenía sentido, aunque parecía extraña.

—Entiendo, señora Snell. Usted quería un poco de ayuda. Es difícil


encontrar tiempo para ti misma cuando eres madre primeriza.

—¿Tiempo para mí? —Parecía desconcertada—. ¿Por qué querría eso?

—Bueno, supongo que tienes un trabajo, una carrera. La mayoría de las


mujeres hoy en día tienen su propia vida más allá de la familia. Aunque no trabaje
fuera de casa, entiendo que quisieras salir y estar con sus amigas. —Chase
pensó para sí, o con tu amante.

Lo que fuera que había utilizado para embotar sus sentidos estaba
desapareciendo. Su voz se volvió aguda.

—¿De qué estás hablando?

—Estoy investigando la muerte de su marido, señora Snell, pero eso 121


significa que tengo que ver todo en su vida. Aunque se haya ido, en cierto
sentido, tengo que conocerle a él y también a su familia.

Su piel adquirió un tono verdoso y, por un momento, Chase temió que la


mujer enfermara.

—Estoy segura de que ya sabes lo importante.

—¿Está segura?

Parpadeó, pero no dijo nada.

»He oído algunos rumores, señora Snell.

—¡No son ciertos!

—Ni siquiera sabes lo que iba a decir.

Su voz iba subiendo de tono.

—No importa. No son ciertos, sean lo que sean. Todo estaba bien. Todo
bien. Éramos... éramos una familia perfecta.
SPLIT SECOND de STONE

—Las familias perfectas no suelen incluir amoríos, señora Snell.

Aferró la toalla en su regazo, envolviéndola con los dedos como si se


estuviera ahogando y fuera una cuerda.

—No creo que él la amara, si eso es lo que estás insinuando.

—No estoy hablando de David y la oficial Stevens. Hablo de usted. Me


han dicho que estaba viendo a alguien fuera de su matrimonio, señora Snell.
Otro oficial, de hecho. ¿Es eso cierto?

Se levantó del sofá de un salto, con cara de alarma.

—¡Qué barbaridad! ¿Quién se lo ha dicho? Deberías estar buscando a la


mujer que mató a mi marido en vez de venir aquí a acosarme. ¿Cómo te atreves
a irrumpir aquí y acusarme de algo así?

Chase permaneció sentada.

—No la estoy acusando de nada, señora Snell. Le cuento lo que me han


dicho y le pregunto si es verdad.
122
—No es verdad. En absoluto. Es mentira. ¿Por qué iba a querer tener una
aventura cuando tenía un marido que se parecía a David? —Frunció los labios e
hizo un gesto con la cabeza hacia la puerta—. Creo que es hora de que te vayas.
Tus diez minutos han terminado.



Cuando Rachael volvió a su despacho, decidió que no quería pensar en


lo que había pasado en el parque, pero a su mente no parecía importarle lo que
ella quisiera. Sólo podía concentrarse en Chase. ¿Quién hubiera pensado que
Chase podía besar así? Claro que se había sentido atraída por ella, pero había
atribuido sus sentimientos al deseo de tener a Chase a su lado, no en su cama.
Ahora se lo preguntaba. El exterior tranquilo y pedante escondía a una mujer
inesperada, sus fríos ojos grises y su comportamiento penetrante encubrían algo
muy diferente. ¿Qué más se escondía tras su fachada? Se preguntaba Rachael.

Consciente de que estaba cometiendo un grave error, pero dispuesta a


correr el riesgo, Rachael hizo lo único que sabía que podía alejar sus
SPLIT SECOND de STONE

pensamientos de Chase. Cogió el teléfono y llamó a Kim. No sabía qué esperar,


ya que no había hablado con ninguna de sus amigas desde la cancelación de la
cita para comer, pero, en retrospectiva, Kim parecía la menos afectada de todas.
Y lo que era más importante, Kim estaba muy bien relacionada, tanto dentro
como fuera del cuerpo. Todo lo que Rachael necesitaba era una simple
respuesta a una simple pregunta. Seguro que Kim la ayudaría.

Kim contestó al tercer timbrazo.

—Soy Rachael. ¿Tienes un minuto para hablar?

¿Había vacilación o no? Rachael no lo sabía.

—Hay una reunión en media hora a la que tengo que ir, pero tengo algo
de tiempo. Rachael, ¿cómo estás?

Rachael mantuvo su propia voz tan fría como pudo, ya que le costaba
determinar si Kim sonaba distante o no.

—Estoy bien. Tengo algo que necesito preguntarte.

—¿De qué se trata? 123


Esta vez estaba segura de haber oído cautela en la voz de Kim. Sin
embargo, Rachael siguió adelante.

—Un ladrillo atravesó mi ventana la otra noche y creo que Jonathan


Hopper pudo tener algo que ver.

—Oh, Rachael... ¡Esa polla! —La angustia de Kim sonaba genuina, pero
Rachael no se permitía creer que lo fuera—. Lo siento mucho, Rachael. No te
lastimaste, ¿verdad?

—Todo lo que sufrí fue una ventana rota.

—Bueno, no he oído nada. Al menos no sobre Hopper... —Se detuvo de


golpe, la pausa en su discurso fue demasiado brusca para que Rachael la
ignorara.

—¿Porque todo el mundo está demasiado ocupado hablando de mí?

La normalmente sensata Kim rara vez se ponía nerviosa, pero ahora lo


estaba.
SPLIT SECOND de STONE

—Bueno, en realidad... sí. Tu situación se está discutiendo mucho ahora


mismo.

A pesar de sí misma, Rachael sintió que se le hacía un nudo en la


garganta.

—No creerás que maté a David, ¿verdad?

—No sé qué creer, Rachael. Las pruebas de balística que hizo el


laboratorio... son terriblemente fiables, tienes que admitirlo.

—Son de fiar, desde luego —habló Rachael con una voz teñida de
amargura. Estaba demasiado cansada para ocultar sus emociones,
especialmente con la apuesta de Chase en su mente—. Más fiables que mis
amigas.

—Rachael, por favor...

—Kim, ¿por favor qué? Nadie ha llamado, nadie ha venido. Todas


abandonaron el almuerzo. Es bastante obvio que me están abandonando.

—Quizás no te estamos ayudando tanto como deberíamos, Rachael, 124


pero...

—¿Qué tal si no me ayudáis en nada? —El enfado de Rachael pudo con


ella, su frustración burbujeó hasta desbordarse—. No esperaba que nadie me
organizara un mitin en la plaza del centro, pero pensaba que podía contar con el
apoyo de mis amigas.

—Todas estamos preocupadas...

—¡Eso es seguro! Os preocupa vuestras propias posiciones, ¿no? Yo


estoy fuera de los límites y mis problemas también. ¿Se os ha ocurrido a alguna
de vosotras que podría ser inocente?

La voz de Kim era tranquila cuando contestó.

—Se nos ha ocurrido a todas, pero tienes que ver la posición en la que
nos han puesto, Rachael. Si te defendemos con demasiado vigor, dirán que sólo
te apoyamos porque eres una mujer. Y que Dios nos ayude a todas si hubiera
algún indicio de que Lauren pudiera acudir en tu ayuda. Cada una de nosotras
tiene que ser muy cuidadosa, tú incluida. Estamos manejando la situación de la
mejor manera que sabemos y eso puede terminar siendo diferente para cada
una de nosotras. Todas hemos tenido que dar un paso atrás en nuestra amistad.
SPLIT SECOND de STONE

—Hizo una pausa—. Quizás Hopper tenga razón, aunque expresada con
crudeza.

—¿Qué quieres decir?

—Cada una tendrá que usar su cerebro para resolver esto, Rachael. No
hay otra manera. —Se hizo el silencio porque Rachael no sabía qué decir. Kim
rompió el silencio con una voz suave y apacible—. Supongamos que nuestras
posiciones fueran al revés. ¿Qué harías si estuvieras en nuestro lugar?

Su pregunta no era nueva. Desde que ella y Chase habían discutido las
reacciones de sus amigas, Rachael había estado pensando en la situación y,
aunque no le gustaba lo que decía de ella, sabía que nada significaba más para
ella que su carrera. Había trabajado demasiado y durante demasiado tiempo
como para ponerla en peligro por nadie. Aparte de Lauren, la amistad y la
cercanía que había compartido con sus amigas era grande, pero la preservación
de todos sus esfuerzos era más importante. Tendría que pensar más en Lauren.
Ella podría haber hecho la misma elección que sus amigas, pero ese
conocimiento aún no mitigaba el escozor de su distancia autoimpuesta.

—No sé lo que haría. —Respiró hondo—. Pero le pido a Dios que nunca 125
lo averigüe, porque ahora mismo no le desearía mi vida ni a mi peor enemigo.

Le dio tiempo a Kim para comentar. Se despidió y colgó el teléfono. Ya no


habría más fingimientos. Amigas o no, la ruptura era total. Sus amigas se habían
ido y Rachael estaba sola.

Finalmente, Rachael consiguió apartar el control de sus pensamientos de


la conversación con Kim y devolverlos a donde tenían que estar. En su caso. La
sugerencia de su padre pasó al primer plano de sus pensamientos y, diez
minutos más tarde, estaba ante el laboratorio criminalístico. No estaba muy
segura de lo que esperaba conseguir, pero algo le decía que ese era el lugar por
el que debía empezar. Entró con la advertencia de Chase resonando en su
mente. Sacó su placa, la pasó por delante de las narices de la recepcionista y
volvió a guardarla en el bolso.

—Soy de Delitos Sexuales. Tengo que comprobar unos casos antiguos.


¿Hay algún técnico con el que pueda hablar?

La mujer apenas levantó la vista de la pantalla del ordenador.

—Frank Telson está por ahí detrás. Prueba en su despacho, tercera


puerta al final del pasillo.
SPLIT SECOND de STONE

Adiós a la seguridad. Rachael murmuró las gracias y se dirigió


rápidamente hacia el pasillo, medio temerosa de que la mujer volviera a llamarla.
Nunca había oído hablar de Telson, pero hacía unos veranos había trabajado
estrechamente con una de los técnicos en el caso de un violador en serie y
habían desarrollado una especie de camaradería. Deslizándose por el pasillo
con lo que esperaba que fuera un perfil bajo, Rachael trató de recordar la
ubicación del cubículo de la mujer.

Antes de que pudiera llegar demasiado lejos, un hombre de aspecto


oficioso con un mal peinado la detuvo. Llevaba una bata de laboratorio
manchada que había sido blanca y zapatillas de tenis grises que habían sido
negras. Ella no lo conocía y, por lo que sabía, él tampoco la reconocía. Desde
luego, no parecía contento de verla.

—Soy Frank Telson, el supervisor de tarde. Me han llamado de recepción


y me han dicho que alguien venía. ¿Puedo ayudarle?

Rachael tragó saliva.

—En realidad estoy buscando a una técnica que me ayudó hace un


tiempo. Su nombre era Teresa... 126
—Teresa Webb. Teresa ya no está con nosotros. —Sus finos labios se
apretaron como si le doliera hablar—. ¿Tenía alguna pregunta sobre un caso?

—No exactamente.

Enarcó una ceja y esperó.

Tropezó con sus palabras.

»Sólo quería repasar algo con ella... sobre su cadena de custodia y cómo
se manejan las pruebas, como desde la oficina del forense hasta aquí. —Hizo
una pausa—. Estoy al tanto de todos los procedimientos, por supuesto y sé cómo
funciona todo, pero tenía una pregunta teórica sobre la integridad de las pruebas.

—Entonces le daré una respuesta teórica. Es segura. —Sonrió satisfecho


con su respuesta—. ¿Hay algo más?

Ella ignoró su actitud.

—Así que las pruebas de sangre o algo físico, como un arma o digamos
una bala... están firmadas para cada paso del camino, ¿no? Y... en teoría, claro...
¿se podría rastrear quién ha manipulado cada prueba?
SPLIT SECOND de STONE

Pareció ponerse rígido.

—Así es, más o menos. ¿Quién ha dicho que es? No he oído su nombre...

—Estoy en Delitos Sexuales. Estoy trabajando en el caso del tipo que


golpea a las prostitutas. —Ella se había encontrado con hombres como Telson
antes y sólo había una manera de manejarlos. Siendo un matón. Telson abrió la
boca para hablar, pero lo detuvo, se irguió y lo miró con dureza—. Mira, Telson,
esto es algo en lo que no puedo permitirme una filtración, ¿vale? Es delicado. Si
se lo cuenta a alguien, habrá problemas. Tiene que olvidar que he estado aquí.

—Estaría más que feliz de olvidar este encuentro.

—Gracias por nada.

—El placer es mío.


127
Chase se dijo a sí misma que no lo hiciera. Incluso mientras marcaba el
número, pensaba: No debería hacer esto. Esto es una locura. ¿En qué estoy
pensando? Entonces contestó.

—Soy yo. Sé que es tarde, pero...

—No pasa nada. —La voz de Rachael era suavemente arrastrada y


Chase supo que la había despertado. El pensamiento trajo consigo una serie de
imágenes y disfrutó de cada una de ellas.

Chase intentó despejar los pensamientos de su mente mientras hablaba.

—He ido a ver a Christena Snell esta tarde.

—¿Cómo está?

—Sus tareas domésticas se resienten y su higiene personal podría


mejorar, pero no echaba espuma por la boca... hasta que mencioné tu nombre.

—Gracias por compartir. ¿Es por eso por lo que has llamado, para
decírmelo?
SPLIT SECOND de STONE

Hubo un largo silencio antes de que Chase contestara.

—No, no he llamado por eso.

Rachael esperó, pero no dijo nada más.

—¿Se supone que debo adivinar la razón?

—¿Puedes?

La voz de Rachael pareció entrecortarse.

—Probablemente podría, pero ¿debería?

—No puedo responder a eso. He estado haciendo un montón de cosas


últimamente que no debería estar haciendo, así que tal vez necesites hacerle
esa pregunta a otra persona.

—Chase, prefiero preguntarte a ti.

—Tengo treinta y ocho años. Tú veintiséis. Son doce años de diferencia.


128
—Sabes matemáticas.

—Te estoy investigando por un delito grave. Tengo la responsabilidad de


averiguar la verdad.

—Absolutamente.

—Pero no lamento haberte besado esta mañana. No voy a disculparme.

Una sonrisa apareció en el rostro de Rachael, a pesar del tono serio de la


voz de Chase.

—No quiero que te disculpes.

—Quería asegurarme de que lo entendías.

—Sí, lo hago. —Rachael esperó mientras el silencio crecía de nuevo.

Chase finalmente habló.

—Hay más.

—¿Qué pasa?
SPLIT SECOND de STONE

—Creo que Christena Snell tiene una aventura con otro policía.

Rachael recuperó el aliento y se sentó en la cama. Había estado


pensando en Chase y en su beso. Cuando oyó su voz al otro lado, casi se asustó.
Ahora esto.

—¿Estás segura?

—No. No estoy segura, pero había oído que la tenía y he ido allí esta
tarde. Quería decidir por mí misma antes de decir nada.

—¿Lo ha admitido?

—Por supuesto que no. Ha mentido y me ha echado de la casa.

—¿Cómo sabes que estaba mintiendo?

—El personal de Asuntos Internos tiene detectores de la verdad


incorporados. Me he dado cuenta.

Rachael sonrió.
129
—También tienen egos. ¿Quién es el tipo con el que se acuesta?

—Eso no lo sé. Todavía. Había estado pensando que era Hopper, pero
ella ha dicho que no lo era y estaba diciendo la verdad.

—Hopper o no, esto es grande, Chase. Esta podría ser la motivación que
has estado buscando. Tal vez Christena quería estar con este otro policía.
Podrían haber estado trabajando juntos para deshacerse de David y me
tendieron una trampa, tal como papá sugirió. El acceso del oficial haría que todo
fuera pan comido. —Con súbita excitación, balanceó los pies en el suelo—.
David me dijo la noche que le dispararon que ella le había echado y que no podía
volver a casa. Le había insultado y le había dicho que no volviera.

—Ninguna de las otras personas que he entrevistado ha dicho nada sobre


problemas conyugales.

—David no era hablador, al menos no de su familia.

—¿Dijo por qué lo echó?

—En realidad no. Sólo que se habían peleado y ella quería el divorcio.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Por qué matarlo si ella ya le había pedido el divorcio? —habló Chase


como para sí misma.

—Tal vez había un seguro de vida. Quizá se hubiera peleado con ella por
el niño. ¿Por qué alguien mata a su cónyuge en vez de divorciarse? Si ella y su
amante hicieron esto, ciertamente no sería la primera vez, ¿verdad?

Se hizo otro pequeño silencio, entonces Chase habló:

—¿Por qué no me lo has dicho antes?

Rachael lo pensó durante una fracción de segundo. En su mente, la pelea


de David con Christena había estado relacionada con su consumo de alcohol y
Rachael no había querido poner en peligro su pensión mencionando ninguna de
las dos cosas aquella noche. Pero su situación había cambiado desde entonces.
Debido al informe de balística y a las acusaciones de Christena, ahora había más
cosas en juego. Respiró hondo.

—David estaba borracho la noche que murió, Chase. En retrospectiva, tal


vez no fue una buena idea, pero...

—Tienes toda la razón, no fue una buena idea. Por eso dudaste cuando
130
te pregunté si David consumía drogas, ¿no? No querías que le hicieran una
prueba porque sabías que la familia podría perder su pensión si se descubría la
verdad. Admiro tu lealtad, pero deberías haberlo sabido, Rachael. —La
sospecha tiñó su voz—. ¿Hay algo más que hayas olvidado?

—No.

—¿Estás segura?

Chase le había preguntado lo mismo esta mañana. Justo antes le había


dicho que no investigara por su cuenta. Era hora de cambiar de tema.

—Mira, tenemos que concentrarnos en el problema que tenemos entre


manos, no en mi memoria. Tenemos que averiguar con quién se ha estado
viendo Christena. Eso es más importante.

Chase la corrigió.

—Necesito averiguarlo. Yo. No tú. Ni siquiera nosotras. ¿Me oyes? —La


voz de Chase retumbó con su advertencia, recordándole a Rachael la forma en
que le había hablado en el parque. La fría voz de Chase la devolvió al momento—
SPLIT SECOND de STONE

. Lo digo en serio, Rachael. Sólo vas a complicarte las cosas. Déjame la


investigación a mí.



Chase sorprendió a Rachael saliendo de su despacho justo antes de las


seis de la tarde del día siguiente. Había esperado deliberadamente al final del
día para ir a ver a Rachael, pero el esfuerzo le había costado caro. En lugar de
trabajar, se había quedado mirando el reloj. La noche anterior había llegado a la
conclusión de que tenía que saber, de una vez por todas, si Rachael y David
habían sido amantes. La revelación de Rachael de que Snell había estado
bebiendo le había abierto los ojos. ¿Qué otros secretos tenía, Rachael? Se dijo
que tenía que saber la verdad por lo que significaba para el caso, pero su
necesidad iba más allá. Era personal. Muy personal.

—Oficial Stevens, si tiene un minuto... —Rachael se despedía de la


secretaria con la que Chase había hablado aquel primer día. Ambas mujeres 131
levantaron la vista cuando Chase se acercó—. Necesito hablar de unas cosas
con usted. —Habló formalmente e inclinó la cabeza para saludar a la secretaria.
Los ojos marrones de la secretaria no le dieron la bienvenida.

Rachael la miró.

—Por supuesto.

Chase la cogió por el codo y la alejó de la mujer que estaba detrás del
mostrador.

—Me gustaría ir a un sitio tranquilo donde pudiéramos hablar. Si tienes


tiempo esta noche, ¿podríamos dar un paseo en coche? ¿Sobre las nueve o así?

Una vacilación momentánea apareció en las facciones de Rachael, luego


pareció desaparecer.

—Me parece bien. Tenía algo que hacer, pero puedo reprogramarlo.

Chase se preguntó por reflejo si Rachael tenía una cita, pero luego
respondió a su propia pregunta, recordándose a sí misma que si hubiera estado
saliendo con alguien, lo sabría. Sacudió la cabeza. ¿Qué otro tipo de prueba
SPLIT SECOND de STONE

necesitaba para demostrar lo nublado que se había vuelto su juicio? Se dio


cuenta de que Rachael la estaba mirando.

—Te veré a las nueve, Rachael.

—Estaré esperando.

¿Cómo demonios se había enterado Chase de que había conseguido


localizar a Candy y concertar otra cita? Parecía una terrible coincidencia que
Chase tuviera que ver a Rachael precisamente esta noche. Pero, ¿quién podía
decirlo? Más cosas de las que le gustaba pensar parecían depender de la suerte
y nada más. Llamó a Candy de camino a casa y dejó un mensaje en el
contestador de la chica.

—Me pondré en contacto contigo y podemos quedar otro día, Candy. —


Luchando contra el tráfico desde el centro hasta su barrio, compró comida china
para llevar en su sitio habitual de la esquina y condujo hasta casa, comiendo un
rollito de huevo. ¿Qué quería Chase? ¿Tenía algo nuevo que contarle sobre su
caso? ¿La iba a soltar? ¿O iba a detenerla? Las preguntas se agolpaban y
crecían, echando raíces en su imaginación. Quizás se había enterado de que las
pruebas de balística eran erróneas. Tal vez Christena había confesado haber
planeado todo el suceso. Tal vez se había cometido un terrible error y nada era
132
lo que parecía.

Terminó de comer al llegar a casa, se duchó y se cambió. Cuando se secó


el pelo y se maquilló, eran casi las nueve. Fue entonces cuando se dio cuenta
de lo que había hecho. Sin siquiera pensarlo, se había arreglado como para una
cita. Pensó en lavarse la cara y hacerse una coleta, pero sonó el timbre. Con una
maldición, tiró al lavabo el pintalabios que estaba a punto de ponerse y bajó las
escaleras.

Chase había sustituido su traje por unos vaqueros y una camisa negra de
manga corta. Llevaba una gorra negra en una mano y un pañuelo de seda en la
otra. Rachael decidió entonces que, de haber sido una cita, no habrían llegado
muy lejos. Habría arrastrado a Chase al interior y luego por las escaleras. Junto
con su pañuelo de seda. Puede que lo hiciera de todos modos.

—¿Te apetece dar una vuelta? —Chase inclinó la cabeza hacia atrás y
Rachael volvió en sí. Su Porsche, con la capota bajada, estaba aparcado en su
entrada. Chase levantó el pañuelo y le explicó—. Para el pelo.

Rachael sonrió y mintió.

—Ya lo sabía.
SPLIT SECOND de STONE

Chase le devolvió la sonrisa.

—Por supuesto.

Cinco minutos más tarde, estaban en la autopista y se dirigían hacia el


sur. A medida que el tráfico disminuía y los interminables locales de comida
rápida y complejos de oficinas daban paso a tierras de cultivo, Rachael se
encontró relajada. Si Chase había venido a decirle que estaba detenida, sin duda
lo estaba haciendo bien. Casi se arrepintió cuando Chase frenó el deportivo y
tomó la salida. Al girar en lo que parecía un bar de barrio, apagó el potente motor
y la miró.

»La mejor música en kilómetros. —Hizo un gesto con la cabeza hacia el


bar—. También las cervezas más frías.

Rachael se quedó mirándola. Era una policía de Asuntos Internos que


vestía trajes a medida, daba clases en la universidad y le gustaba la buena
música. La mujer ni siquiera reconocía que trabajaba brillantemente en un mundo
de hombres, todos los días. Nada en Chase encajaba en categorías claras.
Mientras Chase le abría la puerta y la ayudaba a salir, Rachael decidió que tenía
que dejar de intentar encasillarla. No había ninguna que encajara. 133
El local estaba casi vacío. Los carteles de cerveza brillaban sobre una
barra de caoba pulida y en el otro extremo de la sala había un pequeño
escenario. Entre la barra y el escenario había una larga pista de baile de madera.
Rachael miró a los demás clientes del bar. Unos cuantos hombres se sentaban
cerca de la barra, claramente gays, y un vendedor de aspecto agotado ocupaba
uno de los reservados. Los únicos clientes, una pareja heterosexual, estaban
sentados al fondo. Llevaban la culpa como abrigos de color rojo brillante y
Rachael se preguntó qué estarían haciendo sus cónyuges mientras ellos se
escondían aquí y se cogían de la mano.

—He visto muchos bares en mi vida, sobre todo después de entrar en el


cuerpo, pero éste se lleva el premio.

Chase sonrió.

—He elogiado la música y las bebidas. No he dicho nada sobre su


clientela.

—Cierto. —Rachael se metió en el reservado que Chase le indicó y rezó


en silencio para agradecer que no hubiera una banda en el escenario. No podía
hacerse a la idea de bailar con Chase. Por un lado, no quería acercarse tanto a
SPLIT SECOND de STONE

ella y por otro... quería cercarse tanto a ella. Simplemente no podía estar segura
de su control sobre su deseo, en este momento.

Chase pidió un refresco, pero Rachael necesitaba algo más fuerte. Con
cierta reserva, aceptó la sugerencia de Chase y pidió un Martini. Esperó a que la
camarera se fuera antes de hablar.

»Chase, ¿estás segura?

Chase asintió con confianza.

—Todo irá bien, lo prometo.

Charlaron hasta que la camarera rubia teñida volvió con sus bebidas.
Rachael bebió un sorbo y arqueó las cejas mientras el Martini se deslizaba por
su garganta con una fina y fría ráfaga.

Chase sonrió ante su expresión.

»Ya te lo he dicho. Uno de estos días empezarás a creer lo que digo.

Bebió otro sorbo y dejó la copa. 134


—Me temo que ese día podría estar más cerca de lo que crees...

—¿Por qué?

En lugar de contestar, metió la mano en el bolso, sacó el billete de un


dólar y se lo acercó a Chase.

—Te debo esto.

Chase no hizo ningún movimiento para coger el dinero. Se inclinó más


hacia ella y su voz adquirió un tono suave y apacible.

—¿Tus amigas han desaparecido?

Rachael asintió con la cabeza, le escocía la garganta y no podía culpar a


la bebida.

—He hablado con la última hoy. Pensaba que podría ayudarme con... —
Se detuvo, pero era demasiado tarde. Chase ya entendía lo que había hecho.
Podía leerlo en sus ojos, así que terminó la frase en voz baja—. Pensaba que
podría decirme algo sobre Jonathan Hopper, pero no lo conocía.
SPLIT SECOND de STONE

—Parece que ya nadie está de tu parte.

Ella asintió. Dejándola un momento, Chase bebió un trago y permaneció


en silencio. Rachael agradeció que no intentara analizar la situación ni darle
consejos. Cuando cambió de tema, Rachael lo apreció aún más.

—He presentado tu protesta a mi jefa.

—¿Así que no me has traído aquí para arrestarme?

—No te llevaría de paseo y luego te pondría las esposas. Eso sería


demasiado cruel, incluso para mí.

Rachael dio otro trago a su Martini.

—En realidad, pensaba que sería una buena manera de dar la noticia.
¿Cuánto tiempo más va a tomar esto?

—Mi capitana se sentará en tu protesta por un tiempo. Luego tendremos


una reunión. Y luego otra. —Chase se encogió de hombros—. No puedo
responder a esa pregunta. No tengo ni idea. Debido a quién eres, darán largas
antes de presentar cargos. 135
Rachael recuperó el aliento y lo soltó lentamente.

—¿Has averiguado algo sobre Hopper? Sé que dijiste que no es el amante


de Christena, pero sigo pensando que él tiró el ladrillo.

—Creo que él también tuvo algo que ver. Hice algunas comprobaciones y
la sincronización encaja. Además, conseguí que el laboratorio confirmara que tu
ladrillo provenía del mismo lote que los de su casa del lago.

—¡Chase! ¿Por qué no me lo has dicho antes?

—Porque no importa. Hopper es demasiado tonto para planear el


secuestro de un perro y mucho menos un complicado montaje. Además, no tiene
motivo. A menos que esté loco, estar cabreado por un ascenso no es motivación
suficiente para matar a alguien. Hopper no está loco. Sólo es estúpido. Depositó
mil quinientos dólares en efectivo en su cuenta corriente el día después de que
tu ventana fuera destrozada. Estoy barajando las posibilidades, pero necesito
averiguar de dónde salió ese dinero antes de hacer nada más. —La expresión
de Chase cambió cuando se acercó al otro lado de la mesa y cubrió la mano de
Rachael con la suya—. Olvídate de Hopper. Él no importa. Te he traído aquí por
SPLIT SECOND de STONE

otra razón y es importante que me digas la verdad. Te he hecho esta pregunta


antes, pero es aún más importante que ahora me respondas con la verdad.

Rachael se quedó tan quieta como pudo, con el corazón acelerado dentro
del pecho.

—¿Qué quieres saber?

—¿Estabais David Snell y tú teniendo una aventura?

Su alivio era tan palpable que sabía que Chase podía verlo.

—No. —Sus ojos se clavaron en los de Chase antes de continuar—.


Nunca me acosté con David. No me meto con hombres casados... —Había
empezado a añadir su habitual o policías, pero ¿qué sentido tenía? Sabía que
no sólo se demostraría a sí misma que no andaba con policías, si Chase también
lo quería. Sino que haría algo que se había prometido no volver a hacer. Tendría
una aventura con una mujer—. No éramos amantes, Chase.

Desde algún lugar del fondo, una gramola cambió a una canción lenta.
Chase pareció sentarse a juzgar por un momento, y luego el alivio, o algo muy
parecido, apareció en su rostro. Se levantó y le tendió la mano a Rachael.
136
—Bailemos.

Rachael miró alrededor del bar y, encogiéndose de hombros, se deslizó


desde el reservado y se unió a Chase en el suelo de madera vacío. Cuando
terminó la canción, siguieron balanceándose y en un segundo empezó otra.
Cinco canciones más tarde, Rachael había perdido la poca voluntad que tenía
para mantenerse alejada de los brazos de Chase. En lugar de eso, sentía como
si nunca quisiera separarse de ellos.

Chase la miró. Podía estar equivocada, pero la expresión de la cara de


Chase parecía reflejar su propia necesidad. Chase la acercó un poco más y le
susurró al oído.

»Vámonos de aquí. Quiero estar a solas contigo.

Rachael guardó silencio un momento.

—No estoy segura de que sea una buena idea.

—No he dicho que lo fuera. Pero sigo queriendo hacerlo.


SPLIT SECOND de STONE

Dejando suficiente dinero en la mesa para sus bebidas y una propina,


Chase la cogió de la mano y salieron hacia el Porsche.

En cuanto estuvieron en el asiento delantero, Chase atrajo a Rachael


hacia sí y empezó a besarla. Los labios de Rachael eran tan suaves como los
recordaba y su piel igual de perfumada. No era el tipo de mujer que se perfumaba
mucho y Chase se alegró. Su aroma natural era suficientemente embriagador.
Ayudándola a levantarse sobre la caja de cambios, Chase la puso sobre su
regazo y Rachael se acurrucó a su alrededor. Sus manos se dirigieron
inmediatamente a la nuca y el cuello de Chase, y la punta de su lengua salió
para acariciar el labio inferior de Chase. La sensación del cuerpo de Rachael
contra el suyo la hizo gemir y, de repente, se sintió como una adolescente en el
asiento trasero por primera vez. Excepto por una gran diferencia. A esa edad
había tenido mucha prisa, pero ahora Chase sabía que no era así. Se tomó su
tiempo y saboreó lentamente cada sensación. El persistente sabor de la ginebra
en los labios de Rachael, los pequeños gemidos que emitía al acurrucarse más
cerca, el tacto satinado de su pelo. Le quitó la chaqueta a Rachael y le bajó uno
de los finos tirantes de la camisola, apretando los labios contra el hueco de la
clavícula. Volvió a besar su boca mientras sus manos bajaban hasta los pechos
de Rachael. Bajo la tela de la blusa, sus pezones se erguían y Chase frotó
suavemente con el pulgar primero uno y luego el otro. Sus pechos estaban llenos 137
y pedían atención. Chase estaba a punto de meter la mano en la camisola
cuando el lejano timbre de un teléfono móvil penetró en la niebla de su deseo.
Maldiciendo en voz alta, Chase buscó a tientas el teléfono en la cintura. Rachael
empezó a apartarse, pero ella la agarró y la mantuvo quieta, sacudiendo de algún
modo el teléfono para abrirlo con la otra mano y contestar.

—Aquí Davidson.

Chase sonaba sin aliento, porque estaba sin aliento, pero Bobby Palmer
no pareció darse cuenta. El teniente de homicidios tenía cosas más importantes
en la cabeza.

—Tenemos problemas. Acaban de llamar del hospital y ha pasado algo


con el desconocido dos. Tenemos que ir rápido al hospital.

—Mierda. —Soltando a Rachael, Chase se pasó una mano por el pelo—.


¿Está consciente? ¿Ha dicho algo?

—No tengo tiempo para explicarte. Reúnete conmigo en el hospital tan


pronto como puedas.

—Voy para allá. —Chase cerró el teléfono y miró a Rachael al otro lado
del coche—. Tengo que ir al hospital. Algo está pasando con el desconocido dos.
SPLIT SECOND de STONE

Rachael se abrochó el cinturón.

—Voy contigo.

Con la mano en la llave, Chase la miró.

—No, no vas.

—Pero tengo...

—Te llamaré cuando tenga más detalles. —Su voz era firme, mientras el
motor rugía y ponía el coche en marcha.

—Pero...

Chase negó con la cabeza.

—Sin peros, Rachael. No puedes venir conmigo y lo sabes, así que ¿por
qué preguntas siquiera?

Rachael quería gritar porque significaba mucho, pero llegaron a la


autopista a ciento treinta kilómetros por hora y, por encima del rugido del viento, 138
cualquier conversación se hizo imposible. Obligada a guardar silencio, Rachael
echaba humo. Comprendía la postura de Chase, pero necesitaba saber qué
estaba pasando. Todo su futuro dependía de ello.

Llegaron a su casa más rápido de lo que ella hubiera creído posible.


Esgrimió sus argumentos durante todo el tiempo que Chase la acompañó hasta
la puerta principal. Cuando llegaron a sus escalones, Chase le levantó la barbilla,
la miró fijamente y le dijo dos palabras.

»Lo siento.

—¿Lo sientes? —repitió enfadada—. “Lo siento” no es suficiente, Chase.


Tienes que llevarme contigo.

—No puedo hacer eso, Rachael, y lo sabes.

—Pero...

Chase bajó la cabeza y acunó el rostro de Rachael entre sus manos,


besándola con tal pasión que casi hizo que Rachael olvidara la discusión. Casi.

Rachael la miró sin aliento.


SPLIT SECOND de STONE

»Chase... por favor.

Sus ojos se volvieron fríos; luego volvió a besar a Rachael, fuerte y rápido.

—Te llamaré.

De pie donde Chase la había dejado hasta que las luces traseras del
Porsche se desvanecieron, Rachael entró, frustrada y furiosa. Le temblaban las
rodillas, se dio cuenta inesperadamente, y una emoción vacía y extraña a la vez
la asaltó por dentro. No estaba segura de si estaba más enfadada porque Chase
tuviera que marcharse o porque se negara a llevarla con ella.

En cualquier caso, todos sus nervios estaban en alerta máxima. Entró de


golpe en la cocina, cogió el primer vaso del armario y se sirvió un trago de agua.
Lo engulló como si fuera el Martini que se había dejado, y luego dejó el vaso en
la encimera con tanta fuerza que el cristal se rompió. Lo levantó y lo miró. La
superficie había permanecido intacta, pero el cristal estaba completamente
agrietado, con mil telarañas de debilidad que amenazaban su integridad. Levantó
los ojos y miró a ciegas por la ventana del fregadero, donde unos faros barrían
la oscuridad mientras un coche arrancaba. Volvió a mirarse las manos. El maldito
cristal era una metáfora perfecta de toda su vida. Se mantenía firme, pero a duras
penas. Al menor empujón, se haría añicos. Abriendo los dedos, dejó caer el vaso
139
en el fregadero. Rebotó una vez, rodó hacia el centro y se detuvo de lado. Se dio
la vuelta con un suspiro y subió las escaleras, pero ni siquiera intentó dormir. En
lugar de eso, llamó a Chase demasiadas veces como para contarlas. Cada vez,
Chase no tenía noticias. A las tres se dio por vencida, pero dos horas más tarde
sonó el teléfono.

Chase sonaba extraña; su voz parecía tensa.

»Está muerto.

—¡Mierda! —La decepción la invadió mientras se sentaba en la cama—.


¿Ha dicho algo antes de irse? Por favor, dime que ha dicho algo.

—No nos ha dicho nada. —Chase hizo una pausa—. Se había ido antes
de que yo llegara.

Rachael necesitaba algo.

—¿Y una identificación?

—Se llama Rico Sánchez. Palmer dijo que tiene una hoja de un kilómetro
de largo. He pedido una copia de ella...
SPLIT SECOND de STONE

—Alto ahí. Si el tipo tenía una sábana, ¿por qué hemos tardado tanto en
identificarlo? Deberíamos haber tenido su nombre el día que dispararon a David.
Por favor, no me digas que no fue impresa.

—La imprimieron, pero en algún lugar entre el hospital y la comisaria, la


ficha se perdió. Nadie se dio cuenta de lo que había pasado hasta que ha muerto
y la morgue ha vuelto a imprimirla.

Chase hizo una pausa, un trasfondo en su silencio que Rachael no pudo


ignorar. Agarró el teléfono con ambas manos y con cuidado puso los pies en el
suelo.

—Entonces, Chase, ¿qué es lo que no me estás diciendo?

—Alguien ha entrado en su habitación del hospital y lo ha asfixiado con


una almohada. No sólo ha muerto... ha sido asesinado.

Rachael se quedó con la boca abierta.

—Jesús. ¿Qué...? ¿Cuándo...?

—El personal estaba celebrando una reunión cuando una de las 140
enfermeras se dio cuenta de que se había dejado algo en su habitación. Volvió
a buscarlo y sorprendió a un tipo con mascarilla junto a la cama. La dejó
inconsciente y terminó el trabajo que había empezado. Cerraron el hospital en
cuanto la descubrieron, pero él ya hacía tiempo que se había ido cuando ella
volvió en sí y explicó lo que había pasado.

—Chase, ¿no teníamos un guardia con Sánchez?

—No había razón para ello.

—Voy para allá.

—¡No! —Chase bajó la voz y volvió a hablar—. Ni siquiera lo pienses,


Rachael.

—Pero, Chase...

—No lo hagas. —Rachael nunca había oído el tono que tenía ahora la voz
de Chase—. Si apareces, te juro por Dios, Rachael, que te arrestaré yo misma.
¿Me entiendes?

Exhaló lentamente.
SPLIT SECOND de STONE

—Sí, lo entiendo.

—Tampoco le digas una palabra de esto a nadie. —Se repitió a sí


misma—. ¡A nadie, Rachael! —Luego colgó.

Ya no podía dormir. Aturdida, Rachael se levantó y se vistió. Todo lo que


sentía era confusión, miles de preguntas dándole vueltas en la cabeza. Estaba
claro que alguien tenía interés en mantener a Sánchez callado, pero ¿quién? ¿Y
por qué? ¿Podría haberlo hecho Hopper? Sintió un poco de esperanza, pero
rápidamente le siguió una dosis de realidad. Hasta que no obtuviera más
información, no podría comprender la situación por completo. Después de un
café rápido, entró en el despacho. Llevaba allí poco más de una hora cuando un
hombre apareció en su puerta. Sorprendida, levantó la vista y se encontró con
los ojos de su padre.

—Tengo información para ti —dijo sin saludar—. Pero no la has oído de


mí.

Lo había llamado justo después de hablar con Kim. Había sido otra de
esas conversaciones incómodas y, cuando había colgado, Rachael se había
preguntado por qué lo había llamado en primer lugar. Había hablado tan poco
que se preguntó si se había imaginado la cercanía que había sentido el día que
141
pasó por su casa.

—De acuerdo. —Le indicó que se sentara frente a su escritorio. Pensó en


contarle lo del tirador, pero la advertencia de Chase vino justo detrás. Se quedó
callada.

—El otro día me dijiste que te habías enterado de que alguien no estaba
siendo fiel. ¿Recuerdas quién era?

Estaba claro que no quería pronunciar el nombre de Christena Snell en


voz alta para que nadie pudiera oírlo. Rachael sintió que se le erizaba la piel ante
su cautela.

—Sí, la conozco.

—Conozco la identidad de alguien que podría estar relacionado con esa


situación.

Esta vez le llevó un segundo, pero finalmente lo consiguió.

—¿Sabes quién es su... cómplice?


SPLIT SECOND de STONE

—Yo sí y tú también.

Se había estado meciendo en el sillón, pero de repente, Rachael se quedó


paralizada.

»Lo conociste en un momento poco propicio el otro día. No estaba allí,


pero me enteré más tarde. Estaba sentado a su lado y le cogía la mano.

Rachael pensó durante un minuto y luego contuvo la respiración. Kevin


Connelly había estado junto a Christena en el sofá cuando ésta había atacado a
Rachael. Unos días más tarde, había intentado hablar con ella en el campo de
tiro. Si era el amante de Christena Snell, eso podría explicar muchas cosas y
también plantear algunas preguntas más.

—¿Estás seguro de esto?

—Estoy seguro de la información. Lo que significa es algo que tendrás


que manejar. —Se levantó antes de que ella pudiera darle las gracias y se
marchó.

142
SPLIT SECOND de STONE

PARTE 4

Chase salió de la ducha al oír el timbre de su puerta. Algo en el modo en


que zumbaba le decía que el dedo que lo tocaba llevaba allí un rato. Se puso el
albornoz y se echó la toalla al hombro.

—Ya voy, ya voy.

Rachael estaba en el umbral. Observó la falta de ropa y el pelo mojado de


Chase. Por un segundo pareció como si tuviera algo atascado en la garganta,
pero luego se recompuso.

—Lo siento. Debería haber llamado antes, pero esto es importante.


¿Puedo pasar?

Sin esperar su respuesta, Rachael pasó junto a ella y se dirigió a la 143


entrada. Chase cerró la puerta mientras hablaba en tono sarcástico.

—Claro. Por favor... entra y siéntete como en casa.

Rachael se volvió y la miró a los ojos. No había humor en su mirada, sólo


una férrea determinación.

—Quiero saber más sobre el asesinato del tirador, pero antes tengo que
decirte algo. Sé quién es el amante de Christena Snell. Es un tipo llamado Kevin
Connelly. Está en el…

—El equipo SWAT —Chase terminó su frase, su mente en una repentina


confusión—. ¿Cómo lo sabes?

—Me lo ha dicho mi padre. Cuando he llegado a mi despacho esta


mañana, se ha pasado por allí.

Chase ocultó su sorpresa.

—¿Cómo lo sabe?

—No me he molestado en preguntar, porque no me lo habría dicho. Puede


que ya no esté en nómina, pero siempre protege a sus fuentes.
SPLIT SECOND de STONE

Una luz se encendió en la mente de Chase y, por alguna razón, recordó


La Llamada.

—¿Tu padre tiene un perro?

Rachael frunció el ceño.

—No, pero a veces se queda con el chucho de la prometida de mi


hermano. ¿Por qué demonios...?

Chase desechó su pregunta.

—No es importante. Sólo dime esto... ¿le crees?

—No nos llevamos bien, pero mi padre no es una persona que juegue. Ha
dicho que era la verdad, así que sí, le creo.

—Quiere ayudarte.

La mandíbula de Rachael se tensó.

—Quiere proteger la reputación de la familia. 144


Chase se sentó en el sofá, con toalla mojada y todo. Rachael se sentó a
su lado y su voz se volvió urgente.

»Dijiste que Hopper era demasiado tonto para planear algo así, pero Kevin
Connelly no parece entrar en esa categoría. Si él y Christena eran amantes y
querían a David fuera del camino, podría encontrar la manera de tenderme una
trampa. Connelly ha estado en el perímetro de esto desde el principio. Incluso
podría haber sido el que le dio a Hopper el dinero que viste depositado en su
cuenta.

Chase la miró a los ojos y negó con la cabeza.

—No está en el perímetro de esto, Rachael. Está en medio de todo. —


Chase cogió las manos de Rachael, con una expresión más seria que nunca.
Los dedos de Rachael parecían pequeños en su apretón más grande y de
repente Rachael no se sentía tan confiada como cuando había irrumpido por la
puerta principal de la mujer—. No te lo he dicho antes por razones que no puedo
explicar, pero tengo una cinta, Rachael. —Chase apretó las pequeñas manos
que ahora estaban entre las suyas—. Es una cinta de las cámaras de seguridad
del Happy Hour.
SPLIT SECOND de STONE

Rachael sintió que se le secaba la boca al imaginarse reviviendo aquel


momento, aunque sólo fuera por video.

—¿Estás diciendo que el tiroteo fue filmado?

Soltando las manos de Rachael, se levantó y cruzó la habitación hasta


una serie de estanterías y armarios que se extendían a lo largo de la pared.

—La cámara estaba programada para tomar instantáneas de la zona a


intervalos de tiempo. No captó el tiroteo, pero sí muchas cosas.

El pulso de Rachael latía con fuerza y rugía dentro de sus oídos. Las
palabras de Chase parecían venir de lejos.

—Chase, ¿por qué no me lo ha dicho antes? —preguntó débilmente.

—Tengo mis razones. —La forma en que habló le dijo a Rachael que no
iba a dar explicaciones.

—¿Entonces por qué me lo dices ahora?

—Probablemente no debería, pero me has sorprendido con el nombre de 145


Connelly. Está en la cinta. Estuvo allí esa noche.

Rachael frunció el ceño, confundida, y luego se aclaró la expresión.

—Los SWAT vinieron... después del tiroteo.

Chase asintió.

—Querían a todo el mundo en cubierta. Snell sonaba de pánico cuando


pidió refuerzos. Querían cubrir sus bases.

Rachael lo entendió. Cuando un agente pedía ayuda se consideraba


grave. David no podía saber en ese momento que los hombres tenían armas,
pero había estado dormido, se recordó a sí misma. Y borracho. Su juicio habría
sido completamente erróneo, su mente un caos.

—Chase, ¿conoces a Connelly?

—Le he conocido. ¿Y tú?

—No lo conocía antes del incidente en casa de Christena, pero unos días
después le vi en el campo de tiro. Pensé entonces que era sólo un encuentro
casual, pero tal vez no lo era.
SPLIT SECOND de STONE

—Crees que te estaba siguiendo.

—No lo sé. Puede que me viera y decidiera ponerme un poco a prueba.


Me dio su tarjeta.

—¿Por qué?

Rachael explicó, pero Chase estaba sacudiendo la cabeza antes de


Rachael incluso terminara.

—¿Crees que fue una insinuación? Chase, eso no tiene sentido si él y


Christena son pareja.

—No creo que nada de esto tenga sentido, pero sé con certeza que estuvo
allí la noche que mataron a David y crees que se acuesta con la mujer de David.
Esas dos cosas son suficientes para hacerme dudar.

Rachael cruzó la habitación y puso la punta de los dedos sobre el pecho


de Chase.

—¿Me enseñas la cinta?


146
Su expresión empezó a cerrarse.

—Eso no sería una buena idea, Rachael.

—Te lo dije anoche, pero no me hiciste caso. Me llevaste a tu coche y me


besaste de todos modos. —Aplastó sus palmas contra la piel de Chase—. ¿Por
qué debería escucharte?

—Porque esto es diferente. —Cubrió los dedos de Rachael con los suyos,
entrelazándolos y agarrándolos con fuerza. Los necesitaba fuera de su piel, para
poder pensar—. No quiero que te hagan más daño del que ya te han hecho.

La respuesta de Chase debería haberla sorprendido, pero no lo hizo. Ya


había empezado a ver, si no a reconocer, a la mujer que había detrás de las
reglas de Asuntos Internos.

—Chase, puedo manejarlo.

—Estoy segura de que puedes, pero no es necesario. Kevin Connelly


estuvo allí. Puedes creer en mi palabra o preguntarle a Palmer. Él lo confirmará.

—Te creo, pero aún quiero ver la cinta.


SPLIT SECOND de STONE

Sus ojos pasaron por encima del hombro de Rachael como si estuviera
considerando su petición o mintiendo. Cuando volvieron al rostro de Rachael, su
color se había enfriado.

—No tengo la cinta aquí, Rachael. Está en el despacho.

Quería discutir, pero sabía que sería inútil. Chase no iba a ceder.

—De acuerdo. —Arrastró las sílabas—. Lo acepto por ahora. Chase, ¿a


dónde vamos desde aquí?

—No vamos a ninguna parte. —Apretándose el albornoz, Chase dio un


paso alrededor de Rachael—. Te vas y luego decidiré el siguiente paso.
Probablemente implicará ponerles vigilancia a Christena Snell y a Connelly. —
Se dirigió a la entrada y esperó en la puerta principal a que Rachael la siguiera—
. Te vas —repitió en voz más alta.

Cuando Rachael no salió, invirtió su dirección. Rachael seguía en el


mismo sitio.

—No voy a ninguna parte. —Cruzó los brazos sobre el pecho—. Si quieres
deshacerte de mí, tendrás que echarme, Chase.
147
—¡Rachael, vamos! Tengo que vestirme y luego tengo que decidir cómo
voy a manejar esto. Te quiero fuera de aquí. —Cuando ella no se movió, Chase
puso su mano en el nudo delante de su albornoz como si estuviera a punto de
quitárselo—. Necesito vestirme. Te lo advierto... Rachael.

Dejó caer la mirada hacia el nudo donde descansaban los dedos de Chase
y luego levantó los ojos hacia su cara.

—¿Qué? —Se detuvo un momento con una ceja levantada—. ¿Necesitas


ayuda... para vestirte?

Maldiciendo en voz alta, Chase se dio la vuelta, se arrancó el albornoz y


se dirigió a su dormitorio. Frente al armario, se puso unos vaqueros y un
sujetador deportivo. Rachael estaba justo detrás de ella cuando se dio la vuelta.

La visión de Chase completamente desnuda por detrás aturdió a Rachael


por un momento. Era evidente que la mujer de treinta y ocho años hacía ejercicio.
Sacudió la cabeza e hizo que sus piernas se movieran para seguir a la frustrada
mujer.
SPLIT SECOND de STONE

—No puedo quedarme al margen, Chase. Esto me está destrozando por


dentro.

Puso las manos sobre los hombros de Rachael con un suspiro.

—Rachael... —Cerró los ojos con fuerza y se detuvo un momento,


tratando de controlar su tono—. ¿Entiendes cuántas reglas y normas he roto ya?
Eres una mujer inteligente, así que debes saberlo. ¿Estás intentando que nos
despidan? —No le dio tiempo a Rachael a responder—. Seguro que sí. Es la
única razón que se me ocurre para que insistas en que te incluyan en tu maldita
investigación.

Por un segundo, una fracción de segundo, pensó que Rachael empezaría


a llorar, pero no lo hizo. En lugar de eso, miró a Chase directamente a los ojos.
Estaban a centímetros de distancia, tan cerca que Chase podía sentir la
respiración de Rachael cuando hablaba.

—Si ésa es la única razón que se te ocurre, Chase, déjame darte algunas
más. —Se acercó un poco más. Chase no sabía si debía aprovechar su cercanía
e intentar besarla o preocuparse por su propia seguridad. Rachael habló lenta y
deliberadamente, con una expresión tan firme como sus modales—. Mi trabajo
es mi vida. No tengo cónyuge ni amante. No tengo hijos. Ni siquiera tengo una
148
mascota. Todas mis supuestas amigas me han abandonado y estoy sola. Si esta
investigación no me exonera por completo, será mejor que renuncie. Mi carrera
es lo único que me importa y no voy a abandonar el poco control que me queda
sobre ella. No a ti. Ni a nadie. No puedo.

Se detuvo para respirar y fue entonces cuando apareció algo en su


expresión que Chase no había visto hasta entonces. Parecía desesperación y a
Chase se le partió el corazón. Deslizó la mano por detrás del pelo de Rachael y
le rodeó el cuello con los dedos.

—Deberías darme una oportunidad, Rachael. Puedo ayudarte. Soy buena


en lo que hago.

—Yo también —dijo con fuerza—. Pero ya nadie se acuerda de eso.

Chase cerró los ojos como si le doliera oír aquellas palabras. Cuando abrió
los ojos, Rachael pudo leer su rendición y un destello de esperanza la invadió.

—Deja que termine de vestirme. No te prometo nada, Rachael, pero


hablaremos. —Inclinó la cabeza hacia la puerta del dormitorio y sonrió—. Ve a
esperarme al salón. No puedo pensar cuando estás tan cerca de mi cama.
SPLIT SECOND de STONE

El evidente deseo de Chase la calentó, pero la aceptación de su ruego


significó aún más. Puso su mano en la mejilla de Chase y luego la besó.

—Gracias, Chase. —Su voz era un susurro, pero su corazón gritaba las
palabras.

Chase le devolvió el beso.

—Ve a prepararnos un café o a leer el periódico o lo que sea. Terminaré


en un minuto.

—Estaré esperando. —De vuelta al salón, Rachael paseó por la


habitación, con la mente a mil kilómetros de distancia. Cuando por fin dejó de
pasearse, se encontró frente al enorme armario donde Chase había estado
antes. Supuso que ocultaba el televisor y el equipo estéreo. Las puertas dobles
del centro estaban entreabiertas y, sin pensarlo, alargó la mano para cerrarlas.
Pero no se cerraron. Las abrió de un tirón y enseguida se dio cuenta de la razón.
Una caja de cartón vacía sobresalía entre el televisor y el lateral del mueble.
Metió la mano para empujarla y le llamó la atención la conocida etiqueta.

El caso era del laboratorio criminalístico del Departamento de Policía de


Atlanta. La fecha y el número de caso, como siempre, estaban impresos en el
149
lateral. Cámara de seguridad estaba escrito justo debajo de la hora. Sus ojos
volaron hacia el vídeo, donde estaba la cinta. Recuperó el aliento mientras el
corazón le latía con fuerza. Chase había mentido. Le había dicho que no tenía la
cinta de vigilancia. Había dicho que estaba en el despacho, pero aquí estaba. Le
temblaba la mano cuando introdujo la cinta y encendió el televisor. La escena en
blanco y negro era granulada, las imágenes se movían bruscamente. Pasaban
tartamudeando en una secuencia entrecortada. Reconoció el aparcamiento del
club y la entrada, la gente entrando y saliendo. La imagen saltaba un poco y se
difuminaba. El laboratorio criminalístico había trabajado en la cinta para eliminar
los espacios muertos. Cuando la grabación se ralentizó y volvió a enfocarse, se
vio a sí misma doblando la esquina del edificio. Un nudo de dolor empezó a
crecer en su pecho. La cinta se aceleró de nuevo y entraron más clientes en el
bar. Entonces, la puerta se abrió de golpe y apareció ella empujando a los dos
sospechosos que tenía delante. Se puso tensa, a la espera de lo que ocurriera
a continuación. Tal como había dicho Chase, no se habían grabado los segundos
del tiroteo en sí, pero sí las secuelas. Con los dedos sobre la boca, Rachael vio
cómo se arrodillaba junto a David en la acera, ahora ensangrentada, e intentaba
tomarle el pulso. No se había grabado ningún sonido, por supuesto, pero ninguno
era necesario. Hundida en el suelo frente al televisor, Rachael miró la pantalla
con incredulidad. Inundada de adrenalina en aquel momento y de dolor y
confusión después, sólo había revivido la tragedia en sueños. Al verla ahora, con
SPLIT SECOND de STONE

los detalles tan crudos y los resultados tan permanentes, sintió que la fachada
de fortaleza que había sido capaz de mantener se desintegraba lentamente. A
diferencia del vaso de su cocina la noche anterior, ella se rompió en mil pedazos
separados, cada uno afilado como una cuchilla.

—Maldita sea. —La maldición de Chase fue susurrada, pero podría


haberla gritado y Rachael nunca la habría oído. Caminó rápidamente hacia el
video y lo apagó.

Con los ojos muy abiertos por la sorpresa y pálida por la incredulidad,
Rachael siguió mirando la pantalla, a pesar de que se había vuelto azul.

»Rachael, no necesitabas ver eso.

Ella no contestó.

Chase la cogió del brazo y tiró de ella para ponerla en pie, el movimiento
sacudió a Rachael de su silenciosa agonía.

—Estaba equivocada, Chase.

—¿Sobre qué? 150


Miró a Chase.

—He dicho que podía manejarlo, pero me he equivocado. No debería


haber visto esa cinta.

Chase la condujo hasta el sofá, se sentó y la atrajo hacia sí, rodeándola


con el brazo; la simpatía que sentía por Rachael brotaba de una fuente que no
podía controlar. Sabía que estaba a punto de cometer un terrible error, pero
realmente no le importaba.

—Nunca te das un respiro, Rachael. ¿Por qué no puedes dejarlo pasar


por una vez?

Sus ojos eran enormes y estaban llenos de dolor.

—Aprendí a ser dura cuando era niña y la lección se me ha quedado


grabada. Ahora me da miedo aflojar. ¿Quién sabe lo que pasaría?

—Puede que te sorprendas.

—Lo dudo. —Giró ligeramente la cabeza y miró al televisor—. Aunque


puede que ya no tenga elección. Esto... esto va a ser difícil de superar.
SPLIT SECOND de STONE

Se le quedó la voz en la última palabra y el deseo de consolarla se impuso


al sentido común de Chase. Tiró de Rachael hacia ella y se limitó a abrazarla.
Rachael miró a Chase a los ojos y sus ojos le dijeron lo que quería. Chase la
besó y su boca encajó perfectamente en la suya. Rachael rodeó el cuello de
Chase con los brazos y un murmullo salió de su garganta.

Ella necesitaba a Chase, pensó Chase aturdida. La mujer independiente


y de carácter fuerte que intimidaba a hombres y mujeres, la necesitaba.
Necesitaba su fuerza, sus ánimos, su capacidad para hacer que las cosas fueran
bien. Rachael la necesitaba y Chase sabía que eso no estaba bien.

Aferrándose a Chase, Rachael profundizó el beso que Chase había


iniciado, deslizando la lengua en su boca, desapareciendo el último de sus
recelos a medida que crecía su pasión. Quería que Chase le hiciera olvidar lo
que acababa de ver. Si no lo hacía, tendría las imágenes en la cabeza para
siempre. A pesar de su discurso anterior, de repente el coste no le importaba.
Estaba dispuesta a pagar cualquier precio para detener el dolor.

Su beso se convirtió en algo más que un consuelo. La boca de Chase se


volvió aún más insistente de lo que había sido la noche anterior en el coche y
Rachael se sintió caer en un lugar del que no estaba segura de poder encontrar 151
la salida. Para Rachael, la necesidad de tener el control era vital para su
supervivencia en aquel momento. Al darse cuenta de lo rápido que todo se le
había ido de las manos, sintió un momento de puro pánico. Pero entonces, con
la boca de Chase en la suya, y esas maravillosas manos moviéndose sobre ella,
se dio cuenta de que no había perdido el control. Lo había cedido. Libremente.

Chase la bajó al sofá, sin apartar su boca de la de Rachael, mientras su


mano se introducía bajo la blusa y le acariciaba la piel desnuda, deslizando los
dedos hacia arriba hasta llegar al sujetador. Trazando un camino alrededor de la
copa de encaje, Chase empezó a gemir justo cuando Rachael encontró los
botones de su camisa.

Desabrochándolos uno a uno, Rachael se detuvo el tiempo suficiente para


permitir que Chase le levantara la blusa y se la pusiera por encima de la cabeza.
Hundió las manos en el pelo de Chase y apretó la cara contra su pecho, luego
quiso que el tiempo se detuviera. Si no volvía a moverse, moriría feliz.

Chase no permitió que eso sucediera. Llevó las manos al hombro de


Rachael y utilizó una de ellas para inclinar la cara de Rachael hacia arriba. La
expresión de Chase y su cuerpo cambiaron sutilmente. Rachael no se habría
dado cuenta si no la hubiera estado sujetando con tanta fuerza, pero bajo sus
dedos, los músculos de Chase se tensaron y ataron e incluso su mandíbula se
convirtió en piedra. Sus ojos, tan extraños al principio, parecían cambiar de color.
SPLIT SECOND de STONE

El deseo, oscuro y veloz, se encendió en lo más profundo de Rachael y


todo empezó a cambiar, incluida su necesidad de consuelo. La transición
tampoco fue fácil. Un violento escalofrío la recorrió cuando miró a Chase a los
ojos. Tambaleándose al borde de un precipicio en el que nunca había estado, se
dio cuenta de que Chase había iniciado el cambio deliberadamente. Chase leyó
la incipiente comprensión en su expresión y eso fue toda la confirmación que
necesitaba. El aire entre ellas se calentó y luego se encendió. A ninguna de las
dos le importaba lo que se quemara en el proceso.

Besándola con fuerza, Chase le quitó el sujetador tan deprisa que Rachael
oyó que algo se rompía. Chase aminoró el ritmo y empezó a darle besos
húmedos y suaves en la sensible columna del cuello, haciendo que Rachael
arquease el cuello para facilitarle el acceso. Se detuvo allí, dándole ligeros y
suaves besos en el hueco del cuello y los hombros, y luego más abajo, hasta
llegar a los pechos. Puso ambas manos alrededor de sus pechos y su boca
encontró un pezón. Con los dedos de Rachael clavados en sus hombros y
espalda, besó y luego mordió suavemente su pecho derecho. Sus dientes
raspaban suavemente el pezón y la suave piel. La sensación era una exquisita
combinación de placer y dolor. Todo salvo la necesidad del placer prometido
huyó de la mente de Rachael.
152
Rachael se agachó y enmarcó la cara de Chase entre sus manos, mirando
fijamente aquellos extraños y hermosos ojos grises, y se maravilló de los
sentimientos que fluían a través de ella por aquella mujer. De repente, molesta
por la más mínima barrera que se interponía entre ellas, tiró del sujetador
deportivo de Chase y se lo quitó de un tirón. Sin dejar de mirar los ojos siempre
cambiantes de Chase, sus dedos buscaron la hebilla del cinturón de Chase y
empezó a desabrocharlo, el frío metal calentándose bajo sus manos febriles.
Una fracción de segundo después, Chase se había quitado los pantalones y ella
los suyos.

La mano de Chase se deslizó lentamente por el cuerpo de Rachael,


sintiendo cómo se estremecía. Bajó la cabeza y se llevó el pezón de Rachael a
la boca y continuó donde lo había dejado. Llevando a Rachael de vuelta a la
delgada línea del placer y el dolor.

Rachael arqueó la espalda y acercó la cabeza de Chase a su pecho.

»Chase, por favor, necesito que me toques. No puedo esperar. Tócame.

Chase abandonó su pecho y besó lentamente su suave vientre, antes de


posarse entre sus muslos.

—Quiero saborearte... no sólo tocarte —susurró.


SPLIT SECOND de STONE

Rachael exhaló una palabra.

—Sí.

Chase separó aún más los muslos de Rachel y luego le cogió las caderas,
dejando que su lengua se moviera por el interior de los muslos, provocándola.

Rachael gimió con fuerza y sus caderas se elevaron, buscando la boca de


Chase.

—Por favor...

Chase respiró profundamente y cerró los ojos. La tocó despacio con la


boca y luego, abriendo la boca sobre ella, dejó que su lengua se zambullera en
su humedad.

A Rachael se le cortó la respiración. Sus caderas se movieron al


encuentro de la lengua de Chase que la penetraba.

Desaparecida toda ternura, Chase quiso devorar a Rachael y la tomó con


hambre. Sus hombros empujaron las piernas de Rachael más lejos, más alto
sobre sus hombros. Su lengua avivó su centro hinchado y Rachael rodeó a 153
Chase con las piernas y la abrazó, levantando de nuevo las caderas para
presionar a Chase más firmemente contra ella. Chase sintió el temblor bajo su
boca cuando las piernas de Rachael se apretaron a su alrededor.

Los ojos de Rachael se cerraron con fuerza intentando luchar para


prolongar la explosión que la estaba consumiendo. Se sintió palpitar contra la
boca de Chase mientras ésta seguía acariciándola. Ola tras ola se estrellaban
contra ella y gritaba de placer, conmocionada por los sonidos que salían de sí
misma. Justo cuando Rachael sintió que otro orgasmo llegaba a su fin, Chase la
penetró rápidamente con dos dedos y el fuego de Rachael volvió a encenderse.
Finalmente, sus piernas cayeron sin vida sobre el sofá y estaba demasiado débil
para sostener a Chase contra ella.

Cuando Rachael hubo calmado su respiración y pudo concentrarse, se


encontró con unos ojos grises que la miraban fijamente. Chase se había
arrodillado junto al sofá y mirándola fijamente. Rachael le acarició la mejilla.

»Sabía que contigo sería así. Fuera de control hasta el punto de hacerme
débil. Odio admitirlo, me das miedo, Chase Davidson.

Chase bajó la mirada.


SPLIT SECOND de STONE

—Lo sé. A mí también me asusta.

Rachael levantó con los dedos la cara de Chase para que pudiera ver sus
hermosos ojos.

—Ven aquí. Déjame tocarte.

La expresión de Chase se volvió triste, pero consiguió sonreír.

—No creo que pudiera soportarlo. Tu tacto... sería demasiado, Rachael.


No puedo. —Chase se puso en pie y siguió mirando fijamente a Rachael.

Rachael se quedó de piedra. No sabía qué decir, pero tampoco podía


apartar la mirada.

Chase sabía que Rachael merecía una explicación.

»Lo siento, Rachael. Ambas sabemos que tengo un trabajo que hacer y
que me toques sólo confundirá la verdad cuando la encuentre. Me alegro de
haber sido capaz de ver a través de mi deseo antes de que esto fuera más lejos.

Rachael se quedó mirando en silencio. Podía oír la tensión en la voz de 154


Chase, pero también podía ver la determinación en sus ojos. No le rogaría que
la tocara.

Chase salió de la habitación para poder vestirse en privado. Después de


las intimidades que acababan de compartir, Chase no estaba muy segura de por
qué sentía la necesidad de hacer esto, pero no examinó detenidamente su
motivación. Había demasiados otros asuntos dando vueltas en lo que quedaba
de su mente como para darle la importancia que se merecía. Cuestiones como
el fin de la carrera de Rachael si alguien se enteraba de lo que acababa de
ocurrir. Cuestiones como si debía o no continuar con el caso. Cuestiones como
lo estúpidas que habían sido las dos.

Chase tuvo que admitir la verdad. No se había detenido cuando se dio


cuenta de que lo que Rachael necesitaba no era consuelo. Las emociones con
las que estaba lidiando eran demasiado traumáticas, demasiado cambiantes
como para manejarlas con tanta delicadeza. Necesitaba pasión, una pasión tan
arrolladora que la transportara momentáneamente a otro lugar y a otro tiempo.
Chase había intentado dársela, pero, como un incendio fuera de control, las
llamas también la habían consumido a ella. Toda su relación había sido peligrosa
en aspectos en los que no quería pensar, pero ahora lo habían arriesgado todo.
SPLIT SECOND de STONE

Mirando en la otra dirección, Rachael estaba tirando de su blusa cuando


Chase regresó. Poniendo las manos sobre los hombros de Rachael, la trajo de
vuelta contra su pecho y enterró la cara en la seda oscura de su pelo, rodeándola
con los brazos por detrás.

—Rachel, ¿qué hemos hecho? ¿Qué demonios hemos hecho?

Se giró en el abrazo y levantó los ojos hacia los de Chase. Su expresión


era diferente, pensó Chase, de algún modo más suave y más abierta, pero
cuando habló, un destello de aprensión apareció en sus rasgos antes de que
pudiera ocultarlo.

—Chase, por favor, no me digas que te arrepientes de esto.

—Oh Dios. —Tiró de Rachael contra ella y habló en un susurro—: ¿Por


qué diablos iba a decir algo así?

—No lo sé. —Su voz se apagó mientras hablaba—. ¿Tal vez porque
podrías sentirte así? Por eso no me dejabas tocarte...

—Nunca. —Chase negó con la cabeza. Sabía que si dejaba que Rachael
la tocara nunca querría que dejara de hacerlo. No renunciaría a ella—. No
155
importa cuánto tiempo viva, nunca me arrepentiré de esto. Tenía que tocarte. —
Llevando sus manos a las mejillas de Rachael, acunó su rostro con ternura,
inundándola de emociones que no podía ignorar por mucho que quisiera—. Eres
una mujer especial, Rachael. Hay mucho más en ti de lo que creía. —Hizo una
pausa y buscó las palabras adecuadas.

Rachael cerró los ojos.

—No digas esa palabra. Odio esa palabra.

—¿Qué palabra?

—La que viene a continuación. Pero... —Mientras hablaba, la garganta de


Chase se cerró. Rachael abrió los ojos y había resignación en ellos. Se apartó
de Chase y maldijo en voz baja—. Maldita sea, Chase...

Intentó hacerla retroceder, pero Rachael resistió el tirón.

—No debería haber dejado que esto pasara, Rachael. Debería habernos
detenido, pero no podemos dejar que vuelva a pasar.

Se dio la vuelta.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Qué diferencia hay ahora? Ya estamos tan metidas...

—Lo estoy, pero en realidad ya no me importa nada mi carrera. A ti sí te


importa. Y debería importarte. Todavía tienes una oportunidad de mantenerla
mientras nadie se entere.

—Chase...

—No estoy hablando sólo de esto, Rachael. —Ella inclinó la cabeza hacia
el sofá detrás de ellos—. El sexo es lo mínimo de lo que he hecho mal. Es un
poco tarde para señalarlo ahora, pero te he contado cosas que no debía. Te he
contado detalles del caso. He hecho todo lo que se puede hacer mal. No quiero
demostrar tu inocencia sólo para que algún idiota cuestione el resultado por
cómo hemos actuado. Alguien podría hacerlo y lo sabes. —Se alejó de Rachael.
Su corazón se sentía tan pesado como la carga que había estado llevando, la
carga de demostrar la inocencia de Rachael. Nunca había deseado tanto
exculpar a un agente como a Rachael, pero ese mismo deseo podía ser la
perdición de Rachael, por no hablar de la suya propia. Con la espalda rígida, se
quedó mirando por la ventana y luego habló sin volverse—. Vete a casa,
Rachael. Vete a casa y déjame hacer mi trabajo.

Casi llega a su casa sin averiarse. En algún lugar entre el final de su calle
156
y su entrada, dejó que las últimas horas pasaran por su mente. Todo lo que
habían hecho, todo lo que habían dicho y todo lo que no habían dicho. Al aparcar
el coche, Rachael apoyó la cabeza en el volante y las palabras que habían
pronunciado se repitieron en su cerebro una y otra vez. Antes había pensado
que su vida estaba fuera de control, pero esta noche la había visto desaparecer.
Chase tenía razón. Si alguien descubría que se acostaban juntas, su carrera en
las fuerzas del orden estaría acabada, por no hablar de la de Chase. A pesar de
su tamaño, la comunidad estaba muy unida. Todo el mundo lo sabría. Una pizca
de histeria surgió en su interior y salió a la superficie. Empezó a reírse, pero
entonces ocurrió algo más y los ojos empezaron a escocerle. Se le hizo un nudo
en la garganta y, de repente, le dolió el pecho. Se recordó a sí misma que los
Stevens nunca lloran. Levantó la cabeza y miró por el parabrisas, que de repente
estaba borroso. Estaba claro que ya no era una Stevens.



Chase se dirigía a su despacho para hablar con su jefa cuando sonó su


teléfono móvil.
SPLIT SECOND de STONE

—Davidson.

—Soy la jefa Henderson. Teniente, tenemos que hablar. ¿Puede reunirse


conmigo en mi despacho en media hora?

—¿Asumo que esto es sobre el caso Stevens?

—No quiero hablar de esto por teléfono. ¿Quedamos?

Chase dejó que pasara un largo silencio entre ellas mientras se debatía si
era o no buena idea reunirse con la mujer. También se preguntó si iba a reunirse
con la jefa de policía o con Lauren Henderson, la mujer.

—Sí. Me reuniré con usted.

Media hora más tarde, Chase entró en el despacho de la jefa Lauren


Henderson y se sorprendió de su primera impresión. Lauren irradiaba fuerza y
control. La gente se sentía atraída por su personalidad fuerte y segura, y Chase
entendía por qué. “Carismática” era la palabra que Chase elegiría para describir
a la mujer.

»Jefa, ¿qué puedo hacer por usted? 157


Señaló una silla en el lado opuesto de su escritorio.

—Por favor, siéntese, teniente.

Chase se sentó.

—Gracias.

—Necesito saber cómo va el caso. Lo que he estado oyendo y viendo no


pinta bien. Esta oficial ya debería estar libre de esto.

Chase negó con la cabeza.

—Sé que recibe mis informes. No puedo darle lo que no sé. —Chase
empezó a levantarse—. Si eso es todo, jefa, tengo un trabajo al que volver...

Lauren se levantó.

—Por favor, siéntese, Davidson. Tengo que preguntarle algo.

Chase volvió a sentarse lentamente. Su curiosidad era evidente.


SPLIT SECOND de STONE

»Si pudiera darle alguna información...

Chase levantó ambas manos.

—¡Alto! Diga lo que diga, que sepas esto. Lo haré oficial. No ocultaré ni
mentiré sobre nada por nadie. Ahora, a menos que le haya malinterpretado de
alguna manera, ¿todavía quiere decirme algo?

Lauren se sentó y miró fijamente a la teniente. Tras un largo silencio,


suspiró.

—Recibí una llamada en casa de un hombre. Me contó una historia


interesante sobre Webster Park. —Lauren dio a Chase la oportunidad de
comprender lo que estaba diciendo. Una oportunidad para leer entre líneas—.
Rachael es muy vulnerable en este momento por muchas razones. Odiaría que
lo empeorara.

Chase estudió a la mujer. Decidió que estaba mirando a Lauren


Henderson, la mujer. Y la mujer no sólo estaba celosa, estaba asustada.

—Ya que no se guardas nada, le mostraré la misma cortesía. Sé que es


una de las muchas razones por las que Rachael es vulnerable.
158
Chase vio verdadero miedo en los ojos de Lauren durante una fracción de
segundo antes de que Lauren volviera a ponerse la máscara.

—Davidson, ¿qué es lo que cree que sabe?

A Chase no le pasó desapercibido el tono de enfado en la voz de Lauren.

—Me sorprende que esté dispuesta a tener esta conversación aquí en la


comisaría. Se ha tomado tantas molestias para mantenerlo en secreto.

Lauren respiró hondo.

—La carrera de Rachael está en juego. Ha pasado por muchas cosas


últimamente. No sé cuánto más puede soportar. Tal vez debería hacer su trabajo
y dejarlo así. Deje a Rachael en paz.

Chase podía oír y ver la sinceridad en Lauren, pero también sabía que
Lauren tenía razones egoístas para no querer que Chase persiguiera a Rachael.

—Rachael es una buena policía. Eso lo sé. También es una mujer


increíble y creo que ambas lo sabemos. Haré mi trabajo como siempre lo he
SPLIT SECOND de STONE

hecho, pero no me dejaré amenazar. Lo que pasó en el parque fue... inesperado.


Rachael necesitaba consuelo y se me fue de las manos. Sé que puede hacer
que me aparten de este caso e incluso que me echen del cuerpo por lo que pasó,
pero quiero demostrar la inocencia de Rachael. No creo que vaya a denunciar
esto, porque podría abrir una lata de gusanos que no pueda cerrar.

Lauren sabía que Chase tenía razón. Quería intentar engañarla y le


estaba saliendo el tiro por la culata.

—Simplemente no quiero que Rachael sufra más. Ella no necesita que la


confundas o la uses.

La ira de Chase estaba saliendo a la superficie ahora.

—Debería haberlo pensado antes de hacerle daño.

—Estoy segura de que ha oído los rumores. Los he oído sobre usted. No
podía arriesgarme. —Se levantó del sillón y caminó hacia la ventana sin mirar a
Chase—. Los rumores... cada vez los oía con más frecuencia. Intenté poner
distancia entre nosotras. Esperaba que los rumores se acallaran, pero no
funcionó. Tuve que elegir.
159
Chase sacudió la cabeza lentamente, sin creer lo que estaba oyendo.

—¿Entre Rachael y su carrera?

Lauren se giró bruscamente y se encaró con Chase mostrando la ira en


su rostro.

—No me juzgue. He trabajado duro para llegar hasta aquí. No podría


dejarlo por... —No pudo terminar la frase. Bajó la cabeza mientras las lágrimas
le quemaban los ojos.

Una mirada de disgusto se sumó a la expresión de Chase.

—No podía dejarlo por una mujer que estaba arriesgando lo mismo.

Lauren enderezó los hombros y se secó los ojos.

—No quería que Rachael tuviera que elegir, así que elegí por ella. Ella
habría elegido su carrera. Lo sé. Conozco a Rachael.

Chase se levantó y caminó hacia Lauren.


SPLIT SECOND de STONE

—Rachael tenía derecho a elegir por sí misma. Puede que tenga que
volver a hacerlo en el futuro y no se lo voy a quitar. Hay una gran diferencia entre
usted y yo, jefa. Yo dejaría mi carrera por una mujer como Rachael y no me
arrepentiría ni me avergonzaría de hacerlo.

—Ella elegirá su carrera antes que a usted o a mí. ¿Por qué hacerla pasar
por eso?

Chase bajó los ojos y pensó en su respuesta.

—Quiere hacer que todo esto tenga que ver con Rachael, pero lo que le
preocupaba era su carrera. Era su trabajo duro. Su imagen. ¿Alguna vez la amó
de verdad?

Lauren se precipitó hacia delante, pero se contuvo.

—Maldita seas, Davidson. No sabe nada de mí. No finja que lo sabe. —


Se apartó de Chase y se calmó—. Salga de mi despacho.

Chase sonrió.

—Lo siento por el dolor, jefa. —Se marchó antes de que Lauren pudiera 160
decir más.



Debbie McLain montó en cólera ante la petición de Chase de seguir a


Christena Snell y Kevin Connelly, pero al final cedió. Al aprobar el gasto para dos
días, su jefa dejó claro que Chase no recibiría nada más. Chase lo entendió. Sólo
consiguió lo que consiguió porque Debbie no quería quedar mal ante la jefa si se
demostraba la implicación de Connelly. Dos días de vigilancia no servían para
nada, a menos que tuvieran suerte, pero de cualquier modo, Debbie podía
presumir de éxito. Tras comprobar la agenda de Connelly, Chase puso a un
hombre a vigilar a Christena y a otro al policía del SWAT en su primer día libre.
No ocurrió nada. Al tercer día, Connelly pidió un día de vacaciones para el
viernes siguiente. Chase no había hablado con Rachael desde que le había
hecho el amor porque no sabía qué decirle. Seguía sin saberlo, pero esa tarde
la llamó.

No se molestó en saludar cuando contestó Rachael.


SPLIT SECOND de STONE

—Llevo dos días siguiendo a Christena y Connelly, pero no hemos


conseguido nada. Voy a seguirlos yo misma el viernes. Te haré saber lo que
pasa.

Si estaba desconcertada por su falta de modales telefónicos, Rachael no


lo demostró.

—Déjame ir contigo.

—De ninguna manera. —Su voz era firme—. Las cosas ya se han jodido
bastante, Rachael. No voy a agravar el problema.

—Por favor, Chase. Me... me estoy volviendo loca. Tengo que hacer...
algo.

—Ya nos dejé hacer algo. —Su referencia a su forma de hacer el amor
era clara—. Rachael, no podemos permitirnos una repetición.

—Comprendo —habló en voz baja—. Tampoco eso no es lo que quiero.

Un dolor agudo apuñaló a Chase mientras Rachael hablaba. Chase


suavizó la voz. 161
—No he dicho que no lo quiera, Rachael. He dicho que no podemos
permitírnoslo. No tergiverses mis palabras. Sabes lo que quiero decir. Hablo de
que nos vean juntas. No de lo que pasó entre nosotras.

—Chase, sabía exactamente lo que querías decir. Has sido tú quien les
ha dado la vuelta a las palabras. La verdad es que no me importa lo que pasó
entre nosotras. Se acabó incluso antes de empezar.

Llevaba demasiado tiempo en Asuntos Internos como para no reconocer


una mentira cuando la oía. Pero Chase tampoco se había enamorado nunca de
una policía a la que estuviera investigando. Tal vez pensó que Rachael estaba
mintiendo porque eso era lo que quería pensar.

»Chase, lo único que me preocupa es mi carrera. Si no me arriesgo y trato


de ayudarme, después no tendré nada. Te lo dije el otro día y nada ha cambiado.
Tienes que dejarme ayudar. Es lo único que me queda.

Verdad o no, Chase no sabía qué le dolía más, si la negación de Rachael


de lo que había pasado entre ellas o el dolor punzante en su voz. Chase apartó
la elección de su mente.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Y si alguien nos ve?

—Puedes mentir y decir que me estabas entrevistando otra vez. —Hizo


una pausa, con la mandíbula tensa—. Tengo que verlo por mí misma, Chase.
Tengo que estar segura.

—Recógeme a las diez. —El tono de Chase era sereno—. Cogeremos tu


coche. Christena no lo reconocerá.



El viernes por la mañana, antes de llegar al final de la manzana, Chase


señaló una tienda con una cabina telefónica delante.

—Para ahí. Quiero asegurarme de que está en casa antes de empezar


esta búsqueda inútil.

Rachael siguió sus instrucciones y vio cómo cruzaba el aparcamiento


162
hasta la cabina e introducía las monedas. Llevaba unos vaqueros y una camiseta
azul oscuro. Los vaqueros abrazaban sus estrechas caderas y la camiseta hacía
que sus ojos parecieran más claros. A pesar de lo que le había dicho por teléfono,
Rachael había pensado constantemente en lo que había pasado entre ellas. En
el fondo sabía que nada entre ellas había terminado y sospechaba que,
independientemente de cómo acabara la investigación, la situación seguiría así
para siempre. Chase había cavado un túnel hasta lo más profundo de lo que
Rachael era en realidad y estaba allí para quedarse.

¿Qué hacía a Chase tan condenadamente atractiva? ¿Era su poder? ¿Era


su edad? ¿Era su cuerpo? ¿Las tres cosas? La idea de pasar horas a solas con
ella haciendo vigilancia casi la había puesto al borde del abismo, pero su carrera
estaba en juego, así que nada menos que su propia muerte la habría mantenido
alejada. Aun así, iba a ser un día largo.

Chase abrió la puerta del coche y se deslizó dentro.

»Ella está ahí. Vámonos.

Durante el trayecto, Chase trazó la ruta que quería que siguiera la


vigilancia. No paró de hablar hasta que Rachael salió de la autopista Southeast
y se dirigió a la urbanización de Snell.
SPLIT SECOND de STONE

»Rachael, ¿alguna pregunta?

La mente de Rachael había vuelto a su forma de hacer el amor y no había


oído ni una palabra de su plan.

—No. —Sacudió la cabeza—. Sin preguntas.

Chase no respondió. Detuvo el coche a cuatro casas de la casa de los


Snell y aparcó el Toyota, aliviada de que Chase no hubiera insistido. Debería
haberlo sabido.

Chase se quedó callada un momento más y luego Rachael sintió que su


mirada se desplazaba de la casa a su perfil. Chase habló despacio.

—En realidad, no estoy muy segura de la última parte del plan. ¿Crees
que es la mejor manera de manejarlo? ¿Qué harías si fueras Christena e
hiciéramos eso?

Rachael se volvió hacia ella.

—No tengo la más mínima posibilidad de acertar la respuesta a esa


pregunta y lo sabes. No he escuchado ni una palabra de lo que has dicho. 163
—¿Por qué no?

Los ojos de Rachael se convirtieron en rendijas.

—¿Por qué crees?

Chase apartó la mirada de ella y no dijo nada. Al cabo de un rato, se inclinó


sobre el asiento y trazó una línea en el dorso de la mano de Rachael. Su suave
tacto dejó un rastro febril que no ayudó en nada a despejar la creciente
frustración de Rachael. Entonces Chase habló en voz baja.

—¿Por qué no hablas por las dos? Si no, nos vamos a volver locas.

No sabía si se sentía mejor o peor al saber que Chase compartía su


confusión. Se mordió el labio inferior, lo soltó y empezó a hablar.

—Siempre quise ser policía. Crecí oyendo a mis hermanos y a mi padre


hablar de esa vida y nunca me planteé hacer otra cosa.

Chase suspiró aliviada. Si quería hablar de su infancia, le parecía bien.


Casi todo lo que Rachael quería hacer le parecía bien. Desgraciadamente.
SPLIT SECOND de STONE

—He oído rumores sobre ti y tu padre. Que él realmente no quería que te


unieras al cuerpo. ¿Es eso cierto?

Rachael la miró burlonamente.

—Creía que lo sabías todo sobre mí. ¿No estaba en mi expediente?

Chase negó con la cabeza.

—Me temo que no.

—Bueno, debería estarlo porque es la verdad. Ni siquiera fue a mi


graduación. —Sus palabras estaban teñidas más de tristeza que de rabia—. Fue
a la de mis hermanos. Pero no a la mía.

—¿Le has preguntado alguna vez por qué?

—No hace falta... él dejó claro lo que sentía. —Desvió la mirada hacia
Chase y luego hacia la casa de los Snell. Su mirada fue rápida, pero no lo
suficiente como para que Chase no notara el dolor en sus ojos—. Nunca pensó
que yo fuera lo bastante buena para el cuerpo. Y sigue sin creerlo.
164
—¿Porque eres una mujer?

—Probablemente. ¿Quién sabe? —Se encogió de hombros—. ¿A quién


le importa?

—A ti —dijo en voz baja.

La expresión de Rachael se cerró y su perfil se volvió pétreo.

—No podrías estar más lejos de la verdad. Aprendí hace mucho tiempo
que mis hermanos eran la prioridad de mi padre. Yo ocupaba un distante cuarto
lugar, después de ellos, su trabajo y su coche. —Sacudió la cabeza, con el pelo
oscuro brillando al sol del verano—. Él no lo sabe, pero hice un trato con él
después de mi graduación. Ya no quiero su aprobación y, a cambio, él nunca me
la da.

Antes de que Chase pudiera seguir con el tema, le dio la vuelta a la tortilla.

»¿Cuál era el problema de tu ex? Me dijiste que ella tampoco quería que
fueras policía. ¿No podía manejar las horas?

La interpretación de Rachael sobre el fracaso de su relación con su ex


hizo reír a Chase.
SPLIT SECOND de STONE

—Mi horario era lo que menos le importaba. De hecho, ella trabajaba más
que yo. Llegó un momento en que ni siquiera nos veíamos, pero a mí me parecía
bien, porque cada vez que pasábamos algo de tiempo juntos, ella lo aprovechaba
para lanzar su rutina de no ganas suficiente dinero, a la que siempre seguía su
rutina de tu trabajo apesta y no es lo suficientemente prestigioso.

—Ella tenía razón.

—Lo sé, pero eso no significa que quisiera oírlo.

—¿Por eso das clases aparte?

—¿Has estado leyendo mi expediente?

—Cotilleos.

Chase asintió.

—No, no es por eso por lo que enseño. Enseño porque me gusta. La


mayoría de mis alumnos ya son oficiales y están intentando subir un peldaño
más en la escala de ascensos o simplemente quieren aprender. Están
motivados. 165
—¿Alguna vez dejarías el cuerpo y enseñarías a tiempo completo?

—De hecho, he estado pensando en hacer eso mismo.

—¿Por qué?

Se encontró con la mirada de Rachael.

—Porque soy demasiado vieja para seguir haciendo esto. Lo he visto todo
y lo he hecho dos veces. Estoy lista para seguir adelante. —Chase se inclinó de
repente hacia delante y agarró el salpicadero—. Arranca el coche, Rachael. La
puerta del garaje se está abriendo y ella está saliendo.

Mirando hacia la casa de los Snell, Rachael hizo lo que Chase le indicó.
El vehículo se alejó de ellas y Rachael puso su Toyota en marcha.

Chase le advirtió:

—No demasiado cerca.

—Sé cómo seguir. De hecho, se me da muy bien. —Su voz se volvió


aguda—. ¿Cuándo fue la última vez que seguiste a un sospechoso?
SPLIT SECOND de STONE

—Bien. Te entiendo. —Chase hizo un movimiento impaciente con su


mano—. Sólo mantenla a la vista y no dejes que sepa que estamos aquí.

Poniendo los ojos en blanco, Rachael redujo la velocidad del Toyota


mientras, delante de ellos, Christena hacía pasar el Windstar verde por una señal
de stop. Cuando el vehículo entró en el aparcamiento de una guardería veinte
minutos más tarde, Chase miró a Rachael con nuevo aprecio.

»Eres buena siguiendo a los demás. Estoy impresionada.

Rachael la miró.

—Disparo incluso mejor de lo que conduzco.

Chase abrió la boca para contestar, pero Rachael la interrumpió,


señalando hacia el edificio.

»Está dejando a su hijo. ¿Tiene trabajo?

—No que yo sepa. No lo tenía antes del tiroteo. —Observaron cómo la


mujer y el niño se unían al desfile de padres e hijos que entraban en el edificio
bajo y cuadrado. 166
Ver al hijo de David provocó la siguiente pregunta de Rachael. No miró a
Chase mientras hablaba.

—¿Tú y tu ex discutieron alguna vez tener o adoptar hijos?

—Sí.

La cabeza de Rachael se giró rápidamente por sí sola, su expresión


mostraba que esperaba que Chase le explicara.

Chase la miró y suspiró.

»Ella nunca creyó que fuera el momento adecuado y yo no la presioné. —


Hizo una pausa y pareció recordar un tiempo pasado—. Creo que en el fondo
sabía que la relación no iba a funcionar. No le veía sentido a tener hijos sólo para
que luego nos peleáramos por ellos.

Su respuesta tenía sentido y confirmaba lo que Rachael ya sospechaba.


Chase era una de esas personas que se preocupan más por los que la rodean
que por sí misma.
SPLIT SECOND de STONE

Se sentaron en silencio hasta que reapareció Christena Snell. Caminó


rápidamente hacia su vehículo y se metió dentro, pero no salió de la plaza de
aparcamiento. Rachael vio cómo Christena agachaba la cabeza y buscaba algo
en el suelo. Un segundo después, volvió a levantarse y se inclinó hacia el espejo
retrovisor.

Chase habló con impaciencia, retorciéndose en su asiento para ver mejor.

»¿Qué demonios está haciendo? ¿Consiguiendo un teléfono o qué?

Rachael habló con calma.

—Se está pintando los labios. En un minuto, probablemente sacará


también un poco de rimel y un cepillo de pelo. Se agachó para coger su bolso.

Finalmente, el vehículo dio marcha atrás. Rachael lo siguió hasta la


entrada de la autopista más cercana. Christena las condujo directamente al
Village. El monovolumen destacaba entre los BMW y los Mercedes. Se metió en
el primer aparcamiento que encontró y dejó tiradas a Rachael y Chase.

Chase habló mientras abría la puerta del coche.


167
—La seguiré. Tú aparca. Nos reconectaremos por teléfono.

Rachael tuvo que cruzar dos calles más hasta encontrar una plaza de
aparcamiento vacía. Su teléfono sonó mientras cerraba el coche.

»Ha entrado en un local cubano. Mucha ventana. Estoy al otro lado de la


calle en un bar de zumos y puedo verla.

Rachael se apresuró a bajar por la acera y se reunió con Chase unos


minutos después. Chase había comprado dos bebidas y estaba sentada en una
mesa que daba a la calle.

»Toma. —Chase le acercó una de las copas e hizo una mueca—. No sé


por qué demonios dicen que estas cosas son buenas para la salud. Saben fatal.

—Claro que sí. —Rachael se subió al taburete de al lado y cogió la copa—


. Si supieran bien, serían malos para la salud. Así funciona el mundo. Siempre
queremos lo que no debemos. —Sus miradas se cruzaron por encima de las
bebidas y luego ambas apartaron la vista.

Diez minutos después, Kevin Connelly entró en el restaurante y se sentó


con Cristena Snell. Rachael aspiró mientras Chase maldecía.
SPLIT SECOND de STONE

Kevin Connelly se acercó y cubrió la mano de la afligida viuda con las


suyas. Se inclinó más hacia ella y le dijo algo. Ella le dedicó una pequeña sonrisa,
agachó la cabeza y lo miró a través de las pestañas.

Chase estrechó su mano lentamente con incredulidad.

—Mierda.

La camarera puso las bebidas delante de Connelly y Cristena, que


levantaron sus copas y se dieron golpecitos en el borde. Rachael habló con una
emoción apenas disimulada en la voz.

—Están celebrando algo.

Chase la miró.

—Vamos Rachael, eres demasiado buena policía para sacar conclusiones


precipitadas. No sabemos si eso es lo que están haciendo.

—Chase, no hay otra razón para hacer lo que acaban de hacer.

—Eso no los convierte en asesinos. 168


Se sentaron durante otra hora y observaron cómo Connelly y Christena
almorzaban. Chase pidió otra ronda de zumos, pero los segundos sabían peor
que los primeros.

Finalmente, Connelly pidió la cuenta a la camarera y cinco minutos más


tarde él y Christena estaban en la acera. La envolvió en un fuerte abrazo y luego
se apartó para acariciarle ligeramente la mejilla. Al cabo de un rato, la besó y se
separaron.

Chase se puso en pie.

»Dime dónde has aparcado e iré a por el coche mientras tú los vigilas.
Nos encontraremos en la esquina.

Rachael sacó las llaves del bolso y se las entregó, dándole indicaciones
al mismo tiempo. Cinco minutos después, Chase se detuvo en la acera y ella se
subió.

—Christena se ha ido y se dirigía hacia la autopista. Acaba de salir.

—Iremos con él esta vez.


SPLIT SECOND de STONE

—De acuerdo. —Señaló con la cabeza hacia un todoterreno oscuro—.


Está ahí arriba. En el Hummer. Supongo que a los del SWAT les pagan bastante
bien, ¿no?

—No tan bien. Es un loco de los coches. El último recuento, tenía seis
adhesivos para seis vehículos. —Chase giró el Toyota de nuevo en la línea de
tráfico y terminaron dos coches detrás de Connelly—. Su familia tiene dinero.
¿No has oído hablar de las Connelly Towers en el centro médico?

Chase pudo sentir su mirada de sorpresa.

—¿Es uno de esos Connelly? Estoy impresionada.

—Deberías. —Los padres de Connelly están en todos los eventos


exclusivos. Si no están, entonces no es un evento exclusivo.

La expresión de Rachael se tornó escéptica, así que Chase le explicó.

»Estoy al tanto de las páginas de sociedad. Su abuelo hace el dinero y su


padre lo regala. Son muy importantes en el ala conservadora. Muy importantes,
como la Casa Blanca. También son muy generosos con su patrimonio.
169
—Entonces, ¿cómo demonios Kevin terminó siendo un policía SWAT?

—Eso es para los psiquiatras, no para mí. —Chase redujo la velocidad y


cambió de carril. Connelly se dirigía al oeste de la ciudad—. No necesita el
dinero, eso seguro. Tiene la casa pagada, no usa tarjetas de crédito y, que yo
sepa, es el único del equipo SWAT que se hace camisetas a medida.

Rachael lanzó a Chase una mirada interrogativa, pero hizo una


declaración.

—Eso no lo has sacado del periódico.

Chase la miró y volvió a cambiar de carril. Connelly zigzagueaba de un


lado a otro de la autopista, buscando interrupciones en el tráfico. Chase podría
haber pensado que el policía los había visto, pero casi todo el mundo en Atlanta
conducía de la misma manera. Siguieron a Connelly durante otros veinte minutos
antes de que tomara una salida en el último momento.

»Va al club. —Rachael golpeó su mano contra el salpicadero—. Maldita


sea, debería haberme dado cuenta de que era allí donde se dirigía cuando se
dirigió por este camino.
SPLIT SECOND de STONE

Chase miró al otro lado del asiento.

—¿El club?

—Connelly pertenece al mismo club de tiro que yo. Está aquí mismo. —
El policía del SWAT hizo una señal de giro unos kilómetros más adelante y luego
metió el vehículo en un aparcamiento asfaltado. Chase continuó más allá del
edificio de poca altura y entró en el aparcamiento de un McDonald’s unas
manzanas más abajo para hacer un giro en U.

Cinco minutos después estaban de nuevo en la autopista. Chase intentó


entablar conversación, pero Rachael sólo respondió con gruñidos. Cuando
Chase aparcó el Toyota en la entrada de su casa, Rachael salió de sus
pensamientos y se despidió de Chase, pero su mente estaba en otra parte.



Rachael se acostó pensando en Chase y se despertó a la mañana


170
siguiente haciendo lo mismo. Las horas intermedias probablemente también
habían estado llenas de sueños sobre ella, pero no podía recordarlo. Menos mal.
Estar con ella ayer ya había sido suficiente pesadilla. Durante todo el día, quiso
atraer a Chase hacia ella y no soltarla nunca, pero entonces recordaba las
palabras de Chase y se contenía. Unos minutos más tarde, Chase la miraba de
cierta manera o giraba la cabeza y el ciclo de deseo y anhelo volvía a empezar.
Rachael pensaba que el día no terminaría nunca, pero cuando lo hizo, odiaba
dejarla.

La única forma que tenía de funcionar era concentrarse deliberadamente


en el hombre que había visto acercarse a Kevin Connelly en el aparcamiento del
campo de tiro mientras pasaban en coche. El supervisor del laboratorio, Frank
Telson, parecía furioso cuando se acercó al policía del SWAT, que tampoco
parecía muy contento. Rachael no le había dicho nada a Chase sobre lo que
había visto y racionalizó su silencio para sí misma aquella mañana mientras se
dirigía al trabajo. Chase no le había dicho que tenía la cinta, así que ella no le
había dicho que había visto a los dos hombres. Sus acciones no tenían sentido,
pero las igualaba. Tal vez podría decírselo a Chase más tarde. Después de
hablar con Frank Telson.

Salió del ascensor y se dirigió a su cubículo con el piloto automático. De


repente, una mujer salió de uno de los despachos laterales y Rachael tuvo que
SPLIT SECOND de STONE

esquivarla por la derecha. La otra mujer hizo lo mismo y se detuvieron justo antes
de chocar. Rachael levantó la cabeza con una sonrisa y luego su expresión
cambió lentamente. Demasiado tarde para fingir que eran desconocidas, Annette
y ella se encontraron cara a cara en el centro del pasillo.

Dijeron sus nombres al unísono y una punzada de soledad golpeó a


Rachael de lleno en el pecho. No importaba que el pasillo estuviera lleno de
gente, lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que había echado de
menos a sus amigas y el apoyo que una vez le habían dado.

Annette se recuperó primero, pero su actitud era rígida e incómoda.

—Hola, Rachael. ¿Cómo van las cosas?

—Estoy genial —mintió—. ¿Cómo estás tú?

—Bien. —Los ojos de Annette se desviaron por encima del hombro de


Rachael y luego volvieron a su cara. Annette no quería que nadie las viera
hablando. Ella habría cortado y corrido si hubiera podido hacerlo sin parecer
obvia—. He estado ocupada, ya sabes. Con el trabajo y todo.

—¿Has visto a alguien de la banda? —La pregunta surgió antes de que


171
Rachael pudiera detenerla.

—Todas están bien. —Un rubor apagado se extendió por los fuertes
pómulos de Annette. Se habían juntado. Rachael se dio cuenta al instante y la
habían dejado fuera. Aunque no fue una sorpresa, el descubrimiento dolió y
Rachael se echó hacia atrás. Esto no era el instituto, se recordó a sí misma. Esto
era el mundo real y tenía que valerse por sí misma. No dejó traslucir su reacción,
hablando con calma.

—Eso es bueno.

Un silencio torpe llenó el espacio entre ellas, luego las dos volvieron a
hablar, al mismo tiempo.

—Tengo que irme...

—Será mejor que vuelva...

Rachael se hizo a un lado y Annette pasó junto a ella. Sin embargo,


cuando la otra mujer se acercó, Rachael tuvo una repentina idea. Antes de que
pudiera decidir si era una buena idea o no, alargó la mano y tocó el brazo de
Annette.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Annette? ¿Puedo... puedo preguntarte algo antes de que te vayas?

Annette echó otro vistazo rápido al pasillo.

—Realmente no tengo tiempo...

Rachael no esperó a que terminara su excusa.

—¿Conoces a un policía del SWAT llamado Kevin Connelly? ¿Es rubio,


guapo, ojos azules?

Annette asintió casi al instante.

—Sé quién es, pero en realidad no lo conozco. Era amigo de un asistente


administrativo que conozco, Taylor Martin. Solían quedar a veces después del
trabajo para tomar algo. Conociendo a Taylor, más bien tres o cuatro copas.

—¿Gran bebedor?

—Taylor lo era. De hecho, estoy segura de que no habría sabido nada de


la situación, excepto que estábamos en una fiesta y el alcohol había corrido
bastante libremente. Por lo demás, Taylor era pura discreción, incluso conmigo, 172
y estábamos bastante cerca—. Hizo una pausa. —Resumiendo, creo que podían
tener algo entre manos, pero ya sabes lo duro que es por aquí si no formas parte
del “equipo”. Al final, Connelly estaba interesado en una relación a largo plazo y
Taylor no. Al parecer, Connelly se volvió un poco asustadizo después de eso. —
Su expresión cambió—. Mira, Rachael, realmente tengo que irme. Nos... vemos.

Rachael se preguntó por qué Taylor Martin no formaba parte del equipo,
pero Annette ya estaba a mitad del pasillo. Rachael decidió que tendría que
averiguarlo por su cuenta. Y lo haría. Justo después de hablar con Frank Telson.



La habitual pila de anuncios y memorandos de mierda esperaba a Chase


en la esquina de su escritorio aquella mañana. Los tiró a la papelera sin mirarlos
dos veces y dejó el maletín en su sitio. Después de encender el ordenador, fue
a por café y regresó para consultar el expediente personal de Connelly. Sin
embargo, los pensamientos sobre Rachael no dejaban de asaltarla. Chase sabía
que debía mantener las manos quietas, pero no estaba segura de tener la fuerza
SPLIT SECOND de STONE

de voluntad necesaria, a pesar de haberla echado el otro día. Una relación entre
las dos no las llevaría a ninguna parte más que a la ruina. Le importaba un bledo,
pero no se trataba sólo de ella.

La explicación de Rachael sobre lo que su carrera significaba para ella le


había dolido, pero hacía falta ese tipo de dedicación para ser el tipo de policía
que era Rachael. Chase lo sabía porque ella lo había sido una vez. Se hacían
sacrificios para llegar a ese nivel, pero lo que Rachael aún no comprendía era
que, al final, las recompensas no siempre valían a lo que una renunciaba.
Rachael seguía pensando que podía marcar la diferencia. Ingenuidad aparte, si
eso era lo que quería, Chase tenía que asegurarse de que tuviera la oportunidad.
Y eso significaba mantenerla fuera de su cama, sin importar lo
desesperadamente que la quisiera allí. Chase había hecho muchas cosas malas
en su vida, pero arruinar la carrera de una buena policía no iba a añadirse a la
lista.

Sorbiendo su café, Chase volvió a concentrarse en la tarea que tenía entre


manos, renovando su memoria con lo mundano: la dirección de Connelly, su
historial de condecoraciones, su antigüedad en el servicio, las quejas contra él.
Los escasos detalles de la vida personal del policía del SWAT no tenían nada
que envidiar al desorden inherente a la mayoría de los expedientes que leía 173
Chase. Nunca se había divorciado porque nunca se había casado y, al menos
sobre el papel, parecía un ciudadano modelo. Sin embargo, la limpieza de su
vida decía mucho. Y Chase no estaba segura de que todo fuera bueno.

Su café estaba frío cuando cerró el archivo, salió del programa y preparó
su plan. Cogió el teléfono y obtuvo la información que necesitaba para continuar.
Había dejado que todo se deslizara cuando empezó la investigación de Rachael
y sus archivos, normalmente bien organizados, se habían vuelto un caos. Los
limpió, pero mientras lo hacía, su mente volvió a su salón y a Rachael.

El tiempo pasó rápidamente. Miró el reloj y se dio cuenta de que iba con
retraso. Se puso en marcha y llegó al Jeep en un tiempo récord. Apuntó con el
mando en dirección al vehículo y pulsó el botón de un tirón, pero el clic que oía
normalmente no se produjo. Volvió a pulsar el botón, pero esta vez el coche se
bloqueó solo. Frunciendo el ceño, se inclinó y miró por la ventanilla. El Jeep ya
se había desbloqueado. No habló en voz alta con nadie.

—¿Qué demonios? —Al volver a abrir el vehículo, Chase se inclinó para


mirar dentro y vio un trozo de papel en el asiento del copiloto. Tenía algo escrito.
Y no era de ella.

Chase dejó el maletín en el suelo, pensó en una trampa y se acercó a la


puerta. Se abrió con un sonoro chasquido, sin bomba, así que Chase metió la
SPLIT SECOND de STONE

mano dentro y tiró de la nota hacia ella con la punta del bolígrafo. Las letras
estaban escritas en mayúsculas, cuidadosamente impresas en una sola línea
sobre una hoja de papel blanco normal.

¿DESDE CUÁNDO LOS MALOS POLICÍAS HACEN SUS PROPIAS


INVESTIGACIONES? RETROCEDE, PERRA. ¡ELLA NO VALE LA PENA!

Chase leyó la nota por segunda vez. Luego una tercera. Después de leerla
por cuarta vez, supo que no necesitaba ser detective para resolver este caso. De
algún modo, Connelly se había enterado de la existencia de Chase y Rachael.
Si persistían, él se encargaría de que todos los demás también supieran de ellas.
Y les quitaría el trabajo.

Agachada junto a la puerta abierta del coche, Chase suspiró y se balanceó


sobre los talones. No se había molestado en decirle a Rachael lo gilipollas que
era Kevin Connelly porque no había motivo para ello, pero una amiga de Chase
se había metido antes con el policía del SWAT por una denuncia de uso excesivo
de la fuerza. El agente de Asuntos Internos había recomendado una baja
prolongada y asesoramiento psicológico. A Connelly le habían dado un tirón de
orejas y le habían devuelto el sueldo.

Chase dejó el maletín en el asiento y cerró la puerta, asegurándose esta


174
vez de echar el cierre. Llegó a la planta baja del aparcamiento y empezó a
caminar. El sol del atardecer se había ocultado tras los rascacielos que
bordeaban las calles del centro de Atlanta, pero la temperatura no había
disminuido con su desaparición. Los desafortunados trabajadores que acababan
de escapar de sus escritorios se movían por las aceras con tal letargo que Chase
casi se frenó a sí misma. Entonces recordó su objetivo y aceleró.

Dos manzanas más allá y tres manzanas más abajo, llegó a las puertas
dobles que había estado buscando, “Charlie’s” escrito en el cristal con letras
doradas que parecían inapropiadamente adornadas. Principalmente un gimnasio
de boxeo, Charlie’s había sido una institución en Atlanta durante años. A Chase
no le había sorprendido demasiado ver la deducción automática de la nómina de
Connelly, aunque habría esperado que el policía del SWAT se ejercitara en un
gimnasio caro y lujoso de la parte rica de la ciudad y no en un taller clandestino
como Charlie’s. El gimnasio probablemente tenía el mismo atractivo para los
clientes de Connelly. El gimnasio probablemente tenía el mismo atractivo para él
que para todos los policías, decidió Chase. Estaba cerca del centro de la ciudad
y no podían conseguir una oferta mejor en ningún otro sitio porque el propietario
les hacía descuentos en sus abonos. Los policías siempre habían trabajado aquí.
En sus años mozos, Chase había sido uno de ellos, pero hacía tiempo que no
entraba en el gimnasio. Cuando llamó, Charlie se acordó de ella y estuvo
SPLIT SECOND de STONE

encantado de decirle cuándo entrenaba Connelly. Chase se preguntaba ahora si


la actitud servicial de Charlie había formado parte del plan de Connelly.
Obviamente, el policía del SWAT quería dar a conocer su postura.

Chase se abrió paso a través de las puertas. El olor a sudor viejo y


testosterona casi la hizo caer de rodillas, y el sonido de gruñidos y gemidos le
siguió con un fuerte derechazo. Chase parpadeó y entrecerró los ojos, buscando
en los distintos puestos al policía rubio y esbelto.

—¿Buscas a alguien?

Chase se giró. Un joven con el pelo tieso y la mirada perdida estaba justo
detrás de ella. Bajo su licra pintada había un cuerpo esculpido en roca. Chase lo
miró detenidamente y su ego decidió que probablemente podría derrotarlo. El
chico tenía músculos, pero obviamente no sabía cómo usarlos. Parecía uno de
los modelos gays que su ex solía llevarla a ver en una de sus juergas de
compras.

—Se supone que debo encontrarme con un tipo aquí.

El joven se puso la mano en la cadera y cambió su actitud a una más


extravagante.
175
—¿Este tipo tiene nombre?

—Sí, lo tiene. Es Kevin Connelly.

No podría haber accionado un interruptor y obtener un cambio más


drástico. El rubio dio un paso atrás, su expresión se cerró mientras señalaba
hacia la parte trasera del edificio.

—Está en uno de los rings de boxeo. Dirígete hacia allí y lo encontrarás.

Mirando en la dirección que había señalado, Chase se volvió para darle


las gracias, pero el joven ya se estaba alejando. Mientras Chase lo observaba,
lanzó una mirada ansiosa por encima del hombro y luego aceleró el paso hasta
prácticamente correr.

Despidiendo al tipo, Chase se dirigió a la parte trasera del edificio. Al


acercarse a los tres cuadriláteros colocados a lo largo de la pared trasera,
distinguió fácilmente a Connelly. Una gran multitud se había reunido alrededor
de las cuerdas para verle boxear con un hombre que parecía tener al menos
cinco años menos que Connelly. Boxear no era la palabra adecuada para lo que
Connelly estaba haciendo. Estaba golpeando al pobre chico hasta matarlo y
SPLIT SECOND de STONE

estaba claro que lo estaba disfrutando. Chase podría haberle arrestado por
agresión. Pero no lo hizo.

Sonó una campana y Connelly se apartó de su oponente, apartando los


brazos del chico de sus hombros. Connelly había sido su único apoyo y, cuando
se retiró, el chico se desplomó sobre la lona, rebotó una vez y luego quedó
tendido sin moverse. Escupiendo la boquilla, el policía del SWAT se echó a reír
y chocó los cinco contra las cuerdas hasta que llegó a donde esperaba Chase.
No había sorpresa en sus ojos. De hecho, confirmando las sospechas de Chase,
Connelly parecía realmente contento de verla.

Chase asintió hacia el centro del cuadrilátero. Un empleado del gimnasio


había puesto en pie al joven luchador, aún aturdido, e intentaba llevarlo a la
esquina.

—Estoy realmente impresionada, Connelly. Ha sido toda una exhibición.

Connelly se llevó la mano derecha a la boca y tiró de los cordones de los


guantes con los dientes. Los aflojó y habló.

—Davidson, ¿qué haces aquí? No creía que Charlie’s fuera tu tipo de sitio.
176
Chase miró a su alrededor y a Connelly antes de hablar.

—No lo es. Pero tampoco lo es el Smoothie Shoppe y me senté allí


durante una hora sólo para poder veros a ti y a Christena Snell almorzar al otro
lado de la calle.

Si al policía rubio le sorprendió la franqueza de Chase, lo disimuló.

—¿No tienes cosas mejores que hacer? Quizá tú y tu novia necesitéis


volver al parque. —Sonrió dulcemente—. Que te gusten las mujeres no me
sorprende, pero Rachael Stevens, esa es otra historia. Me pregunto qué pensará
de eso su familia TRUE BLUE. —Esbozó otra dulce sonrisa y se apoyó contra
las cuerdas—. Además, te habría tomado por el tipo exigente. Habría adivinado
que tu tipo era el de la rubia, sin un pelo fuera de lugar, que nunca se ha roto
una uña en su vida. No la joven y bella Rachael. Ella es hermosa, pero también
tiene cerebro y elige usarlo. Esperemos que no la metas en problemas.

Connelly había visto a Chase y Rachael en el parque aquel día en el


centro. La revelación dejó a Chase mareado, pero al menos sabía que no los
habían visto cuando lo siguieron o ya habría dicho algo.
SPLIT SECOND de STONE

—No estoy segura de saber a qué te refieres. —Chase frunció los labios
pensativamente—. ¿Quieres ser más específico?

—Sabes exactamente lo que quiero decir.

—Oye, sólo soy una policía de Asuntos Internos. —Chase puso las manos
sobre la cuerda inferior del ring—. Tienes que explicarnos ciertas cosas en
detalle o no las entendemos. —Hizo una pausa—. Ya sabes, cosas como por
qué pareces tener una relación tan estrecha con Christena Snell. ¿Puedes
explicármelo?

—La he estado consolando. Está desconsolada.

Chase sonrió satisfecha.

—No me parece que esté muy afectada. Al menos no de pena. Quizás


pastillas o algo más fuerte.

Connelly ignoró la referencia.

—Disimula bien su angustia.


177
—¿Y cuánto tiempo llevas consolándola? ¿Habías empezado antes de
que su marido muriera?

Sin apartar los ojos de los de Chase, Connelly dejó caer su guante
derecho a la lona, donde aterrizó con un ruido sordo.

—Eso no tendría sentido, ¿verdad? ¿Qué yo la consolara antes de que lo


necesitara?

—Muchas cosas no tienen sentido. —Chase se encogió de hombros—.


Mira al pobre David Snell. Abatido en la flor de su vida. —Chase sacudió la
cabeza—. Simplemente no parece correcto y aquí estás, ya con su esposa...

Connelly la calló.

—Si yo fuera tú, me retiraría y buscaría a otro a quien molestar. Las


advertencias son advertencias por una razón. La próxima vez puede que las
cosas no sean tan sencillas.

Asombrada por la arrogancia del hombre, Chase negó con la cabeza.


SPLIT SECOND de STONE

—Eso me suena a amenaza, Connelly. No me gustaría tener que


expedientarte por no cooperar con una investigación de Asuntos Internos. Ya
sabes que eso no quedaría bien en tu expediente.

Con una mirada de disgusto, Connelly pronunció el mensaje que había


traído a Chase al gimnasio.

—Llámalo como quieras, Davidson, los hechos siguen siendo los mismos.
Será mejor que vigiles tu espalda y recuerdes quién soy. Tu carrera será mucho
más fácil y también la de Rachael.



Cuando Rachael se alejó de su mesa aquella tarde, Frank Telson ya se


había marchado. Decepcionada pero decidida, se alejó de la comisaría y se
dirigió directamente a casa de su padre. Él no pareció tan sorprendido de verla
como la vez anterior, pero sus ojos se redondearon igualmente cuando abrió la
puerta y la encontró en la acera.
178
—Tengo que preguntarte algo.

—De acuerdo. —Abrió más la puerta y ella entró—. ¿Quieres algo de


beber?

Ella negó con la cabeza.

—No tengo tiempo. Necesito saber más sobre el caso que mencionaste
el otro día, el montaje que tú y Larry investigaron.

Había estado frunciendo el ceño, pero su cara se aclaró.

—Sí, sí. Que yo sepa, el primo de Larry no volvió a llamar. Pero voy a
llamarle ahora mismo para asegurarme.

Rachael lo siguió hasta la cocina, donde el mismo teléfono marrón oscuro


colgaba de la misma pared empapelada que había estado allí cuando ella era
adolescente. Su padre marcó de memoria el número de su ex compañero
mientras ella se movía impaciente de un pie a otro. Cuando su padre por fin
habló, lo hizo en taquigrafía, como hacen los viejos amigos. Su padre terminó la
enigmática conversación demasiado rápido para haberse enterado de nada,
SPLIT SECOND de STONE

decidió un momento después. Colgó el auricular, sacudió la cabeza y se volvió


hacia ella, confirmando su suposición.

»El chico no ha vuelto a llamar, pero Larry por fin ha recordado algunos
detalles. Fue un asesinato profesional. El marido quería a la mujer muerta, pero
quería que su amante pareciera que había sido el pistolero para poder
deshacerse de los dos a la vez. Esto fue en los años sesenta. Las cosas no
estaban tan estrictas como ahora. Colocaron algunas pruebas en el coche del
amante y luego cambiaron lo que no pudieron colocar. Fue un maldito lío, pero
al final lo aclaramos.

Rachael intentó no mostrar su decepción. Esperaba una revelación. O tal


vez un milagro.

—¿Eso es todo?

La miró fijamente y luego señaló la mesa de la cocina.

—Sabes más de lo que crees. Siéntate y habla. Cuéntame lo que sabes.

Volvieron a repasarlo todo, pero al final ninguno de los dos pudo dar con
un nuevo ángulo.
179
—Es que no lo entiendo. Siento que me falta algo y si pudiera esforzarme
un poco más averiguaría qué es.

Su mejor consejo fue que pensara en Frank Telson y en el laboratorio


criminalístico.

—El laboratorio es siempre el eslabón más débil. Creo que algo podría
estar pasando allí. Yo investigaría eso un poco más de cerca, Rachael.

Se echó el bolso al hombro, se levantó, le dio las gracias y descartó en


silencio sus palabras. La seguridad no era perfecta en la comisaría, pero ahora
la dirigía una nueva generación de policías. Los cambios de pruebas y las palizas
eran fantasmas del pasado. Cuando se dirigía a la puerta principal, la voz de él
la detuvo.

»¿Rachael?

Ella le miró por encima del hombro.

—¿Sí?
SPLIT SECOND de STONE

Se levantó de la mesa y dio un paso hacia ella. Su voz sonaba tensa.

—Hemos tenido nuestras diferencias en el pasado, pero eres una policía


condenadamente buena. No dejes que un hijo de puta te haga creer lo contrario.
Sigue con esto hasta que se resuelva.

Se quedó con la boca abierta.

—Yo... no sé qué decir.

—No digas nada. —Se volvió hacia la mesa, recogió sus tazas de café y
las llevó al fregadero—. Vete a casa y haz lo que te he dicho.

De niña le había parecido un gigante. Su espalda seguía siendo lo


bastante ancha y recta como para bloquear la luz del sol vespertino que entraba
por la ventana sobre el mostrador. Haciendo caso omiso de su orden de
marcharse, se acercó lentamente a su lado y se quedó mirando su perfil.

—¿Acabas de llamarme una policía condenadamente buena?

Se volvió hacia ella. Sus miradas se cruzaron durante un instante y él


apartó la vista. 180
—¿Y qué? Te he hecho un cumplido. ¿Cuál es el problema? ¿Un padre
no puede decirle algo bonito a su hija de vez en cuando?

—Nunca habías dicho algo así antes. Al menos no a mí.

La miró.

—Tenía mis razones.

—Sí, papá, ya lo sé. Se llamaban Kenneth, Phillip y William. No te


importaba lo que hicieran mientras llevaran el azul.

—Rachael, no sabes de qué demonios estás hablando.

—Entonces, ¿por qué no me lo explicas? —Alimentada por la


preocupación y la ansiedad de las últimas semanas, Rachael sintió que sus
emociones tomaban el control de su boca—. ¿Por qué no sigues adelante y me
dices exactamente por qué nunca has pensado que tenía lo que se necesita para
ser policía?

Se volvió hacia ella, con los ojos encendidos.


SPLIT SECOND de STONE

—Quería algo mejor para ti, ¿vale? Quería que tuvieras un buen trabajo,
¡maldita sea! Algo seguro, algo importante. Algo... limpio. No quería que te
revolcaras en la cuneta con los borrachos como hice yo durante veinticinco años.
Nunca fue cuestión de si podías o no con el trabajo. —Se detuvo y respiró
hondo—. Quería algo mejor para ti. Quería... protegerte.

La confusión la invadió en una ola que casi la hunde.

—Pero pensaba que habías dicho...

Él la interrumpió.

—Sé lo que dije y sé lo que pensaste.

Ella lo miró sin palabras mientras dentro de su pecho, la ira estrujaba su


corazón y lo sujetaba con fuerza, la amargura y la incredulidad acompañaban la
reacción.

—¿Cómo has podido hacer esto? Es... es una locura. Es cruel y


despiadado y... —Se interrumpió, con la voz entrecortada—. Papá, ¿por qué
demonios no me dijiste la verdad?
181
—Porque no me habrías escuchado. —Su voz era contundente y cuando
sus miradas se cruzaron, ella fue la primera en apartar la vista—. Eres
exactamente como tu madre. Terca como el demonio. Sabía que nunca te haría
cambiar de opinión si te lo pedía, así que tuve que intentar algo distinto a la
verdad.

Los ojos de Raquel se humedecieron, pero enjugó las lágrimas. Que la


condenaran si lloraba ahora.

—¿Por qué me cuentas esto ahora? ¿Por qué, después de todo este
tiempo?

—Cuando la mierda golpeó el ventilador con la muerte de Snell, todo


cambió. Tú... necesitabas ayuda.

Ambos se quedaron mirándose en el silencio que siguió. Rachael rompió


el silencio primero.

—¿Tienes idea de cuánto daño me has hecho?


SPLIT SECOND de STONE

—Fue por tu propio bien, Rachael. Pensé que te rendirías y conseguirías


un buen trabajo. Un trabajo decente. No... no me importaba si no me amabas.
Sólo te quería a salvo. Tal vez fue egoísta de mi parte.

—¿Egoísta? No me lo puedo creer...

Él la detuvo, agarrando el mostrador con ambas manos, con una vena


palpitándole en el cuello mientras se giraba para mirarla fijamente.

—¡Muy bien! La he cagado. Soy un padre terrible. Puedes culparme el


resto de tu vida de cada pequeño problema que tengas, ¿vale?

La cocina volvió a quedar en silencio hasta que Rachael finalmente habló.

—No creo que pueda perdonar esto.

—Entonces no lo hagas —Su mandíbula se crispó—. Pero que sepas


esto, Rachael. Eres mejor policía de lo que yo nunca fui y diez veces más oficial
que tus hermanos. Tu historial lo demuestra. Ahora sé que nunca dejarás el
cuerpo y probablemente no deberías. Así que adelante, ódiame por el resto de
la eternidad, pero hagas lo que hagas, no dejes que el bastardo detrás de esto
te quite la vida. Tú no me dejaste hacerlo. No dejes que él tampoco lo haga.
182



La viuda de Snell ni siquiera dejó entrar a Chase cuando se presentó


aquella tarde. No dispuesta a presionarla, Chase le hizo preguntas a través de
la puerta mosquitera y ella lo negó todo desde el otro lado.

—No sé de qué me estás hablando. No almorcé con Kevin Connelly y


aunque lo hubiera hecho, ¿por qué te iba a importar? Sigue siendo un país libre,
señorita Davidson.

Chase empezó a corregirla, era la teniente Davidson, pero ella ya le había


cerrado la puerta en las narices. Chase caminó por la acera hasta su coche,
sacudiendo la cabeza.

Conduciendo en automático, dirigió su coche hacia la autopista. Por una


vez, había poco tráfico. Sólo deseaba que sus pensamientos fueran iguales. El
caso se complicaba cada vez más y no sabía qué hacer a continuación. Tomó la
SPLIT SECOND de STONE

salida, se detuvo en el semáforo en rojo y murmuró para sus adentros. Su


intuición le decía que Connelly era la clave, pero ¿cómo? ¿Por qué? ¿Había
dinero del seguro que Chase aún no había descubierto? Dinero que Connelly no
necesitaba. ¿Había matado Connelly a Snell por la relación amorosa ilícita con
Christena? Christena Snell le había pedido el divorcio a su marido. ¿Se había
enterado David Snell y estaba celoso? Tal vez. Por último, se hizo la verdadera
pregunta que la inquietaba. ¿Estoy en el buen camino o sólo me pregunto estas
cosas porque me estoy enamorada de la persona a la que investigo?

Sólo cuando sonó un claxon detrás de ella, se dio cuenta de que el


semáforo había cambiado y estaba hablando sola. Aceleró el jeep, giró a la
izquierda y llegó a su calle quince minutos después. Con la mente
completamente concentrada en sus pensamientos, se detuvo en la entrada de
su casa y aparcó. Rachael la esperaba en la escalera.

Rachael levantó la mano antes de que pudiera hablar.

—Sé que no me quieres aquí, pero necesito hablar contigo.

Después de salir de casa de su padre, Rachael había deseado


desesperadamente llamar a una de sus amigas, pero eso no era una opción, así
que condujo hasta la casa de Chase, sintiendo una agitación que iba más allá de
183
la ira, más allá del dolor.

Chase parecía querer rechazarla, pero abrió la puerta, encendió las luces
y se hizo a un lado, Rachael pasó delante de ella. Una vez dentro y cerrada la
puerta, Chase abrió los brazos y Rachael cayó en ellos. El abrazo de Chase no
tenía nada que ver con los anteriores. Era suave y relajante. Automáticamente,
Rachael levantó los brazos y los rodeó alrededor del cuello de la mujer más alta.
Se aferró a ella, tragándose el escozor que se le había formado en la garganta
desde que había hablado con su padre.

Cuando Chase se apartó, todo volvió a precipitarse. Sus palabras se


desbordaron mientras Chase la conducía al salón. Se sentaron en el sofá y ella
le contó lo que había pasado.

—Lo siento, Rachael. —Su expresión se volvió feroz mientras maldecía—


. Maldita sea, no puedo creer que te hiciera eso.

—Puedo. Es la persona más obstinada que he conocido. Ha dicho que


era como mi madre, testaruda, pero se equivocaba. Siempre era él quien tenía
que salirse con la suya. —Levantó los ojos hacia los de Chase—. Pero no
importa. Soy más tenaz de lo que cualquiera de ellos podría soñar.
SPLIT SECOND de STONE

Chase no sonrió, pero una luz apareció en sus ojos. Levantó la mano
hacia la mejilla de Rachael y la acarició lentamente con el dorso de los dedos.

—¿Es una advertencia?

—Me temo que sí. —Su sonrisa desapareció—. He visto a Annette esta
mañana y tengo que decirte lo que me ha dicho.

Chase levantó la mano.

—Sea lo que sea, escucha esto primero. Connelly sabe lo nuestro. Ha


amenazado con decírselo a los jefazos y a todo el mundo. Incluyendo a tu familia
a menos que retrocedamos. —Chase no vio la necesidad de decirle que Lauren
también lo sabía. Chase supuso que fue Connelly quien se lo dijo a Lauren, pero
no debía saber que si Lauren agitaba el barco ella también se caería.

Procesó la nueva información, encajando algunas piezas más del


rompecabezas, y su expresión se tornó excitada.

—Esto sólo puede significar una cosa, Chase. Connelly está detrás de lo
ocurrido... tiene que estarlo. Él y Christena deben haber planeado la muerte de
David.
184
—Empiezo a creerte. Pero, ¿cómo demonios lo hicieron? ¿Y por qué?

—No sé cómo, pero el porqué es obvio. Estaban teniendo una aventura.

—Eso no es suficiente. Podrían haber estado jodiendo, seguro, pero ¿por


qué matar a David? Sé que ha sucedido antes, por supuesto, pero no parece
encajar bien. Christena incluso le dijo a David que quería el divorcio. La
motivación no es lo suficientemente fuerte.

—Lo que he oído hoy podría hacerte cambiar de opinión. —De pie,
Rachael comenzó a caminar—. Annette conoce a alguien con quien Connelly
salió. Su amiga dijo que Connelly se puso muy serio muy rápido. Dijo que daba
miedo, que era muy insistente. Quizá también se enamoró así de Christena. Es
posible.

Chase se frotó la sien con el índice.

—¿Podemos hablar con la amiga de Annette?

—Tengo que encontrarla primero. Es una asistente administrativa llamada


Taylor Martin. Tenía intención de buscarla hoy y ver si todavía está en nómina...
SPLIT SECOND de STONE

La expresión de Chase cambió tan drásticamente que Rachael se quedó


callada, olvidada su explicación. Incluso los ojos de Chase parecieron enfriarse,
pasando del gris oscuro al frío plateado.

»Chase, ¿qué pasa?

—¿Estás hablando de Taylor Martin de registros?

Rachael asintió impaciente.

—Sí. Ella y Annette son amigas. Nunca he conocido a la mujer, pero...

—Eso es obvio.

—¿Por qué?

—Porque Taylor Martin no es una mujer, Rachael. Taylor Martin es un


hombre.

Rachael se quedó paralizada, con una expresión de sorpresa e


incredulidad. Finalmente parpadeó y el movimiento pareció liberarla del shock.
185
—¡Es imposible!

—Llámala. Llama a tu amiga. —Chase sacó su móvil del bolsillo y se lo


entregó—. Asegúrate de que estamos hablando del mismo Taylor Martin.

Rachael agarró el teléfono y marcó. La conversación fue breve y Chase


pudo ver en la cara de Rachael que no se había equivocado. Rachael pulsó el
botón de finalización y le devolvió el teléfono, con una emoción demasiado aguda
para llamarla decepción recorriendo su expresión.

—Tienes razón. —Su respuesta fue hueca y distante—. Estamos


hablando de la misma persona. Taylor Martin es un hombre. Y salió con Kevin
Connelly. —Se acercó al sofá de Chase y se sentó pesadamente—. Kevin
Connelly es gay. No me lo puedo creer. Jesús, no sólo hemos estado en el
camino equivocado, hemos estado en el maldito tren equivocado.

La noticia dio un giro diferente a las cosas, pero Chase se encontró


concentrándose en el dolor en los ojos de Rachael en lugar de en lo que
acababan de saber. Nada era más importante para ella que borrar el dolor de
Rachael y, de repente, supo que pasara lo que pasara, cuando este caso
terminara, ella también lo haría.
SPLIT SECOND de STONE

»¿Qué vamos a hacer? He trabajado en esto desde todas las direcciones


posibles, pero cada vez que creo que estoy llegando a alguna parte, me topo con
otro muro. No sé qué más hacer, Chase.

—No tienes que hacer nada. —Pasó una mano por detrás del pelo de
Rachael—. Eso es lo que he estado tratando de decirte todo el tiempo, Rachael.
Deja que lo haga yo. Es mi trabajo.

—Pero...

Chase acalló su protesta con la boca, sus labios cubrieron suavemente


los de la mujer más pequeña. Rachael respondió de inmediato, casi hambrienta,
y al sentir su necesidad, el deseo de Chase creció. Chase se dijo que debía
apartarse y dar media vuelta. Si tenía alguna posibilidad de ayudarla, debía
concentrarse en la investigación y no en Rachael. Pero incluso cuando discutía
consigo misma, sabía que ya había superado ese punto. Rachael se había vuelto
más importante para ella que la investigación. Y ahora necesitaba consuelo.

Profundizando el beso, Chase bajó las manos hasta la espalda de


Rachael. Deslizó las manos por debajo de la blusa y encontró piel desnuda. Todo
lo que tocaba era suave y cálido. 186
Rachael sacó la camisa de Chase de sus pantalones, empezó a
desabrocharla y un momento después Chase gimió cuando los labios de Rachael
se apretaron contra su cuello. Chase buscó su blusa para quitársela, pero
Rachael negó con la cabeza. Con los ojos clavados en los de Chase, se levantó
y se desnudó lentamente. Luego, muy despacio, desnudó a Chase. Guio
lentamente a Chase hasta el dormitorio.

La casa estaba en silencio mientras Rachael cogía a Chase de la mano y


caminaba delante de ella. Dentro de su pecho, su corazón latía tan rápido que
se sentía mareada. Sin embargo, nada podría haberla detenido. El abrazo de
Chase era la única esperanza que tenía de mantener la cordura, el único refugio
que le quedaba. Necesitaba estar en los brazos de Chase y quería estar en su
cama. Podía hacerla olvidar.

Un momento después, ahí estaban exactamente. Hizo que Chase se


estirara, se sentó a horcajadas sobre ella y, empezando por la parte superior de
la cabeza, empezó a besarla, lenta y pausadamente. Sus labios la tocaron
suavemente en algunos lugares, con rudeza en otros. Cuando llegó a su cintura,
Chase intentaba recuperar el aliento.

—Rachael... tienes que... parar.


SPLIT SECOND de STONE

—Chase, ¿parar qué? —susurraba entre pellizcos y besos con tono


inocente—. Acabamos de empezar. —Rachael sabía que Chase estaba
luchando contra su necesidad debido a la investigación, pero no tenía intención
de dejar que Chase se saliera con la suya esta vez. Lentamente besó y acarició
su camino de regreso a los labios de Chase.

Chase intentaba mantener los ojos abiertos, pero Rachael se lo estaba


poniendo difícil.

—Rachael, no quiero que nos arrepintamos de esto. —Las yemas de los


dedos de Rachael rozaron ligeramente sus pezones tensos—. Jesús, Rachael...
no puedo... pensar. No puedo convencerte de... esto, si sigues haciendo eso.

Rachael le sonrió.

—Esa es la cuestión, Chase. No vas a disuadirme. —Dejó que sus dedos


rozaran los pezones de Chase una vez más y sonrió cuando Chase dejó escapar
un largo gemido—. Voy a convencerte.

Chase abrió los ojos y sonrió.

—Sigue hablando.
187
Se apartó el pelo hacia un lado y se inclinó hacia los labios de Chase,
provocándola con un rápido y tierno beso.

—Pienso hacerlo. —Sonrió contra el cuello de Chase al oír la aguda


respiración provocada por su descenso de nuevo por el cuerpo de Chase. Se
colocó entre las piernas de Chase y primero le besó el bajo vientre, luego el
interior de las piernas y poco a poco fue subiendo hasta su objetivo. No permitió
que su boca tocara a Chase allí todavía, respiró su aroma. Chase levantó las
caderas hacia ella, pero sólo apartó la boca, haciéndola esperar de nuevo.
Haciéndose esperar. Finalmente, su lengua se extendió y apenas la tocó. Una y
otra vez, su lengua se extendió, cada vez, tocándola un poco más firme. Por fin,
enterró la cara en el calor y la humedad de Chase. Las manos de Chase
empujaron la cabeza de Rachael hacia sí, instándola a satisfacerla. La lengua
de Rachael parecía encontrar cada nervio y hacerlo gritar pidiendo más atención.
Sus dientes sujetaban suavemente el clítoris de Chase y su lengua bailaba sobre
él. Los gemidos de Chase se habían convertido en gritos ahogados de éxtasis,
y sus caderas subían y bajaban de placer. La mano de Rachael se deslizó por el
interior de su muslo y le metió un dedo. Sacó el dedo, lo sustituyó por dos y
añadió un tercero. Chase movía las caderas pidiendo más. Llevó la mano libre
al pezón de Chase, lo enrolló entre el pulgar y el dedo y lo pellizcó suavemente.
Rachael estaba llevando a Chase por esa delgada línea que separa el placer del
SPLIT SECOND de STONE

dolor, y sabía exactamente qué pasos dar. La espalda de Chase se arqueó hasta
quedar casi sentada, y entonces sucedió. El fuego que había estado tratando de
mantener bajo control durante semanas, explotó.

Rachael volvió a besar el cuerpo de Chase, se detuvo en sus pechos y


llegó de nuevo a su boca. El beso era menos urgente ahora, más apasionado.

»Chase, eres absolutamente perfecta.

Chase luchaba con lo agridulce del momento. No recordaba ningún


momento de su vida en el que hubiera dado tanto. Permitiendo a Rachael tomar
lo que quería. Se sentía maravillosamente agotada, pero también sabía sin lugar
a dudas que estaba enamorada de la misma persona a la que estaba
investigando.

—Ah, estoy en tantos problemas.

Rachael dio otro tierno beso a los labios de Chase.

—Cariño, ¿por qué?

Chase esperó a que Rachael la mirara antes de contestar. 188


—Porque estoy enamorada de ti.

Rachael se quedó mirándola un momento, totalmente sorprendida. No


esperaba oír esas palabras de Chase. Cerró los ojos lentamente y dejó que la
invadiera. Era maravilloso y aterrador al mismo tiempo, pero no podía permitirse
devolverlo.

—Yo... no sé qué decir. Yo...

Chase puso el dedo sobre los labios de Rachael para interrumpirla.

—No tienes que decir nada. Sólo tienes que saber que te quiero. Ahora,
ven aquí. —Rachael fue felizmente a los brazos de Chase y pagó cada pellizco
y suave beso que había dado al cuerpo de Chase con una agonía creciente. La
boca y los dedos de Chase se burlaban de ella sin fin. Cuando ella pensó que el
final estaba cerca, Chase comenzaba de nuevo.


SPLIT SECOND de STONE

Rachael se despertó en mitad de la noche. Chase yacía a su lado, con la


mano enredada en el pelo de Rachael. Desenredó suavemente sus dedos y se
deslizó fuera de la cama, pero no se alejó. Se quedó de pie junto al borde y miró
a la mujer que se había vuelto tan importante para ella. No estaba segura de
cómo había sucedido, pero Chase se había convertido en alguien a quien
necesitaba. La idea la asustaba. Nunca antes había necesitado a nadie más que
a sí misma.

Entrando desnuda en el salón, Rachael cogió la primera prenda que


encontró, la camisa de Chase. Metiendo los brazos por las mangas, se la
arremangó y se dirigió a la cocina, con pasos tan aleatorios como sus
pensamientos. Llenó un vaso de agua, se lo bebió y volvió al salón. Si Christena
y Kevin Connelly no tenían una aventura, ¿qué pasaba entre ellos? Rachael
pensó en la posibilidad de que Connelly fuera bisexual, pero descartó la idea de
inmediato. Al recordar el abrazo que había presenciado entre Christena y
Connelly, Rachael se dio cuenta de que algo le había molestado en aquel
momento, pero había dejado de lado la idea y se había olvidado de ella. Ahora
lo recordaba y lo comprendía. Sus acciones no habían sido apasionadas.
Connelly era gay. Y utilizaba la vulnerabilidad de Christena en su beneficio. La
conexión entre Christena y Connelly seguía ahí, pero no estaba configurada
como Rachael había pensado. Se encontró frente al mueble de la televisión de 189
Chase. Estiró los dedos y abrió las puertas dobles. La cinta estaba justo donde
la había visto la primera vez. Recuperó el aliento. ¿Realmente quería someterse
a la tortura de volver a verla? Tenía que hacerlo, decidió al cabo de un momento.
Si existía la más mínima posibilidad de aprender algo al ver la cinta una vez más,
se lo debía a sí misma y a Chase. La introdujo en la ranura y encendió el aparato.
La grabación se reanudó unos minutos después del momento en que Chase la
había apagado. La ya familiar escena del aparcamiento de la Happy Hour
apareció en la pantalla, con el asfalto lleno de gente y coches. Rachael se llevó
la mano al pecho mientras se reproducía la cinta y se vio a sí misma sentada en
el bordillo. Un médico estaba arrodillado a su lado mientras otro rebuscaba en
un botiquín cercano. Al recordar el momento como si aún estuviera allí, su pulso
se aceleró dolorosamente.

Recordaba exactamente lo que había estado pensando mientras el


hombre le limpiaba la herida. Estaba mirando un casquillo de bala que había
caído junto al bordillo. Incluso en estado de shock, se había fijado en su
ubicación, pensando que tenía que acordarse de contárselo a los técnicos más
tarde. El revestimiento metálico apenas se veía en el encuadre. No apareció en
la siguiente toma. Después de eso, observó a varios agentes y asistentes de la
escena del crimen que revisaban la zona. Bobby Palmer, el teniente al mando,
dominó las siguientes imágenes. Echó un vistazo a la grabación y vio que Chase
aparecía poco más de una hora después del tiroteo. Habló un rato con el
SPLIT SECOND de STONE

investigador de homicidios y luego el encuadre volvió a cambiar. Las


instantáneas aleatorias que siguieron no sirvieron de mucho. Nada más que
policías y técnicos entraban y salían de la imagen. Rachael pulsó el botón de
rebobinado y se quedó paralizada mientras las horribles secuencias se
reproducían a la inversa: las imágenes surrealistas volando, los policías, los
técnicos, su figura junto al bordillo, los paramédicos llegando. Cuando se dio
cuenta de que la cinta había llegado al punto en el que volvería a ver el cuerpo
de David, pareció despertarse. Su mano se dirigió hacia la grabadora, pero en el
último momento, se detuvo, un agente vestido de negro le llamó de repente la
atención. Llevaba la indumentaria de un miembro del equipo SWAT y, al mirar
más de cerca, reconoció el pelo rubio y los rasgos llamativos de Kevin Connelly.
Despertó su curiosidad, pulsó el botón de reproducción y retrocedió un poco más
en la cinta, comprobando el temporizador mientras lo hacía. Pasó un técnico y,
diez minutos después, Connelly se acercó al bordillo. En varios fotogramas
posteriores, Connelly aparecía en algunos, pero no en otros. Rachael dejó que
el vídeo continuara hasta que por fin volvió a ver su imagen sentada en la acera.
Su rostro mostraba una expresión tan atónita que no estaba segura de haberse
reconocido si no hubiera recordado el momento con tanta claridad. El recuerdo
puso algo en movimiento dentro de su cerebro. Intentó captar el destello fortuito,
pero la tarea le resultó más difícil de lo que hubiera imaginado. Se dijo a sí misma
que debía concentrarse y, al hacerlo, su abstracción se convirtió en confusión. 190
Rebobinó la cinta hasta que el técnico y Connelly volvieron a estar en primer
plano. Volvió a reproducir las imágenes, esta vez a cámara lenta, con los ojos
fijos en el suelo en lugar de en los hombres. Le tembló el pulso y se le heló el
cuerpo. Tenía que estar equivocada. Una vez más, avanzó hasta el fotograma
que la mostraba sentada en el bordillo. Congeló el segmento, con la nariz
prácticamente pegada al televisor. Apoyó los dedos en la pantalla, contuvo la
respiración y se quedó con la boca abierta.

De repente Chase habló desde detrás de ella.

—Nos equivocamos con Christena. —Rachael se giró lentamente


mientras Chase continuaba—. Pero teníamos razón sobre Connelly.

Cruzó la habitación y cogió las manos de Rachael. Llevaba unos


pantalones anchos con cordón y un sujetador deportivo, y cuando apretó sus
dedos, Rachael apenas sintió su tacto.

»He empezado a pensar en algo cuando me he despertado. Así que he


ido a comprobar mis archivos. Gay o hetero, creo que Connelly mató a David
Snell y te tendió una trampa. Y acabo de descubrir por qué.

Rachael volvió a mirar la pantalla antes de hablar.


SPLIT SECOND de STONE

—Qué bien, porque creo que acabo de descubrir cómo.

Los ojos de Chase se abrieron de par en par y luego se oscurecieron.

—Tú primero.

Rachael señaló el televisor.

—Ven a ver. —Puso el segmento de la cinta en el que aparecía el técnico


y luego Connelly. Luego se dirigió a la parte donde se sentó en el bordillo. Chase
se quedó mirando y sacudió la cabeza cuando Rachael paró la grabadora—.
Mira otra vez —le ordenó Rachael—. Busca lo que no está ahí.

Reprodujo la cinta y señaló el bordillo cuando pasó el técnico. Luego


Connelly iba y venía. Finalmente, cuando apareció la imagen de Rachael, volvió
a señalar el bordillo.

»Hay un casquillo junto a mi pie —dijo en voz baja—. No estaba allí


cuando el técnico pasó por allí la primera vez, de lo contrario se habría detenido
y lo habría marcado o incluso embolsado. Nadie vuelve a pasar por ese lugar,
salvo Connelly. —Volvió los ojos hacia Chase—. Pero el casquillo estaba allí
cuando me senté más tarde. Recuerdo haberlo visto.
191
Al oír sus palabras, Chase parpadeó, con cara de asombro. No necesitó
preguntarle si lo había entendido. Por su cara estaba claro que sí.

»Te dije que tenía trece balas en el arma y que disparé siete veces, pero
tú dijiste que se encontraron ocho casquillos. —Dio un golpecito a la pantalla de
cristal y ésta emitió un sonido hueco—. Por eso. Justo ahí es de donde salió el
octavo casquillo. Connelly lo colocó.

—¿Qué hay de la bala que falta en tu pistola?

Apretó la mandíbula.

—Arriesgaría el sueldo del año que viene a que Frank Telson se


deshiciera de ella después de entregar mi pistola al laboratorio para que la
analizaran.

—¿Por qué el supervisor del laboratorio criminal haría algo así?

—No lo sé, pero él y Connelly están conectados —explicó haber visto a


los dos hombres juntos en el campo de tiro.
SPLIT SECOND de STONE

—¿Y la bala que mató a David?

—Tampoco puedo explicarlo —admitió—. Pero sé que yo no le maté. O


balística se equivocó en la coincidencia, lo cual es dudoso, o la bala que recuperó
el forense no era la misma que balística llegó a analizar y comparar.

—¿Crees que podría haber sido cambiada?

—Es una opción. Mi padre y yo hablamos antes de uno de sus antiguos


casos en el que ocurrió algo parecido y me hizo reflexionar. Las cosas no están
tan estrictas en el laboratorio como se dice y Frank Telson tiene que ser parte
del problema. Es una suposición descabellada, pero diría que Connelly le está
pagando o chantajeando.

—Eso encajaría. Especialmente cuando lo combinas con la información


que he ido a comprobar. Tenía los antecedentes de Sánchez, el segundo tirador,
en mis archivos. Quería asegurarme antes de decirte nada, pero tenía razón.

—¿Sobre qué?

—Sánchez y su colega fueron detenidos en una operación del equipo


SWAT hace unos meses, pero fueron puestos en libertad con cargos. Connelly
192
era el oficial a cargo. Los dejó ir.

—¿Por qué?

—Creo que ya estaba planeando algo y los necesitaba. A sus ojos, eran
desechables. Sabía que lo que les pasara después no importaría.

La imagen de los dos hombres saliendo a trompicones del club hizo que
algo le recorriera la espalda. Entonces recordó.

—No estaban realmente borrachos. Me lo pregunté en su momento, luego


lo olvidé. —A Rachael se le revolvió el estómago al pensarlo—. Sabía que les
dispararía.

—Seguro que lo sabía. Diablos, no me sorprendería que les diera las


armas que usaron con balas de fogueo. Los técnicos no encontraron más balas
esa noche que las tuyas.

—¿Por qué? —Su voz se quebró—. ¿Por qué haría esto?

—Todo se reduce a la motivación. Siempre. Me he estado volviendo loca


tratando de averiguar cómo Connelly y Christena se beneficiarían de la muerte
SPLIT SECOND de STONE

de David, luego me he dado cuenta de dónde me había equivocado cuando nos


enteramos de que es gay. He estado mirando las cosas desde el extremo
equivocado de los prismáticos. No debería haberme concentrado en lo que
Connelly podía ganar. Debería haberme concentrado en lo que Connelly tenía
que perder. —Chase hizo una pausa—. El hombre va a recibir una fortuna. ¿Y
si los miembros mayores de su familia tan perfecta no son tan abiertos de mente
como el resto de nosotros? ¿Y si no recibe su herencia si se descubre que es
gay? Quizá Christena sea su tapadera.

—Pero, ¿qué tiene que ver todo eso con David?

—Tal vez Snell lo sabía. ¿Podría haber estado chantajeando a Connelly?

—Eso no suena como el David que yo conocía. —Rachael dudó—. Por


otra parte, David no era él mismo esas últimas semanas. Supongo que todo es
posible.

—Tampoco estoy segura, pero con esa cinta. —Chase asintió hacia la
videograbadora—. Y un buen juez, tenemos suficiente para una orden de
registro.

Rachael se volvió hacia Chase y se acercó un paso más, rodeándole la


193
cintura con los brazos.

—Por fin crees que soy inocente, ¿verdad?

—He pensado que lo eras todo el tiempo. Pero pensar solo no te lleva
muy lejos en este trabajo. Tenía que tener pruebas, Rachael, y tú lo sabes.

Chase le levantó la barbilla con los dedos y se inclinó para besarla. Por
un segundo, los labios de Rachael temblaron bajo los suyos, luego se recompuso
y le devolvió el beso, con los brazos sujetando a Chase con fuerza. Chase quería
llevarla de nuevo al dormitorio y hacer que ambas olvidaran las razones por las
que se habían juntado, pero no podía hacerlo. No ahora. Tal vez, cuando esto
terminara, podrían tener algún tipo de futuro, pero no tenía ni idea de cuál. En
cualquier caso, se permitió unos minutos para fantasear en ese sentido, y luego
desenredó suavemente los brazos de Rachael de su cintura.

—Tenemos que ir a la comisaria. Quiero emitir una orden de búsqueda


contra Connelly y poner en marcha la orden.

Estaban casi en la puerta principal cuando Chase se detuvo bruscamente.


SPLIT SECOND de STONE

»Maldita sea. Tengo que coger mi maletín. Está en el estudio. Dame un


segundo.

—Esperaré en el coche. —Rachael inclinó la cabeza hacia la calle—. No


tardes mucho.

Chase asintió y se dirigió a la parte trasera de la casa mientras Rachael


abría la puerta principal y salía. El aire pegajoso de la noche era cálido y
expectante, con una persistente sensación de pesadez ominosa. Rachael se
burló de la idea en cuanto se le pasó por la cabeza, pero después del día que
había tenido, ¿quién podía culparla? Dio dos pasos y trató de despejar la mente.
Sin previo aviso, una mano le tapó la boca y una pistola se clavó en sus costillas.
La voz en su oído era áspera pero familiar. El miedo la invadió cuando Kevin
Connelly habló.

—Saca tu arma de la funda y dámela, con el cañón por delante.

Hizo exactamente lo que él le ordenó y sintió sus movimientos cuando él


cogió su Glock y se la puso en la cintura.

»Bien. Ahora no haga nada más que retroceder sobre tus pasos. Si
intentas gritar, le dispararé antes de que despeje la puerta.
194
Su corazón latía con fuerza.

»¿Me entiendes? —Su aliento olía a menta.

Ella asintió.

»De acuerdo. Caminamos hacia la puerta como si olvidaras algo, luego


entramos. —La obligó a retroceder, una sombra en el porche que nadie podría
haber visto, aunque miraran—. Abre la puerta, despacio.

Sus dedos nerviosos resbalaron contra el pomo redondo de latón y luego


lo agarró. Lo giró y la puerta cedió. Connelly esperó un segundo más y luego
entraron juntos. Chase no había tenido tiempo de volver y, por una fracción de
segundo, Rachael pensó que podría tener una oportunidad. Sus ojos recorrieron
frenéticamente la entrada en busca de algo que pudiera patear o derribar. Lo
único que vio fue la mirada fija de Connelly cuando se encontró con la suya en
el espejo de la pared.

»Ni se te ocurra —le susurró—. Ya sabes la clase de tirador que soy. No


tendría ninguna oportunidad.
SPLIT SECOND de STONE

Rachael volvió a asentir y él la arrastró hasta el salón. Antes de salir de la


habitación, Chase había apagado las luces y sólo quedaba el resplandor azul de
la pantalla de televisión en blanco. El color pintaba los muebles y las paredes
con un tinte submarino. Connelly dejó la pistola de Rachael sobre una mesa junto
a la pared y, de repente, la atrajo hacia sí. Contra su espalda, se tensó y le rodeó
el cuello con el brazo.

»Ni una palabra —le dijo.

Un segundo después, oyó a Chase caminando hacia la puerta principal.


La abrió y salió. La cerradura giró y sus pasos sonaron mientras se dirigía a la
calle, el sonido se desvaneció después de un momento.

—Va a volver cuando no me encuentre.

—Está bien. Para entonces estarás muerta. —Connelly miró hacia la


puerta—. Y ella será la siguiente.

Buscando cuidadosamente a derecha e izquierda, Chase se detuvo en la


acera y se dirigió a su coche. Desbloqueó el lado del conductor y se metió dentro,
luego se dio la vuelta una vez más y estiró el cuello, mirando la acera y la calle
detrás de ella como si buscara a Rachael. Cuando la luz del mapa se apagó,
195
levantó la mano y apagó la lámpara del todo, con el corazón latiéndole tan fuerte
en el silencio que imaginó que los vecinos podrían oírlo. Chase había instalado
una alarma antirrobo hacía unos años, cuando un policía al que había
investigado se enfadó por un informe desfavorable y la amenazó con ir a su casa
y causarle graves daños físicos. Desde entonces había conseguido cabrear a
muchos policías. Cada vez que se abría una puerta o una ventana, tanto si el
sistema estaba armado como si no, una luz parpadeaba en un panel de su
dormitorio. Después de ir a su estudio, había visto el punto rojo parpadeando.
Empezó a llamar a Rachael, pero decidió no hacerlo. Tenía una cámara de
seguridad oculta en el porche y un monitor en tiempo real. Sus piernas se habían
convertido en agua mientras miraba la pantalla parpadeante. Subió al otro lado
del vehículo, abrió la puerta y salió. Tenía dos, quizá tres minutos, pero no más
de cinco. Usando la cubierta del Toyota de Rachael, se alejó otros dos metros.
Justo detrás del Camry, su vecino había aparcado su caravana y, por una vez,
Chase se sintió agradecida. Esprintó a lo largo de la caravana y luego corrió
entre las casas hasta la calle situada al sur de la suya. Serpenteando por los
callejones oscuros, dio la vuelta hasta llegar a su propio patio trasero. Trepando
por la valla de cedro, se acercó a la parte trasera de la casa en silencio, con la
mano en el arma. Al cabo de un minuto, estaba de pie junto a la ventana del
salón. Respiró hondo, bajó el cuerpo por debajo de la cornisa de ladrillo y levantó
lentamente la cabeza para mirar dentro. Lo que vio le heló la sangre.
SPLIT SECOND de STONE



—No sé qué crees que estás haciendo, Connelly, pero sea lo que sea, no
vas a tener éxito.

Obligándola a sentarse en una silla cercana, Connelly empujó a Rachael


mientras hablaba. Le sujetó las manos por la espalda y le dio un doloroso tirón.

—Cállate. No necesito tus comentarios. Sobre todo, porque son erróneos.


—Oyó el inconfundible chasquido de las esposas. Connelly las apretó más de lo
necesario y los bordes duros le mordieron la piel de las muñecas. Volvió sobre
sus pasos y la miró—. Tú y tu zorra de Asuntos Internos habéis estado tan
equivocados todo el tiempo que casi da risa, no me preocupa.

—Deberías —Habló con una seguridad que no sentía—. Sabemos que


Frank Telson ha estado trabajando contigo y sabemos que mataste al segundo
tirador.

Volvió sus ojos azules hacia ella. 196


»También sabemos que tu aventura con Christena Snell no es real.

Esta vez parpadeó, pero se recuperó rápidamente.

—Eso deja bastante que no sabes, ¿no?

—El resto no importa. Tenemos suficiente para encerrarte. He oído que


les encantan los ex-policías en prisión.

La amenaza de la cárcel no pareció inmutarle.

—Tú y tu nueva amiga no me vais a encerrar en ninguna parte porque


antes os voy a mandar a los dos al infierno. —Sacudió la cabeza en una parodia
de abatimiento—. Un asesinato-suicidio... tan... triste. Suele ocurrir con policías
quemados. Supongo que no pudiste soportar la presión.

La boca seca de Rachael le dificultaba hablar, pero persistió. Una vez que
Chase entrara por esa puerta, y lo haría en cualquier momento, estaba muerta.

—Creo que eres tú el que no ha podido soportar la presión. No entiendo


qué tiene que ver David con todo esto. Era un maldito buen policía y tú lo
mataste. ¿Por qué?
SPLIT SECOND de STONE

La expresión de Connelly pasó lentamente de la perplejidad al asombro y


a la amargura mientras la miraba bajo la luz azul. Maldijo en voz baja y sacudió
la cabeza.

—No lo sabías, ¿verdad? Me dijo que lo sabías, pero también mintió sobre
eso. No me lo puedo creer. Y yo que confiaba en él. —Volvió a maldecir, pero su
expresión no coincidía con sus palabras. Ni ira ni rencor cruzaron su rostro, sólo
algo que sorprendentemente parecía arrepentimiento.

Su reacción no tenía sentido; entonces, algo pareció desenrollarse en el


interior de Rachael. Contuvo el aliento y luego lo expulsó lentamente, por primera
vez desde la muerte de David. Su actitud hacia ella, sus palabras aquella noche,
las acciones de Christena... no era de extrañar que se hubiera vuelto loca con
las preguntas de Chase sobre “una aventura” en la familia. Ella no había sido la
infiel. Christena nunca había sido amante de Kevin Connelly. David sí. Debería
haberse escandalizado más, pero Rachael se había pasado de la raya.

—No tenías que matarlo —dijo con tristeza.

—Sí, lo hice. —El rostro de Connelly se endureció—. No quería dejar a


Christena. No podía dejar que ella lo tuviera. 197
—Eso es una locura.

—Sí. Probablemente lo sea, pero así funciona el amor a veces.



Sujetando el arma contra el pecho, Chase permaneció de pie en la


oscuridad del comedor y escuchó. Cuando había mirado por la ventana y había
visto a Rachael atada, la fría determinación había sustituido a su anterior
preocupación. Ella había pensado que Connelly era más inteligente que esto,
pero obviamente su desesperación era demasiado grande para contenerla.
Manteniéndose lo más cerca posible de la pared, Chase se arrastró hacia el
salón. Esperó sólo una fracción de segundo, luego dobló la esquina y extendió
su arma.

—Suelta el arma y aléjate —dijo en voz alta—. Hazlo ahora mismo,


Connelly, o te juro que te pego un tiro.
SPLIT SECOND de STONE

A Rachael se le subió el corazón a la garganta. Había estado rezando


para que Chase simplemente se marchara al no encontrarla, pero en el fondo,
sabía que volvería. Menos mal que, de alguna manera, se había dado cuenta
de lo que pasaba y Connelly no había podido sorprenderla.

Tras un sobresalto momentáneo, Connelly respondió a la amenaza de


Chase.

—No voy a soltar nada, Davidson. Creo que has estado viendo
demasiadas miniseries policiales en televisión. Voy a matarla y luego voy a
matarte a ti y después de eso, voy a tomarme una copa y celebrarlo.

—He pedido refuerzos —dijo Chase con voz tranquila—. Tus


compañeros del SWAT van a rodear la casa en cualquier momento. No
hagamos esta situación más loca de lo que ya es.

—Tú has sido quien nos ha traído aquí. Si hubieras dejado todo en paz,
la situación no se habría desarrollado.

—No me pagan para dejar las cosas como están, Connelly. Me pagan
para descubrir la verdad. —Los ojos de Chase parpadearon hacia los de
Rachael—. ¿Estás bien?
198
Connelly respondió por Rachael.

—Está bien, pero no lo estará por mucho tiempo y tú tampoco.

Dando un paso a su derecha, Chase ignoró la amenaza.

—No te saldrás con la tuya.

—Sí, lo haré. ¿Has olvidado que mi apellido es Connelly? Es un apellido


que va muy lejos aquí en Atlanta, Davidson. Puede que haya un poco de
malestar al principio, pero la prensa lo olvidará rápidamente. El dinero hace que
las cosas malas desaparezcan.

Chase dio otro pequeño paso.

—¿Cuánto de ese dinero va a ser tuyo cuando tu familia se entere de tu


estilo de vida?

—No se van a enterar —dijo con seguridad—. Tengo novia, ¿recuerdas?


Estamos muy unidos.
SPLIT SECOND de STONE

Rachael cerró los ojos y contuvo un gemido. Pobre Christena. Primero


David, ahora esto. Creyendo que había sido ella quien había alejado a David
de él, Connelly se había propuesto destruirla.

Chase se movió otro paso a su derecha.

—Dudo que esa relación dure. Cuando se entere de que maquinaste la


muerte de su marido, Christena Snell no estará muy contenta.

—No diseñé una mierda. Maté a David de un solo disparo a cincuenta


metros de distancia. —Miró a Rachael. —Olvidé advertir a Sánchez y a su
colega de lo buena tiradora que eres, aunque no importaba, ya que yo les
proporcioné las armas... y las balas de fogueo. Me disculpé cuando lo visité la
otra noche en el hospital. Le hice saber que también lamentaba que se perdiera
su expediente.

—¿Y balística? —preguntó Chase.

—Frank no ha sido muy discreto con un pequeño problema que tiene. Le


gustan los niños pequeños. Me ofrecí para que recibiera ayuda con su
situación, pero se negó y, a cambio de mi silencio, sustituyó la bala del cuerpo
de David por una que yo le proporcioné. Balística analizó la que les dieron. Por
199
desgracia para Rachael, la que analizaron procedía de su pistola.

Estaba orgulloso de lo que había conseguido hacer y ansioso por


presumir. Tan ansioso, Rachael finalmente se dio cuenta, que no se había
dado cuenta de lo cerca que Chase se había acercado a los dos.

Chase se puso tensa. Estaba a tres metros, quizá menos, de la silla


donde estaba atada Rachael. Podía saltar tan lejos y caer encima de ella, pero
tendría que disparar a Connelly en el aire. Rachael podría hacer ese tiro, pero
Chase no estaba segura de poder hacerlo. Era un riesgo que no quería correr
con la vida de Rachael en juego. Chase sopesó sus opciones mientras
Connelly seguía hablando, y entonces cayó en la cuenta. El policía del SWAT
no tenía todas las de ganar. Ellas también tenían con qué negociar.

—Lo has planeado todo bastante bien, Connelly. Lo reconozco. —Chase


dirigió una mirada firme a Rachael y luego volvió los ojos a Connelly—. Sin
embargo, te has saltado un detalle. Por desgracia para ti —dijo burlonamente—
, tenemos pruebas de lo que hiciste. Había una cámara de seguridad en el
aparcamiento. Lo grabó todo.

Una expresión de alarma cruzó el rostro de Connelly y se disipó de


inmediato.
SPLIT SECOND de STONE

—Estaba demasiado lejos cuando disparé. Ni siquiera lo intentes...

—No estoy hablando del tiroteo. Hablo de la prueba falsa que plantaste.

—Me estás tomando el pelo.

—Hay una copia en el VCR justo detrás de ti. Adelante, mírala.

La mirada de Connelly se desvió hacia el televisor. La luz azul era fija y


el color hacía juego con sus ojos.

»Lo estábamos viendo justo antes de que llegaras. Por eso está
encendida la televisión. —Chase hizo un gesto con su pistola—. Adelante.
Hazlo.

—Enciéndelo —ordenó Connelly.

—Me encantaría, pero primero vas a desatar a Rachael y dejarla ir. Si no


lo haces, nunca descubrirás dónde está la cinta original.

Por primera vez, pareció dudar. Chase insistió en su caso.


200
»Créeme, Connelly, la encontrarán. Y serás detenido. A menos que la
sueltes.

—¿Y después qué?

—Lo decidiremos juntos. Dependerá de ti —prometió Chase.

—¿Cómo sé que no me vas a joder?

Chase sonrió desagradablemente.

—Connelly, ¿cómo crees que he conseguido sobrevivir tanto tiempo en


Asuntos Internos? ¿De dónde crees que salió el Porsche? ¿La ropa? La casa...
—Chase sacudió la cabeza—. Míralo así, tú tienes ingresos extra de tu familia
y yo también. El Departamento de Policía de Atlanta es una gran familia feliz,
¿verdad? La mayoría de los policías a los que he investigado han estado más
que encantados de ayudarme... cuando yo les he ayudado a ellos.

Creer que Chase era corrupta era fácil para Connelly, ya que ése era el
lado por el que caminaba. Se lo pensó un momento más, luego se metió la
mano en el bolsillo, sacó la llave de las esposas y la tiró al suelo a los pies de
Rachael.
SPLIT SECOND de STONE

—Cógelas y suéltale las esposas. —Apuntó la pistola a la cabeza de


Rachael—. Si haces cualquier cosa que no sea mover el culo hacia el sofá,
Davidson está muerta. ¿Entiendes?

Rachael asintió con los ojos oscuros y se volvió hacia Chase.


Arrodillándose a sus pies, Chase cogió la llave y se colocó detrás de su silla,
con el arma apuntando a Connelly todo el tiempo. Cuando Chase miró hacia
abajo para buscar el agujero de la llave, Rachael susurró con urgencia.

—Suelta el arma y lánzate a la derecha. Yo la cogeré y me iré a la


izquierda.

Rachael fue hacia un lado y Chase hacia el otro. Connelly gritó una
maldición y disparó una fracción de segundo después, pero Rachael le devolvió
el disparo. Se agarró el hombro y gritó, cayendo a la alfombra, su pistola
golpeando primero el suelo y rebotando hacia un lado. Rachael se lanzó hacia
donde había caído el arma y la cubrió con su cuerpo. Enrollando el dedo
alrededor de la empuñadura, retrocedió y apuntó al mismo tiempo, un arma en
cada mano.

Connelly yacía inmóvil, Rachael se puso en pie de un salto y llamó a


Chase sin mirarla.
201
—¿Estás bien?

Chase no contestó.

Echó un vistazo y deseó no haberlo hecho. Chase estaba desplomada


contra una silla, con un lado de la cara cubierto de sangre, las manos a los
lados y las piernas abiertas. A Rachael le temblaron las rodillas, pero luego se
recompuso. Volvió a apuntar a Connelly con la pistola y caminó a trompicones
hacia donde descansaba Chase. Su corazón debería haber estado latiendo con
fuerza, pero no hacía nada. En su lugar, la adrenalina y el miedo puro la
mantenían en marcha. Al igual que había hecho con su compañero moribundo,
Rachael se agachó y clavó los dedos en el cuello de Chase.

Chase abrió los ojos.

Pero cuando el alivio se apoderó de Rachael, Chase gritó y le arrancó el


arma, empujándola al mismo tiempo contra la alfombra. Rachael se plantó boca
abajo y la alfombra le quemó la mandíbula inferior cuando algo pasó zumbando
a escasos centímetros de su cabeza. Levantó la vista y vio a Connelly
agarrando su pistola, que había dejado sobre la mesa al entrar. Sólo consiguió
disparar una vez.
SPLIT SECOND de STONE

Chase siguió disparando hasta vaciar el cargador.



Rachael y Chase seguían en el suelo cuando la puerta principal se abrió


de golpe. Cuatro hombres de negro con un ariete irrumpieron en el interior,
seguidos de tres hombres con armas automáticas; siguiendo las instrucciones,
Chase y Rachael levantaron las manos y se quedaron dónde estaban.

Cuatro de los policías del SWAT se dispersaron por el interior de la casa


y la revisaron habitación por habitación mientras uno corría hacia Connelly y un
segundo hacia Rachael y Chase. El último hombre, claramente el jefe del
equipo, se quedó junto a la puerta principal. El agente que revisaba a Connelly
levantó la vista y sacudió la cabeza una vez, y los otros cuatro volvieron con un
“todo despejado”. El jefe se dirigió hacia donde estaban sentados Chase y
Rachael.

—Comprobamos a través de las ventanas con una cámara —dijo casi


202
disculpándose—, pero teníamos que asegurarnos de que era seguro. —Lanzó
una mirada por encima del hombro—. Coge tu equipo, Rogers, y comprueba si
estas oficiales están heridas. Ryans, pide un furgón. Peterson, avisa a
Comunicaciones.

Chase observó cómo el equipo seguía las órdenes con la misma rapidez
y eficacia que ella y Rachael cuando habían oído “Manos arriba”. Sin embargo,
mientras el oficial seguía organizando las cosas, Chase dejó caer la cabeza en
la silla que tenía a su espalda y perdió la última gota de adrenalina, que fue
sustituida por una cansada incredulidad. Sus ojos se encontraron con los de
Rachael.

—¿De verdad estás bien?

—Estoy bien. ¿Pero cómo sabías que tenías que volver dentro? Tenía
tanto miedo de que fueras a entrar por la puerta principal. Ese era su plan. Iba
a dispararte entonces.

Chase explicó lo de la alarma antirrobo y la cámara y luego hizo un


gesto de dolor cuando el médico empezó a limpiarle la herida.
SPLIT SECOND de STONE

—Sé que duele. —El policía del SWAT miró a Chase con simpatía en los
ojos—. Pero es una herida superficial. No creo que necesites puntos. Aunque
mañana te dolerá mucho la cabeza. —Le puso una venda en la sien, se levantó
e hizo un gesto a Rachael—. Ahora déjame echarte un vistazo.

Cuando el hombre terminó y declaró que estaba bien, Rachael le dio las
gracias y volvió con Chase. Parpadeó varias veces antes de poder hablar.

—Has arriesgado tu vida volviendo aquí así. Yo...

Chase levantó la mano y, aunque estaba manchada de sangre, se pasó


un dedo por los labios.

—He hecho lo mismo que tú habrías hecho en mi lugar.

La voz de Rachael era seria, pero en sus ojos brillaba una luz que Chase
no había visto nunca.

—Serías una compañera condenadamente buena. ¿Cómo es que nunca


he sabido lo buena tiradora que eres?

Chase sacudió la cabeza y luego gimió por el movimiento. 203


—No era importante hasta ahora.

—¿Qué otras habilidades escondes?

—Demasiadas para nombrarlas y unas cuantas de las que ni siquiera


quieres saber.

Rachael acunó su mandíbula con la mano, luego se inclinó y la besó


suavemente.

—Quiero saber de todas ellas. No va a haber más secretos entre


nosotras dos. Es mi turno de investigarte y voy a dedicar el resto de mi vida a
hacerlo. Te amo, Chase.

Seis meses después


SPLIT SECOND de STONE

El sol entraba por la ventana y cubría de luz la mesa del desayuno. En el


lado de Chase, los manteles individuales estaban cubiertos por una pila de
libros y blocs de notas. Concentrada, excluyendo todo lo demás, estaba
inclinada sobre un diario con un rotulador amarillo en la mano.

En el lado de Rachael, una taza de café se enfriaba, un garabato de


vapor se elevaba sobre ella. Agitó el boletín, lo dobló y lo dejó en el suelo con
un suspiro.

Chase levantó la vista. No más capaz de resistirse a ella, seis meses


después, de lo que había sido capaz el día que se conocieron, se levantó y se
acercó a su lado. Agachándose para poder mirarla a los ojos, la rodeó con los
brazos y luego se inclinó y la besó.

—¿Qué te pasa?

—Odio que siempre tengas razón.

Chase se encogió de hombros y frunció los labios.

—Lo siento, cariño. Sé que es una falta terrible, pero no puedo evitarlo.
—Acariciándole el cuello, volvió a besarla y luego se inclinó hacia atrás—.
204
¿Qué he hecho esta vez?

Rachael golpeó el papel.

—Página cuatro. News del Departamento de Policía de Atlanta. ¿Lo has


leído?

Abrió los ojos con fingida sorpresa.

—¿Lo he leído? ¿Por qué iba a querer leer ese periodicucho? Ahora
pertenezco a la élite de los profesores —alzó la voz y se puso a cantar—. Soy
profesora universitaria. No tengo por qué estar al día de los tejemanejes del
Departamento de Policía.

—Aun así, puede que quieras echarle un vistazo al artículo. —Rachael


miró por la ventana y luego de nuevo a Chase—. Predijiste que estaría ahí.

Desconcertada, Chase hojeó la página que ella le había indicado.

—¿Qué pasa si digo que te lo dije?


SPLIT SECOND de STONE

Rachael cogió la cara de Chase con las dos manos y la besó


apasionadamente. Cuando Chase abrió los ojos los tenía entrecerrados y
Rachael supo que había conseguido el efecto deseado que buscaba.

—¿Quieres seguir disfrutando así de mí?

Chase se agachó hasta el suelo.

—Sabes que sí.

Rachael utilizó el índice para hacerle a Chase el gesto de ven aquí.


Cuando los labios de Chase estaban a punto de besarla, Rachael susurró:

—Entonces nunca dirás “te lo dije”.

FIN
205

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